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2 - Gnostic Liberation Front

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sin la simultánea esterilización legal de los hereditariamente inferiores, de los imbéciles, los "mongólicos", los<br />

criminales, los transmisores de enfermedades incurables y los alcohólicos. La demagogia política de demócratas<br />

y dictadores, que viven del halago de las masas, de los estratos más bajos de la población, sólo trabaja para la<br />

destrucción final del pueblo y de su salud genética. El mito del deporte, fomentado oficialmente, también corresponde<br />

al pensamiento lamarckiano y a la creencia de la posible mejora desde el exterior. La respuesta se<br />

encuentra en la exhortación de Leónidas a los espartanos, antes de su partida a la batalla de las Termopilas:<br />

"Casarse con capsces y dar a luz capaces". Ni siquiera el genio puede ser considerado, por el hecho de ser genio,<br />

como fuente de progenie sana. Por lo general no lo es (porque él ha nacido para otra cosa, para dar a luz el Hijo<br />

del Hombre, el Hijo de la Muerte). Se debe aprender a distinguir entre el valor de un ser humano como individuo y<br />

el valor como portador de herencia —al hijo de la carne— donde puede constituir un riesgo. Ni siquiera lo son los<br />

títulos, ni la nobleza de las viejas familias, gastadas y empobrecidas genéticamente, como en España y en la<br />

misma Alemania, por la mezcla con judíos económicamente poderosos. Por eso se consideró en el Tercer Reich<br />

que los títulos no eran decisivos, ni la posición, ni la fortuna, sino exclusivamente las predisposiciones<br />

hereditarias. De este modo, la nobleza de título alemana contribuiría a la nobleza de nacimiento en la medida en<br />

que pudiera aportar familias hereditariamente de alto valor. Pero como estamento noble, la nobleza de título ya no<br />

desempeñaba rol alguno en el Estado basado en las leyes de la aristogenesia y en el pensamiento aristocrático<br />

verdadero. Pues la nobleza que no se basa en la elección de predisposiciones hereditarias de mayor valor es un<br />

contrasentido. El Estado alemán hitlerista reconoció como más aristócrata, en un sentido genético, a un cochero<br />

de un conde que al conde, si el cochero tenía mejor raza. Era la raza sobreponiéndose a la clase. Ya nos hemos<br />

referido a este tema en la primera parte del libro. Fue también lo que llevó a la nobleza de títulos, a los von del<br />

ejército prusiano, mezclados con judíos y banqueros, además de masones, a levantarse contra el Estado<br />

Nacionalsocialista, el Gobierno racista de Hitler y a traicionarlos, prefiriendo que Alemania perdiera la guerra y<br />

ellos mismos sus privilegios de casta y clase.<br />

Günther dice: "La nobleza germánica, al igual que la nobleza indogermánica, ha tenido originalmente una base<br />

biológica, y la igualdad de linaje ha significado alguna vez en los tiempos primigenios de estos pueblos tanto como<br />

un idéntico nivel de capacidad hereditaria e igual preeminencia de características de la raza nórdica. Todo esto se<br />

interrumpió y se destruyó con los matrimonios por dinero con "las hijas de canallas ricos". Y agrega: "Necesitamos<br />

no sólo una eugenesia, sino una aristogenesia". O sea, la creación de la aristocracia genética. "El dominio del<br />

dinero es aún peor que el de una nobleza desennoblecida, y el dominio de las masas de las grandes urbes es<br />

todavía más. Sin embargo, el pensamiento individualista no puede llegar nunca a ser un pensamiento<br />

aristocrático". Con esto Günther se refiere al individualismo liberal y capitalista. E insiste: "El ascenso de los<br />

linajes ha estado siempre condicionado a la elección del cónyuge. Sólo que este proceso ha tenido lugar en la<br />

mayoría de las veces inconscientemente. (Como entre nosotros, en Chile). Ahora debemos dar a la juventud<br />

como cometido consciente la elevación de su familia mediante la elección del cónyuge. Elevarla por cría, hasta<br />

que los hijos y los nietos puedan tener la pretensión de ser considerados entre la nobleza de nacimiento del<br />

pueblo alemán". Esto es la Aristogenesia. Y entonces se podrá repetir con Eurípides: " ¡Sublime galardón, que<br />

con fama adorna la vida, es descender de nobles!".<br />

Existen siempre esos intelectuales, que se llaman a sí mismos "cultos", "humanistas", "cristianos" y que piensan<br />

poder estar por encima de los fenómenos^e la herencia y de la selección, gustando reírse de la raza y de la cría de<br />

una selección entre hombres. Hablan de una superioridad de criterio científico, religioso, moderno, cuando se<br />

discute el problema del mejoramiento de una raza. Ya lo hemos visto al tratar de Palacios. Pero cuando alguien se<br />

declara por la esterilización de los imbéciles, los criminales, los alcohólicos, los esquizofrénicos, los portadores de<br />

enfermedades hereditarias, la ironía se transforma en furor. Aquí la Iglesia, los humanistas, los intelectuales, los<br />

"hombres de espíritu" y hasta los teósofos, citando las "leyes superiores del karma", pierden el control.<br />

Argumentarán que "los últimos descubrimientos científicos comprueban que el racismo es falso, un asunto de<br />

ignorantes, de "criminales fascistas, que transformaban en jabón y en pantallas para lámparas la piel de los<br />

prisioneros judíos en los campos de concentración". Lo que no impide que sigan practicando la cría en sus<br />

hipódromos y entre sus animales domésticos. "Pero el hombre no es un animal", dirán. Se equivocan, la mayoría<br />

lo es y lo seguirá siendo por la eternidad, si no se les obliga a superar su parte animal, precisamente. "Hay que<br />

aprender a distinguir entre el derecho a la vida y el derecho a dar vida", dice Günther. "Y la renovación<br />

depende de que después de la época de la nivelación igualitaria encontremos, por un lado, el coraje para la<br />

decidida afirmación y realización de la idea- de la desigualdad y que, por el otro, hallemos la humildad necesaria<br />

para el reconocimiento de un escalonamien-to de valores de todo lo viviente, según leyes divinas".<br />

Para los religiosos y para los idealistas que ponen su fe en la instrucción generalizada, que aún aceptan a Platón<br />

como el fundador del pensamiento idealista, el Divino Platón de Pedro Sarmiento de Gamboa, es bueno recordar<br />

que él ya reconoció, hace dos mil cuatrocientos años, las leyes de la selección y de la cría, con proyectos de<br />

normas de este tipo para su Estado. Y es Platón quien explica el hundimiento de la Atlántida por causa de la<br />

mezcla indiscriminada de las razas. Algo que volverá a suceder, y por idénticas razones, en las rondas del Eterno<br />

Retorno.<br />

Y Günther termina: "Tenemos derecho a sentir desconfianza frente a las distintas doctrinas religiosas y del saber<br />

que ponen énfasis y hasta exageran las influencias del espíritu y del alma, sin indicar el camino hacia una<br />

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