2 - Gnostic Liberation Front

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¿Dónde sucedió todo esto? La Crónica hiperbórea es confusa, se mezclan los tiempos en una distancia donde casi el tiempo no existía. La lucha contra el Hielo no es cosa única de la tierra. Ya en las constelaciones ha comenzado el terrible combate Porque todo lo que pueda contemplarse con los ojos de la carne en el cosmos visible, bajo la nueva luz, pertenece al dominio del Señor de las Tinieblas. Y ahí deberán combatir los Hijos del Fuego y de la Luz del Sol Negro, las Huestes de Luci-Bel, los Guerreros d& Wotan. "Al final, cuando todo estaba casi hecho en el mundo del Demiurgo y el viento mecía los bosques vírgenes, fue creado el hombre-hiperbóreo. (En verdad, sólo fueron utilizados los materiales terrestres por los Ases divinos para encarnarlo). Wotan, Hónir y Loki, los tres hermanos, caminaban juntos por la orilla del mar. Sobre la falda de una suave colina crecían dos árboles, Ask, el fresno y Embla, el ulmo. Los divinos se acercaron hasta su sombra y, desde allí, dejaron vagar la vista por el amplio y verde Mitgard. Y habló Wotan: "Mitgard, el Jardín de Rosas árticas, aguarda a su jardinero. Vamos a crear seres de estos árboles, que se nos parezcan en la forma, en el espíritu y en el alma". Y los tres crearon del fresno a un hombre y del ulmo a una mujer. Vida y espíritu les dio Wotan; inteligencia y movimiento, Hónir; Loki les dio los sentidos, las emociones, la sangre, el color blanco-azul y la capacidad de hablar. En divina belleza apareció ante su ojo creador la pareja. Ask y Embla se tomaron de la mano y, ante el Ojo de Wotan. caminaron con el corazón jubiloso hacia el misterioso y verde Mitgard". Así se "desdoblaron" los divinos Ases para reproducir la Asgard radiante en la Mitgard terrestre. De la Primera Hiperbórea proyectaron la Segunda. Del propio Árbol de la Columna Espiritual formaron la pareja divina, a su imagen y semejanza. Es decir, a semejanza de las Runas, reencontradas en el Árbol YR-MAN-SOL. Comenzaba el nuevo combate en la Tierra del Exilio. Y al descender aún más, al caer más bajo, mezclándose con las "hijas de los hombres", los hiperbóreos ayudaron a su propia derrota. Sobrevino la destrucción de Paradesha, de Ask y Embla —la Verdad y la Vida— de Baldur-Apolo, del Continente del Polo Norte, Alt-Land, la dulce y verde Mitgard. El Campo de Batalla, además de la tierra, iba a ser ahora el interior del héroe, del vira, divino sólo a medias. YR Piensa en el fin. EL ÉXODO No debemos pensar que esa tierra era como la nuestra. La Segunda Hiperbórea pudo hallarse en un continente en forma de anillo en torno al Polo Norte. Hacia el Polo Sur, surgiría la Lemuria, tal vez Gondwana, que habría ocupado el lugar de la Antartica (donde se encuentran fósiles de vegetación tropical), América del Sur, parte de África, Australia y parte de la India, siendo a su vez sólo un restó de Mu, que habría comprendido lo que hoy es el desierto del Gobi, una porción de India, Mongolia, Malasia, las sobrevivientes Isla de Pascua y Tahiti. En la Carta de Piri Reis, auténtica o no, se da una idea lejana de lo que pudo ser ese mundo, visto de lo alto, como a vuelo de pájaro. Así, Lemuria vendría a comprender todo aquello que se sumergió en el Pacífico. Cuando hemos hablado de una legendaria civilización del Gobi, es a ese mundo remoto al que hacemos referencia. La catástrofe cósmica, planetaria, lo cambió todo, de un golpe y sucesivamente, por la caída de una luna o de un cometa, en solidaridad o sincronismo con el desastre espiritual de los divinos. Esa cadena dramática de la involución, de la expiración. Y todo se alteró en su curso. Se desvió el eje de la tierra, devinieron las estaciones, los climas, los astros "se dieron vueltas en el cielo". En verdad, la tierra se dio vueltas. Y los antiguos continentes "pasaron al Cielo de In-dra", donde hoy duermen en espera de su regreso, o "reencarnación", después de una nueva-viejísima catástrofe planetaria. De Gondwana, o Lemuria, proceden los hombres negros y los hombres rojos. (Curiosamente, Adán quiere decir "el rojo", en hebreo). Sin embargo, allí también gobernaban los hiperbóreos blancos, como la casta real, sacerdotal. Era una minoría enviada desde la región del Polo Norte. 164

