Haciendo Justicia - Acceso al sistema

INTERLEGALIDAD. JUSTICIA YDERECHOS' 175
en temas de derechos de las mujeres ha sido fundamental para que la
gente de las comunidades se anime a presentar una queja. Hasta el distrito
llegan los defensores y gestores indígenas y mestizos que trabajan
en la región, acompañando a hombres y mujeres nahuas generalmente
cuando los asuntos son de gravedad. No todas ni todos empero tienen
esa suerte y siguen sin acompañamiento legal su camino en la ley,
más allá del que suele significar el apoyo de los defensores de oficio, es
decir casi nada. Los esfuerzos, sin embargo, no siempre son recompensados
y muchas mujeres, la mayoría, suelen abandonar sus trámites a
mitad de camino, ante la imposibilidad de conseguir las pruebas, acompañantes
traductores o simplemente por la imposibilidad de sufragar
los gastos del proceso judicial.
El caso de Antonia, una mujer nahua, revela la carrera de obstáculos
que mujeres como ella, analfabetas, con muy bajo domino del español
y con muy pocos recursos, deben vencer si desean acceder a la ley
y disputar sus derechos. Después de varios años, Antonia consiguió la
escritura que le daba la posesión legal de un terreno que ella adquirió
con su propio esfuerzo ya que no heredó ningún bien, ni siquiera el solar
para su casa; sus padres eran demasiado pobres. Antonia tuvo que
pelear con su ex compañero la posesión de ese terreno y el cuarto construido,
quien quiso quitárselo ante el argumento que él lo había trabajado
y que ella no tenía papeles que acreditaran su posesión. Con el
apoyo de abogados del FRAD, de cuya existencia se enteró por la radio al
escuchar"que hay derechos humanos en Zacapoaxtla", Antonia consiguió
que finalmente el juez acreditara la posesión de su terreno, con lo
que pudo escriturarlo, evitando así dejar el proceso inconcluso, según
había sido la sugerencia que le había hecho el propio juez antes de tener
el apoyo del abogado. La tenacidad y viveza de Antonia, así como
la fuerza que le dio el ganar el proceso, la han animado a seguir luchando
por otros derechos, como es el caso de pelear la pensión alimenticia
para su hijo por parte de su ex amante, quien se niega a otorgarla. La
encontré recientemente en las oficinas del D1F en Zacapoaxtla, acompañada
de uno de los abogados del FRAD, involucrada ahora en un proceso
contra la mujer de su ex amante, representante del comité del D1F en
su comunidad. Esta mujer había borrado su nombre de las beneficiadas
del Progresa afirmando que había muerto. Ante la licenciada del D1F,
Antonia argumentaba con angustia que ella no estaba muerta sino viva
y no quería que le cortaran esa beca para su hijo. El caso de Antonia,
que he podido documentar en otra parte (Sierra, 2000), resulta ilustra-