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2 - Gnostic Liberation Front

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Odín, Dios nórdico, es Wotan para los germanos. Se crucifica voluntariamente en el Árbol Iggr, del Espanto, pendiendo ahí por nueve noches hasta<br />

reencontrar las Runas salvadoras, que harán posible a los héroes recuperar la divinidad perdida.<br />

rey enfermo, disminuido, reconstruir la Corona de Lucifer (de la que cayó el Gral), tan bella como lo fuera antes de<br />

su combate estelar.<br />

Cuenta la leyenda que Parzival partió en dirección de una tierra de Occidente, de donde nunca más volvió. Iba en<br />

un barco con la Cruz templaría, bordada en sus velas, y llevaba consigo el Gral. Esta tierra de Occidente es nuestra<br />

América del Polo Sur (que una vez fue el Polo Norte). Los templarios ya habían estado aquí. Pero antes de ellos<br />

estuvieron los vikingos y, mucho antes, los divinos hiperbóreos, los gigantes, los Pioses Blancos. Llegaron de otros<br />

astros, de Venus, la Estrella de la Mañana, la Estrella de Schillen-Chile.<br />

Parzival creía que el fin de la Edad Dorada, que el Crepúsculo de los Dioses, eran irreversibles, que la Tierra<br />

Devastada no retornaría ahora a su plenitud solar, que se volvería a devastar; sabía que el rey Anfortas y el rey<br />

Arturo se habían ido a las Islas Felices, a Avallón, donde serían sanados por las walkirias, por las magas<br />

hiperbóreas del Amor Mágico, que Federico Barbarroja se durmió dentro de una montaña, dónde el cuervo de<br />

Wotan le despertaría al final del tiempo. Y Parzival partió entonces a la Ciudad de los Césares, de los Dioses<br />

Blancos, en las regiones míticas del Polo Sur, que una vez fue el Polo Norte. En espera de que el Gran Ciclo se<br />

cumpla, que el Kali-Yuga alcance su final espantable y la "postrimera edad de la Cumea, de la doncella virgen,<br />

el reino de Saturno y Rea, sean de nuevo llegados. Los siglos tornen a la Edad Dorada. Y de un linaje de<br />

oro, el más preciado, se pueblen el uno y el otro polo".<br />

Entonces, se revelará el Misterio del Gral. Y al fin se responderá a la "Pregunta" que hemos estado haciendo desde<br />

que naciéramos en esta tierra, desde que aquí cayéramos. Y desde que murieran Baldur y Jasón.<br />

Cuenta la leyenda áurea que el primer trovador que consiguió el conocimiento de las reglas secretas del trobar<br />

clus, las recibió de un halcón, O"ÚQ un cuervo, parado en la más alta rama de una encina de oro. La encina Donar,<br />

que destruyera el Obispo Bonifacio, que en verdad se llamaba Win-fried, o el fresno Iggdrasil, que destruyera<br />

Carlomagno. En este árbol también se "crucificó" Wotan para descubrir las Runas mágicas, liberadoras. Por nueve<br />

noches estuvo pendiendo del árbol. Igg - drasil. (Igg - espanto). Todo esto para poder entregarnos un cosmos<br />

diferente a este en que vivimos. Le pasó las Runas un cuervo de oro. Por ello, Wotan habrá sido el primer trovador.<br />

Y las Runas son los signos secretos que sólo se pueden trobar clus. También Jasón, otro nombre que se da al<br />

primer trovador —trovare quiere decir encontrar— descubrió el Vellocino de Oro pendiendo de la rama de un árbol<br />

de Lamella, que en verdad era Dodona y estaba en Hiperbórea, en el Polo Norte, bajo el Sol Negro de la<br />

Medianoche.<br />

Y todo ello, como hemos dicho, ha pasado ahora al Polo Sur. Por eso, yo encontré a Jasón aquí, junto al Sol Negro<br />

de la noche del pasado, en las glorias de esa noche, en las calles de una ciudad que ya no existe. En esa ciudad<br />

que se llamó Santiago de la Nueva Extremadura, del Nuevo Extremo, de ese otro extremo.<br />

Los hechos de una vida individual no cuentan, están destinados a la muerte, a la nada, se descomponen dentro de<br />

la luz del Sol de Oro. Por ello no me interesan las biografías personales. Al igual que los antiguos, sólo doy valor a<br />

lo arquetípico, al Mito y la Leyenda. Únicamente vive quien ha sido capaz de incluirse en el fuego de un Arquetipo<br />

Hiperbóreo, dentro de su eternidad, en su Eterno Retorno. La historia y el histori-cismo de nuestros tiempos me<br />

dejan frío. Sólo se incluye en lo eterno quien aquí abajo repite la vida arquetípica y mítica de los Dioses nuestros,<br />

quien pasa a ser su intérprete o su oficiante. Los reyes hiperbóreos, los faraones de Egipto, los emperadores de<br />

China y Japón, los Incas y el Führer encarnaron Dioses, fueron poseídos por un Dios, llegando a ser la proyección<br />

de un Dios mismo, aquí en la tierra. Igual deberá suceder con algunos pueblos y con ciertas civilizaciones de otras<br />

edades. También con los héroes.<br />

Si alguien, comprendiendo esto, y aún sin comprenderlo, por el combate esencial de su existencia, por sus<br />

resurgimientos, se hace merecedor de traspasar ese oculto límite, integrando o expresando ese Arquetipo, adquiere<br />

de golpe realidad ontológica y se transmuta de homo terrenus en homo de coelo. Es ya inmortal, porque<br />

volverá siempre en el Eterno Retorno de este Arquetipo, aquí, o donde sea. En El (como Si - Mismo) o en Otro.<br />

Cada vez que en esta vida me ha sido dado encontrar a alguien que encarnara a un Arquetipo Hiperbóreo, la<br />

conmoción producida por su drama me ha llevado al borde de la desaparición, estremeciéndome hasta la esencia<br />

del ser. Y esto aun cuando no hubiera desarrollado la vivencia como para poder interpretarla, llenándola de<br />

Sentido. Ello no era necesario, pues el Misterio se cumplía más allá de la mente consciente y del raciocinio.<br />

Será el tema de la primera parte de esta obra. Una historia de otra clase, del Mito y la Leyenda. Las Memorias del<br />

Arquetipo, de nuestro Arquetipo.<br />

EL HÉROE<br />

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