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2 - Gnostic Liberation Front

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"Diremos primero de su asiento y después de sus pobladores. Por tanto es necesario que el lector lleve atención,<br />

porque, aunque es historia antiquísima, es tan nueva en el común enseñamiento de cosmografía, que podría<br />

causar tanta admiración que hiciese carecer de crédito a la scriptura.<br />

"De las palabras que Platón refiere de Solón, el más sabio de los siete de Grecia, las cuales había con atención<br />

oído del sapientísimo sacerdote egipcio en la ciudad llamada Delta, sacamos que esta isla Atlántida era mayor que<br />

Asia y África juntas, y quel principio de esta inmensa isla a la parte de su occidente estaba junto al estrecho que<br />

agora llamamos de Gibraltar. La isla tenía enfrente déla boca del dicho estrecho un puerto con un angosto seno; y<br />

en esta isla, dice Platón, era verdaderamente tierra firme. Desde la cual por el mar, que la cercaba, había pasaje a<br />

otras numerosas islas próximas y la tierra firme de África y Europa... La cual, ¿quién duda que, estando tan cerca<br />

de España, que según fama común Cáliz (Cádiz) solía estar tan junta con la tierra firme por la parte del puerto de<br />

Santa María, que con una tabla atravesaban como por puente de la isla a España, sino que sería poblada esa<br />

tierra de los pobladores de España: Tubar (tudescos, tedescos, germanos) y sus descendientes, y también de los<br />

pobladores de África, cuya vecina era?<br />

"En la Atlántida hubo grande y admirable poder de reyes, que señorearon la isla y otras muchas circunvecinas y la<br />

mayor parte de Europa y África hasta los confines de Egipto. Mas el sitio de la isla se extendía hacia el austro (sur)<br />

por las partes más altas, opuesto a Bóreas. Los montes della excedían a todos los que agora son, en espesura,<br />

altura y hermosura. Estas son las palabras que Platón dice del sitio desta riquísima y deleitosa isla Atlántida. Resta<br />

agora hacer lo que es de mi oficio, que es explicar más claramente lo dicho y por ello deducir el sitio de esta tierra".<br />

Pedro Sarmiento de Gamboa está escribiendo su informe al Rey de España, Felipe II, pudiendo deducirse de su<br />

audacia, para su tiempo y de la misma amplitud que, a pesar de la Inquisición y todo, aveces, imponíase para<br />

interesarse de estas cosas. En el siglo XVI, Sarmiento se está sobreponiendo a la ortodoxia de la Gran<br />

Conspiración, de los "incendiarios de Alejandría". Al plantear su creencia en la Atlántida, echa por tierra afirmaciones<br />

del descubrimiento por Colón de un mundo nuevo, representándolo como un redescubrimiento. Y<br />

pensemos en tantas otras cosas que él sabría, en las que habrá sospechado y que nunca pudo decir. Ya mucho<br />

arriesgaba, porque la Inquisición le tuvo bajo sospecha.<br />

Habla como cosmógrafo, haciendo lo que es de su oficio:<br />

"De lo que Platón dice colijo yo tres cosas claras: La primera, que, la isla Atlántica empezaba menos de dos leguas<br />

de la costa de España. Se juntaba con la isla de Cádiz, o Gadir, o Cáliz, como agora se llama. (Tenemos que<br />

pensar que Sarmiento da otra acepción a isla, aun para referirse a la Atlántida, o bien que Cádiz era isla entonces).<br />

Y esto afirmo yo por dos cosas, la una por autoridad, y la otra por conjetura de demostración. La autoridad es que<br />

dice Platón en el diálogo de "Cridas", hablando de cómo Neuptuno (nuestro Poseidón de otras páginas) distribuyó<br />

los señoríos desta isla a sus diez hijos, que al segundo hijo llamó en la lengua «materna Gadirum (el subrayado<br />

es nuestro), al cual en griego llamamos Eumelo. A éste dio las extremas partes de la isla, junto a las colurias de<br />

Hércules, y de su nombre llamé al lugar Gadirum, que es Cáliz. Por demostración vemos e.yo he visto con mis<br />

ojos, más de una legua en el mar, a la redonda de la isla de Cáliz, de bajamar, en aguas vivas, reliquias de<br />

edificios muy grandes y claramente formados de una argamasa cuasi perpetua, que es indicio<br />

evidentísimo de haber sido muy mayor aquella isla, y por el consiguiente ser cierta la narración de Cridas<br />

en Platón ".<br />

Hemos subrayado esto por su importancia. En el siglo XVI, Pedro Sarmiento de Gamboa había visto las ruinas de<br />

un extremo septentrional de la Atlántida, Trente a Cádiz, la antigua Gadir. Ortega y Gasset escribió un libro titulado<br />

"Las Atlántidas". Basándose en una obra publicada por Schulten, el excavador de Numancia, "Tartessos,<br />

Contribución a la historia más antigua de Occidente", Ortega le corrige, diciendo que Tartessos es Cádiz, o Gades.<br />

Sin embargo, Schulten afirma la existencia de una magnífica ciudad, mucho más antigua que Gades, a orillas del<br />

Guadalquivir, capital de un vasto reino y centro de una cultura multimilenaria. En opinión de Schulten este pueblo<br />

es la auténtica Atlántida. "Existe", dice José Ortega y Gasset, "efectivamente, una rara coincidencia entre la<br />

descripción platónica de estas islas tartesias que forman en su desembocadura el río hético". Schulten ha<br />

encontrado en un poema geográfico bastante conocido, las "Ora marítima", compuesto en el siglo I de nuestra era,<br />

grandes porciones de otro libro de viajes mucho más antiguo y desconocido, sobre un periplo ejecutado por un<br />

marsellés del siglo IV antes de J.C. Trátase de nuestro ya conocido Piteas, cuya obra desapareciera y de su<br />

búsqueda de Hiperbórea. El viajero mítico ha visto Tartessos, momentos antes de su destrucción por los<br />

cartagineses.<br />

No debemos extrañarnos que nunca se hayan hecho intentos serios por descubrir los restos de la Atlántida bajo el<br />

mar, allí donde Pedro Sarmiento de Gamboa viera con sus ojos los palacios y los templos sumergidos.<br />

Imaginémonos las consecuencias de estos descubrimientos en la ortodoxia eclesiástica y en el Antiguo<br />

Testamento. ¿Qué pasaría si por allí aparecieran los indicios de los luciferinos extraterrestres, de los Vanes y<br />

Ases venusinos, de los Tuathas~ de Dannan, de los Siddhas hiperbóreos? De nada habría valido la destrucción de<br />

la Biblioteca de Alejandría y de las huellas de los Dioses Blancos en el nuevo y viejo mundo. De nada "la Cruzada<br />

contra el Gral". Por esto pensamos que don Pedro estaba arriesgando demasiado para su tiempo, cuando aún hoy<br />

es prohibido preocuparse seriamente de estas cosas. Van derechamente contra la Gran Conspiración<br />

histórico-planetaria.<br />

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