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2 - Gnostic Liberation Front

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Vamos a preocuparnos a fondo de este tema más adelante. Ya en "ELELLA, Libro del Amor Mágico", el trovador<br />

lo dice: "Señor, tu historia de amor no es la nuestra; es más secreta y más antigua. Es la leyenda de Amor sin<br />

amor, que se perdiera en el Diluvio. Sólo me es dado vislumbrarla.<br />

En nuestras historias no hay un caballero, sino un plebeyo y una reina. Pero tu dama dormida es una reina que<br />

viaja a través de las edades y ama a su igual, a un rey".<br />

Así, igualmente, acontece en "Parzival" y en las leyendas del Ciclo del Gral. Es una Iniciación aristocrática.<br />

La muerte del Caballero de Rojo corresponde al Asesinato Místico, a la toma por asalto de la inmortalidad. Es la<br />

Iniciación de los Héroes, la de Heracles-Ulises, de Prometeo, de Jasón. Parzival entierra su Primera Espada, la<br />

que ni siquiera ha usado y se apodera de la Roja, que es su Segunda Espada. Al matar a Ither, Parzival se ha<br />

muerto a sí mismo, pues era un caballero de su misma estirpe.<br />

De este modo se nos ha aclarado la relación que existe en la "Orden Guerrera del Escudo", de la Tabla Redonda,<br />

en la Orden de Wotan, éntrela Iniciación y la Espada. La Primera Espada es la que Parzival recibe "naturalmente",<br />

al escapar del dominio materno, al nacer, "saliendo del vientre". La Segunda Espada es la que conquista<br />

con el combate de la Muerte Mística, el Segundo Nacimiento (que es una repetición consciente del primero). La<br />

Tercera Espada se la entregará el Rey del Gral. Este es el Tercer Nacimiento del Ario, transmutado ya én Siddha<br />

inmortal.<br />

Para hacer aún más notorio el simbolismo, Parzival entierra la Primera Espada, en el momento de apoderarse de<br />

la del Caballero de Rojo.<br />

Con la Tercera Espada, llamada "Memoria de la Sangre", sólo se puede dar un golpe, que cortará de parte a<br />

parte. Con un segundo golpe, la Espada se partirá, pudiendo ser reparada sólo en el agua de una fuente de<br />

nombre "Lac", que mana debajo de una roca, junto a Karnant y únicamente si la Espada no se ha roto en<br />

fragmentos. Quedará como nueva y aún mejor, siempre que se conozca la magia de la palabra, del Mantra de la<br />

Espada. (Phat, es el mantra tántrico).<br />

Esto se lo revelará a Parzival, Sigune, dama de la que ya hablaremos. Ella cree que él ño conoce el Mantra,<br />

porque ha perdido su primera oportunidad ante el Gral, "porque es un muerto vivo". "Tú pareces vivir", le dice,<br />

"únicamente tanto como el favor del cielo te dispense. Tú estás muerto".<br />

También la Espada Excalibur, en la leyenda del Rey Arturo, se extrae de una Piedra (Gral) y retorna al agua de<br />

uñ Lago (Lac) al cumplirse un Ciclo de la manifestación, al "seno materno", de donde todo deberá volver a<br />

resurgir, "tras setecientos años", como dirían los cataros y también Hitler. Una nueva oportunidad. Un Eterno<br />

Retorno.<br />

De aquí en adelante esta historia, que parecía ser un relato de combates de caballeros errantes, adquiere una<br />

atmósfera de encantamiento, de ensoñación, de maravilla. Wolfram lo dice: "Esta historia se ha superado a sí<br />

misma", "se ha remontado sobre sí misma". Mostrándonos su propia sorpresa, como si descubriera que él mismo<br />

está siendo dirigido para escribirla.<br />

Parzival es admitido en la Corte del Rey Arturo. He aquí lo que dice: "Encontraremos en la Corte de Arturo<br />

nuestra verdadera raza, gente de cuya sangre hemos nacido". Y, cuando ya lejos deambula por valles y<br />

serranías, en busca del Castillo del Gral: "Ayúdame a regresar a la Mesa Redonda^ de donde debí partir por un<br />

extraño misterio... Me ha hecho mucha falta, he sufrido mucho fuera de ella...".<br />

Estas palabras conmovedoras resumen toda la nostalgia de los Peregrinos de la Gran Ansia, de los que<br />

perdieran, por un extraño misterio.<br />

la Hiperbórea Polar. Es la inconsolable melancolía del Éxodo, que embarga a los Vigilantes del Alba, a los arios,<br />

a los nórdicos, especialmente a los germanos ("que siempre tienen un pie en la Atlántida"), a los héroes de la Orden<br />

de Wotan.<br />

La Mesa Redonda del Rey Arkthos, del Rey Oso, de la Orsa Minor, es extática, como el Polo. Es Hiperbórea. El<br />

Continente polar desaparecido y los Caballeros de la Mesa Redonda son los divinos hiperbóreos en el exilio, que<br />

van de nuevo en busca del Gral, del Vril, de Er, del Poder perdido. Dentro de esta simbología inevitable, la Lanza<br />

que hiere a Anfortas es el Eje de la Tierra, que se ha desviado y hecho maligno con la catástrofe, con ese "extraño<br />

misterio" de la pérdida de la Edad Dorada.<br />

En la obra hay una descripción de cómo se construye la Mesa Redonda, donde. se sentarán los Caballeros con<br />

sus Damas, (sus amasiae uxor) en una festividad ritual. Se la construye de noche y teniendo en cuenta una<br />

confluencia astrológica determinada. Es enorme, como el Círculo Polar que cerca la entrada a la Tierra Interior.<br />

Parzival es un bello joven, radiante como un Dios, sin barba, "como un sol brillando en la noche". Muy joven aún,<br />

desposa a Condwiramurs y la deja para ir a visitar a su madre, según dice (él no sabe que ya se ha muerto), y<br />

poder continuar sus aventuras heroicas. Condwiramurs deberá aceptar su partida. Parzival le será fiel en todo<br />

momento e irá en penurias de amor por ella. Con el "pensamiento de su amada en el corazón", librará combates<br />

y castamente conquistará al fin el Gral.<br />

Es así como un día se encuentra junto a un castillo inexpugnable, a los pies de Munsalvaesche (Monte de la<br />

Salvación, Montsegur, Monte Seguro y salvaje: Wildenberg, según Otto Rahn). Llega de noche y pide alojamiento.<br />

Le atienden elegantes pajes, que le conducen a un hermoso aposento, le despojan de sus armaduras y le<br />

cubren con un espléndido manto, perteneciente a la princesa Repanse de Schoye, la Guardadora del Gral.<br />

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