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en la vecindad de Ur. (Wirth diría: "En la periferia de la antiquísima y mítica civilización del Gobi". ¿Pretendía, así, que toda la historia que el Génesis relata se refiere a un tiempo muchísimo más antiguo, casi simbólico? Nunca lo sabremos ya). Es de Ur de donde esa tribu primitiva e ignorante adquiere los conocimientos rudimentarios; de las capas inferiores de la población akkádica, únicas con que le era permitido tomar contacto. Y son esos rudimentos de sabiduría los que pasan a constituir su conocimiento fragmentario, expuesto en "su" Génesis. La crónica del Génesis es sumerio-akkádica y se refiere a otras regiones del planeta (quizás al Gobi) a acontecimientos extraterrestres, antediluvianos. Son recuerdos, memorias de otra gente y de otro mundo, que los nómades semitas ignorantes y primitivos han expoliado en su provecho. Y es esto lo que luego ha pasado a constituir el "Libro Sagrado" de la sabiduría religiosa de los arios semitizados: el Génesis, la Biblia. El semita no es creador. Ni siquiera los números llamados árabes son creación de los árabes, sino de los indoarios. El judío, como lo hemos dicho, abstractiza las matemáticas y la Cabala, convirtiéndolas en instrumentos privados de toda corporeidad. Sus mezquitas, sus otros monumentos, son obra de los pueblos arios conquistados. Tampoco la escritura es semita. El otro factor étnico con que se mezcla el Homo-arabicus es el Hi-tita, el Homo-siriacus. Los antiguos sirios no son semitas, como no lo son los armenios. Tampoco son arios. Es difícil hoy poder distinguir entre el sirio, el armenio y el judío. El armenio actual no tiene más de un diez por ciento de sangre aria. Durante mil años el Beni-israelí, el "semita", recibió la influencia del sirio. Los llamados judíos son también bastardos de semitas y sirios. Los sirios adoptan los idiomas semíticos, el hebreo y el arameo. Los semitas engendraron hijos de las esclavas sirias. El Homo-siriacus es braquicéfalo, el Homo-arabicus, dolicocéfalo. La nariz judía es herencia del hitita. (El Homo-arabicus pierde el cráneo alargado dolicocéfalo, cuando el israelita es suplantado por el judío. Los egipcios, que conocen al judío sólo en tiempos de Salomón, han reproducido su tipo en las pinturas de sus templos, junto al de otras "antirrazas" de la época. El antiguo tipo semítico ya se había extinguido. Y es importante saber que el cráneo cambia más lentamente que los otros rasgos físicos, que el color de la piel, por ejemplo, para tener un sentido aproximado del tiempo transcurrido. Y el cerebro cambia aún más lentamente que el cráneo. Otra razón por la cual el Génesis y la Biblia han sido arreglados por los judíos, es que el Dios hitita, Baal, tuvo una enorme influencia en Israel. Se ha tratado de hacer aparecer únicamente la ficción de un origen "abra-hamítico" puro. El hitita u Homo-siriácus, es abierto, generoso, despreocupado. Fue fácil presa del semita, del Homo-arabicus, haragán y astuto. En Canaan también vivían grupos de amontas, en buena vecindad con el amable hitita. Es el Homo-europaeus. Alto, blanco, de ojos azules. Los egipcios le apodaron Tamehu, "hombre del norte". Son los restos de las avanzadas de los hiperbóreos que invadieron hasta Egipto, en tiempos de las últimas catástrofes que hicieron desaparecer el continente polar, según nos lo cuenta Spanuth. Los misteriosos Iksos, los Reyes Pastores, que edificaron, la ciudad de Avris (nombre hiperbóreo, ver mi libro NOS), que adoraban a Seth, Dios de la Guerra y de la Tempestad —otro nombre para Wotan— son también hiperbóreos, arribados en el 1700 a.C. Según Spanuth, lo son igualmente los filisteos, perteneciendo a una tribu nórdico-hiperbórea. Con esto Chamberlain parecía no estar de acuerdo. Pero son los amoritas y no los filisteos los que aterrorizan a los judíos. Les llaman "hijos de Enack". Combaten a los judíos, cuando éstos entran subrepticiamente en Palestina. Goliat es un amonta, asesinado a mansalva, lapidado, cuando les desafiaba a un combate caballeresco. Los amoritas eran valientes y leales. David, que era en tres cuartas partes, o más, de origen amorita, asume el trono con la ayuda de los filisteos y como vasallo