2 - Gnostic Liberation Front

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05.11.2012 Views

con usura no hay límites precisos y no hay hombre que encuentre lugar para vivir. Sin piedra está el picapedrero, sin hilo el tejedor. Pietro Lombardo no llegó por la usura. Porque con la usura ningún cuadro está hecho para perdurar, ni para vivir con él, sino para venderse, venderse con premura. Pier della Francesca, ni Angélico llegaron por la usura, ni catedral alguna de piedra firmada: Adamo me fecit. La usura oxidara el cincel, enmoheciera el arte, el artesano... Cadáveres se aprestan al banquete por orden de la Usura." DESTINO Diez años han transcurrido, cargados de destino. Nada será ya igual. Aquellos que desean retornar al pasado, son ilusos, gente vieja, gastada, que habla una lengua que no despierta ecos en la sangre distinta. Es posible que logren cambiar las cosas en la superficie, hacer que vuelva un sistema democrático, como el antiguo; mas, lo que de allí salga, lo que al final se produzca, no tendrá nada que ver con sus pretensiones. El mar del destino es poderoso y su melodía se ejecuta en la sangre mestiza, en los componentes que hoy prevalecen. Los deseos norteamericanos para Chile, después del golpe militar de 1973, fueron que los soldados regresaran pronto a sus cuarteles y que aquí retornara un gobierno con la Democracia Cristiana, una suerte de socialde-mocracia, donde el Partido Comunista también tuviera una existencia apacible, como contrapeso, pero alejado del poder. La eterna historia de nuestro tiempo. Mas, los componentes del mestizaje chileno se habían modificado en favor de una cierta tropicalización, mejor dicho mongolización, que hacía posible una dictadura como en Corea, o en Filipinas. Es así como un gobernante se quedó en el poder y el pueblo, el resto de este conglomerado abigarrado y diferente al tradicional, lo aceptó. Cualquier explicación de otra clase que quiera darse, como el peligro marxista, la necesidad de orden, etcétera, serán marginales, excusas para encubrir un símbolo arquetípico, no racional. Un gobierno del consabido estilo democrático seguramente habría tenido una vida mucho más agitada, con su secuela de terrorismo, sobresaltos y un continuo bordear la guerra civil; pero habría soslayado mejor la catástrofe económica, porque no habría necesitado entregarse maniatado a los planes del judaismo internacional para afirmarse. En las actuales circunstancias, esto ha sido necesario para los gobernantes, como la única manera de mantenerse en el poder tanto tiempo, en contra del resto del mundo democrático y de la continua campaña de los soviets, de los exiliados comunistas y de la guerrilla adiestrada por Fidel Castro y Khadafi; es decir, de los mismos judíos. Los militares en el poder saben del control mundial del judaismo y han deseado apoyarse en él, satisfaciendo todas sus ambiciones dentro del país y aceptando el plan económico que les imponían, sin creer, por supuesto, que con él destruirían a Chile. Y cuando han querido liberarse, ya era tarde, o no los han dejado. Qué lamentable es el espectáculo repetido todos los años y varias veces en el año, del Jefe del Estado, con todos los integrantes de la Junta Militar, luciendo uniformes prusianos, con sus entorchados, con sus ministros, asistiendo a la Sinagoga. Esto jamás había acontecido en Chile y pienso que tal vez no se habría producido con un gobierno "democrático"; aunque no estoy seguro. Entre los miembros de la Junta hay un hombre que es alemán por padre y madre, que perteneció cuando joven a las Hitlerjungen; su mujer también es alemana. Ahí está él, todos los años, en la Sinagoga, escuchando al Gran Rabino, rindiéndoles homenaje a los torturadores de su raza. Otro tanto hacen los gobernantes alemanes hoy. Es la Traición Blanca, o la tontería blanca. Con el gobierno militar, de tradición prusiana, de uniformes prusianos, del goose step, de los timbaleros a caballo, pero hoy con batallones femeninos, con una tropa de pómulos y ojos tartáricos, se rinde pleitesía a Israel, a Sión. Aquí han venido instructores del ejército judío a "enseñarnos" a guerrear en el desierto contra los peruanos y, tal vez, a cómo defender el Morro de Arica. En el sur viajan los judíos disfrazados de excursionistas, los agentes secretos, que andan buscando, como siempre, a los Dioses Blancos y sus Moradas. Reciben ayuda de las autoridades. He visto las listas de estos judíos, con nombres falsos, de seguro. Pertenecen a los Servicios de Inteligencia de Israel, a la aviación, o a su ejército. También vendrán a enseñarnos "a cómo combatir con Argentina". Chile ha pagado sumas enormes en armamentos, comprados a Israel o a través de Israel, sin tener acceso directo a los otros mercados, debiendo valerse de intermediarios, para poder adquirir un material carísimo/En todas sus fronteras se ha agitado la tensión, de modo que su situación ha sido la de un país permanentemente sitiado. Junto con esto circulan los rumores del plan judio "Andi-nia", una ya vieja aspiración de los hijos de Sión por establecerse en la Patagonia argentina y chilena, donde se encuentran las más grandes reservas hidroeléctricas del mundo, y podrían proporcionar un refugio para una guerra atómica. Además de su cercanía con la Antartica, sus recursos no explorados y las entradas a las ciudades secretas y a la tierra interior. No se puede permitir una integración chileno-argentina que destruiría la conspiración, creando una fuerza poderosa y mágica en el sur, en el Polo Sur, al unir .Pm-gala, Ida y Susumna —para continuar empleando esta metáfora— en una redentora Alquimia denlos Andes. Para este opus alchimicum ya pareciera ser demasiado tarde, pues los judíos controlan y dominan todas las decisiones de ambos pueblos, a través de las logias masónicas en Argentina y la infiltración a todos los niveles en Chile. Si no hubiese sido por la decidida 290

