Haciendo Justicia - Acceso al sistema

260 • VICTORIA CHENAUT
instancias del derecho estatal tienen lugar especialmente en lo que se
refiere a la disputa sobre los bienes, ya sea casas, parcelas ejidales o
predios rurales, en que se disputan derechos de propiedad o posesión
de un bien.
En los casos que pasan del municipio a la cabecera distrital porque
los actores sociales deciden elevarlos a esta instancia, no necesariamente
implica que se trate de situaciones de mayor importancia y seriedad
que los que se remiten al municipio. A veces se toma en cuenta la consideración
de que se "haga justicia", esto es, que se repare el daño y el
crimen o delito sea castigado, aun cuando el daño sea menor. Pondré
como ejemplo de este tipo de situaciones, el caso de una mujer indígena
que llegó a la AMP de Coyutla, proveniente de una comunidad denominada
la Colonia Guadalupe. La mujer, que estaba acompañada de su
pequeña hija, fue a denunciar que un hombre le había robado de su casa
una televisión y ropa interior de su propiedad. La noche del robo, ella descubrió
al hombre escondido en su casa, lo reconoció, y éste salió corriendo
mientras ella gritaba y llamaba a los vecinos. Este caso concierne a
una mujer indígena analfabeta que se encontraba sola en la casa con
sus cuatro hijos menores de edad, ya que el marido estaba trabajando
en la ciudad de México. En el relato que ella me hizo de los hechos, resalta
que su condición de mujer sola no fue un obstáculo para enfrentar
la agresión masculina, como se constata con el alboroto que hizo
para alertar a sus vecinos. Además, ella le comentó su situación al subagente
municipal de la comunidad, pero estimó que éste no atendía su
reclamo por ser pariente del ladrón, y asumió que no actuaba en su favor
porque había sido comprado con dinero.
De esta manera, la mujer acudió a la cabecera municipal, y apeló
a la legalidad del Estado para continuar en su lucha de conseguir la reparación
del daño. Aun cuando en la AMP de Coyutla se inició averiguación
previa por este asunto, la mujer me manifestó su decisión de
que si no había una resolución a su favor en este nivel, ella estaba dispuesta
a acudir a denunciar el delito en la ciudad de Papantla, donde
conoce a un abogado que la ayudaría. Así, la intención de acudir a este
nivel legal se debió no tanto a la importancia del monto de lo robado
(a su valor material), sino al interés de ella por reafirmar su condición
de mujer, que aun cuando no tenía a su lado un hombre que la protegiera,
era capaz de luchar por sus derechos. Su reclamo de que "yo
soy mujer, y estoy sola, pero no me van a ver la cara de pendeja" resume
su posición, en la cual apelar a la legalidad se convirtió en un