Haciendo Justicia - Acceso al sistema

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Por otra parte, si bien ha quedado por escrito la posibilidad de expulsión,
las autoridades y líderes de Móctum no la aceptan abiertamente,
diciendo que sólo se da de baja a un comunero por abandono
de la comunidad y de las obligaciones encomendadas. Frente a esto,
podemos decir que si bien no se expulsa a una persona que no quiere
acatar la decisión de las autoridades o de la Asamblea, existen métodos
de presión para obligarla ya sea a que acate o cumpla, o bien
que se vaya (nombrarlo como autoridad o en varios cargos y comisiones,
imponerle mayores multas que las normales, exigirle más
trabajoj.
Importancia de lo escrito
y la actualización de los acuerdos
Por último y regresando a nuestra reflexión sobre el artículo 14 del Estatuto
Comunal, cabe destacar dos aspectos: por un lado, la actitud de
la comunidad o de las autoridades de San Marcos Móctum de aceptar
plasmar sus normas por escrito, y por el otro el que los funcionarios
de la Secretaría de la Reforma Agraria al ratificar el Estatuto de San
Marcos admitan una norma que desde el punto de vista del derecho
mexicano resulta inconstitucional y violatoria de los derechos humanos,
como es el caso de la expulsión.
La particularidad que asumió el estatuto en el caso de San Marcos
sólo puede comprenderse con relación a su historia reciente y las
tensiones que han marcado su relación con la cabecera municipal de
Totontepec, especialmente con los caciques. Así también la aceptación
del estatuto como ley escrita por parte de los sanmarqueños
tiene que ver, como en muchos otros casos, con el peso y legitimidad
que tiene lo escrito para las comunidades, como una garantía de oficialidad
y reconocimiento por parte del Estado. La norma estatal es
escrita, los oficios de los funcionarios del gobierno estatal y federal
dirigidos a las autoridades locales son por escrito, los acuerdos con
los invasores de Totontepec fueron por escrito, todo ello ha tenido
., ~ueda en la mente de algunos por ser adventistas (sobre todo los líderes que habían estado
vinculados con Asam) la expulsión de varias familias de evangélicos de la comunidad de Tlahuitoltepec,
precisamente cuando fue autoridad Floriberto Díaz líder de SER e impulsor de Asam y de la
Academia de Derechos Humanos Indígenas de la Asamblea (ADHIASAM). Benjamín Maldonado y
Margarita Cortés (1999: 127) refieren en nota al pie que (... ) "El caso más sonado fue el de Tlahuitolptepec,
donde en 1994 fueron expulsadas 74 personas, sobre todo pentecosteses, bautistas yalgunos
sabáticos" (J. Parra. s/f.).