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muerte, para entregarles la Copa con el Licor de la Inmortalidad, si le han sido fieles hasta la muerte. Es el Walhalla. Así invocaban nuestros ancestros, los mapuches, los gigantes de esta tierra, a la Estrella de la Patria Nupcial, del origen perdido, del Paraíso de Avallón, desde el exilio de esta tierra dura del Nuevo Sol. Los Vigilantes del Alba, los Peregrinos de la Nostalgia, los Caminantes de la Aurora, los Guerreros de la Orden de Wotan-Lucifer: " ¡Oh, Estrella de la Mañana, Oiyehue, Quetzalcóatl, Lucifer, Wotan, Ir, Er, Irmín! ¡Envuélveme en tu luz Honda, humedecida, Deja caer sobre mí Tus pétalos de luz, Como desde un otoño De los cielos, Acompáñame en mi Guerra, en mis combates, Para que un día yo pueda Vencer y vindicarte!" Heil! EL HOMBRE Los más antiguos habitantes del País de la Estrella de la Mañana fueron los gigantes; pero ya se fueron. Nuestra misión es hacerles regresar, junto con el continente sumergido, con la Vaina de la Espada; la Lemuria, la Hiperbórea Sud-Polar. Junto a Otro Sol. Los navegantes españoles e ingleses de los siglos XVI, XVII y XVIII afirman que en la Patagonia y Tierra del Fuego se encontraron con una raza de gigantes. Dibujos y grabados de esas épocas nos muestran a marinos junto a unos indígenas enormes, que les contemplan desde lo alto. Pero el dueño de esta tierra, en tiempos conocidos de la conquista española, era el mapuche, que los inkas llamaron araucano, que quiere decir rebelde. Los españoles adoptaron este nombre de preferencia, para referirse a ese indígena que luchó fanáticamente por su tierra y su libertad. El araucano, el mapuche auténtico, sólo existió entre los ríos Aconcagua y Toltén. También se encontraban los picunches, los pehuenches y, más al sur, los huilliches, estos últimos oriundos de la Pampa argentina. El huilliche es un indio dolicocéfalo. El araucano tardío, mezclado, in-volucionado, es braquicéfalo. El pehuenche es un mestizo de patagón y mide un metro sesenta y ocho, más o menos. El mapuche, no medía más de un metro sesenta y dos. Los araucanos eran patriarcales, los pehuenches semimatriarcales. Todo esto, lo repetimos, a la llegada de los españoles y como promedio, ya que hay cronistas que afirman haber encontrado entre los araucanos tipos completamente distintos, altos, de facciones muy regulares y hasta rubios y de ojos azules. Seguramente así fue el Cacique Kari, de haber realmente existido. Y hay un término mapuche extraño: Ré Che, que significa "hombre de sangre pura, real, gente de la aristocracia". Hace algunos años, tuve ocasión de ver en la televisión a un hombre araucano que afirmaba que ellos eran blancos y de raza aria. Me llamó poderosamente la atención y me trajo al recuerdo afirmaciones de José Toribio Medina y de Claudio Gay. En "Los Aborígenes de Chile", José Toribio Medina escribe que "Un fraile dominicano, Fray Gregorio García, estudioso del origen de los indios del Nuevo Mundo, refiriéndose a Chile afirma que los primeros pobladores del país fueron los frisones, o habitantes del país de Frisia. Dada la destreza de navegantes de los frisones, no es difícil deducir que los indios de Chile y aun los del Perú, descienden de los frisones, o frisios". Y, luego, Medina cita a Ercilla, recordando que la india Glaura le aseguró que era descendiente de la antigua sangre de Frisia. Por su parte, Gay, en sus "Documentos", dice: "Los indios de Valdivia eran blancos y todas sus mujeres hermosas". Ni Medina ni Gay conocían la "Crónica de Oera Linda", donde se refiere de un Rey-Marino frisón, llamado Inka, que navega hacia América y no vuelve más. Es probable que los araucanos hayan sido atumarunas de la civilización de Tiahuanacu, que pereciera en una guerra fratricida, o en el mestizaje. Ercilla habrá recogido nociones antiguas a través de su informante la india Glaura y en ellas se inspiró para escribir su Epopeya "nórdica". "La Araucana", donde mezcla voluntariamente una serie de hechos de armas heroicos con nombres de claro origen germánico, como esa Fresia, mujer de Caupolicán, que no puede ser otra que la Diosa Freya de los frisones, de los ases y los vanes. Una suerte de walkiria Brunhild, en el poema de Don Alonso. Como la hija del vikingo Eric el Rojo, en Vinland, llamada Freydis, una suerte de amazona, cuyo furor guerrero espantó a los aborígenes. Fresia aparece con