En la zona atlántico-occidental, había una hermosa isla-continente: la Atlántida. Es a ella a la que se refiere Platón. Nos cuenta que allí gobernó Poseidón (el Desposado). Prendado de una hija de la tierra, Klito, o Klei-to, la desposa y tienen por hijo a Atlas, que se encarga de sostener la Columna que afirma el cielo, entrando arriba en la estrella fija polar. Seguramente Platón traspasó a la Atlántida meridional el Mito hiperbóreo, cambiando sólo el nombre de los Dioses y los héroes, que se describen mejor en la Saga nórdica. Así lo cree Jurgen Spanuth. O bien, Platón transfirió los mismos Dioses a otra geografía. Después de todo, es igual. La Atlántida existió y allí fueron a refugiarse los sobrevivientes de la Lemuria y del Continente del Polo Sur, tras las catástrofes que la sumergieron y cubrieron de hielos a la Antartica. La Atlántida fue una verdadera Arca de Noé. La Lemuria corresponde a todas las tierras que se hundieron en el Pacífico. La Edad Dorada, el Satya, o Krita-Yuga, tiene que ver con la Hiperbórea Polar; la Edad de Plata, el Treta-Yuga, con la Atlántida. Una gran involución se ha producido ya. Cuando la Atlántida existe, no toda Hiperbórea ha sido destruida. Son también los guías blancos, iniciados en Hiperbórea, los que dirigen e instruyen la Atlántida. Los Reyes Gemelos debían viajar a Hiperbórea para recibir la Iniciación Arya. En los tiempos divinos, los divyas no necesitaban de esta Iniciación. Sólo los viras deberían pasar por ella, para recuperar la divinidad perdida en la mezcla con las hijas de los hombres. La Iniciación de los divyas, o siddhas, corresponde a una mutación diferente, acaecida en el umbral de la Estrella de la Mañana, con su Fuego Verde, para fundir lo que en el confín se separa. Hermann Wirth escribía que en la Atlántida —Mo-Uru— gobernaba una Reina Blanca. El Mito de Gaia refiere que esta Diosa Virgen y sin necesidad de hombre da a luz un hijo, que será luego su esposo. El símbolo nos entrega también la revelación de la Iniciación Rúnica de A-Mor, ya descrita en relación con OS-YR-IS. El Misterio de ELLAEL. Vamos a aventurar una extensión del Mito Hiperbóreo de ELELLA y ELLAEL a una Cosmogeografía terrenal. Podrá servirnos, según pensamos, para comprender el fenómeno planetario del patriarcado y del matriarcado, sobre el que mucho se ha escrito y que significó la ruptura del profesor Wirth con la Ahnenerbe, el Instituto SS de Estudios Superiores sobre la Herencia de los Antepasados. Rosenberg le criticó, en "El Mito del Siglo XX", afirmando que Wirth, al igual que Bachofen, sostenía posiciones opuestas a la Weltanschauung SS. Personalmente pude comprobarlo en mi conversación con el profesor Wirth. El creía que el Estado ideal, en forma, fue gobernado por la Magna Mater. Aseguraba que en la Grecia antigua la sociedad perfecta estuvo dirigida por las mujeres blancas y había sido destruida por