Haciendo Justicia - Acceso al sistema

418' REBECCA lGREJA LEMOS
La vida en vecindades, en condiciones tan miserables, permite generar
el apoyo mutuo y la solidaridad entre los miembros del grupo indígena,
sin embargo, también genera conflictos entre ellos, en general,
riñas o maltratos a familiares y a niños cometidos por vecinos. Por
supuesto, no todas las organizaciones han vivido la misma violencia,
sin embargo, los problemas, con mayor o menor intensidad, no se diferencian
mucho. Hay organizaciones que han hecho un gran esfuerzo
por cambiar sus condiciones y hay otras que no han podido avanzar.
Lo que sí se puede destacar son los cambios que han ocurrido en la
cotidianidad de los grupos mazahuas a partir del momento en que se
organizaron y cómo estos cambios han impactado fuertemente la vivencia
de los conflictos con la justicia.
Las organizaciones otomíes
Los grupos otomíes en los cuales basé mi investigación son originarios
de Santiago Mexquititlán. Particularmente fueron cuatro organizaciones:
Otomí Guanajuato, A.c., Otomí Zona Rosa, A.c., Otomí Chapultepec
380, Agrupación de Artesanos Otomíes, A.c.
En general, las organizaciones otomíes son consideradas como
más cerradas, más "tradicionales" que las organizaciones mazahuas,
pues siguen hablando su idioma, muchas mujeres siguen usando sus
trajes tradicionales y mantienen un contacto más intenso con la comunidad
de origen. Sin embargo, principalmente los más jóvenes,
también se han insertado en la vida urbana y se encuentran en la ciudad
en condiciones de extrema pobreza. Por lo general habitan en
grandes terrenos donde construyen casas hechas de lámina sin ninguna
infraestructura. Se concentran en la venta de artesanías y muchas
mujeres con sus hijos, como en los años setenta, siguen dedicándose
a la mendicidad.
La conformación de las organizaciones otomíes no se realizó
siempre de manera tranquila. En algunas produjo conflictos entre
distintos grupos otomíes como ocurrió en la constitución de la organización
Otomí Zona Rosa, A.c. (conocida por Chapultepec 342),
.
9Medir la tradicionalidad de un grupo parece una tarea inadecuada, ya que la tradición no debe ser
vista como un aspecto inerte de una estructura social, una supervivencia del pasado. Algunos autores
han destacado que no hay una oposición entre lo moderno y lo tradicional. Clifford Geertz plantea abiertamente
la posibilidad de reconciliar tradición y modernidad reconociendo la dinámica, la multidireccionalidad
y la incertidumbre de la transformación sociocultural (cfr. Giménez, 1994).