Haciendo Justicia - Acceso al sistema

216 • !VETTE ROSSANA VALLEJO REAL
Pese a los cambios socioeconómicos que han generado mayor acceso
al manejo y administración de recursos por parte de las mujeres,
subsisten relaciones de poder jerarquizadas que regulan su comportamiento
sexual-reproductivo, que limitan su participación dentro de
ámbitos organizativos a través de calumnias y chismes y limitan roles
de mayor movilidad como el acceso a la participación y toma de decisiones
en espacios públicos, u ocupar cargos, entre otras cosas.
Las normatividades de género según se observa, regulan comportamientos,
destinan espacios de competencia, roles y son reproducidas
tanto en los grupos domésticos, como en el sistema de cargos, en la organización
comunitaria y en la impartición de justicia a nivel local. En
este último aspecto, las demandas revelan conflictos genéricos, los argumentos
vertidos en careos hacen alusión a la estructura de las diferencias
de género y en la intervención de los mediadores se enuncian
preceptos y normas culturales que la reproducen.
REFERENTES RECURRENTES EN TORNO
AL SISTEMA SEXO-GÉNERO EN LA
JURISDICCIÓN INDÍGENA LOCAL
En las demandas planteadas sobre las mujeres, donde ellas no son sujeto
activo sino que intervienen como involucradas o aludidas, se observa
que se ejerce control hacia ellas por parte de sus grupos domésticos
de origen. Así, es en el caso de demandas en torno a alianzas matrimoniales,
como aquellas en las que se denuncia rapto o fuga y aquellas demandas
de ruptura de alianzas matrimoniales donde el intercambio
de la mujer entre dos grupos domésticos se ubica en el centro de litigio.
Los litigantes en estos casos acuden a la instancia local, pero también
hacen uso de la instancia municipal; es decir, que el recurso de la ínterlegalidad
en estos casos es visible.
La fuga de la mujer entre los nahuas, su unión libre sin mediar compromisos
entre los dos grupos familiares significa para ella quedar en mal
crédito social. En estos casos son los padres o familiares de la novia quienes
formulan la demanda, mientras la mujer en cuestión sólo interviene
para responder preguntas.
En demandas de adulterio donde la mujer es demandada, ella es vista
como transgresora. En estos casos los hombres trasladan conflictos
del ámbito privado a espacios públicos como el Juzgado de Paz y la pre-