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El misterio habrá que atribuirlo a la geografía sacra, a la tierra. Chile, país de bellezas sublimes, de cumbres inalcanzables y puras, que habitaron los Dioses Blancos. Es en esta región sagrada donde se refugiaron, en el interior de la Montaña, los Gigantes del Antiguo Sol. Es más, las montañas son esos mismos gigantes petrificados, que un día retornarán a poblar un continente emergido de las aguas, el Continente del Espíritu, tras la gran catástrofe que cerrará el Kali-Yuga, la Época Más Oscura. Aquí también, dentro de la Montaña, se encuentra la Ciudad Mágica, encantada, que en los Himalaya se llamó Agartha y en los Andes es la Ciudad de los Césares. Aquí se ocultó el Gral y habitan los Siddhas hiperbóreos inmortales, los sacerdotes vikingos desaparecidos, los templarios, los reyes inkas y nuestro Führer, con sus más leales colaboradores, con sus magos y sus sabios. También, a este mundo del sur, vino Parzival. No hay nada más verídico que la Leyenda y el Mito. Todo lo que queda por debajo de ellos pertenece al reino de lo infrahumano. Este país del fin del mundo es el País de la Leyenda y del Mito. Por eso, de nuevo me encuentro aquí, de regreso de otras búsquedas lejanas. Los hombres que hoy habitan la superficie de esta tierra nada saben de esas verdades, viven en permanente desequilibrio con el paisaje sublime y en desconocimiento de sus Dioses, a los que no rinden culto ni obediencia. Son los esclavos sobrevivientes de la Atlántida, las razas mezcladas monstruosamente, sin orientación, sin fe, odiando todo lo que es bello, lo que sobresale, lo sublime detrás del paisaje, los Dioses de esa tierra íntima, transfísica. Salvo unos pocos hombres y mujeres, que aún buscan las entradas al recinto de los Dioses Hiperbóreos y de la Vida Eterna. Y esta tierra sacra, iluminada en lo interno por la luz polar del Sol Negro, esta Tierra de la Estrella de la Mañana, Oiyehue, y de la premonición del Rayo Verde, por polarización esotérica, tendrá que soportar los más fatídicos embates del Señor de las Sombras, del Representante del Caos. En verdad, en la superficie de esta tierra visible, éstos son sus dominios. La entera región es una fácil presa, por simbolizar la zona baja del planeta, donde circulan y dominan las poderosas fuerzas de la Libido. Aquí se encuentra el sexo del planeta, los chakras Muladhara y Svadisthana, de este Ser vivo que es la Tierra física, visible. En su reino nos movemos. Únicamente por la iniciación podremos sobrevivir y vencer. De lo contrario, las vibraciones terribles de esta zona surpolar nos destruirán, junto con nuestros sueños, como a todas las generaciones de hombres que aquí han vivido. Únicamente la transfiguración del paisaje, la liberación de los gigantes de la roca andina, la transmutación iniciática, la Resurrección, tras la Muerte Mística, el encuentro con. las entradas a la Ciudad Encantada, a la Tierra Interior, a los Oasis de la Antartica, la transformación del hombre en Dios, en Hombre-Total, harán posible que sobrevivamos y nos inmortalicemos. Es este el Camino del Gral de los Andes, es la Iniciación guerrera y viril del Hitlerismo Esotérico. Por conocer todo esto, no me extraño ya de los sucesos dramáticos que llevaron al desastre final del nazismo chileno y de la persona de su Jefe carismático. Para comprenderlo y sentirlo mejor, se hace necesaria una perspectiva de siglos, quizás de enteras edades. Porque si ésta fue la zona sacra del planeta, donde encontraron refugio los Dioses Blancos Hiperbóreos, los venusinos, las huestes de Lucifer (para usar este nombre y no otros, desconocidos por la mayoría), las de Mama-Ocelo, las de Kon-ticsi Huirakocha y Quetzalcdatl, las de Parzival y los templarios, entonces, era inevitable que aquí