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2 - Gnostic Liberation Front

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visionario, Palacios hizo lo que Gobineau por desconocimiento, o por haberle faltado valor, no cumplió. Además,<br />

Palacios, ataca al marxismo y lo declara doctrina judía, perniciosa para la "raza chilena".<br />

Sin exagerar, y pretendiendo únicamente ser objetivos, debemos afirmar que, cualquiera que sea ya el futuro que<br />

se le depare a Chile, este pequeño país, del "último rincón del mundo", como se lo ha llamado, fue un país<br />

especial, fue único. Que se haya podido escribir y publicar una obra como "Raza Chilena", nos obliga a<br />

analizarnos a nosotros mismos. Porque esta obra sólo pudo concebirse en Chile y en ninguna otra parte, salvo en<br />

Alemania, o por el mismo Gobineau, a quien muy pocos leyeron en la Francia de su tiempo. Tiene una<br />

extraordinaria similitud con un libro escrito muchos años después en la Alemania hitlerista: "El Mito del Siglo XX",<br />

de<br />

Alfred Rosenberg, pareciéndosele hasta en los defectos. Nada similar se ha vuelto a producir en algún país<br />

americano, ni del norte, ni del sur. Esta obra se salva, la única, del juicio que diéramos sobre la creación cultural<br />

en este continente. Me encuentro identificado con su autor. Al igual que con Pedro Sarmiento de Gamboa, me<br />

estremezco de emoción al comprender la soledad y la tristeza que embargaron los últimos años de Nicolás<br />

Palacios, ese hombre genial, visionario y profeta. En las huellas de sus plantas voy poniendo mis pies, en<br />

dirección de Antu, el Antiguo Sol de nuestras cumbres andinas, guiado por las lumbres que "en cada roca<br />

sobresaliente, él dejara encendidas con sus sueños".<br />

Tal vez el título de la obra de Nicolás Palacios podría inducir a error. No creo que se pueda hablar de "raza<br />

chilena". Es cierto que existe, o existió, un marcado "espíritu nacional", influido por el paisaje de esta tierra mística;<br />

pero raza chilena no existe, ni existirá nunca. Un especial espíritu y el aislamiento geográfico, nos han dado la<br />

ilusión de una raza. Lo que aquí hay, o hubo, es un "mestizaje^ parejo". Pero un mestizaje jamás producirá una<br />

raza, por homogéneo que sea en algunos estratos de la población. Lo que aún aquí se puede intentar es salirse<br />

del mestizaje, si esto fuera todavía posible, siempre que no se haya alcanzado el "punto del no retorno", para<br />

volver a ser un ario, como ya lo hemos dicho; salirse del mestizaje para alcanzar realmente la raza. La raza<br />

blanca. Por supuesto que este intento es más fácil en países como Alemania, donde el ario puro estuvo al alcance<br />

de la mano, por así decirlo. Durante Hitler, se puso en práctica toda una tecnología sabia de limpieza y eugenesia<br />

racistas. Entre nosotros, el problema es casi insoluble en los momentos actuales. Si Alemania hubiese ganado la<br />

guerra, otras serían las cosas para Chile y para el mundo. Ahora vamos despeñándonos hacia un abismo.<br />

Contrariamente a Palacios, creo que el mestizaje chileno, como todo mestizaje, es malo y se encuentra ya en<br />

plena descomposición, como el mestizaje del resto de América y de la tierra. Por ello, mi visión, como la de<br />

Gobineau, es apocalíptica al presente, ya casi sin esperanzas. El Kali-Yuga deberá alcanzar su final.<br />

La raza pura, hiperbórea, es distintivo de la divinidad. El Demonio impulsó la mezcla, oponiéndose así a la obra de<br />

los divinos.<br />

La raza blanca fue poseedora del Vril y de una condición especial para percibir el espacio en tres y cuatro<br />

dimensiones, cosa que el animal-hombre, el sudra de los pueblos de color, no posee. La posibilidad de recuperar<br />

aquellas cualidades de la raza blanca original se haría efectiva únicamente por una "alquimia del regreso", yendo<br />

hacia atrás, con la mezcla consciente del semiblanco con el más blanco, por una eugenesia estricta en los<br />

matrimonios y en la progenie, hasta lograp-él punto exacto de la transmutación, donde todo dependerá de la<br />

magia o del milagro de la nueva encarnación de un espíritu que hará realidad la recuperación del Poder perdido,<br />

del Vril y de las cualidades de la visión que aún existían en la Segunda Hiperbórea Polar.<br />

La corriente de los tiempos actuales, con los propagandistas religiosos y políticos de la mezcla a<br />

escala'planetaria, hace imposible hablar de estas cosas en Chile, de modo que se ha transformado a este país en<br />

enemigo de los que aún siguen luchando por el cumplimiento de una misión superior para el héroe, en estas<br />

zonas mágicas de la tierra.<br />

"Raza Chilena" es un canto a nuestra nacionalidad, al mestizaje chileno, que Palacios llama "raza",-así como "La<br />

Araucana" fuera un canto al mestizaje araucano, que también Ercilla concibió como "raza". Nicolás Palacios fue<br />

autor de una de las obras más importantes de nuestra lengua, obra fundamental aun para los españoles, si la<br />

conocieran o pudieran leerla sin el prejuicio antigótico que los obsesiona. Por aquella obra nos fue dada a los<br />

chilenos la ilusión de creer que podíamos hablar de raza, cosa imposible en otro país americano, incluyendo el<br />

continente del Norte. Tampoco se puede hablar de "raza española". Por eso nos parece absurdo la celebración<br />

del "Día de la Raza", en que se incluye a todos los pueblos hispanos. ¿A qué raza se refieren, al bastardo<br />

americano o al bastardo ibero? Al referirse a cualquiera de esos conglomerados, sólo se puede hablar de<br />

"pueblo".<br />

Nos parece que Encina difiere con Palacios en lo referente al mestizaje chileno, que para él no es bueno.<br />

Según Palacios, la "raza" chilena es mestiza de dos componentes parejos, que se dan como constancias. Su<br />

homogeneidad se habría debido a la existencia de no más de dos factores sexuales, siempre idénticos, el hombre<br />

godo y la mujer araucana, o mapuche. Se puede así inferir un mestizaje continuo, por lo menos hasta el inicio de<br />

esta centuria, donde comienza perceptiblemente a alterarse el equilibrio de los componentes en beneficio de uno<br />

de ellos, el más numeroso de la raza inferior y de color; lo que se hace visible al acercarnos al fin del siglo XX.<br />

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