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2 - Gnostic Liberation Front

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antes de que yo me sintiera yo en esta Ronda (repentinamente, a los dos o tres años de edad), antes que naciera,<br />

alguien, alguna vez en este Universo también se sintió yo. Y ese "yo" fui yo mismo. Si lo recordara sería un<br />

Arhants. Los yogas dicen poseer una técnica para lograrlo, hasta para ver el cuerpo de ese yo del pasado y<br />

también del futuro. Porque un Círculo se compone de puntos y el tiempo puede ser un Punto Inmóvil, eterno. Desde<br />

un centro en altura se abarcará todo el Círculo. Bien, ésa podría ser la visión de las reencarnaciones y asimismo<br />

podría ser la visión del Eterno Retomo. Y para que ambos se cumplieran no se necesitaría tener un alma. Ni<br />

siquiera salirse del tiempo. Sería una eternidad dentro del tiempo, como de seguro la concibió Nietzsche, la<br />

vivencia. Llegando a volverse loco (ver mi libro "Nietzsche y la Danza de Shiva").<br />

El concepto popularizado de la reencarnación, por teosofías, sectas ocultistas y rosacruces, ha sido tomado en<br />

gran parte de la creencia hecha circular en India y en textos tibetanos, como el "Bardo Thódol" o "Libro de los<br />

Muertos" y por el budismo mahayánico e hinayánico, aceptándose al pie de la letra, sin considerar su interpretación<br />

simbólica, única valedera, también para "El Libro de los Muertos", de Egipto.<br />

En India llegué a ser muy amigo de Raihana, una mística sufi que adoraba a Krishna, el octavo Avatar del<br />

hinduismo. Era una vidente. Concentrándose en las manos de sus visitantes, no en la palma, sino en el dorso,<br />

podía revelarles sus "encarnaciones pasadas". Recuerdo que una noche le llevé a Arthur Koestler, a quien recibí en<br />

mi casa por pedido especial del diputado Masani. Raihana contempló sus manos, sin saber quién era su visitante,<br />

y, después de un instante de concentración, le dijo que "en su vida anterior había sido un capellán militar" (Military<br />

chaplain). Esto desconcertó a Koestler, pero no a mí. Este agnóstico, de origen judío, había perdido su fe marxista<br />

y ahora iba por el mundo buscando desesperadamente a qué asirse. Terminó suicidándose, no hace mucho. En su<br />

"encarnación anterior" había sido sin duda un "capellán" de la iglesia marxista militante. Es decir, en Hungría, antes<br />

de escapar de ese país, hasta su nueva "reencarnación como antimarxista ateo", en Londres. Todo esto, por<br />

supuesto, en el período de una misma vida.<br />

La "reencarnación" se puede interpretar a veces así, también de otras maneras. La transmigración en animales,<br />

creencia que se dice haber sido de los cataros, herederos en esto de los druidas y celtas, no podrá ser tomada al<br />

pie de la letra por seres de alto nivel, por los rishis arios. Ya el Bardo Thó-dol nos habla de la dispersión de los<br />

componentes vitales, o del "espíritu vital", tras la desintegración del cuerpo físico con la muerte. Cada uno de ellos<br />

busca los reinos correspondientes, vuelve al polvo, a la tierra, "transmigra", por ley de afinidades desconocidas hoy,<br />

pero que tendrá que ver con el elemento totémico de las creencias de pueblos aborígenes (aborigen, al origen).<br />

Para los indios "Pueblo" de la América del Norte, un hombre no lo es hasta que no posee un animal totémico. Jung<br />

cuenta que estos indios no le entregaron su confianza hasta que no descubrieron cuál era "su animal". Un día fue<br />

invitado a subir por una escalera colgante al desván del Jefe indio, quien dio un grito de júbilo al contemplarle: había<br />

descubierto "su animal". Jung subía como un oso. Y le entregó su confianza, revelándole entonces su inquietud<br />

sobre la destrucción de la Weltanschauung indígena por los hombres blancos, a lo que me he referido en mi libro<br />

"El Círculo Hermético". Hoy, quizás, los componentes orgánicos del cuerpo físico de Jung habrán pasado a formar<br />

parte de algún oso polar, del Ártico Hiperbóreo (Arktikos, Tierra con Osos). Lo que no quiere decir, por supuesto,<br />

que Jung haya reencarnado en un oso.<br />

Debo recordar también un suceso íntimo y revelador. Poco antes de partir de la India, el Dalai Lama me regaló una<br />

perrita tibetana encantadora, de color de miel. Esos perritos son llamados por los lamas "The Lyon of the back door<br />

of the Temple" —Los leones de la puerta de atrás del Templo—. Son pequeñitos, con un mechón cayéndole sobre<br />

los ojos. Mi perrita se llamaba Dolma, con el nombre de una Diosa del Tibet; en verdad, Shakti. Todo el mundo la<br />

amaba, al extremo de que mis sirvientes en Yugoslavia me acompañaron hasta Austria nada más que por ella,<br />

cuando fui trasladado allí como Embajador. Un día, mi mujer me dijo lo siguiente: "Tú amas tanto a esa perra,<br />

porque crees que es la reencarnación de...". Y dio el nombre de esa joven que muriera, llevándose el Rostro de mi<br />

alma...<br />

Cuando Dolma murió en mis brazos, en Viena —yo había volado desde España para estar con ella— sufrí uno de<br />

los desgarramientos grandes de mi vida. Junto con la muerte de Jasón y de Papan, la desaparición de Dolma ha<br />

sido mi tercera conmoción arquetípica en esta Ronda. Aun ahora, al recordarla, me emociono. ¿Por qué? ¿Qué hay<br />

en verdad en esto? No soy capaz de penetrarlo con mi conciencia. ¡Vaya uno a saber si, por mandato del Destino,<br />

algunos componentes orgánicos del cuerpo muerto de Papan, de su energía, no fueran a integrar la dulce miel de<br />

Dolma! Y ella vino hacia mí como un mensaje de la Diosa, desde la luz de la Estrella de la Mañana, por la más<br />

misteriosa afinidad electiva, como esos pájaros que, volando sobre el océano, desde puntos opuestos, se<br />

encuentran sobre una isla solitaria.<br />

No es asunto casual que en la Tierra del Demiurgo se estén usando animales emblemáticos en escudos nacionales<br />

y de familia. También en los signos del Zodíaco. Hemos visto cómo los cinco primeros Avatares de Vishnu<br />

corresponden a animales míticos. Cada animal representa una cualidad, una fuerza, además de un intento fallido<br />

del Demiurgo.<br />

El Bardo Thódol tibetano nos habla de dos caminos de ultratumba que el cuerpo sutil, LingaSárira, cuerpo astral,<br />

puede recorrer. Uno es el Camino del Norte, de los Dioses: Deva-Yana. Por él se va a regiones lejanísimas, de<br />

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