Haciendo Justicia - Acceso al sistema

468 • REBECCA IGREJA LEMOS
Por lo anterior, se concluye que los grupos indígenas han reivindicado
derechos específicos por la calidad étnica que se atribuyen. Estos
derechos no vienen a contraponerse a los derechos comunes a todos los
ciudadanos sino a complementarlos. Constituyen una reivindicación
por una ciudadanía étnica que empieza a surgir en estos contextos.
Todo esto se vincula con una pregunta hecha en la introducción. Los
grupos indígenas migrantes no viven aislados de la discusión indígena
del país, ya sea como los triquis que se vinculan con movimientos indígenas
nacionales; como los otomíes de Guanajuato que dan seguimiento
a estos movimientos y cuyo representante pretende reforzar los
vínculos con la comunidad, el proceso de reivindicación étnica ha llegado
a la ciudad. Esto es evidente en la forma como elaboran sus estrategias
cuando hay conflictos con la justicia.
La formación de las organizaciones como asociaciones civiles, aunque
muy reciente, ya apunta también a transformaciones importantes
en las condiciones de vida de los indígenas de la ciudad de México, principalmente
en su autoestima, permitiéndoles que se relacionen de manera
más positiva con su identidad indígena. Es de suma importancia
que más investigaciones se dediquen a observar la constitución de estas
organizaciones, los rumbos que van tomando y la importancia de
las mismas para posicionar al indígena frente al Estado mexicano. Las
organizaciones claman por sus derechos, su diferencia étnica, una mayor
participación en la sociedad en la que están insertos. Para esto se
apropian de la discusión sobre los derechos indígenas, los cambios
constitucionales y las legislaciones internacionales. Se apropian porque
son organizaciones jóvenes en su mayoría; sin embargo, hay que reconocer
que estos mismos discursos fueron originados de las demandas
de los propios indígenas.
En las organizaciones, principalmente las mazahuas, también se
verifica un fenómeno muy importante que es la participación femenina
como representantes. Estas mujeres todavía cargan el estigma de
ser sumisas, pero han enseñado su fuerza, un papel activo en las organizaciones
de forma sorprendente. No se puede analizar a las organizaciones
sin detectar la importancia del papel de estas mujeres, que
al constituirse como representantes o miembros de mesas directivas
han cambiado poco a poco sus posiciones en el grupo étnico y principalmente
en sus familias. Sería interesante que más estudios con enfoque
de género puedan ser realizados con estas mujeres (Ohemichen,
1997).