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2 - Gnostic Liberation Front

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Agradecidos al Führer deberán estar los últimos héroes de este tiempo, porque El sostuvo tan gran guerra, tan<br />

enorme combate, tal sacrificio heroico, en el cumplimiento de un Símbolo Eterno, haciendo posible a las nuevas<br />

generaciones entregarse a El y en El encontrar un Destino, una salvación, un Ideal, un Mito redentor. Así, los que<br />

hemos visto y comprendido, sabemos ya que un Dios estuvo de nuevo entre los hombres, junto a los héroes; el<br />

verdadero Dios de los héroes, no el dios de los esclavos; el Dios de los Brahmanes, de las huestes hiperbóreas, el<br />

Dios de los arios, no el dios de los judíos. Y la nueva religión que se irá revelando, el nuevo Mito que se cumple, es<br />

el antiguo Mito Polar, cuando los Dioses habitaron la tierra y convivieron con los héroes.<br />

Los que así lo hemos entendido, los guerreros del Hitlerismo Esotérico, somos hoy las avanzadas, los<br />

sacerdotes-guerreros de una Nueva Revelación: El Hitlerismo Esotérico.<br />

Por tratarse aquí de religiones y para no llamar a confusión, debemos explicar que las citas que a veces hemos<br />

hecho y que todavía podamos hacer del "Kristianismo Esotérico", corresponden al aporte ario a esa religión judía.<br />

En dos mil años, por algún lado asoma, a veces, el perfil nórdico-hiperbóreo, borrado a sangre y- fuego. No<br />

reconocerlo, sería como renegar de la música de Bach, por haberse expresado en el mito kristiano. Esa enorme<br />

belleza germánica, patrimonio del arianismo, lo engrandeció todo con su fuerza, como decía Nietzsche. Y también<br />

Wagner, Meister Eckhart, Dante, el mismo Goethe y tantos otros. En estertores de agonía, el espíritu ario ha<br />

librado una batalla, sin conciencia la mayor parte de las veces, sin clara voluntad, hasta la venida del Führer.<br />

Pero "ya era tarde", como se ha visto, "para poder vencer a esos viejos luchadores, que tienen en sus manos<br />

todos los resortes del poder terreno" (Protocolo IV).<br />

Hitler lo sabía mejor que nadie. Ya en "Mi Lucha" lo había advertido. La Primera Guerra Mundial fue provocada<br />

por los judíos para destruir las últimas monarquías centro-europeas, la alemana, la austríaca y la<br />

zarista-germánica. La revolución bolchevique es totalmente obra de judíos. Los dirigentes y fundadores del<br />

socialismo, del marxismo, del anarquismo, son judíos. En colaboración con el capitalismo de Wall Street y de la<br />

City, con los imperios económicos de Baruch y de los Roths-child, destruyen el zarismo y hacen triunfar la<br />

revolución de los soviets. La Primera, la Segunda, la Tercera Internacionales son las organizaciones visibles del<br />

gobierno judío invisible, como lo fuera la Sociedad de las Naciones y como lo son hoy las Naciones Unidas. El<br />

judío revolucionario, Trotzky (Bronstein) desposa a la hija del banquero judío Givottovsky, socio de los banqueros<br />

Warburg. Todo esto queda muy en claro en el importante libro "La Guerra Oculta", de Malinsky y De Poncins,<br />

publicado en Milán, en 1965. Un escritor francés, Henry Guilbeaux, quien fuera amigo de Lenin, en su obra<br />

titulada "Lenin no era Comunista", dice que la revolución de 1917 fue hecha de un modo diferente a como Lenin la<br />

había pensado. Lenin admitiría haber sido utilizado por el judaismo internacional (era casado con judía), como un<br />

instrumento, contra su voluntad y su verdadero pensamiento. Por haberse dado cuenta de esto y haber querido<br />

reaccionar, se produjo el atentado en su contra de la judía Kaplan. La muerte de Lenin debió haber estado<br />

preparada por el judaismo y por el mismo Trotzky, quien, en su libro sobre Lenin, le hace aparecer como un<br />

cristiano, persignándose en los instantes del estallido de la revolución. En el libro "Stalin, Trotzky y la Alta<br />

Finanza", publicado por "Quaderni del Veltro", de Claudio Mutti, en 1971, queda al descubierto la alianza espuria.<br />

También a Stalin le hace desaparecer esa extraña "conspiración de médicos judíos".<br />

La gran comedia de la persecución de los judíos en Rusia, de significar algo, sería una pelea por el poder entre<br />

judíos. Es un truco para hacer creer en un antisemitismo soviético y en una diferencia entre Rusia y los Estados<br />

Unidos. Que ello es así, aparece al descubierto en los verdaderos nombres de los dirigentes de la Revolución y<br />

del Kremlin. Ya hemos visto que Trotzky es Bronstein. Bujarin era judío, lo eran Sinoviev y Kamanev. Breshnev<br />

era casado con judía: Andrei Andreyevich Gromyko es hijo de Isaac Katz y es Ministro de Relaciones Exteriores<br />

de la Rusia Soviética ad aetemum, porque es el contacto entre el Tribunal Judío americano y el grupo judío<br />

dirigente soviético. El Ministro de Defensa es Dimitri Fedoro-vich Ustinov, nombre real, Ulbricht. Alexander<br />

Nicolaievich Shelepin tiene por nombre judío real Schoen. El custodio de la ortodoxia marxista-leninista, el<br />

ideólogo, condecorado por Breshnev, era Mikhail Andreievich Suslov, verdadero nombre judío, Suess. Recibía<br />

sus órdenes de la más alta jerarquía del comité judío-americano de la "B'nai-B'rith", a través del hombre-contacto,<br />

Gromyko-Katz. Jurich Vladimirovich Andropov, ex jefe de la K.G.B. y quien fuera presidente de los soviets, tuvo<br />

por verdadero nombre judío: Lieberman. Y así podríamos seguir hasta cansarnos.<br />

Goebbels, en su novela de juventud, "Michael", escribe que el destino de Occidente se jugaría en un conflicto<br />

entre Alemania y el bolchevismo. Para Hitler, después de la matanza de la oficialidad polaca en Katyn, realizada<br />

como un sacrificio ritual por los comisarios judíos del Ejército Rojo, ya estaba claro que la guerra con Rusia era<br />

inevitable. En el momento de ordenar el ataque hacia el Este, el Führer declara, en la proclama a sus ejércitos:<br />

"Hoy hemos abierto una puerta, detrás de la cual se oculta un espantable misterio..."<br />

El acuerdo de paz con Inglaterra había fracasado. Ya en 1934 el escritor y biógrafo Emil Ludwig, cuyo verdadero<br />

nombre judío era Abraham Cohn, anunció lo siguiente: "Hitler no desea la guerra; pero será obligado, no este año,<br />

aunque sí muy pronto (sólo cinco años después). La última palabra, como en 1914, la tiene Inglaterra...". Hitler<br />

tendría ahora que decidirse a combatir en dos frentes, casi solo, hasta el final. La cruzada europea de las Waffen<br />

SS. sería ineficaz ante la alianza mundial judía y la labor de zapa de los servicios de inteligencia, mancomunados;<br />

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