de ellos. Favorece la mezcla con los amoritas; sus mujeres eran filisteas y amoritas. Según nos lo describe la Biblia, David era blanco, rubio y de ojos azules. Su madre habrá sido una amorita. Sólo después de ocho años de gobierno pudo tomarse Jerusalén y con la ayuda de fuerzas extrañas. Eligió para su residencia una fortificación amorita. David es diferente a cualquier judío; fue un pastor que sirvió gustoso en los ejércitos filisteos. También la madre de Salomón, Batsebá, no era judía. Ambos reyes no tienen mentalidad judía, sino amorita. El amorita es generoso, aventurero, marcial. Es el constructor de grandes fortificaciones, hoy desaparecidas. También ha desaparecido por completo del escenario histórico y racial. Por esa condición ya descrita de debilidad de lo superior, no prevalecen ni sus rasgos físicos ni de carácter en el judío de hoy. Por otra parte, como ya hemos visto, el israelita de aquellos tiempos no es el judío. Este viene a constituir algo así como un ultraje biológico. Mezcla no es la palabra, pues significa unión de elementos simpáticos, similares. Bastardo es el término. Conjunción, agregación de sangres opuestas, del semita con el hitita y con el amorita. En la India aria todo esto se halla perfectamente codificado en las "Leyes de Manu". Nadie gana con una mezcla de castas (yarna se dice, significando color) inferiores con superiores. Ambos pierden y se perjudica el karma de todos. Así las cosas, el judío actual viene á ser un continuo (einsteniano) dentro de una abismal bastardi-zación. Y es en ese continuo donde se centra el misterio de todo el Problema Judío. Como escribiéramos en "El Cordón Dorado, Hitlerismo Esotérico", el judío no es el israelita, ni es el hebreo. Los ha hecho desaparecer a ambos, apropiándose e inventando una tradición. Cambiando la historia y borrando toda 58
huella peligrosa. La tribu más inteligente israelita era la de los josefitas; tenían sangre egipcia. José se casó con una hija de un sacerdote de Helió-polis. Los josefitas odiaban a la tribu de Judá. En los tiempos de la diásporii alejandrina, se inocula sangre negra en los judíos. Hoy día el judío puede definirse como sigue: un cinco por ciento de su mezcla se compone del Homo-siriacus, de cráneo redondo, braquicé-falo, nariz "judaica", cuerpo corto y rechoncho; otro cinco por ciento, del Homo-arabicus, dolicocéfalo, cráneo alargado, delgado, alto, y un diez por ciento de Homo-európeaus. El ochenta por ciento restante lo compone una mezcolanza indefinida, con rasgos y cualidades contrapuestos. Nuestros contemporáneos, especialmente los chilenos, los sudamericanos, no verán nada de terrible ni de extraño en todo esto, hijos como son de la mezcolanza, del hibridismo, del mestizaje y del bastardismo, con una religión que los defiende, los predica y los exalta. Tras la última guerra, la política judía ha ido dirigida a destruir los restos de la raza aria en el mundo, invadiendo Inglaterra, Francia, Alemania especialmente, con ejércitos negros, con vietnamitas, camboyanos, chinos, turcos, etcétera. Pronto la raza blanca desaparecerá, como el mítico amorita, los nephelin bíblicos, los venidos de más allá de los astros. De ellos toma el judío la idea de "pueblo elegido". Así el bastardo judío, que luego impusiera a su gente la más tremenda ley racial que los tiempos históricos hayan conocido, pretende ser el rey tuerto en el país de los ciegos. Y esto sucedió en el momento de la historia de la tierra cuando el Señor de las Tinieblas decide usar un instrumento apto para cumplir el trabajo de la desintegración, en su guerra eterna contra los divinos Hijos de la Otra Luz. Al extremo opuesto de la sangre pura de los arios, deberá mantenerse Ja constante impura (ese continuo) de la sangre judía. Y es en esta antisangre y por ella que el Señor de las Tinieblas establece el Pacto con su "pueblo elegido", apropiándose el nombre de Jehová, un Dios cananeo. Para que este Pacto no pueda jamás ser traicionado, deberá establecerse sobre el sentimiento horroroso del Pecado Racial. La mezcla con otras sangres humanas indeseables no es suficiente. Deberá completarse en la abismal mezcla con el animal. De ahí los sheidim de la Biblia. De este modo se cumple