intervención de Inglaterra en las Malvinas y la derrota de los argentinos, hoy estaríamos en una guerra fratricida. Y la Columna Psíquica de los Andes habría sido destruida para siempre. Nos salvó —a ambos "canales psíquicos"— la Estrella de la Mañana, o los Gigantes de la Roca. El desastre de las Malvinas es algo que puede superarse y que nunca se habría producido si Argentina no hubiese estado amenazando permanentemente a Chile, si nos hubiera tenido de su lado. Estuvimos anímicamente en su contra. Todo el problema de límites, de islotes y de aguas territoriales en el sur es un asunto fomentado desde el exterior para evitar la unidad de ambos pueblos, hasta en la Antartica. La prensa que ha apoyado un conflicto está manejada por viejos marranos de la Argentina, o bien por judíos y extranjeros masones, que han sido colocados allí como articulistas con ese fin preciso. La intervención del Vaticano nunca debió ser necesaria. Se hará pagar caro su mediación, poniendo un pie físico el judaismo católico en esos territorios aún inviolados, donde los gigantes selcnam oficiaban a sus Dioses. La Argentina también posee un mestizaje racial indeseable, habiendo entrado a predominar el siciliano de la mafia y el mulato en las organizaciones sindicales y peronistas. Es un país con un fuerte estamento blanco de inmigrantes, pero "latinos", como diría Palacios. Sin embargo, allí como aquí tal vez se pudo —o se podría aún— seguir una disciplina eugenésica, para alcanzar como meta final una integración del Cono Sur. Resumiendo, diremos que la situación chilena, la involución de su mestizaje, lo ha llevado a instaurar por primera vez en toda su historia una dictadura militar total y única en su tipo. Debido a esto, el plan sionista que se había destinado para Chile, como parte de un plan más amplio para todo el Cono Sur, ha podido ser aplicado más fácilmente y con mayor intensidad. Mientras los judíos comunistas y democráticos del exterior establecían una presión tremenda a través de los organismos internacionales, que ellos controlan, las Naciones Unidas, la Iglesia Católica, la Masonería, las Iglesias Protestantes, la Banca, etcétera, apoyaban la permanencia del gobierno con condiciones. Así se impusieron Friedman y sus amigos, que dieron apoyo exterior a la dictadura hasta que el plan se hubo cumplido. Ahora, ya podrían no necesitar más a este gobierno militar. Pero en lo que todos se equivocan es en creer que Chile pueda volver alguna vez al punto de partida anterior a los años setenta. La democracia jamás volverá a ser la de antaño, mucho menos el Gobierno impersonal de Portales, de ese Primer Ministro que no deseaba figurar y que servía al país y al Presidente, como si Chile fuera una Monarquía Constitucional. Portales' fue un ejemplo que se adelantó en muchos años a Oliveira Salazar, que de seguro ni siquiera supo de la existencia de ese gran Ministro. Puede que aquí vuelva una democracia, y los románticos ancianos que han visto aterrorizados cómo diez años se les escurren como el agua entre los dedos de la mano, querrán retornar a las andadas, con los parlamentos y las componendas políticas de antaño. Por un tiempo, hasta puede que tengan éxito, pero muy pronto se repetirá la dictadura militar —y no puede ser otra—, mucho más severa y despiadada, porque será marxis-ta, de izquierda, con las características más apropiadas al tipo del mestizaje predominante, finougureano, de las estepas rusas del Asia central. O bien, otra, con un civil entregado de lleno a servir intereses foráneos en la pugna estratégica y geopolítica, dentro de la cual esta área geográfica del mundo es fundamental. Chile se habrá "latinoamericanizado" al fin, y de verdad. ARISTOGENESIA Sin embargo, hemos venido asegurando que hasta un determinado punto crítico de la involución de un mestizaje existiría la posibilidad mágica de remontar la entropía. Por ello nos estaría permitido imaginar que Chile ha perdido la más grande oportunidad de su historia. Lo pensábamos así después de nuestras entrevistas con los hombres de armas, que entraron a gobernar estagnación en 1973. Fuimos a hablar con ellos y a ofrecer nuestra colaboración, porque pensábamos que la última posibilidad se había presentado. Nuestro ejército tenía una tradición única en toda América; era la oportunidad para intentar el esfuerzo sobrehumano de remontar la pendiente e instaurar aquí, aún cuando se fracasara y nos derrotara el Enemigo, una organización social y económica justa, nacionalsocialista. Para no espantar con el nombre, hablé a los militares de "socialismo prusiano". Algo que considera la tierra y la sangre, el trabajo del hombre, no el dinero y la especulación. La falta de conocimiento, de estudios serios, la soberbia y el deseo de servir a las influencias exteriores, especialmente al poderoso judío norteamericano, imposibilitó para siempre la solución verdadera. Al igual que con Jorge González von Marees, primó el destino fatal, los hados de la sangre mestiza. No vamos a continuar insistiendo con este asunto. Otros lo harán algún día, si es que aún puede brillar un nuevo sol. Los nacionalistas que colaboraron, creyendo en un gran cambio, eran sólo viscerales, emotivos, sin una seria concepción del mundo, sin cultura, sin educación filosófica. No vamos tampoco a referirnos a los sistemas socioeconómicos nacionalsocialistas, que pudieron aplicarse. Ahí están los libros que los estudian. Ningún nacionalista chileno de los mencionados conoce ni cree en el problema judío. Menos las Fuerzas Armadas. Y cuando algún almirante se ha referido al sionismo, fue obligado a rectificarse. La más grande oportunidad de nuestra historia se ha hundido entre los escombros de esta última catástrofe. Chile es un país de terremotos físicos y espirituales, de generaciones perdidas, de ilusiones tronchadas. 291

