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2 - Gnostic Liberation Front

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El misterio habrá que atribuirlo a la geografía sacra, a la tierra. Chile, país de bellezas sublimes, de cumbres<br />

inalcanzables y puras, que habitaron los Dioses Blancos. Es en esta región sagrada donde se refugiaron, en el<br />

interior de la Montaña, los Gigantes del Antiguo Sol. Es más, las montañas son esos mismos gigantes petrificados,<br />

que un día retornarán a poblar un continente emergido de las aguas, el Continente del Espíritu, tras la gran<br />

catástrofe que cerrará el Kali-Yuga, la Época Más Oscura. Aquí también, dentro de la Montaña, se encuentra la<br />

Ciudad Mágica, encantada, que en los Himalaya se llamó Agartha y en los Andes es la Ciudad de los Césares. Aquí<br />

se ocultó el Gral y habitan los Siddhas hiperbóreos inmortales, los sacerdotes vikingos desaparecidos, los<br />

templarios, los reyes inkas y nuestro Führer, con sus más leales colaboradores, con sus magos y sus sabios. También,<br />

a este mundo del sur, vino Parzival.<br />

No hay nada más verídico que la Leyenda y el Mito. Todo lo que queda por debajo de ellos pertenece al reino de lo<br />

infrahumano. Este país del fin del mundo es el País de la Leyenda y del Mito. Por eso, de nuevo me encuentro aquí,<br />

de regreso de otras búsquedas lejanas. Los hombres que hoy habitan la superficie de esta tierra nada saben de<br />

esas verdades, viven en permanente desequilibrio con el paisaje sublime y en desconocimiento de sus Dioses, a<br />

los que no rinden culto ni obediencia. Son los esclavos sobrevivientes de la Atlántida, las razas mezcladas<br />

monstruosamente, sin orientación, sin fe, odiando todo lo que es bello, lo que sobresale, lo sublime detrás del<br />

paisaje, los Dioses de esa tierra íntima, transfísica. Salvo unos pocos hombres y mujeres, que aún buscan las<br />

entradas al recinto de los Dioses Hiperbóreos y de la Vida Eterna.<br />

Y esta tierra sacra, iluminada en lo interno por la luz polar del Sol Negro, esta Tierra de la Estrella de la Mañana,<br />

Oiyehue, y de la premonición del Rayo Verde, por polarización esotérica, tendrá que soportar los más fatídicos<br />

embates del Señor de las Sombras, del Representante del Caos. En verdad, en la superficie de esta tierra visible,<br />

éstos son sus dominios. La entera región es una fácil presa, por simbolizar la zona baja del planeta, donde circulan<br />

y dominan las poderosas fuerzas de la Libido. Aquí se encuentra el sexo del planeta, los chakras Muladhara y<br />

Svadisthana, de este Ser vivo que es la Tierra física, visible. En su reino nos movemos. Únicamente por la<br />

iniciación podremos sobrevivir y vencer. De lo contrario, las vibraciones terribles de esta zona surpolar nos<br />

destruirán, junto con nuestros sueños, como a todas las generaciones de hombres que aquí han vivido.<br />

Únicamente la transfiguración del paisaje, la liberación de los gigantes de la roca andina, la transmutación<br />

iniciática, la Resurrección, tras la Muerte<br />

Mística, el encuentro con. las entradas a la Ciudad Encantada, a la Tierra Interior, a los Oasis de la Antartica, la<br />

transformación del hombre en Dios, en Hombre-Total, harán posible que sobrevivamos y nos inmortalicemos. Es<br />

este el Camino del Gral de los Andes, es la Iniciación guerrera y viril del Hitlerismo Esotérico.<br />

Por conocer todo esto, no me extraño ya de los sucesos dramáticos que llevaron al desastre final del nazismo<br />

chileno y de la persona de su Jefe carismático. Para comprenderlo y sentirlo mejor, se hace necesaria una perspectiva<br />

de siglos, quizás de enteras edades. Porque si ésta fue la zona sacra del planeta, donde encontraron<br />

refugio los Dioses Blancos Hiperbóreos, los venusinos, las huestes de Lucifer (para usar este nombre y no otros,<br />

desconocidos por la mayoría), las de Mama-Ocelo, las de Kon-ticsi Huirakocha y Quetzalcdatl, las de Parzival y los<br />

templarios, entonces, era inevitable que aquí vinieran también sus enemigos lunares, que los combaten en todo su<br />

Universo. Sólo con esta comprensión podrá llegar a vislumbrarse la razón secreta de esa cruzada, que se llamó<br />

"Descubrimiento de América". Se sabía ya que los vikingos, siguiendo las huellas de los hiperbóreos, llegaron a<br />

esta región del mundo, reconstruyendo y construyendo grandes centros de civilizaciones arias (de los Dioses<br />

renacidos, de los "nacidos dos veces"), elTia-huanacu de los atumarunas y otros en lo que hoy es México y en las<br />

tierras de los mayas. Son las civilizaciones de Quetzalcdatl, la Serpiente Emplumada.<br />

Colón, que era judío, cumplía una misión secreta; se había apoderado en Portugal de mapas de expediciones<br />

vikingas y bretonas. Su viaje de "descubrimiento", en verdad era de redescubrimiento, y no fue financiado por las<br />

joyas de la Corona de España, sino por dineros de sus congéneres judíos, que le enviaban en misión secreta,<br />

siguiendo las huellas de los que reencontraron las moradas ocultas de los Dioses Blancos y del Grál. La Época<br />

Más Oscura avanzaba,en su involución, a velocidad acelerada. Los representantes de la luz en este mundo, tras la<br />

destrucción de los Templarios y la Guerra de los Treinta Años, sabían ya que nada podían hacer, fuera de custodiar<br />

el Gral y esperar que la Gran Ola lo sumergiera todo. Únicamente "en setecientos años más volvería a florecer el<br />

laurel", como decían los cataros, y un nuevo intento se haría con la- encarnación de un Avatar, para ganar<br />

perdiendo, dentro de las sombras fatídicas del Kali-Yuga.<br />

Los mapas de América y sus rutas oceánicas fueron hallados en los archivos portugueses, porque en Portugal se<br />

refugiaron los templarios. El Imperio Portugués, milagroso asunto, se debió a los templarios. Y fue en un barco con<br />

la bandera templaría que Parzival partió con el Gral hacia una tierra de Occidente (del Occidente secreto, donde<br />

jamás se pone el Sol Negro de la medianoche polar), de la que nunca más volvió, según nos lo cuenta su leyenda.<br />

Como por una suerte de ley fatal, allí donde va la luz, va la sombra. A mayor luz, mayor sombra. Por eso los judíos<br />

seguían el rayo luminoso, como hipnotizados, sonambúlicos, para tratar de apagarlo, aun antes de la destrucción<br />

física final del planeta. No saben —o tal vez lo sepan— que esta destrucción señalará precisamente el triunfo<br />

definitivo de la Luz, de una Nueva Luz, de un Nuevo Sol, y la desaparición de su Imperio de las Tinieblas. Será el<br />

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