2 - Gnostic Liberation Front
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mantener la unidad entre ellos y la diferencia con todos los habitantes de la tierra. La religión de anti-sangre ha<br />
sido explicada en la primera parte de esta obra. Para el judío, el resto de los seres son únicamente animales<br />
despreciables. Así debe considerarlos. En cuanto a los arios, a los Dioses Blancos, habrá que robarles o destruir<br />
todos sus conocimientos, apropiárselos para sus fines, desnaturalizarlos, hacerlos desaparecer.<br />
Valiéndose de medios casi telepáticos, los judíos terminan por conseguir casi siempre sus propósitos; porque es<br />
el Demiurgo quien aplica esa influencia hipnótica a su favor. Fue así como los romanos fueron provocados a la<br />
destrucción y dispersión de Israel. El Templo de Jerusalem era en realidad una Banca, donde Judá practicaba la<br />
usura y prestaba a los romanos. La mejor manera de acabar con eso era destruyéndolo. Y sobre sus ruinas Tito<br />
pasó el arado. Los judíos fueron aventados a todos los "ángulos" (angles) de la tierra. Así llegaron a India, a China<br />
—ya lo hemos visto— y hoy se encuentran en Japón, donde arribaron con el masón MacArthur, destruyendo su<br />
Monarquía Solar —la última del mundo—, estropeando y corrompiendo el Zen, acabando con el Bushido y el<br />
Shinto y transformando a ese país en el más grande productor de "golems" del planeta.<br />
Así también llegaron a América, porque ya sabían — ¿y cómo no?— que allí se hallaban los Dioses Blancos. Si<br />
nos recordamos del profesor Wirth y de lo que me dijera de la civilización del Gobi, debemos aplicar otra visión a<br />
los acontecimientos que nos relata una Biblia adulterada y a la misma leyenda de la Atlántida.<br />
Según Aharón Levi Montezinos, los judíos que encontrara en América eran los de las tribus perdidas de Levi y<br />
Rubén. Señal de que esta vez no mentía es la existencia en América de los aztecas, de su frenesí de sangre, de<br />
las orgías sacrificiales y de la misma historia de Quetzalcóatl, debiendo abandonar Tenochtitlán por esas<br />
masacres tan parecidas a las que los judíos han desatado en todos los lugares por donde pasan. Pocas veces en<br />
la historia de las naciones se habrá visto algo semejante a esa locura de sangre azteca. No puede ser normal.<br />
Habrá sido propiciada por algún otro agente externo, además de un Arquetipo. Ya sea que el judío se haya<br />
mezclado allí con el elemento vernáculo, con ese otro "esclavo de la Atlántida", o que este último haya sido<br />
dirigido y engañado en beneficio del Demiurgo Jehová. En todo caso, aquello fue hecho en contra de los Dioses<br />
Blancos, de Quetzalcóatl, la Estrella Matutina.<br />
Para la mentalidad racionalista de nuestros tiempos, impuesta por el judío en beneficio propio, parecerá<br />
absolutamente imposible, como invención de fanáticos delirantes, atribuir a "ese pueblo civilizado" la ejecución de<br />
sacrificios y torturas rituales. Desgraciadamente, la historia nos comprueba su existencia. Hay numerosos<br />
ejemplos. Desde los tiempos bíblicos, desde el mismo Abraham. También la Biblia nos relata la masacre de<br />
setenta mil sirios. Esther se convierte en la concubina del Rey persa y consigue, de este modo, hacer asesinar a<br />
todos aquellos que se oponen a los judíos. Esta no fue una batalla ganada, sino una traición cruel y cobarde. En<br />
recuerdo de ella, los judíos celebran su fiesta del Purim, entre febrero y marzo de cada año, con algún otro<br />
sacrificio, o crimen ritual, que se asemeje a aquel antiguo. En Nüremberg, antes de morir, Julius Streicher gritó a<br />
sus verdugos: "Hoy es fiesta de Purim". Y en verdad, quien haya visto las fotografías de los líderes hitleristas<br />
muertos, podrá notar que muchos de ellos aparecen degollados. El General Keitel y otros muestran los signos del<br />
cuchillo sacrificial en sus cuellos y están cubiertos de sangre, a pesar de haber sido ahorcados, según la<br />
información oficial. Otro tanto sucede con Goering, quien fuera "sacrificado" aún después de haberse quitado la<br />
vida, suicidándose.<br />
La matanza de sirios en los campamentos de refugiados del Líbano tiene el mismo sello atroz y sádico. Y también<br />
el asesinato de la oficialidad polaca en el bosque de Katyn, realizado por los Kommissar judíos soviéticos. La<br />
base psicológica de los crímenes rituales se halla en la idiosincrasia judía, cruel, sádica, vengativa, con ese estilo<br />
oriental semítico que la caracteriza. La base ideológica se encuentra en el Demiurgo. Su Dios cruel y celoso,<br />
justifica todas las traiciones y crueldades efectuadas sobre los no judíos, los goym. El bendice a su pueblo en las<br />
más sucias acciones. "Hay que asesinar a los mejores de entre los cristianos".<br />
Los judíos sólo comen la carne de los animales que han sido sacrificados en su estilo tradicional: degollados y<br />
desangrados. En todas las ciudades donde viven poseen sus mataderos propios. Sus matarifes cumplen con el<br />
rito. También aquí en Chile, a pesar de que es difícil encontrar matarifes tan crueles que estén dispuestos a<br />
asesinar de este modo a los indefensos animales. Pero el judío odia al animal, tanto como a los no judíos, á quienes<br />
considera animales, precisamente. Por esto, en esa otra festividad tremenda y ritual del Passover, o Passah,<br />
asesina niños no judíos y también hombres y mujeres, como si fueran animales, degollándolos y desangrándolos,<br />
como a sus reses. El Passover celebra otro asesinato colectivo realizado por los judíos en Egipto, con<br />
posterioridad a la administración de José. En Nuremberg y en los campos de refugiados palestinos se combinó el<br />
Purim con el Passover: Un gran matadero judío. Se necesita la sangre, el correr de la sangre aria o semita<br />
(siempre que no sea la judía) para alimentar al Golem Jehová.<br />
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