intervención de Inglaterra en las Malvinas y la derrota de los argentinos, hoy estaríamos en una guerra fratricida.<br />

Y la Columna Psíquica de los Andes habría sido destruida para siempre. Nos salvó —a ambos "canales psíquicos"—<br />

la Estrella de la Mañana, o los Gigantes de la Roca. El desastre de las Malvinas es algo que puede<br />

superarse y que nunca se habría producido si Argentina no hubiese estado amenazando permanentemente a<br />

Chile, si nos hubiera tenido de su lado. Estuvimos anímicamente en su contra. Todo el problema de límites, de<br />

islotes y de aguas territoriales en el sur es un asunto fomentado desde el exterior para evitar la unidad de ambos<br />

pueblos, hasta en la Antartica. La prensa que ha apoyado un conflicto está manejada por viejos marranos de la<br />

Argentina, o bien por judíos y extranjeros masones, que han sido colocados allí como articulistas con ese fin<br />

preciso. La intervención del Vaticano nunca debió ser necesaria. Se hará pagar caro su mediación, poniendo un<br />

pie físico el judaismo católico en esos territorios aún inviolados, donde los gigantes selcnam oficiaban a sus<br />

Dioses.<br />

La Argentina también posee un mestizaje racial indeseable, habiendo entrado a predominar el siciliano de la mafia<br />

y el mulato en las organizaciones sindicales y peronistas. Es un país con un fuerte estamento blanco de<br />

inmigrantes, pero "latinos", como diría Palacios. Sin embargo, allí como aquí tal vez se pudo —o se podría aún—<br />

seguir una disciplina eugenésica, para alcanzar como meta final una integración del Cono Sur.<br />

