Haciendo Justicia - Acceso al sistema

234 • ¡VETTE ROSSANA VALLEJO REAL
Además del "deber ser" femenino y masculino que se enuncia y se
reproduce en las intervenciones tanto en careos, como en la misma resolución
de conflictos, se observa que se actualizan y reproducenjerarquías
y asimetrías de género. En demandas de maltrato presentadas por
mujeres, por ejemplo, se busca la continuidad y prevalencia de la unión
conyugal más que en sancionar al cónyuge. No se trata la violencia intrafamiliar
contra la mujer como una falta grave, menos como un delito,
sino como una falta menor que según las circunstancias se justifica
o se "naturaliza".
Las mujeres, al demandar, lo hacen desde la enunciación de roles y
obligaciones socialmente cumplidas por ellas como madre-esposas,
acompañando sus demandas con la argumentación del incumplimiento
del rol de proveedor por parte del cónyuge, por lo tanto se puede
concluir que en las argumentaciones no cuestionan abiertamente los
roles de género, ni la misma estructura de los modelos sexogenéricos,
sino que parten de ellos para plantear un reajuste de los mismos.
Las demandas y las argumentaciones vertidas por litigantes y autoridades
hacen concluir que efectivamente se construye el género desde la
etnia; pero también se puede plantear el marco creativo y de producción
cultural que existe en las instancias de procuración de justicia en los ámbitos
comunitarios.
En el contexto de Cuetzalan la procuración de justicia está incluyendo
a la vez nuevos referente, donde la voz de las mujeres indígenas está
generando una revisión sobre los procedimientos y la forma de impartición
de justicia en sus comunidades, lo que es efecto en parte del proceso
organizativo de mujeres y el continuo abordaje sobre derechos que
se observan en la región y que abre nuevas perspectivas a la administración
de justicia. Dicho proceso organizativo no pretende debilitar la
relación de los pueblos indígenas frente al Estado, sino promover una
mayor oportunidad para dar voz a las diferencias internas. A la vez,
tanto desde las organizaciones mixtas, como de las organizaciones de
mujeres se cuestiona la impartición de justicia estatal cuando ésta es
discriminatoria en términos de género y etnicidad.
Haciendo referencia a las discursividades del género se observa un
procesó externo y uno interno que se entremezclan. En el externo se observa
la influencia de organizaciones no gubernamentales y coordinadoras
feministas que trabajan a nivel rural como en el caso del municipio
de Cuetzalan, funcionando a manera de red en el ámbito poblano. Su trabajo
ha impulsado y acompañado a nivel de asesoría procesos organiza-