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Cría de un pajarillo
Mariano Aguilar
La caída de
un pequeño
pájaro recién
nacido fuera
de su nido
suele tener
un final triste,
aunque
afortunadamente
algunos tienen la suerte de caer
en las manos indicadas.
Este pajarillo del que vamos a hablar,
fue encontrado por un veterinario en la
acera de su calle. Todavía tenía
algunas partes del caparazón, por lo
que claramente acababa de eclosionar
y al no poder localizar el nido entre los
árboles, se lo llevo a su casa.
Existe el
falso mito de
que no se
puede tocar,
debido a que
los padres
van a
rechazarlo,
debido al olor
de los seres humanos, pero no pasa
nada. Si encuentras alguna vez un
pájaro recién nacido, lo mejor es tratar
de localizar su nido y ponerlo de nuevo
en él.
Aquí te mostramos el increíble
crecimiento del polluelo gracias a los
cuidados este gran veterinario.
“Al llevarlo a casa lo primero que
hicimos fue meterlo en una incubadora,
controlando cuidadosamente la
humedad y la temperatura.
Decidimos que era hembra, aunque
nunca supimos a ciencia cierta cuál era
su sexo, y la llamamos “Bombón”.
Tampoco sabíamos qué clase de pájaro
era, ya que todas las “aves bebes”
tienen un aspecto muy similar”.
“Los pájaros, cuando son sólo una cría,
comen muchísimo. La alimentábamos
cada 30 minutos
durante 14 horas al
día a base de
grillos, gusanos
pequeños y un
compuesto
nutricional líquido
que vendían
especial para pollitos. Imaginad lo que
esto significa con tan sólo un polluelo. La
mayoría de los pájaros tienen entre 2 y 5
huevos, y la cantidad de insectos que los
pájaros adultos tienen que cazar para
alimentar a sus crías es asombrosa si
piensas en ello”.
“Como se
puede
observar, al
cabo de una
semana, este
pequeño
pajarillo ya
tenía su
plumaje y había conseguido abrir los ojos
por completo. Cambiamos sus hábitos
alimenticios a 3 grillos al día bastante
grandes y unas cuantas lombrices.
Dejamos de utilizar la incubadora y la
metimos en una pequeña jaula en la que
se la veía bastante feliz de poder explorar
todo lo que tenía a su alrededor. Uno de
los mejores días fue cuando por primera
vez se posó en el agarre de la jaula, le
costó mantenerse en ella pero sin duda
era un gran paso en la dirección correcta”.
“La verdad es que era un pajarito muy
bueno y adorable, disfrutaba tanto de
posarse en nuestras manos como de
jugar en su jaula, la cual cambiamos al
poco tiempo por una más grande junto
con algunas ramas para que empezara a
sentirse entre la naturaleza. La dejábamos
en el exterior para que así comenzara a
interactuar con otros pájaros y aprendiera
sus cantos. Con el paso del tiempo
añadimos semillas de mijo a su dieta para
seguir aumentando la variedad de
alimentos, aparte de otros insectos. Se
empezó a notar que sus pequeñas patas
estaban siempre en una posición más
vertical y se las veía más fuertes y
menos quebradizas”.
“Una de mis fotos favoritas son estas
dos, en las que se ven el color
majestuoso de sus plumas totalmente
modelados. En este punto, pudimos
observar que era probable que fuera un
gorrión blanco coronado, una especie
migratoria, que viaja al sur en época de
invierno. Al saber su especie, nos
informamos de cuándo tendríamos que
dejarla libre para que pudiera echar a
volar hacia allí”.
“Llegados a este punto, Bombón, ya era
totalmente adulta. Había dejado la dieta
de grillos y se centraba únicamente en
comer semillas y picotear pequeñas
hojas de árboles. Decidimos que ya era
hora de dejarla ir, aunque esperamos
una semana más porque el parte
meteorológico preveía mucha lluvia y
fuertes vientos”.
“Después de las tormentas, confiando
en que el tiempo iba a ser agradable
durante varios días y que la
precipitación reciente le daría un
montón de oportunidades de bebida y
alimentación, decidimos que era la
oportunidad perfecta para dejarla libre”.
“Abrimos la puerta de la jaula y
retrocedió. Después de unos minutos,
saltó y revoloteó inmediatamente a un
árbol. Inmediatamente comenzó a
explorar las ramas, mordiendo los
brotes de los árboles y saltando de un
lado a otro como un pájaro salvaje. En
unos 5 minutos la perdimos de vista”.