Haciendo Justicia - Acceso al sistema

INTRODUCCIÓN' 41
donde a falta de un estado de derecho, como producto de la pobreza,
marginación y violencia, priva la justicia a mano propia, la venganza,
y la tensión en las instancias comunitarias (Nicasio, 2001). Por
esto mismo experiencias novedosas como la policía comunitaria en
regiones cercanas a la montaña, también en Guerrero, constituyen alternativas
a la fragmentación y debilitamiento de las instituciones comunitarias.
La crítica a las costumbres: las mujeres indígenas y sus derechos. Un
aspecto más recurrente en las diferentes regiones es la emergencia de
organizaciones indígenas feministas que están elaborando una visión
crítica de sus costumbres y tradiciones, jugando un papel central en
la redefinición de las relaciones sociales y jurídicas en las comunidades.
Pudimos observar estos procesos de manera significativa en
Cuetzlan, Puebla, y en menor medida en la zona mixe de Oaxaca, en regiones
aledañas a Zinacantán y, de manera aún incipiente, en la ciudad
de México. Extrañamente estas organizaciones no han proliferado
ni en todas las comunidades de los Altos de Chiapas, donde
destacan pioneros procesos organizativos de mujeres (Hernández,
2001), ni en la región mixteca de la Montaña de Guerrero (estado
donde se encuentra una de las representaciones estatales más importantes
de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas), ni en la
zona totonaca de Coyutla, y menos aún en la región nahua de Huauchinango.
Constatamos asimismo que ahí donde las mujeres se organizan y
consiguen desarrollar un proyecto propio tienen muchas posibilidades
de avanzar en la reflexión sobre sus derechos y en el desarrollo de nuevas
perspectivas que apuntan a redefinir las relaciones de género establecidas,
sin necesariamente cuestionarlas de manera estructural, tal es
por ejemplo lo que muestra la investigación de Mejía (2000), Sierra
(2001), Vallejo (2000), en la región de Cuetzalan, Puebla. Algo similar
puede observarse con la experiencia de las mujeres mazahuas en la ciudad
de México, cuyo papel protagónico en las organizaciones las ha
fortalecido, lo que repercute también en sus grupos domésticos, según
refiere Igreja (2000).
tales contrastes revelan que las organizaciones de derechos humanos
y de mujeres están generando cambios en términos de los discursos
legales, promoviendo nuevas opciones en la confrontación con la
ley del Estado y sus funcionarios. Esto no necesariamente significa
transformaciones importantes en los roles de género establecidos, pero