2 - Gnostic Liberation Front
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araucano tuviera razón cuando afirmaba que la muerte no es un fenómeno natural, sino producido desde afuera y<br />
que sólo se puede combatir por medio de la magia, del exorcismo, del sahumerio, obligando al agente de la<br />
muerte a salir del cuerpo enfermo. Fue lo que intentó hacer Hitler en Alemania. En Chile habríamos necesitado de<br />
un Gran Machi para poder salvarnos.<br />
Si el judío aparece en la superficie con el Frente Popular, con los sefarditas Abraham Ortega, Ministro de<br />
Relaciones Exteriores del Presidente Pedro Aguirre Cerda y Joselín de la Masa, su subsecretario, quienes facilitan<br />
la entrada de miles de judíos^ europeos a Chile y con los judíos Natho y Bergman, el proceso se continúa con<br />
los decenios radicales, con ministros "chuetas" y se consolida con la Democracia Cristiana y con Allende. Si hay<br />
algo que realmente pareciera irreversible es esto, sin importar quien esté en el poder ni en el gobierno del país.<br />
Porque es asunto racial, de la descomposición del mestizaje, un proceso que escapa a la dirección y decisión de<br />
la razón pura. Es un Destino, un karma genético. Aquí y en todo el mundo. Por eso, cuando Allende es derrocado<br />
y se produce el golpe militar de 1973, el cambio deberá ser únicamente en la superficie, de una gente casi igual,<br />
por otra no muy diferente. Aunque en el estilo y aspecto visible de la vida las cosas parecieran distintas, en el<br />
fondo se irá en la dirección única, inalterable. El enemigo que se combate afuera no está ahí, está adentro. Y<br />
adentro, los que intentaban destruir el agro tradicional, el suelo y su sangre con el marxismo, son idénticos,<br />
racialmente hablando, a los que luego lo han hecho con el supercapitalismo, con el sistema liberal y<br />
elmonetarismo. El judío ha sido amo y señor en todos los casos. Y esto por falta de instinto racial chileno. Porque<br />
nunca existió este instinto, porque nunca hubo raza chilena. Lo que hubo fue un mestizaje en descomposición. Su<br />
ciclo se ha cerrado.<br />
EL GOLPE MILITAR DE 1973<br />
No es simplificar decir que en Yalta el judío tomó posesión oficial del mundo, dividiéndolo entre sus congéneres en<br />
el poder en Rusia y sus congéneres en el poder en los Estados Unidos de América. El juego aún permitido<br />
consiste en saber cuál de los dos se queda con el dominio total del planeta. Es un juego al estilo judío; es decir,<br />
sangriento, y en el que<br />
En medio de este argumento se introducen, como de contrabando, algunos personajes pintorescos, que son<br />
permitidos para poner un poco de color en los acontecimientos y así despistar al resto, tendiendo una cortina de<br />
humo sobre la verdadera realidad que, de otro modo, podría aparecer monótona y demasiado evidente. Es así<br />
que se dan los casos de Fidel Castro, Kadaffi y Salvador Allende, más otros que aún podrían ir apareciendo.<br />
Ninguno de estos sujetos podrá hacer un juego propio, porque están sirviendo los intereses del amo único e<br />
indiscutido. En el caso de Castro y de Allende no había mucha libertad de maniobra, desde el comienzo, pues,<br />
uno es marrano y el otro fue directamente judío por su madre. Sus instintos deberían llevarles a tratar de destruir<br />
a la gente con la cual convivieron y la tradición, si la hubo, la alegría de vivir, el contacto vital con el suelo de la<br />
patria. Ambos introdujeron a los rusos. Fidel Castro es un "yanacona", un "curaca" de los judíos soviéticos.<br />
Allende se movía en la misma dirección cuando fue derrocado.<br />
Difícil sería explicarse el caso de Allende si no se tiene en cuenta la mitad de su sangrev'vólviéndose contra la otra<br />
mitad. Perteneciente a la pequeña burguesía chilena, habiendo disfrutado de todos sus beneficios y, sobre todo,<br />
conociendo —por ser masón y político de experiencia— que el mundo había sido dividido en. Yalta por sus<br />
mismos congéneres, se entrega a Fidel Castro y a su Organización de la OLA, para crear la subversión<br />
continental. El Partido Comunista chileno y los rusos no tenían ninguna fe en Allende. Deciden sólo aprovecharse<br />
al máximo de la oportunidad que les ofrece para obtener el know how norteamericano de las minas de cobre y<br />
hacer un levantamiento hidrográfico en toda la zona sur de los canales, del Estrecho de Magallanes y en la<br />
Antartica chilena, de gran valor estratégico para los altos mandos militares de la Rusia Soviética. Sabían que el<br />
asunto no podía durar mucho y sólo jugaban la carta del tiempo.<br />
Salvador Allende tuvo en sus manos haber intentado transformar a Chile en un país socialista del tipo de los<br />
escandinavos, algo que los Estados Unidos le habrían permitido y que era lo que de él se esperaba. Pero su<br />
instinto autodestructivo y los lazos con Fidel Castro y el MIR, la guerrilla armada chilena y la OLA (Organización<br />
Latinoamericana para la guerrilla y el terrorismo) no lo dejaron. Los comunistas le acusan de haber sido responsable<br />
de la dictadura militar en Chile, por carencia de flexibilidad y de realismo político, al haber cerrado todas<br />
las puertas para una posible salida de compromiso. Así fue; pero lo cierto es que salida no la hubo nunca, desde<br />
el principio, porque ni Allende ni Chile la tenían. Los hechos políticos y sociales de los pueblos siempre son<br />
símbolos de una realidad más profunda. Ya hemos dicho esto al referirnos al fenómeno del subdesarrollo<br />
económico de Hispanoamérica.<br />
Tal como con las décadas oscuras y olvidadas de los años treinta, no es mi intención transformarme en el<br />
historiador adelantado de los sucesos de los años setenta, ni siquiera en su intérprete. Si embargo, el drama<br />
incide en el tema de este libro: las acciones arquetípicas a través de los registros automáticos y semiautomáticos<br />
de la sangre. El Pathos del Destino.<br />
También a riesgo de retornar a lo anecdótico, volveré a referirme a acontecimientos en los que me tocó ser actor,<br />
por mis responsabilidades de aquellos años.<br />
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