vinieran también sus enemigos lunares, que los combaten en todo su Universo. Sólo con esta comprensión podrá llegar a vislumbrarse la razón secreta de esa cruzada, que se llamó "Descubrimiento de América". Se sabía ya que los vikingos, siguiendo las huellas de los hiperbóreos, llegaron a esta región del mundo, reconstruyendo y construyendo grandes centros de civilizaciones arias (de los Dioses renacidos, de los "nacidos dos veces"), elTia-huanacu de los atumarunas y otros en lo que hoy es México y en las tierras de los mayas. Son las civilizaciones de Quetzalcdatl, la Serpiente Emplumada. Colón, que era judío, cumplía una misión secreta; se había apoderado en Portugal de mapas de expediciones vikingas y bretonas. Su viaje de "descubrimiento", en verdad era de redescubrimiento, y no fue financiado por las joyas de la Corona de España, sino por dineros de sus congéneres judíos, que le enviaban en misión secreta, siguiendo las huellas de los que reencontraron las moradas ocultas de los Dioses Blancos y del Grál. La Época Más Oscura avanzaba,en su involución, a velocidad acelerada. Los representantes de la luz en este mundo, tras la destrucción de los Templarios y la Guerra de los Treinta Años, sabían ya que nada podían hacer, fuera de custodiar el Gral y esperar que la Gran Ola lo sumergiera todo. Únicamente "en setecientos años más volvería a florecer el laurel", como decían los cataros, y un nuevo intento se haría con la- encarnación de un Avatar, para ganar perdiendo, dentro de las sombras fatídicas del Kali-Yuga. Los mapas de América y sus rutas oceánicas fueron hallados en los archivos portugueses, porque en Portugal se refugiaron los templarios. El Imperio Portugués, milagroso asunto, se debió a los templarios. Y fue en un barco con la bandera templaría que Parzival partió con el Gral hacia una tierra de Occidente (del Occidente secreto, donde jamás se pone el Sol Negro de la medianoche polar), de la que nunca más volvió, según nos lo cuenta su leyenda. Como por una suerte de ley fatal, allí donde va la luz, va la sombra. A mayor luz, mayor sombra. Por eso los judíos seguían el rayo luminoso, como hipnotizados, sonambúlicos, para tratar de apagarlo, aun antes de la destrucción física final del planeta. No saben —o tal vez lo sepan— que esta destrucción señalará precisamente el triunfo definitivo de la Luz, de una Nueva Luz, de un Nuevo Sol, y la desaparición de su Imperio de las Tinieblas. Será el 28
Retorno de la Edad Dorada, de Kalki, del Führer, desde los oasis antarticos de la Tierra Interior. La Resurrección de los Dioses, del Hombre-Dios. Cuando me hallaba en Viena de embajador, recibí instrucciones de mi gobierno de tomar contacto con ese siniestro judío, a quien se ha acusado de haber sido un agente delator al servicio de la Gestapo, Simón Wiesenthal, quien había hecho públicas declaraciones sobre Martin Bormann, asegurando que se encontraba en Chile y que un "diplomático chileno", al parecer Enrique Bello (que nunca fue diplomático), habría ofrecido venderle su pasaporte. Doy el nombre de Bello por haber sido también muy repentina su muerte, acaecida en un país de la Europa oriental. Bello era marxista. Me negué a ver a Wiesenthal y no cedí ante ninguna presión de Santiago,. Ahora bien, por esos tiempos, este judío publicó un libro sobre América Latina, afirmando que esta tierra había sido descubierta por sus congéneres. Designios tenebrosos solamente pueden inspirarlo. En todo caso, la "Operación secreta del descubrimiento de América" significó una real Cruzada contra los Dioses Blancos. Una verdadera "Cruzada contra el Gral", para usar el título del libro que sobre la tragedia de los cataros esbribiera Otto Rahn. Todas las huellas, todo el conocimiento, las ruinas, los secretos, la sabiduría de los Dioses Blancos