2 - Gnostic Liberation Front
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EL REGRESO A LOS COMIENZOS HEIL HITLER! Hemos hecho el esfuerzo de revivir aquí viejas glorias, antiguos dolores y combates, para ayudar a los jóvenes héroes que murieron defendiendo el Bunker del Führer en Berlín y que han vuelto, hombres y mujeres jóvenes. Porque ellos ya están nuevamente entre nosotros y son los seguidores del Hitlerismo Esotérico, los defensores del Cordón Dorado, los que continuarán la Gran Guerra hasta juntarse otra vez con su Führer, en el retorno de su Horda Furiosa, de la Wildes Heer. Librarán juntos el último combate y triunfarán. Siglos parecieran haber pasado desde los lejanos tiempos en que viéramos a los gigantes prisioneros de la roca, en las altas montañas que encierran mi ciudad de Santiago del Nuevo Extremo y en la cumbre de El Plomo, el Monte de la Transmutación, de Paititi, la Ciudad secreta de la Vida Eterna, del Parzival, el Monte del Gral. Esas 394
cumbres pertenecieron a la Casa de mi Familia esotérica, a mi Linaje, a mi Estirpe Hiperbórea Sud-polar. Allí siguen aún, a la espera de que alguien descubra su secreto, escuchando la Voz de la Sangre del Espíritu. Siglos parecieran haber pasado desde que iniciáramos en Chile, en esta patria sagrada y mágica, la Guerra junto a las huestes hitlerianas y a los camaradas que aquí combatieron y aún combaten por el Avatar. Siglos —y tal vez lo sean— desde que mi Maestro me iniciara en esta tierra del más al Sur. ¡Cuántas cosas han sucedido desde entonces! Por el mundo busqué a los camaradas dispersos, a los héroes que restañaban sus heridas, como Savitri Devi —"never forgive, never forget"—, como Ezra Pound, Knut Hamsun, Hanna Reitsch, León Degrelle, Skorzeny, Rudel. Como el Rey Anfortas, como yo mismo. Por todas partes fui indagando, para tratar de saber más, intentando penetrar en los refugios inexpugnables donde Hitler duerme, con Barbarroja, con el Rey Arturo, con Baldur, con Wotan. Yo también deseo poder librar junto a El y a su Wildes Heer el último combate contra el Enemigo, en este y otros mundos. Un día llegué hasta los hielos del antartico, en busca de los oasis de aguas templadas, en el corazón de los glaciares. De ahí partí a escalar las cumbres himaláyicas, tratando de forzar las puertas del monte Kailas, donde creíamos hallar una entrada al Templo de mi Maestro, al Monte Meru, morada de Buda, de Shiva y de Parvati. Fui hasta los Pirineos, subí Montsegur, llegué a San Juan de la Peña. En Berchtesgaden, en el Grisón alpino, seguí el troi de reses, el Camino de las Flores de Ámbar, el Sendero de las Rosas, que llevan al Reino de los gnomos de Laurin. En el Valle de las Flores, en los Himalayas, volví a encontrarme con la Amada muerta y no muerta, que aún espera la resurrección... Y ahora, tras tanto deambular, de nuevo estoy aquí, junto a los Andes amados de mi juventud, siempre buscando las puertas de la Ciudad de los Césares, de Paititi, de la Ciudad de la Gran Transmutación. Mi pelo encaneció al contacto con las nieves de las cumbres y de los años, es cierto, pero en una noche, no en nueve, se puso totalmente blanco al enfrentarme al Árbol del Espanto, al Iggdrasil... ¡Jóvenes, creedme, nada se ha perdido y todo se ha ganado, gracias a nuestro Führer y a su glorioso combate! Su ejemplo nos está señalando el camino de la inmortalidad en la transmutación interna del Hitlerismo Esotérico, que aquí hemos revelado, y en la sabiduría del combate solidario, sincronístico, en el mundo exterior. ¡El volverá! Mientras tanto, vosotros, con las armas en las manos y el pensamiento de la Amada en lamente y en el corazón, como el héroe del Gral, debéis romper el encantamiento judío, el hipnotismo a distancia, que en el Schastel Marveile de este mundo tiene prisioneros a muchos camaradas y Viras hiperbóreos. Porque... "Mirémonos de frente, ¡nosotros somos hiperbóreos...!". ^ Debéis luchar para destruir la hipnosis que tiene paralizados a hombres y mujeres de nuestra misma raza física y espiritual, facilitada por la traición blanca de los ángeles neutrales. Como Parzival, tenéis que continuar sin desmayo, sin Dios, sin el Jehová judío, sólo con vuestra furia antigua, despertada en la memoria de la sangre, caminando hacia atrás, siempre hacia el origen, con el emblema de la Swastika del Retorno, con las Dos. Espadas, de ambos mundos, empuñadas firmemente, protegiendo el Gral de los Andes. ¡Abandonadlo todo, jóvenes héroes, despertad en vosotros el fuego sagrado, permaneced dispuestos a resistir la prisión, la tortura y la muerte, cayendo, levantándoos, hasta llegar como sea a las puertas de la Ciudad donde el Führer os espera, para incorporaros en su Ultimo Batallón, en su Wildes Heer, en su Horda Furiosa! — ¡Jóvenes camaradas, hombres y mujeres, jóvenes Viras, jóvenes héroes, adelante! ¡Vamos juntos, al lado de nuestro Führer, para hacer retornar la Edad Dorada, dando fin al Kali-Yuga, esta horrible Edad del Señor de las Tinieblas! HEIL! SIEG HEIL! 395