un Pacto de Magia Negra, posiblemente realizado en una "cohabitación mental". Cohabitación rabínica. Los rasgos animalescos de los judíos nos lo señalan. Cualquier rostro de judío dirigente, especialmente el de los rabinos, muestra rasgos de un animal totémico. El pecado cometido es contra las leyes de las sagradas armonías, es algo que no se puede borrar. Lo dice Jeremías (Jeremías II. 22): "Aunque te laves con lejía, tu pecado está sellado delante de mí, dijo el Señor Jehová" También por esto, el judío odia lo bello en la naturaleza. Porque esta belleza es una nostalgia de Hiperbórea. Para establecer los acuerdos de este pacto entre el Arquetipo y su pueblo, se inventó el "Deuteronomio", atribuyéndoselo a Moisés. Luego el "Talmud". El Pacto Renovado se suscribe con el Arquetipo como un convenio notarial. Siendo los notarios que le dan fe los rabinos. Son Esdras, la Gran Sinagoga y Nehemías, no Moisés, los verdaderos inventores del judaismo, con sus 13.600 leyes, con su nomocracia, su gobierno de la Ley; el Kaal, esa árida comunidad, que Henry Ford compara al Komintern de los soviets. La Época de los Profetas no corresponde a la era judía, es anterior al pacto, que ya venía preparándose. Podríamos decir que, desde antes, desde mucho tiempo, el Arquetipo del Señor de las Tinieblas, desde sus abismos extraterrestres, le venía dedicando toda su atención. No es necesario repetir aquí lo ya escrito en "El Cordón Dorado" sobre este mismo drama, aun cuando la reiteración se hace necesaria a los hombres ciegos de hoy. La política "racial", la religión de la antisangre, por así decir, impuesta por el judío al judío, es una "ciencia" fanática, a la que ya jamás se podrá oponer. Dosificadamente, cuando se hace necesario, absorben genes arios, pero no en demasiada cantidad como para perder sus características y sus rasgos animalescos, que ellos deben conservar como signos de su "elección" (de ese modo y no de otro), preferidos por su Arquetipo, por su Demiurgo infrahumano. Les está prohibido el matrimonio con mujeres no judías (la transgresión confirma la ley). Todos los Rothschild deberán casarse con judías. Y si esto no sucediera, es porque la Sinagoga así lo ha permitido, teniendo en cuenta otros fines. En verdad, como se ha dicho, el "racismo" de esta "antirraza" hace aparecer como un juego infantil lo intentado por Hitler y los SS. La pregunta inquietante, ya hecha, de por qué entre todos los pueblos bastardos de la tierra, que son tantos, sólo el judío ha escapado a la ley fatal de la aniquilación (Goethe predecía esta desaparición; sin embargo, no se ha producido y no se producirá), queda contestada en el misterio de ese pacto con una entidad no humana, que lo necesita, porque únicamente a través de él podrá cumplir sus fines de disolución y caos, empujando hacia la nada y llevando a la consumación su Guerra contra los representantes de la otra luz. El les dará el mundo material, como lo prometiera, siempre que cumplan con sus leyes, en especial con las disposiciones que atañen a la antisangre. Y le rindan culto y sacrificios. Pues aquel Ser Sombrío vive de estos sacrificios y se alimenta con las vidas de los siervos. El pacto deberá incluir la cláusula de no-eternidad, de no-inmortalidad, permitiendo únicamente el triunfo en el reino de la materia más densa, del poder de esa materia. Judío muerto, es judío desaparecido para siempre en el abismo, en el vientre sin fondo del Arquetipo, que así vive y se alimenta. Golem 59
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huella peligrosa. La tribu más inteligente israelita era la de los josefitas; tenían sangre egipcia. José se casó con<br />
una hija de un sacerdote de Helió-polis. Los josefitas odiaban a la tribu de Judá. En los tiempos de la diásporii<br />
alejandrina, se inocula sangre negra en los judíos.<br />
Hoy día el judío puede definirse como sigue: un cinco por ciento de su mezcla se compone del Homo-siriacus, de<br />
cráneo redondo, braquicé-falo, nariz "judaica", cuerpo corto y rechoncho; otro cinco por ciento, del<br />
Homo-arabicus, dolicocéfalo, cráneo alargado, delgado, alto, y un diez por ciento de Homo-európeaus. El<br />
