2 - Gnostic Liberation Front
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decir, la reproducción en un continente material de aquello que los griegos llamaron Hiperbórea —"más allá del<br />
Dios Bóreas, del frío y la tormenta".<br />
Las leyendas orientales de las ciudades secretas de los Himalaya, Agarthi en el Tibet, Agartha en la India,<br />
también Shampullah, o Shamballah, cuentan que habrían sido construidas en el interior de la Montaña, tras la<br />
gran catástrofe que destruyera la civilización del Gobi después de la desaparición del Continente Polar, de<br />
Paradesha, de Thule. La réplica subpolar de estas ciudades encantadas sé-encontraría en la Ciudad de los<br />
Césares, de los Andes, en Paititi, en Elellin^en Trapalanda. Ya sabemos que la leyenda es un recuerdo<br />
antiquísimo, también arquetípico, que de algún modo encontrará su realización en la tierra exterior, así como en el<br />
alma. La Troya de Homero nos lo está señalando.<br />
Allí dentro, en alguno de esos lugares secretos, se encontrarían nuestros Brahmanes. El Maestro nos aseguraba<br />
que las celdas interiores del Templo y la gran sala de ceremonias se hallaban iluminadas por una luz blanca, que<br />
no era la electricidad.<br />
Hablar de Brahmanes significa raza, en el sentido que le hemos estado dando aquí. No es de extrañar, por esto,<br />
que mi Maestro y todos sus guerreros estuvieran del lado del Hitlerismo Esotérico. Porque esos Brahmanes, que<br />
dirigían la Orden, tendrían que ser arios. Un Brahmán no puede ser otra cosa —un puro Brahmán de los<br />
orígenes—. Ya Saint-Yves d'Alveydre, a comienzos de siglo, en su obra "Mission de l'Inde", se refiere a una<br />
misteriosa Orden Universal dirigida por Brahmanes.<br />
La Orden llegó a Chile traída por un alemán, también a comienzos de siglo. Fue él quien inició al Maestro. Muy<br />
directamente así Alemania estuvo mezclada en esto, desde los comienzos. Otro "azar lleno de sentido".<br />
De todos los centros esotéricos de la época de la Segunda Guerra Mundial y en los de hoy en boga, no sé de otro<br />
que haya sido tan totalmente partidario y que lo siga siendo de la Alemania de Hitler. Todos están manejados por<br />
el judaismo, directa o indirectamente, manteniendo conexiones con la masonería; en Oriente, como en Occidente.<br />
Sólo la Orden de mi Maestro estuvo al lado del Führer ario, y lo seguirá estando. En la Alemania de preguerra,<br />
también la "Orden de Thule" contribuyó a la creación del Nazismo. Y habrá existido un esencial contacto en el<br />
origen de esa Orden alemana con la nuestra.<br />
Las conexiones que sin duda existieron entre el hitlerismo y el Tibet son muy misteriosas y, hasta el presente, no<br />
han podido ser penetradas. Entre Berchtesgaden y Lhasa se estableció un puente espiritual. La prueba de que<br />
esto ha sido así puede entreverse en el trágico destino del Tibet, que cae como nación independiente después de<br />
la derrota física de Alemania. En un mundo controlado por los judíos, la destrucción del Tibet, aceptada<br />
internacionalmente, no puede ser casual.<br />
Debido a ciertos detalles e indicios que pude conocer, he llegado a imaginar que el iniciador alemán que llegara a<br />
Chile y que fue el Maestro de mi Maestro, pudo mantener algún secreto contacto con la "Orden de Thule". El<br />
nombre Thule es el de la ciudad mítica, capital de Hiperbórea. Cuatrocientos años antes de nuestra era partió a<br />
buscarla el geógrafo y navegante griego Piteas de Marsiglia. No alcanzó a llegar allí, porque el Continente y la<br />
Ciudad ya no existían en el mundo visible. Pero Jasón sí llegó y, sobre la rama de una Encina sacra, encontró el<br />
Vellocino de Oro. Se lo entregó la maga hiperbórea Medea. A mí, un día, me lo dará Allouine.<br />
Estuve a punto de seguir el camino de mi amigo y camarada Hugo Gallo. Quise terminar con "La Nueva Edad",<br />
para dedicarme por entero al trabajo en el mundo interior, al combate en otro plano. Pero el Maestro nunca me<br />
pidió que dejara la lucha exterior, porque aseguraba que la guerra se cumplía simultáneamente en dos y más<br />
mundos. "Lo que es adentro es afuera, lo que es arriba es abajo", decía, repitiendo la sentencia hermética.<br />
Dejé de publicar la revista. Esto produjo desconcierto en mis amigos de la Embajada de Alemania. Me invitaron a<br />
una reunión en la que me consultaron por la causa de mi decisión. Me era imposible revelársela. Ellos insistían en<br />
que yo no podía abandonar al Führer a mitad de camino, cosa que nunca pensé hacer. Tampoco podía dejarles a<br />
ellos. Comprendí que así era, porque Meine Ehre heisst Treue. ("Mi honor se llama lealtad"). Y volví a editar "La<br />
Nueva Edad".<br />
La interrupción fue muy breve; sin embargo, del número 19 adelante podría notarse una diferencia de estilo, de<br />
atmósfera, dirigiéndose a una cierta revelación del Hitlerismo Esotérico, cosa que habrá sorprendido a nuestros<br />
enemigos. El Senador socialista Eugenio González nunca fue considerado por mí como enemigo, por su cultura,<br />
por su inquietud y su nivel espiritual. El captó la revelación. He contado cómo más de veinte años después, siendo<br />
Rector de la Universidad de Chile, me consultó por la fuente de mi conocimiento del esoterismo de Hitler, que él<br />
había descubierto por primera vez en "La Nueva Edad". Eugenio González era masón. De seguro, en las logias<br />
también se habrá analizado esto.<br />
El gran descubrimiento en el contacto con el Maestro fue precisamente sobre la personalidad de Hitler y del<br />
esoterismo de su lucha. Hasta entonces, el único indicio que aquí obtuviéramos sobre la extraña personalidad del<br />
Führer fue leyendo el libro de Hermann Rauschning: "Lo que Hitler me dijo". Esta obra, aún hoy misteriosa, sólo<br />
puede haber sido escrita por un masón, por alguien que recibiera instrucciones y que haya sido usado por otras<br />
fuerzas ocultas para escribirla y publicarla. Rauschning pertenecía a la pequeña nobleza campesina prusiana, si<br />
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