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2 - Gnostic Liberation Front

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las logias, la nobleza decadente, los altos mandos y sus propios aliados, como Italia y Japón, que contribuyeron<br />

en forma decisiva en la tragedia. Los dos meses que Hitler perdió para rescatar a Italia en los Balcanes fueron<br />

fatales para la campaña en Rusia. La no declaración de guerra de Japón a la URSS, era un duro golpe a esta<br />

misma campaña. La no autorización de Franco para tomar Gibraltar, fue traición jesuítica y "marrana". Además,<br />

Canaris, la masonería, el Vaticano...<br />

Pero Hitler lo sabía. Lo supo siempre, desde los tiempos de "Mi Lucha", y aun antes. Porque Hitler había leído<br />

"Los Protocolos de los Sabios de Sión". Conocía bien quién era su enemigo. El único enemigo. Al fracasar la<br />

misión de Rudolf Hess, su brazo derecho, su camarada-inicia-do, ya todo estaba perdido en el terreno de los<br />

acontecimientos visibles. La guerra exotérica no podría ganarse. Sólo podría ganarse la Guerra Esotérica.<br />

Desde ese mismo momento, el Führer comienza a preparar el triunfo en otra dimensión. Deberá desenmascarar<br />

de una vez y para siempre al Enemigo, al Judío internacional, al servidor del Señor de las Tinieblas, de modo que<br />

ya no existan dudas. Así lo hará, hasta las últimas frases escritas o pronunciadas en la superficie de la tierra.<br />

Hitler sabe que ha elevado las tensiones del conflicto a esferas sobrehumanas; por ley hermética, la derrota<br />

material será momentánea, no pudiendo significar el fin último del conflicto. El judío dominará el mundo<br />

temporalmente. Hitler lo dijo: "Si gano esta guerra, habré dado un golpe mortal al judaismo. Si la pierdo, el dominio<br />

judío será corto".<br />

Por pensar así, por saber esto, Hitler no podía cometer el error iniciático de eliminarse físicamente, como si en<br />

verdad hubiera perdido. No habría estado a la altura de los acontecimientos cósmicos, ni del Enemigo. Además,<br />

un Avatar no se quita la vida. Es el Señor de la Muerte Voluntaria: Matyamjaya. Se desprende, se va, dejando el<br />

cuerpo, o con el cuerpo, en un disco de fuego, de oro, de oricalco. Hitler no era libre para poder decidir sobre esto<br />

como hombre, estaba dentro de un Arquetipo Hiperbóreo, o el Arquetipo estaba dentro de él. El Arquetipo del<br />

Führer. Y un Dios no se suicida. Wotan no se quita la vida. Sólo se esfuma, deja su cuerpo o desaparece con su<br />

cuerpo, como el sol en su crepúsculo. Ert el<br />

Crepúsculo de los Dioses. Con la música de Wagner, como lo dispusiera el Almirante Doenitz, al anunciar su<br />

partida.<br />

Todo esto Hitler lo sabía ya, cuando decidió atacar a Rusia, desoyendo consejos. La prueba se encuentra en el<br />

nombre en clave dado a la campaña hacia el Este: Operación Barbarroja. Federico I de Hohenstaufen, llamado<br />

Barbarroja, nunca muere. Sólo desaparece, en 1190, cien años después de la Primera Cruzada. Duerme en la<br />

Gruta de Kyffháuserberg. Le cuidan los cuervos, Hugin y Munin. Le despertarán para librar la última batalla, de la<br />

que Alemania saldrá vencedora. Son los cuervos de Wotan. Ahora bien, Federico Barbarroja ya había despertado<br />

en el Führer. Tras la campaña de Rusia, otra vez entraría en su gruta de la montaña —cualquier montaña sagrada<br />

de la tierra— para dormir y volver a despertar.<br />

En el Bunker, poco antes de que desapareciera, un oficial SS le pregunta a Hitler: "Mi Führer, ¿por quién<br />

lucharemos ahora?". Hitler le responde: "Por el hombre que vendrá".<br />

Aún antes del fracaso de la misión de Hess, Hitler ha comenzado a preparar la Verdadera Operación<br />

Barbarroja, que no es la de Rusia, sino la de su partida y su futuro regreso. Y la partida deberá ser como siempre<br />

lo fue: en un Disco de Fuego, en un Carro Volante, como Henoch, como Melquisedec, como Rama. El regreso<br />

será como Kalki, en un Caballo Blanco, de nombre Vimana.<br />

Aun cuando el Führer, directamente o a través de sus Doppel Gan-ger, "dobles" que actúan con instrucciones<br />

precisas suyas (al igual que en Rudolf Hess) sigue la campaña de Rusia, concentrando allí su esfuerzo para<br />

ganarla (y casi lo consigue, si no hubiera sido por la traición), está dedicado a la vez a preparar la otra Operación<br />

Barbarroja. Doenitz ha descubierto ya, con sus submarinos, un "lugar inexpugnable, un paraíso terrestre para el<br />

Führer", es decir, para Barbarroja -para que vuelva a dormir y a "resucitar".<br />

Pero la mayor atención de los iniciados de la Ahnenerbe, de los sabios del Hitlerismo Esotérico, ha debido<br />

también concentrarse en descifrar el Tesoro, la Piedra, descubierto en Montsegur, en las cavernas del Sa-barthé,<br />

donde primero fuera a buscarlo Otto Rahn. En el Gralsburg de Berchtesgaden se lo ha descifrado; la ciencia de<br />

Hiperbórea ha sido recuperada. Hará posible nuevamente la construcción de los vimanas. La ciencia<br />

antigravitacional del oricalco, de que nos hablara Platón, ha sido redescubierta. Después de esto, todo lo demás<br />

pierde importancia.<br />

He conversado con algunos ex combatientes SS, que en el frente ruso y en la ofensiva última de las Ardennes<br />

vieron en acción armas misteriosas que desintegraban aviones enemigos en pleno vuelo, rayos que sólo dejaban<br />

un vacío donde antes hubo un tanque, o que paralizaban sin matar al enemigo. Se usaron una sola vez y después<br />

desaparecieron. "¿Por qué?", se preguntaban. "¿Acaso la traición?".'Skorzeny declara que los aliados<br />

recuperaron con creces todos sus gastos de guerra, con los planos alemanes para nuevos inventos. ¿Por qué no<br />

los usaron los nazis? Skorzeny revela que Hitler le declaró que podía construir la bomba atómica, pero que nunca<br />

la usaría. Hasta el último, Goebbels estuvo diciendo que Hitler "cerraría este conflicto con un portazo<br />

estremecedor". Pero el Führer no lo hizo, no quiso hacerlo, no pudo. Porque no era el estilo hiperbóreo de su<br />

Arquetipo, ya lo hemos dicho.<br />

En mi primera entrevista con la aviadora Hanna Reitsch, en Nueva<br />

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