algunas de esas características en "La Araucana". El Conde de Gobineau afirma que las artes líricas, la poesía, la literatura son un producto del mestizaje con la raza negra. Pero el gran Poema Épico, la Gesta, la Poesía Cosmogónica y el Canto bárdico son un producto del alma aria, nórdica, polar. Así también la poesía de los Minnesánger. (Por ello, Ezra Pound tituló "Cantos" (Canzos) a sus poemas.) La literatura por la literatura, el arte por el arte, toda esa producción literaria que proli-fera desde el siglo XVIII en adelante y que se hace posible con la destrucción de los cataros, templarios y Minnesánger, es obra del subhombre, del mestizaje, cuando el negro predomina. Tiene su centro de creación en la Francia latinizada y se extiende como una mancha de petróleo a través de los Océanos: la novela, el poema, la ficción. Son muy pocos los pueblos que han inspirado un poema épico, como "La Araucana", de Don Alonso de Ercilla y Zúñiga, guerrero Minnesánger. Y Chile lo ha merecido. En este país no florecieron los literatos, los 252
versificadores, hasta fines del pasado siglo y con abundancia en el actual. Fue un país sobrio, nos atreveríamos a decir ario, de historiadores y de un solo poema de gesta, "La Araucana". Se ha pretendido que éste no es un poema épico, sino histórico, "porque los hechos que relata carecen de proyección universal", debido al apartado rincón del mundo donde sucedieran. El razonamiento es típico del estamento académico. A mi entender, "La Araucana" puede compararse aun con "El Mío Cid", y, salvo su carencia de simbolismo esotérico —aunque no es seguro que no lo posea— con Die Nibelungen. La influencia muy debilitada de Tasso no le hace favor. Por fortuna, se encuentra en unas pocas octavas que quedan fuera del argumento del gran poema, por referirse a temas europeos, habiendo sido omitidas en la edición de 1888, comentada y analizada por Abraham Kónig, alemán de Chile. Es muy posible que Ercilla haya también intentado "trobar clus", es decir, en clave. Y que esta clave se encuentre en muchos de los nombres que empleara. También Gay cree que el nombre de Fresia tiene su origen en Frisia, frisón, etcétera. Y Fitón, el brujo, el machi, o mago araucano del Poema, sería una forma arcaica de Pitón, la serpiente mítica (¿Kun-dalini?) que al ser muerta cerca de Delfos por Apolo, el Dios hiperbóreo, sirve para cubrir con su piel el trípode de la pitonisa, que a su vez toma su nombre de Pitón o Fitón, que también es Frisón. Nosotros no afirmaremos que el araucano es un blanco ario; pero sí que el ario que a este extremo sur de la tierra llegara, en tiempos muy remotos, seguramente en busca de sus ancestros gigantes, tras la desaparición de todo un mundo, se mezcló con un pueblo mongólico que aquí se hallaba o que arribó después de él. Si fue un frisón, si fue un vikingo, o un hiperbóreo, o un troyano, no podríamos asegurarlo ya; pero fue un blanco que, de nuevo, cometió el "pecado racial". Y la india Glaura tendrá razón al asegurar a Ercilla que sus antepasados fueron los hijos de la Frisia norpolar. Los araucanos aseguran que ellos descienden de hombres blancos y rubios. Es extraordinario llegar a saber que ellos han empleado la palabra sagrada OM, ese mantra ario hiperbóreo, que perdura en India y que los indoarios llevarán a Egipto con su Dios del Sol Negro: Amón Ra. Amón viene de OM y, de allí, judíos y cristianos han derivado "amén", que es OM. Es ésta la formulación en clave para AUM- la Trilogía esotérica hindú, que repite la de Wotan, Thor, Tyr. Al igual que los pieles rojas de la América del Norte, el araucano sería un producto racialmente involucionado de una mezcla. Guarda la sabiduría antigua en una parte cada vez más estrecha de la memoria de su sangre. Ellos también aman la poesía, de gesta, a la que llaman Ul. Su coraje y sus prácticas guerreras, su patriarcado, su respeto a la mujer y a los hijos, su medicina de hierbas, su culto por el árbol sagrado, el canelo y el laurel, por los montes y volcanes, por los ríos y el bosque, son herencia aria. El Führer Prinzip está preservado en la institución del cinchicona, como ya hemos visto. No es que el araucano sea un indio distinto en su esencia de los otros del Imperio Inka; sólo su mezcla habrá variado en proporciones y en los componentes. Lo más probable es que los padres del pueblo hayan sido atumarunas o un ario de sangre pura, un