Resumiendo, diremos que la situación chilena, la involución de su mestizaje, lo ha llevado a instaurar por primera<br />

vez en toda su historia una dictadura militar total y única en su tipo. Debido a esto, el plan sionista que se había<br />

destinado para Chile, como parte de un plan más amplio para todo el Cono Sur, ha podido ser aplicado más<br />

fácilmente y con mayor intensidad. Mientras los judíos comunistas y democráticos del exterior establecían una<br />

presión tremenda a través de los organismos internacionales, que ellos controlan, las Naciones Unidas, la Iglesia<br />

Católica, la Masonería, las Iglesias Protestantes, la Banca, etcétera, apoyaban la permanencia del gobierno con<br />

condiciones. Así se impusieron Friedman y sus amigos, que dieron apoyo exterior a la dictadura hasta que el plan<br />

se hubo cumplido. Ahora, ya podrían no necesitar más a este gobierno militar.<br />

Pero en lo que todos se equivocan es en creer que Chile pueda volver alguna vez al punto de partida anterior a los<br />

años setenta. La democracia jamás volverá a ser la de antaño, mucho menos el Gobierno impersonal de Portales,<br />

de ese Primer Ministro que no deseaba figurar y que servía al país y al Presidente, como si Chile fuera una<br />

Monarquía Constitucional. Portales' fue un ejemplo que se adelantó en muchos años a Oliveira Salazar, que de<br />

seguro ni siquiera supo de la existencia de ese gran Ministro.<br />

Puede que aquí vuelva una democracia, y los románticos ancianos que han visto aterrorizados cómo diez años se<br />

les escurren como el agua entre los dedos de la mano, querrán retornar a las andadas, con los parlamentos y las<br />

componendas políticas de antaño. Por un tiempo, hasta puede que tengan éxito, pero muy pronto se repetirá la<br />

dictadura militar —y no puede ser otra—, mucho más severa y despiadada, porque será marxis-ta, de izquierda,<br />

con las características más apropiadas al tipo del mestizaje predominante, finougureano, de las estepas rusas del<br />

Asia central. O bien, otra, con un civil entregado de lleno a servir intereses foráneos en la pugna estratégica y<br />

geopolítica, dentro de la cual esta área geográfica del mundo es fundamental.<br />

Chile se habrá "latinoamericanizado" al fin, y de verdad.<br />

ARISTOGENESIA<br />

Sin embargo, hemos venido asegurando que hasta un determinado punto crítico de la involución de un mestizaje<br />

existiría la posibilidad mágica de remontar la entropía. Por ello nos estaría permitido imaginar que Chile ha perdido<br />

la más grande oportunidad de su historia. Lo pensábamos así después de nuestras entrevistas con los hombres<br />

de armas, que entraron a gobernar estagnación en 1973. Fuimos a hablar con ellos y a ofrecer nuestra<br />

colaboración, porque pensábamos que la última posibilidad se había presentado. Nuestro ejército tenía una<br />

tradición única en toda América; era la oportunidad para intentar el esfuerzo sobrehumano de remontar la<br />

pendiente e instaurar aquí, aún cuando se fracasara y nos derrotara el Enemigo, una organización social y<br />

económica justa, nacionalsocialista. Para no espantar con el nombre, hablé a los militares de "socialismo<br />

prusiano". Algo que considera la tierra y la sangre, el trabajo del hombre, no el dinero y la especulación. La falta de<br />

conocimiento, de estudios serios, la soberbia y el deseo de servir a las influencias exteriores, especialmente al<br />

poderoso judío norteamericano, imposibilitó para siempre la solución verdadera. Al igual que con Jorge González<br />

von Marees, primó el destino fatal, los hados de la sangre mestiza. No vamos a continuar insistiendo con este<br />

asunto. Otros lo harán algún día, si es que aún puede brillar un nuevo sol.<br />

Los nacionalistas que colaboraron, creyendo en un gran cambio, eran sólo viscerales, emotivos, sin una seria<br />

concepción del mundo, sin cultura, sin educación filosófica. No vamos tampoco a referirnos a los sistemas<br />

socioeconómicos nacionalsocialistas, que pudieron aplicarse. Ahí están los libros que los estudian. Ningún<br />

nacionalista chileno de los mencionados conoce ni cree en el problema judío. Menos las Fuerzas Armadas. Y<br />

cuando algún almirante se ha referido al sionismo, fue obligado a rectificarse.<br />

La más grande oportunidad de nuestra historia se ha hundido entre los escombros de esta última catástrofe. Chile<br />

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