fueron destruidos por los frailes católicos, movilizados desde el centro del judaismo mundial: la Roma vaticana, que hacía uso de sus hijos negros, la Inquisición española y el Imperio español. Todo rastro de los divinos, del origen venusino, de la historia planetaria anterior, fue sistemáticamente hecho desaparecer. Sin embargo, algunos conquistadores españoles actuaron por su cuenta, obedeciendo a la "memoria de su sangre visigoda", como Pedro Sarmiento de Gamboa, interesado por la magia y la alquimia; el Capitán César (de quien la "Ciudad" toma su nombre) y otros más que perdieron la vida buscando las Ciudades Encantadas, Elellin, Trapalnanda, Paititi, El Dorado. Para ellos, la Conquista de América fue una Operación de Alquimia Secreta, un opus alchimicum, y aquí venían no en busca del oro físico, sino del aurum pota-bile, ePque se bebe y entrega la Vida Eterna, el Sol Negro de la Medianoche polar. Esa Luz que aparece cuando se apaga la luz del Sol Físico, del Sol de Oro, que alumbra esta Segunda Tierra del Kali-Yuga. Por haber llegado a Chile más visigodos que a ninguna otra parte de América, por ser ésta una tierra de combates encarnizados con un pueblo aguerrido, no se destruyó aquí el aura de los Dioses Blancos. Por ello, el visigodo Alonso de Ercilla cantó esa epopeya en clave, "La Araucana", cuyo secreto aún no ha sido revelado. Su inspiración nos conecta con la tierra afín de los frisones y de las gestas nórdicas. Agotada la misión del Imperio español, de sus monjes inquisidores y de esos extraños "Imperios jesuítas" de América, que terminan destruyendo los restos vikingos en las tribus de indios blancos del Paraguay, los guayakis, el Imperio español será reemplazado por algo más siniestro aún: la "Independencia de América", propiciada por las logias masónicas que, desde Inglaterra, se aprestaban a terminar lo que el catolicismo comenzara, la entrega del "Nuevo Mundo" americano al dominio del judaismo. La última ofensiva contra los Dioses Blancos y contra el Gral ha comenzado. A su vez, el espíritu de la Revolución Francesa, que las logias propagan, será reemplazado por algo más diabólico, mas sin esperanzas: el imperialismo norteamericano. El judaismo se hace ecuménico y su cáncer se extiende por toda la superficie del planeta. Pero jamás alcanzará al interior, a la Otra Tierra; porque allí aún sobreviven los Dioses Blancos. Desde estas distancias, la perspectiva se amplía como para poder apreciar mejor la tragedia acaecida con el nazismo chileno, a su Jefe y a toda nuestra generación. La violencia sin precedentes, el odio visceral, satánico, que produjo la masacre y la destrucción psíquica, mental, espiritual y hasta física del Jefe, encuentran aquí una explicación. Ese milagro no podía permitirse, porque hacía peligrar una labor tesonera y minuciosa de siglos, un plan impuesto por el judaismo a través de las logias masónicas, que controla con mano férrea; también, por el catolicismo. En cuanto a las iglesias luteranas, presbiterianas, mormonas y tantas otras, que en gran número han comenzado a entrar a Chile, son todas filiales de la masonería y dependientes de las sinagogas, en cuya vecindad casi siempre levantan sus templos. Los sucesos de Chile nos sirven para comprender mejor lo acaecido en Alemania y con el Führer, la guerra mundial desatada en su contra, donde se activaron todos los resortes que el enemigo controla en la tierra visible y en los espacios invisibles —como lo revelara Rudolf Hess— antes de que fuera demasiado tarde y el plan siniestro fuera destruido por la acción negentrópica de las energías de la Swástika Levógira. Capitalistas y marxis-tas, ingleses, americanos y rusos, se unieron bajo el comando del Gobierno Invisible, para destruir al Führer y a Alemania. Masones y cristianos. Así se pueden