Ré-ché, que luego se ha mezclado fatalmente con mongoles en su descendencia. Así, a la llegada de los españoles, la raza aún permanecía más limpia y el "elemento nórdico", como diría Günther, se preservaba aún predominando, a lo menos en el sentido heroico de la vida y de la muerte. De ahí.que Ercilla haya sido de tal modo impresionado, llegando a cantar al araucano como podría haberlo hecho con un griego de Esparta, o con un germano antiguo. Sin embargo, un cronista, Fray Reginaldo de Lizárraga, habla muy mal de los araucanos. Dice que "El capitán del inga llegó hasta Santiago de Chile, y doce leguas más adelante, y viéndolos tan bárbaros los llamó en su lengua purun auca, que quiere decir indios barbarísimos. (De auca derivó ar-aucano.) Son grandes holgazanes, las mujeres trabajan en todo lo necesario; sin ley ni rey. El más valiente entre ellos es el más temido. Son deshonestísimos. Son grandes hechiceros. Sus consultas son en las borracheras muy frecuentemente. Llevan allí sus armas y borrachos se matan fácilmente. No tienen dos dedos de frente, que es señal de gente traidora y bestial, porque los caballos y mulos angostos de frente lo son. No saben perdonar enojo, por lo cual son vindicativos en gran manera; no creen que hay muerte natural, sino violenta, acaso porque si alguno muere es porque otro le dio riñendo un bofetón o puñada, o con un palo, o le tiró de los cabellos. No creo que se ha hallado alguna nación que no adorase alguna cosa y tuviesen por Dios, pero éstos ni a Sol, Luna, ni estrellas..." Esta visión es opuesta a la de Ercilla, debiendo, sin embargo, no ser desdeñada en absoluto, ya que corresponde en mucho a la manera de ser del pueblo bajo de Chile. Esas malas cualidades se encuentran vivas alíi, como ya hemos recalcado, pudiendo corresponder al elemento mongólico, salvaje, subhumano del animal-hombre, del esclavo de la Atlántida, con el cual se mezcló el ario blanco, el frisón, el atumaruna, así como las cualidades de este último, que salieron a la superficie en la guerra con el español, fueron las cantadas y admiradas por Ercilla. También es posible que Fray Reginaldo de Lizárraga se esté refiriendo a los picunches, haciendo confusión con los araucanos. De las malas cualidades del mestizaje indio con el español nos da también fe el Conde Hermann de Keyserling, en su libro "Meditaciones Sudamericanas". Encuentra en el chileno características de las tribus finou-gurianas de las estepas del Asia Central y una fealdad básica en el hombre y en todas sus expresiones, especialmente simbolizadas en el grito patriótico de "Viva Chile m...", donde se mezcla el nombre de la patria con la escato-logía. Keyserling ha asistido a una fiesta de aniversario nacional, un 18 de septiembre, y ha visto las "fondas" y 253
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Se ha pretendido que éste no es un poema épico, sino histórico, "porque los hechos que relata carecen de<br />
proyección universal", debido al apartado rincón del mundo donde sucedieran. El razonamiento es típico del<br />
estamento académico. A mi entender, "La Araucana" puede compararse aun con "El Mío Cid", y, salvo su<br />
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muy debilitada de Tasso no le hace favor. Por fortuna, se encuentra en unas pocas octavas que quedan fuera del<br />
argumento del gran poema, por referirse a temas europeos, habiendo sido omitidas en la edición de 1888,<br />
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Es muy posible que Ercilla haya también intentado "trobar clus", es decir, en clave. Y que esta clave se<br />
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en Frisia, frisón, etcétera. Y Fitón, el brujo, el machi, o mago araucano del Poema, sería una forma arcaica de<br />
Pitón, la serpiente mítica (¿Kun-dalini?) que al ser muerta cerca de Delfos por Apolo, el Dios hiperbóreo, sirve<br />
para cubrir con su piel el trípode de la pitonisa, que a su vez toma su nombre de Pitón o Fitón, que también es<br />
Frisón.<br />
Nosotros no afirmaremos que el araucano es un blanco ario; pero sí que el ario que a este extremo sur de la tierra<br />
llegara, en tiempos muy remotos, seguramente en busca de sus ancestros gigantes, tras la desaparición de todo<br />
un mundo, se mezcló con un pueblo mongólico que aquí se hallaba o que arribó después de él. Si fue un frisón, si<br />
