2 - Gnostic Liberation Front
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Los MARRANOS<br />
Ya don Francisco de Quevedo decía de los judíos "que son ateos en esencia, o a lo más, idólatras del oro. No<br />
esperan en realidad al Mesías, sino lo que pretenden es conservarse como judíos y ver la destrucción de los<br />
pueblos no judíos, envueltos en herejías y rivalidades. El medro temporal es el fin supremo, la disimulación su<br />
medio... Se juntan como pedernal y eslabón, a combatirse y aporrearse y hacerse pedazos hasta echar chispas<br />
contra el mundo, para fundar la secta del dinerismo, mudando el nombre de ateísta a dinerista".<br />
Así, el marrano español, es un judío disimulado, que "negocia de rebozo con traje y lengua de cristiano".<br />
"Marrano", en Italia, en el siglo XVI, tenía la acepción de "judío que después de haber sido bautizado por grado o<br />
por fuerza volvía al judaismo". Los italianos afirmaban que la palabra había llegado de España con los judíos<br />
escapados y expulsados. En España y Portugal el vocablo es usado desde varios siglos. Caro Baroja se refiere a<br />
un entroncamiento con "marah", de rebelarse,y con "maranatha", anatema. Pero Cecil Roth afirma que el término<br />
vendría del hebreo Marat Áyin, que significa "apariencia al ojo, a la vista"; es decir, cristianos solamente por fuera.<br />
O bien, del árabe, mura in, hipócrita. El vocablo "marrano" se refiere al cerdo y es del comienzo de la Edad Media<br />
en España. En el siglo XVI se lo aplica a los judíos expresando el enorme odio del pueblo español por los<br />
conversos, en los que veían a gente insincera. Puede también referirse a la prohibición del judío a comer la carne<br />
del cerdo, de lo que eran dispensados aún los conversos, en el día sábado.<br />
Hasta la invasión mora, en el 711 d.C. (favorecida por los judíos), el gran problema visigodo fue el fracaso de la<br />
conversión de los judíos. Según una teoría, existía una ceremonia especial de anulación del voto cristiano én<br />
vísperas del Día del Perdón. El servicio de Kol Nidre habría sido instituido en beneficio de los criptojudíos<br />
españoles para absorverlos de todo compromiso a observar el cristianismo. La congregación judía se cubre la<br />
cabeza con el tallit, suerte de estola, para que los criptojudíos de entre ellos no puedan ser reconocidos. La<br />
referencia inicial a los Abaryanim (trans-gresores) se toma como una alusión secreta a los iberos.<br />
Cuando la invasión mora, los judíos y marranos se ponen de inmediato de su lado y traicionan, según su<br />
costumbre, a los visigodos que les habían acogido al comienzo de buena fe. Se dice que su traición fue decisiva<br />
en la derrota. Los moros les reciben a su vez. Luego, especialmente con la llegada de los puritanos musulmanes<br />
Almorávides, que fueran llamados a tratar de contener el avance del norte visigodo, en el 1148, termina la edad de<br />
oro para los judíos del Califato de Córdoba. Así, los conversos forzados al mahometanismo son los "donmeh", de<br />
este modo conocidos en Salónica y Turquía, donde emigran. Son ellos los que, pasando los siglos, impulsan el<br />
movimiento de "Los Jóvenes Turcos", que destruye las tradiciones de ese país, "modernizándolo", en 1913. El<br />
judío Djavid Bey fue uno de sus dirigentes. Al igual que en España, hacia el exterior aparecen como musulmanes<br />
cumplidos y ortodoxos, mientras en sus hogares siguen practicando el judaismo mesiánico.<br />
De este modo, en todo lugar, el judío constituye un conglomerado de gente inasimilable, pasando a representar un<br />
Estado dentro del Estado que pretende desarticular y controlar en sus resortes fundamentales, en sus centros<br />
neurálgicos. El caso de España, por tocarnos muy de cerca y ser clásico, nos sirve para entender lo que pasara en<br />
Alemania y Austria en nuestros días. La vida entera había sido atomizada, corrompida, todos los puestos para<br />
profesionales en Berlín, en Viena y ciudades de importancia, se hallaban en manos judías, mientras los alemanes<br />
se consumían en la cesantía y la miseria. Sin embargo, Hitler fue menos duro con los asquenazis que los<br />
españoles de la Inquisición de los siglos XV, XVI y XVII con los sefarditas. No pretendió convertirlos, sólo quiso<br />
apartárselos. Todo lo demás es invención postuma, de la postguerra. Muchos siglos habían pasado desde que<br />
sus antepasados visigodos los expulsaran de España y la Inquisición los quemara en el Viejo y Nuevo Mundo. Hoy<br />
también podrían decir que la<br />
"quemazón" superó los seis millones; pero no lo dicen pues no les es ya necesario. La razón de que aquí<br />
destinemos muchas páginas a tratar el problema judío en España, débese a que nos ilumina, por analogía, sobre<br />
lo que luego sucediera en el mundo, pudiendo penetrar mejor los acontecimientos de la última guerra, aclarando a<br />
los lectores algunas cosas que descorrerán velos de sus mentes, tal vez obnubiladas, por la contaminación de una<br />
propaganda que alcanza hasta a los más ilustrados.<br />
A continuación copiamos del libro de Roth, un judío panegirista del "marranismo":<br />
"¿Qué puedo decir de España y Portugal, donde casi todos los príncipes, la nobleza y los condes descienden de<br />
judíos apóstatas? Los monasterios y conventos están llenos de judíos; muchos de los canónigos, inquisidores y<br />
obispos descienden también de judíos. Gran número de ellos son, en lo hondo del corazón, judíos convencidos,<br />
aunque para no renunciar a los bienes de este mundo pretenden creer en el cristianismo. Hay quienes sufren de<br />
remordimientos de conciencia y si encuentran la oportunidad huyen. En Amsterdam y en otras partes<br />
encuéntranse agustinos, franciscanos, jesuitas y dominicanos que son judíos. En España, por otra parte, hay obispos<br />
y frailes, cuyos padres y parientes viven aquí y en otras ciudades, para poder practicar la religión judía".<br />
Roth está citando de "Árnica Collatio", de Limborch.<br />
En 1560 el Cardenal Mendoza y Bobadilla escribe, para hacer entrega al rey Felipe II, el libro "El Tizón de la<br />
Nobleza de España", donde se mostraba que casi toda la nobleza de Aragón y Castilla tenía sangre judía en sus<br />
venas.<br />
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