explicar mejor las traiciones increíbles de que Hitler fuera objeto de parte de los generales de su Ejército y hasta de miembros de su partido. A los "traidores blancos" se les hizo saber con toda claridad que el plan perseguido era la destrucción del pueblo alemán, de su raza, el desmembramiento geográfico (ambas cosas se han logrado con la división de Alemania y con la invasión de su territorio por razas inferiores). Sin embargo, los "traidores blancos" no titubearon, a pesar de haber nacido alemanes. La Logia, el plan secreto, las órdenes inapelables de los invisibles, eran más fuertes para ellos que toda otra consideración, más importantes que el honor. Esto se puede conocer leyendo el libro del Generalmajor S.S. Otto Ernst Remer, "Verschwürung und Verrat um Hitler" (Conspiración y traición contra Hitler). Ahí se dan los nombres, la filiación y el rango de los traidores. Sin embargo, hasta hoy no ha sido posible saber quién era el agente máximo, al-lado del Führer, cuyo nombre en clave fue "Werther". 29
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Retorno de la Edad Dorada, de Kalki, del Führer, desde los oasis antarticos de la Tierra Interior. La Resurrección de<br />
los Dioses, del Hombre-Dios.<br />
Cuando me hallaba en Viena de embajador, recibí instrucciones de mi gobierno de tomar contacto con ese siniestro<br />
judío, a quien se ha acusado de haber sido un agente delator al servicio de la Gestapo, Simón Wiesenthal, quien<br />
había hecho públicas declaraciones sobre Martin Bormann, asegurando que se encontraba en Chile y que un<br />
"diplomático chileno", al parecer Enrique Bello (que nunca fue diplomático), habría ofrecido venderle su pasaporte.<br />
Doy el nombre de Bello por haber sido también muy repentina su muerte, acaecida en un país de la Europa oriental.<br />
Bello era marxista. Me negué a ver a Wiesenthal y no cedí ante ninguna presión de Santiago,. Ahora bien, por esos<br />
tiempos, este judío publicó un libro sobre América Latina, afirmando que esta tierra había sido descubierta por sus<br />
congéneres. Designios tenebrosos solamente pueden inspirarlo.<br />
En todo caso, la "Operación secreta del descubrimiento de América" significó una real Cruzada contra los Dioses<br />
Blancos. Una verdadera "Cruzada contra el Gral", para usar el título del libro que sobre la tragedia de los cataros<br />
esbribiera Otto Rahn. Todas las huellas, todo el conocimiento, las ruinas, los secretos, la sabiduría de los Dioses<br />
Blancos fueron destruidos por los frailes católicos, movilizados desde el centro del judaismo mundial: la Roma<br />
vaticana, que hacía uso de sus hijos negros, la Inquisición española y el Imperio español. Todo rastro de los<br />
divinos, del origen venusino, de la historia planetaria anterior, fue sistemáticamente hecho desaparecer. Sin<br />
embargo, algunos conquistadores españoles actuaron por su cuenta, obedeciendo a la "memoria de su sangre<br />
visigoda", como Pedro Sarmiento de Gamboa, interesado por la magia y la alquimia; el Capitán César (de quien la<br />
"Ciudad" toma su nombre) y otros más que perdieron la vida buscando las Ciudades Encantadas, Elellin,<br />
Trapalnanda, Paititi, El Dorado. Para ellos, la Conquista de América fue una Operación de Alquimia Secreta, un<br />
opus alchimicum, y aquí venían no en busca del oro físico, sino del aurum pota-bile, ePque se bebe y entrega la<br />
Vida Eterna, el Sol Negro de la Medianoche polar. Esa Luz que aparece cuando se apaga la luz del Sol Físico, del<br />
Sol de Oro, que alumbra esta Segunda Tierra del Kali-Yuga.<br />
Por haber llegado a Chile más visigodos que a ninguna otra parte de América, por ser ésta una tierra de combates<br />
encarnizados con un pueblo aguerrido, no se destruyó aquí el aura de los Dioses Blancos. Por ello, el visigodo<br />