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hijos de la Frisia norpolar. Los araucanos aseguran que ellos descienden de hombres blancos y rubios. Es<br />
extraordinario llegar a saber que ellos han empleado la palabra sagrada OM, ese mantra ario hiperbóreo, que<br />
perdura en India y que los indoarios llevarán a Egipto con su Dios del Sol Negro: Amón Ra. Amón viene de OM y,<br />
de allí, judíos y cristianos han derivado "amén", que es OM. Es ésta la formulación en clave para AUM- la Trilogía<br />
esotérica hindú, que repite la de Wotan, Thor, Tyr.<br />
Al igual que los pieles rojas de la América del Norte, el araucano sería un producto racialmente involucionado de<br />
una mezcla. Guarda la sabiduría antigua en una parte cada vez más estrecha de la memoria de su sangre. Ellos<br />
también aman la poesía, de gesta, a la que llaman Ul. Su coraje y sus prácticas guerreras, su patriarcado, su<br />
respeto a la mujer y a los hijos, su medicina de hierbas, su culto por el árbol sagrado, el canelo y el laurel, por los<br />
montes y volcanes, por los ríos y el bosque, son herencia aria. El Führer Prinzip está preservado en la institución<br />
del cinchicona, como ya hemos visto. No es que el araucano sea un indio distinto en su esencia de los otros del<br />
Imperio Inka; sólo su mezcla habrá variado en proporciones y en los componentes. Lo más probable es que los<br />
padres del pueblo hayan sido atumarunas o un ario de sangre pura, un Ré-ché, que luego se ha mezclado<br />
fatalmente con mongoles en su descendencia. Así, a la llegada de los españoles, la raza aún permanecía más<br />
limpia y el<br />
"elemento nórdico", como diría Günther, se preservaba aún predominando, a lo menos en el sentido heroico de la<br />
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podría haberlo hecho con un griego de Esparta, o con un germano antiguo.<br />
Sin embargo, un cronista, Fray Reginaldo de Lizárraga, habla muy mal de los araucanos. Dice que "El capitán del<br />
inga llegó hasta Santiago de Chile, y doce leguas más adelante, y viéndolos tan bárbaros los llamó en su lengua<br />
purun auca, que quiere decir indios barbarísimos. (De auca derivó ar-aucano.) Son grandes holgazanes, las<br />
mujeres trabajan en todo lo necesario; sin ley ni rey. El más valiente entre ellos es el más temido. Son deshonestísimos.<br />
Son grandes hechiceros. Sus consultas son en las borracheras muy frecuentemente. Llevan allí<br />
sus armas y borrachos se matan fácilmente. No tienen dos dedos de frente, que es señal de gente traidora y<br />
bestial, porque los caballos y mulos angostos de frente lo son. No saben perdonar enojo, por lo cual son<br />
vindicativos en gran manera; no creen que hay muerte natural, sino violenta, acaso porque si alguno muere es<br />
porque otro le dio riñendo un bofetón o puñada, o con un palo, o le tiró de los cabellos. No creo que se ha hallado<br />
alguna nación que no adorase alguna cosa y tuviesen por Dios, pero éstos ni a Sol, Luna, ni estrellas..."<br />
Esta visión es opuesta a la de Ercilla, debiendo, sin embargo, no ser desdeñada en absoluto, ya que corresponde<br />
en mucho a la manera de ser del pueblo bajo de Chile. Esas malas cualidades se encuentran vivas alíi, como ya<br />
hemos recalcado, pudiendo corresponder al elemento mongólico, salvaje, subhumano del animal-hombre, del<br />
esclavo de la Atlántida, con el cual se mezcló el ario blanco, el frisón, el atumaruna, así como las cualidades de<br />
este último, que salieron a la superficie en la guerra con el español, fueron las cantadas y admiradas por Ercilla.<br />
También es posible que Fray Reginaldo de Lizárraga se esté refiriendo a los picunches, haciendo confusión con<br />
los araucanos.<br />
De las malas cualidades del mestizaje indio con el español nos da también fe el Conde Hermann de Keyserling,<br />
en su libro "Meditaciones Sudamericanas". Encuentra en el chileno características de las tribus finou-gurianas de<br />
las estepas del Asia Central y una fealdad básica en el hombre y en todas sus expresiones, especialmente<br />
simbolizadas en el grito patriótico de "Viva Chile m...", donde se mezcla el nombre de la patria con la escato-logía.<br />
Keyserling ha asistido a una fiesta de aniversario nacional, un 18 de septiembre, y ha visto las "fondas" y<br />
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