los hombres bárbaros venidos del Este. Sobre el profesor Wirth ejerció una influencia decisiva su mujer, muerta a la fecha de nuestro encuentro. En la conversación la mencionaba a menudo. Me dijo que su esposa había sido siempre partidaria de Hitler, no así de los otros dirigentes del nazismo. Me contó que Wal't'er Darré lo había salvado de ir a un campo de concentración. En todo caso, el profesor Wirth estaba equivocado en sus conclusiones. A su enorme investigación y documentación le imprimía una dirección apriorís-tica: el ideal matriarcal, primer paraíso terrestre. El continente de la Reina Blanca, Mo-Uru: la Atlántida. De allí habrían venido, según él, los maoríes, los moros, los armo-ricanos y, tal vez, los amoritas, enemigos de los judíos en Canaan. También los hombres rojos de América y de Creta, los pelasgos, los fenicios y ciertos egipcios, con un más lejano origen en Mu y Lemuria. Allí habría surgido el Adán del Génesis. El Misterio de ELELLA y ELLAEL, que completa el Mito Orfico de la partición del Huevo Cósmico de Eros, de Erikapaios, de Phanes, es una vivencia lograda dentro de mi Iniciación personal de A-Mor. Por primera vez lo expuse en "NOS, Libro de la Resurrección"; pero ya venía insinuándose en mi obra anterior, especialmente en "ELELLA, Libro del Amor Mágico". Ahora daremos un paso más en su revelación. Si Gaia, en la perdida Atlántida, da a luz su propio esposo, sin intervención de hombre que la fecunde físicamente, el Mito revela una Iniciación de A-Mor reservada a ELLAEL, o sea, al Purusha femenino, al Aion femenino, a la Pisti-Sophia. En términos jungeanos explicaríamos que Ella se ha individuado, desposando su Animus. En términos kristianos esotéricos, se diría que ha desposado a Kristos. En términos nuestros: ha dado a luz su propio Astralkórper, con el Rostro del Amado. Ha hecho nacer al verdadero Hijo de la Mujer Divina Hiperbórea. (De Lilith, Allouine. No de la Eva terrestre, carente de realidad ontológica). Ha reencontrado a su El perdido con la partición de ELLAEL. Que esto suceda en la Atlántida, nos descubre también el simbolismo del astro Gerda, la Tierra, donde la polaridad hiperbórea ha sido mal plagiada por el Demiurgo y sus Arquetipos psicoideos. En el Polo Norte, en Hiperbórea, se plagia el Drama de ELELLA, el Purusha Masculino, yang; en el Polo Sur, la Lemuria y la Atlántida, se desarrolla el Drama de ELLAEL, el Purusha Femenino, yin. Hiperbórea corresponde al Satya-Yuga, la Edad Dorada. Lemuria y la Atlántida, al Treta-Yuga, la Edad de Plata. Ambos mundos son regidos por seres divinos de la raza blanca que han entrado a combatir en el interior del Gran Plagio de-miúrgico. Por esto es posible que la Lemuria y también la Atlántida, originalmente hayan estado gobernadas por una Reina Blanca, cuyo recuerdo se preserva en la leyenda de Mo-Uru, de Gaia, la Virgen ELLAEL. A través de los siglos, hasta 165