ochenta por ciento restante lo compone una mezcolanza indefinida, con rasgos y cualidades contrapuestos.<br />
Nuestros contemporáneos, especialmente los chilenos, los sudamericanos, no verán nada de terrible ni de<br />
extraño en todo esto, hijos como son de la mezcolanza, del hibridismo, del mestizaje y del bastardismo, con una<br />
religión que los defiende, los predica y los exalta. Tras la última guerra, la política judía ha ido dirigida a destruir los<br />
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con vietnamitas, camboyanos, chinos, turcos, etcétera. Pronto la raza blanca desaparecerá, como el mítico<br />
amorita, los nephelin bíblicos, los venidos de más allá de los astros. De ellos toma el judío la idea de "pueblo<br />
elegido".<br />
Así el bastardo judío, que luego impusiera a su gente la más tremenda ley racial que los tiempos históricos hayan<br />
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posiblemente realizado en una "cohabitación mental". Cohabitación rabínica. Los rasgos animalescos de los<br />
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Señor Jehová" También por esto, el judío odia lo bello en la naturaleza. Porque esta belleza es una nostalgia de<br />
Hiperbórea.<br />
Para establecer los acuerdos de este pacto entre el Arquetipo y su pueblo, se inventó el "Deuteronomio",<br />
atribuyéndoselo a Moisés. Luego el "Talmud". El Pacto Renovado se suscribe con el Arquetipo como un convenio<br />
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verdaderos inventores del judaismo, con sus 13.600 leyes, con su nomocracia, su gobierno de la Ley; el Kaal, esa<br />
árida comunidad, que Henry Ford compara al Komintern de los soviets. La Época de los Profetas no corresponde<br />
a la era judía, es anterior al pacto, que ya venía preparándose. Podríamos decir que, desde antes, desde mucho<br />
tiempo, el Arquetipo del Señor de las Tinieblas, desde sus abismos extraterrestres, le venía dedicando toda su<br />
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No es necesario repetir aquí lo ya escrito en "El Cordón Dorado" sobre este mismo drama, aun cuando la<br />
reiteración se hace necesaria a los hombres ciegos de hoy. La política "racial", la religión de la antisangre, por así<br />
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Dosificadamente, cuando se hace necesario, absorben genes arios, pero no en demasiada cantidad como para<br />
perder sus características y sus rasgos animalescos, que ellos deben conservar como signos de su "elección" (de<br />
ese modo y no de otro), preferidos por su Arquetipo, por su Demiurgo infrahumano. Les está prohibido el<br />
matrimonio con mujeres no judías (la transgresión confirma la ley). Todos los Rothschild deberán casarse con<br />
judías. Y si esto no sucediera, es porque la Sinagoga así lo ha permitido, teniendo en cuenta otros fines. En<br />
verdad, como se ha dicho, el "racismo" de esta "antirraza" hace aparecer como un juego infantil lo intentado por<br />
Hitler y los SS.<br />
La pregunta inquietante, ya hecha, de por qué entre todos los pueblos bastardos de la tierra, que son tantos, sólo<br />
el judío ha escapado a la ley fatal de la aniquilación (Goethe predecía esta desaparición; sin embargo, no se ha<br />
producido y no se producirá), queda contestada en el misterio de ese pacto con una entidad no humana, que lo<br />
necesita, porque únicamente a través de él podrá cumplir sus fines de disolución y caos, empujando hacia la nada<br />
y llevando a la consumación su Guerra contra los representantes de la otra luz. El les dará el mundo material,<br />
como lo prometiera, siempre que cumplan con sus leyes, en especial con las disposiciones que atañen a la<br />
antisangre. Y le rindan culto y sacrificios. Pues aquel Ser Sombrío vive de estos sacrificios y se alimenta con las<br />
vidas de los siervos. El pacto deberá incluir la cláusula de no-eternidad, de no-inmortalidad, permitiendo únicamente<br />
el triunfo en el reino de la materia más densa, del poder de esa materia. Judío muerto, es judío<br />
desaparecido para siempre en el abismo, en el vientre sin fondo del Arquetipo, que así vive y se alimenta. Golem<br />
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