Alonso de Ercilla cantó esa epopeya en clave, "La Araucana", cuyo secreto aún no ha sido revelado. Su inspiración<br />
nos conecta con la tierra afín de los frisones y de las gestas nórdicas.<br />
Agotada la misión del Imperio español, de sus monjes inquisidores y de esos extraños "Imperios jesuítas" de<br />
América, que terminan destruyendo los restos vikingos en las tribus de indios blancos del Paraguay, los guayakis,<br />
el Imperio español será reemplazado por algo más siniestro aún: la "Independencia de América", propiciada por las<br />
logias masónicas que, desde Inglaterra, se aprestaban a terminar lo que el catolicismo comenzara, la entrega del<br />
"Nuevo Mundo" americano al dominio del judaismo. La última ofensiva contra los Dioses Blancos y contra el Gral<br />
ha comenzado.<br />
A su vez, el espíritu de la Revolución Francesa, que las logias propagan, será reemplazado por algo más diabólico,<br />
mas sin esperanzas: el imperialismo norteamericano. El judaismo se hace ecuménico y su cáncer se extiende por<br />
toda la superficie del planeta.<br />
Pero jamás alcanzará al interior, a la Otra Tierra; porque allí aún sobreviven los Dioses Blancos.<br />
Desde estas distancias, la perspectiva se amplía como para poder apreciar mejor la tragedia acaecida con el<br />
nazismo chileno, a su Jefe y a toda nuestra generación. La violencia sin precedentes, el odio visceral, satánico, que<br />
produjo la masacre y la destrucción psíquica, mental, espiritual y hasta física del Jefe, encuentran aquí una<br />
explicación. Ese milagro no podía permitirse, porque hacía peligrar una labor tesonera y minuciosa de siglos, un<br />
plan impuesto por el judaismo a través de las logias masónicas, que controla con mano férrea; también, por el<br />
catolicismo. En cuanto a las iglesias luteranas, presbiterianas, mormonas y tantas otras, que en gran número han<br />
comenzado a entrar a Chile, son todas filiales de la masonería y dependientes de las sinagogas, en cuya vecindad<br />
casi siempre levantan sus templos.<br />
Los sucesos de Chile nos sirven para comprender mejor lo acaecido en Alemania y con el Führer, la guerra mundial<br />
desatada en su contra, donde se activaron todos los resortes que el enemigo controla en la tierra visible y en los<br />
espacios invisibles —como lo revelara Rudolf Hess— antes de que fuera demasiado tarde y el plan siniestro fuera<br />
destruido por la acción negentrópica de las energías de la Swástika Levógira. Capitalistas y marxis-tas, ingleses,<br />
americanos y rusos, se unieron bajo el comando del Gobierno Invisible, para destruir al Führer y a Alemania.<br />
Masones y cristianos. Así se pueden explicar mejor las traiciones increíbles de que Hitler fuera objeto de parte de<br />
los generales de su Ejército y hasta de miembros de su partido. A los "traidores blancos" se les hizo saber con toda<br />
claridad que el plan perseguido era la destrucción del pueblo alemán, de su raza, el desmembramiento geográfico<br />
(ambas cosas se han logrado con la división de Alemania y con la invasión de su territorio por razas inferiores). Sin<br />
embargo, los "traidores blancos" no titubearon, a pesar de haber nacido alemanes. La Logia, el plan secreto, las<br />
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que el honor. Esto se puede conocer leyendo el libro del Generalmajor S.S. Otto Ernst Remer, "Verschwürung und<br />
Verrat um Hitler" (Conspiración y traición contra Hitler). Ahí se dan los nombres, la filiación y el rango de los<br />
traidores. Sin embargo, hasta hoy no ha sido posible saber quién era el agente máximo, al-lado del Führer, cuyo<br />
nombre en clave fue "Werther".<br />
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