¿Dónde sucedió todo esto? La Crónica hiperbórea es confusa, se mezclan los tiempos en una distancia donde<br />

casi el tiempo no existía. La lucha contra el Hielo no es cosa única de la tierra. Ya en las constelaciones ha<br />

comenzado el terrible combate Porque todo lo que pueda contemplarse con los ojos de la carne en el cosmos<br />

visible, bajo la nueva luz, pertenece al dominio del Señor de las Tinieblas. Y ahí deberán combatir los Hijos del<br />

Fuego y de la Luz del Sol Negro, las Huestes de Luci-Bel, los Guerreros d& Wotan.<br />

"Al final, cuando todo estaba casi hecho en el mundo del Demiurgo y el viento mecía los bosques vírgenes, fue<br />

creado el hombre-hiperbóreo. (En verdad, sólo fueron utilizados los materiales terrestres por los Ases divinos<br />

para encarnarlo). Wotan, Hónir y Loki, los tres hermanos, caminaban juntos por la orilla del mar. Sobre la falda de<br />

una suave colina crecían dos árboles, Ask, el fresno y Embla, el ulmo. Los divinos se acercaron hasta su sombra<br />

y, desde allí, dejaron vagar la vista por el amplio y verde Mitgard. Y habló Wotan: "Mitgard, el Jardín de Rosas<br />

árticas, aguarda a su jardinero. Vamos a crear seres de estos árboles, que se nos parezcan en la forma, en el<br />

espíritu y en el alma". Y los tres crearon del fresno a un hombre y del ulmo a una mujer. Vida y espíritu les dio<br />

Wotan; inteligencia y movimiento, Hónir; Loki les dio los sentidos, las emociones, la sangre, el color blanco-azul y<br />

la capacidad de hablar. En divina belleza apareció ante su ojo creador la pareja. Ask y Embla se tomaron de la<br />

mano y, ante el Ojo de Wotan. caminaron con el corazón jubiloso hacia el misterioso y verde Mitgard".<br />

Así se "desdoblaron" los divinos Ases para reproducir la Asgard radiante en la Mitgard terrestre. De la Primera<br />

Hiperbórea proyectaron la Segunda. Del propio Árbol de la Columna Espiritual formaron la pareja divina, a su<br />

imagen y semejanza. Es decir, a semejanza de las Runas, reencontradas en el Árbol YR-MAN-SOL.<br />

Comenzaba el nuevo combate en la Tierra del Exilio. Y al descender aún más, al caer más bajo, mezclándose con<br />

las "hijas de los hombres", los hiperbóreos ayudaron a su propia derrota. Sobrevino la destrucción de Paradesha,<br />

de Ask y Embla —la Verdad y la Vida— de Baldur-Apolo, del Continente del Polo Norte, Alt-Land, la dulce y verde<br />

Mitgard.<br />

El Campo de Batalla, además de la tierra, iba a ser ahora el interior del héroe, del vira, divino sólo a medias.<br />

YR<br />

Piensa en el fin.<br />

EL ÉXODO<br />

No debemos pensar que esa tierra era como la nuestra. La Segunda Hiperbórea pudo hallarse en un continente<br />

en forma de anillo en torno al Polo Norte. Hacia el Polo Sur, surgiría la Lemuria, tal vez Gondwana, que habría<br />

ocupado el lugar de la Antartica (donde se encuentran fósiles de vegetación tropical), América del Sur, parte de<br />

África, Australia y parte de la India, siendo a su vez sólo un restó de Mu, que habría comprendido lo que hoy es el<br />

desierto del Gobi, una porción de India, Mongolia, Malasia, las sobrevivientes Isla de Pascua y Tahiti. En la Carta<br />

de Piri Reis, auténtica o no, se da una idea lejana de lo que pudo ser ese mundo, visto de lo alto, como a vuelo de<br />

pájaro. Así, Lemuria vendría a comprender todo aquello que se sumergió en el Pacífico. Cuando hemos hablado<br />

de una legendaria civilización del Gobi, es a ese mundo remoto al que hacemos referencia. La catástrofe<br />

cósmica, planetaria, lo cambió todo, de un golpe y sucesivamente, por la caída de una luna o de un cometa, en<br />

solidaridad o sincronismo con el desastre espiritual de los divinos. Esa cadena dramática de la involución, de la<br />

expiración.<br />

Y todo se alteró en su curso. Se desvió el eje de la tierra, devinieron las estaciones, los climas, los astros "se<br />

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In-dra", donde hoy duermen en espera de su regreso, o "reencarnación", después de una nueva-viejísima<br />

catástrofe planetaria.<br />

De Gondwana, o Lemuria, proceden los hombres negros y los hombres rojos. (Curiosamente, Adán quiere decir<br />

"el rojo", en hebreo). Sin embargo, allí también gobernaban los hiperbóreos blancos, como la casta real,<br />

sacerdotal. Era una minoría enviada desde la región del Polo Norte.<br />

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