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2 - Gnostic Liberation Front

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Lo repetimos, desgraciadamente Julius Evola no comprendió el favor enorme que Jung hacía al hombre ario con<br />

su concepción de los dos Inconscientes Colectivos, la herramienta valiosísima que había entregado al Hitlerismo<br />

Esotérico. Tampoco entendió el Hitlerismo Esotérico. Quizás estuviera demasiado cercano al Avatar en el<br />

espacio., además de en el tiempo. Era tan grande la energía que emanaba de su vórtice, que sólo la adoración o<br />

el rechazo se hacía posible, nunca la indiferencia. Son necesarios humildad y desprendimiento voluntarios del yo<br />

para poder ser un partidario incondicional del Führer Prinzip, concepción esencialmente aria y que sólo emerge<br />

desde lo más profundo de la "memoria de la sangre". Evola terminó refugiándose en la distancia del<br />

"tradicionalismo integral" y de un aristocra-ticismo de clase, más que de raza.<br />

Los judíos, en cambio, como era lógico, comprendieron al instante el peligro que implicaba la concepción<br />

jungeana. No pudiendo deshacerse de Jung, le han expurgado, de acuerdo con sus familiares y discípulos, haciendo<br />

desaparecer de su obra la teoría de los dos Inconscientes Colectivos, de modo que ya no se la vuelva a<br />

encontrar más. A causa de la mención que se hace en el libro del profesor McQuire, "Jung Speaking", donde se<br />

reproducen las entrevistas en que se refiere a Hitler, esta obra no fue publicada por los editores de Jung en<br />

Londres. En ese libro se da gran espacio a mis conversaciones con el profesor helvético.<br />

Del mismo modo a como Toynbee había encontrado una explicación para el nacimiento de la civilización histórica<br />

en la concepción jungeana de los arquetipos, también podría servir ésta para penetrar el Misterio de la corrupción<br />

y pérdida de Paradesha, de la Hiperbórea Polar, de la Edad Dorada y del Crepúsculo de los Dioses arios.<br />

Debemos sí remontarnos mejor a la visión platónica, recordada por Weininger al referirse al judaismo.<br />

El mundo perfecto de los orígenes correspondió y corresponderá a la expresión, en un punto determinado del<br />

Universo, de un modo simultáneo, ubicuo, de un Dios de la Luz del Sol Negro. Más posiblemente de los Dioses del<br />

Rayo Verde; porque los mismos hombres eran Dioses. La raza hiperbórea, bajada, o caída de más allá de los<br />

astros, a través de una estrella. Las más antiguas tradiciones, leyendas y mitos se refieren a un combate que se<br />

habría realizado fuera de este mundo (Nicolás Berdiaief habla de un "Prólogo a la Historia Terrena") y hasta se<br />

nos dice que el Gral sería la Piedra caída de la Corona de Lucifer, rota en su combate estelar (Otto Rahn). Lucifer,<br />

así, habría sido uno de esos Dioses de la Luz del Sol Negro, significando su nombre Luz Más Bella, precisamente,<br />

Luci-Bel, como lo llamaran los cataros. Habría entrado por la Estrella de la Mañana, Venus, Oiyehue, como<br />

llamaban los araucanos a esta estrella. La falsificación que se ha hecho en el Génesis y en el cristianismo nos<br />

presenta a Lucifer como lo que no es. También aquí no puedo aceptar la concepción evoleana de los titanes,<br />

haciendo aparecer a Prometeo y a Lucifer, a los gigantes de los tiempos antiguos, como los protagonistas de una<br />

rebelión maléfica. Es la concepción judaica, que los judíos han hecho triunfar, con su interpretación de la lucha de<br />

David y del gigante Goliat, que sin duda era un ario amorita, un ser noble y confiado.<br />

Así como hay un Arquetipo Hiperbóreo, un Dios del Sol Negro, lo hay también del Caos. Un Señor de las Tinieblas<br />

galácticas, que tira hacia la nada y que, en los mundos paralelos, libra su Gran Guerra contra los Hijos de la Luz<br />

Hiperbórea. Aquí en la tierra lo ha hecho a través de sus secuaces, valiéndose primero de eso que se llamara<br />

derrota y caída. La derrota de los "ángeles que se enamoran de las hijas de los hombres", del animal-hombre, del<br />

ser exclusivamente terrestre. Es éste el "pecado original". Un Pecado Racial.<br />

La sangre pierde su pureza, y, al perderla, deja de ser el vehículo más apropiado para que el Arquetipo de los<br />

Hombres-Dioses, de los Divinos Hiperbóreos, pueda expresarse prístinamente. He aquí la derrota, el comienzo<br />

de la pérdida de Paradesha, de Avalón, de Thule, de la Hiperbórea Polar. Los Divinos llegados a la tierra, ya sea<br />

como derrotados de un combate estelar, o como colonizadores, los ángeles de que nos habla "El Libro de Enoch"<br />

y las más viejas sagas irlandesas y nórdicas, los Tuathas de Dan-nan, los Nephelin del Génesis, los Vanes, los<br />

Ases, los Koravas, los Pandavas del hinduismo ario, "que enseñan las artes de la civilización a los hijos de los<br />

hombres", sólo por su sangre pura podían seguir en contacto con el Arquetipo Hiperbóreo de su Señor, de su Rey<br />

o Führer extracósmico y mantener límpida su memoria entre ellos, eternamente viva. La mezcla impurifica esta<br />

sangre y obnubila esa memoria.<br />

Las guerras de que nos hablan las Edda y el Mahabaratha, quizás fueran guerras punitivas, de castigo a los que<br />

habían transgredido la ley racial divina, guerras de los Vanes contra los Ases, de los Koravas contra los<br />

Pandavas. De la Raza Solar contra la Raza Lunar, de la Suryavansa contra la Chandravansa.<br />

El Señor de las Tinieblas, el Príncipe de las Sombras, el Enemigo de la Luz, el Representante del Caos, ha<br />

encontrado la manera de desintegrar el Cosmos Hiperbóreo, arrastrando a los divinos a la mezcla con las hijas de<br />

la tierra, con el animal-hombre.<br />

Es aquí donde comienza la involución de la Edad Dorada, el Crepúsculo de los Dioses, cuando el Lobo Fenrir ha<br />

devorado al mismo Wotan, tras la desaparición del tierno Baldur. Es la Edad del Lobo, el Kali-Yuga, la Época Más<br />

Oscura. Y el Arquetipo de las Sombras y del Caos tendrá también necesidad para poder trabajar en un mundo<br />

cada vez más materializado, cada vez más alejado de la Luz Anterior, de sus secuaces, de sus cuerpos, de sus<br />

"robots" y de su antisangre, con sus cromosomas y genes mecanizados.<br />

He aquí el judío.<br />

Y he aquí la Gran Guerra de los Mundos, que no tendrá fin. En verdad, Guerra de Siddhas Hiperbóreos y<br />

Demonios.<br />

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