2 - Gnostic Liberation Front
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Jung se refiere a la vida sexual de Hitler. Contesta así a la pregunta que le hace su entrevistador. En la "Época del<br />
Folletín", como llamara a nuestro tiempo Hermann Hesse en "El Juego de Abalorios", no cabe posibilidad de<br />
análisis de un hombre si no hay referencias a su vida sexual. Pero la respuesta de Jung es muy importante. Hace<br />
una diferencia definitiva entre Hitler y todo otro jefe de Estado. Para él, Hitler ha renunciado a su vida sexual y<br />
jamás podrá casarse, mucho menos tener hijos, "si ha de seguir siendo el Führer".<br />
También para nosotros, los de su tiempo, fue una sorpresa la noticia de la existencia de Eva Braun. Nunca creí en<br />
toda esa historia del matrimonio en el Bunker y pienso que al profesor Jung le pasaría otro tanto. No he podido<br />
dejar de imaginar que todo aquello fue inventado por Goebbels; el acta de matrimonio, la declaración en el<br />
testamento de Hitler. Absolutamente nada sabemos de cierto sobre esos últimos días del Bunker, durante la<br />
batalla de Berlín. Hace dos años, conversando en Viena con un antiguo SS y con un ingeniero que trabajó en<br />
ciertas armas secretas, me explicaban que los rusos habían encontrado más de diez cadáveres carbonizados de<br />
Hitler. El asunto aparecía fantasmagórico, como una prestidigitación macabra. Según ellos, en ninguna otra parte<br />
del mundo se había llegado a tal virtuosismo en la preparación de un doble, de un "sosia" (Doppelgánger).como<br />
con Hitler. Todas las fotografías de los últimos días de Hitler no eran de él. Porque "ya no estaba allí". Es muy<br />
posible que en el atentado del 20 de junio de 1944, tampoco se hallara presente. El "doble" pudo morir, pero Hitler<br />
no. Se conoce el caso del "sosia" de Churchill, que fuera asesinado, mientras el verdadero Churchill se hallaba en<br />
Turquía. Hace muy poco se ha anunciado la muerte del "sosia" que leyera por radio su discurso "sudor y sangre".<br />
Y mi interlocutor se preguntaba: "¿Quién era el verdadero Hitler? ¿Dónde estaba, dónde está?" De seguro no en<br />
el Bunker, en esos últimos días. Desde luego no era a él a quien le temblaba la mano con la enfermedad de<br />
Parkin-son, como se nos ha querido hacer creer.<br />
Hanna Reitsch, me contó de su gran sorpresa al descubrir a Eva Braun en el Bunker. Nunca antes había oído<br />
hablar de ella. Hanna había volado acompañando al nuevo Comandante en Jefe de la Luftwaffe, Ritter von Greim.<br />
Esta heroica aventura la describe a su manera ese miserable panfletista y falsario, Hugh Trevor-Roper, autor de<br />
"Los Últimos días de Hitler". Hanna Reitsch me explicó cuántos «mbustes había en su relato. Conocí a Hanna en<br />
India, donde era huésped de Nehru, instruyendo a aviadores de ese país en vuelos sin motor. Hanna fue uno de<br />
los más extraordinarios pilotos de prueba en Alemania, llegando a volar la "V-l". Años después la encontré en<br />
Frankfurt, donde comimos los dos solos en su departamento de Zeppelingasse. Esa vez hablamos de los OVNIS<br />
y me contó lo que de ellos pensaba Werner von Braun. Por otra parte, siendo una de las últimas personas que<br />
pudo haber visto a Hitler en el Bunker, nunca me dijo que le temblara la mano.<br />
"Hacía frío en el Bunker, pero todo allí era silencioso, bello, tranquilo, los pasillos estaban cubiertos de alfombras.<br />
Me sorprendió conocer a Eva Braun. Me prestó su chai para protegerme del frío. Nada de extraordinario había en<br />
esa mujer, con la belleza corriente de una alemana como muchas otras", decía Hanna, recordando con los ojos<br />
cerrados.<br />
Creo poder contribuir a la veracidad de las declaraciones de Jung, aún después de todo lo que se ha dicho y<br />
escrito al finalizar la guerra. El genio de Goebbels comprendía que el riesgo que se corría descubriendo la<br />
presencia de Eva Braun y la preparación de un matrimonio in extremis, sería siempre menor al de la insidia judía,<br />
que seguramente iba a fabricar pruebas sobre una presunta homosexualidad de Hitler. El descubrimiento de una<br />
amante y de un matrimonio anulaba esta eventualidad.<br />
Con la experiencia personal de mi iniciación, puedo referirme a este asunto, confirmando al profesor Jung. Un<br />
iniciado, que desea entregar su vida a la aventura que aquí hemos descrito, al Trabajo de la Inmortalidad, deberá<br />
sacrificarlo todo, en especial su vida personal, la de los sentidos y del sexo; siendo el sexo lo más importante. Se<br />
trata de transmutar las fuerzas, las energías. Jung lo ha explicado en sus estudios sobre la Alquimia. De todas las<br />
energías de que el hombre dispone, no hay otra que se compare en poder y misterio a la del sexo. Tan poderosa<br />
es que sólo ella puede crear nueva vida, reproducir nuevos seres en la carne. Y cuando no reproduce la materia<br />
física, también puede dar vida al Hijo de la Muerte, al Hijo del Hombre, al Cuerpo Astral. Transmutando,<br />
sublimando. Porque lo que hoy se llama libido, en el lenguaje legendario es Kundalini, la Serpiente de Fuego,<br />
Quetzalcdatl, la Serpiente Emplumada, que vuela y pueda hacer volar.<br />
La castidad del iniciado nada tiene que ver con el sentido judeo-cristiano del pecado, el odio y el resentimiento de<br />
los esclavos. La tierra actual deberá ser transmutada, la naturaleza transfigurada, el Crepúsculo de los Dioses dar<br />
paso a la Resurrección de los Dioses. Y esto es otra cosa. Es una transmutación alquímica, una sublimación, una<br />
espiritualización de la materia. Mas, no es para todos, únicamente para el iniciado, para el ario, en el centro de<br />
una jerarquía de castas. En la India aria, el iniciado, el yoga tántrico de la "Mano Derecha", debería guardar<br />
castidad. También el trovador platónico en la Iniciación de A-Mor, que explicaremos en la cuarta parte de esta<br />
obra. Para mi Maestro, la castidad adquiría importancia fundamental en el camino de nuestra Iniciación Guerrera.<br />
Sólo una vez le vi enojado. Fue cuando le comuniqué que me casaría. Exclamó: " ¡Se echará cadenas a los<br />
pies..!" Y agregó: "De nada valen los consejos, cada uno deberá aprender por sí mismo".<br />
He dicho que antes de casarme viví rodeado de presencias ("de fantasmas, de fantasmas, para poder pensar",<br />
como diría el poeta chileno Ornar Cáceres), de rumores de otro mundo. Estaba en íntimo trato con el astral. Ese<br />
"cuerpo", o embrión naciente, iba desarrollando sus propios "sentidos". Cuando me casé, debí suprimir<br />
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