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cumbres pertenecieron a la Casa de mi Familia esotérica, a mi Linaje, a mi Estirpe Hiperbórea Sud-polar. Allí<br />
siguen aún, a la espera de que alguien descubra su secreto, escuchando la Voz de la Sangre del Espíritu.<br />
Siglos parecieran haber pasado desde que iniciáramos en Chile, en esta patria sagrada y mágica, la Guerra junto<br />
a las huestes hitlerianas y a los camaradas que aquí combatieron y aún combaten por el Avatar. Siglos —y tal vez<br />
lo sean— desde que mi Maestro me iniciara en esta tierra del más al Sur. ¡Cuántas cosas han sucedido desde<br />
entonces! Por el mundo busqué a los camaradas dispersos, a los héroes que restañaban sus heridas, como Savitri<br />
Devi —"never forgive, never forget"—, como Ezra Pound, Knut Hamsun, Hanna Reitsch, León Degrelle, Skorzeny,<br />
Rudel. Como el Rey Anfortas, como yo mismo. Por todas partes fui indagando, para tratar de saber más,<br />
intentando penetrar en los refugios inexpugnables donde Hitler duerme, con Barbarroja, con el Rey Arturo, con<br />
Baldur, con Wotan. Yo también deseo poder librar junto a El y a su Wildes Heer el último combate contra el<br />
Enemigo, en este y otros mundos.<br />
Un día llegué hasta los hielos del antartico, en busca de los oasis de aguas templadas, en el corazón de los<br />
glaciares. De ahí partí a escalar las cumbres himaláyicas, tratando de forzar las puertas del monte Kailas, donde<br />
creíamos hallar una entrada al Templo de mi Maestro, al Monte Meru, morada de Buda, de Shiva y de Parvati. Fui<br />
hasta los Pirineos, subí Montsegur, llegué a San Juan de la Peña. En Berchtesgaden, en el Grisón alpino, seguí el<br />
troi de reses, el Camino de las Flores de Ámbar, el Sendero de las Rosas, que llevan al Reino de los gnomos de<br />
Laurin. En el Valle de las Flores, en los Himalayas, volví a encontrarme con la Amada muerta y no muerta, que aún<br />
espera la resurrección...<br />
Y ahora, tras tanto deambular, de nuevo estoy aquí, junto a los Andes amados de mi juventud, siempre buscando<br />
las puertas de la Ciudad de los Césares, de Paititi, de la Ciudad de la Gran Transmutación. Mi pelo encaneció al<br />
contacto con las nieves de las cumbres y de los años, es cierto, pero en una noche, no en nueve, se puso<br />
totalmente blanco al enfrentarme al Árbol del Espanto, al Iggdrasil...<br />
¡Jóvenes, creedme, nada se ha perdido y todo se ha ganado, gracias a nuestro Führer y a su glorioso combate! Su<br />
ejemplo nos está señalando el camino de la inmortalidad en la transmutación interna del Hitlerismo Esotérico, que<br />
aquí hemos revelado, y en la sabiduría del combate solidario, sincronístico, en el mundo exterior. ¡El volverá!<br />
Mientras tanto, vosotros, con las armas en las manos y el pensamiento de la Amada en lamente y en el corazón,<br />
como el héroe del Gral, debéis romper el encantamiento judío, el hipnotismo a distancia, que en el Schastel<br />
Marveile de este mundo tiene prisioneros a muchos camaradas y Viras hiperbóreos. Porque... "Mirémonos de<br />
frente, ¡nosotros somos hiperbóreos...!".<br />
^ Debéis luchar para destruir la hipnosis que tiene paralizados a hombres y mujeres de nuestra misma raza física y<br />
espiritual, facilitada por la traición blanca de los ángeles neutrales. Como Parzival, tenéis que continuar sin<br />
desmayo, sin Dios, sin el Jehová judío, sólo con vuestra furia antigua, despertada en la memoria de la sangre,<br />
caminando hacia atrás, siempre hacia el origen, con el emblema de la Swastika del Retorno, con las Dos. Espadas,<br />
de ambos mundos, empuñadas firmemente, protegiendo el Gral de los Andes. ¡Abandonadlo todo, jóvenes<br />
héroes, despertad en vosotros el fuego sagrado, permaneced dispuestos a resistir la prisión, la tortura y la muerte,<br />
cayendo, levantándoos, hasta llegar como sea a las puertas de la Ciudad donde el Führer os espera, para<br />
incorporaros en su Ultimo Batallón, en su Wildes Heer, en su Horda Furiosa!<br />
— ¡Jóvenes camaradas, hombres y mujeres, jóvenes Viras, jóvenes héroes, adelante! ¡Vamos juntos, al lado de<br />
nuestro Führer, para hacer retornar la Edad Dorada, dando fin al Kali-Yuga, esta horrible Edad del Señor de las<br />
Tinieblas!<br />
HEIL! SIEG HEIL!<br />
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