05.12.2014 Views

el coronel no tiene quien le escriba

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Gabri<strong>el</strong> García Márquez<br />

Adaptación: Laura María Cal<strong>le</strong> Gómez


Una mañana muy fría <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> se dispuso<br />

hacerse un café para ca<strong>le</strong>ntarse un<br />

poquito, pero vaya sorpresa la que se dio<br />

<strong>el</strong> pobre hombre al ver que en su pequeño<br />

tarro de café quedaba quizá me<strong>no</strong>s de una<br />

cucharadita, puso <strong>el</strong> agua en <strong>el</strong> fogón y<br />

se sentó a esperar que estuviera lista.<br />

Mientras <strong>el</strong> Coron<strong>el</strong> esperaba a que <strong>el</strong><br />

agua estuviera lista se sintió un poco<br />

enfermo, y se acordó que era octubre, un<br />

mes difícil, ya que <strong>le</strong> recordaba lo dura<br />

que había sido su vida en aqu<strong>el</strong> tiempo<br />

que luchaba en grandes batallas, pero hoy<br />

lo atormentaba también algo diferente,<br />

era la muerte de un veci<strong>no</strong> lo que lo hizo<br />

recordar que debía arreglarse para<br />

visitar a la familia d<strong>el</strong> difunto para<br />

dar<strong>le</strong>s <strong>el</strong> pésame.


El coron<strong>el</strong> bien arreglado se dispuso a<br />

emprender su viaje hacia donde se<br />

encontraba ya <strong>el</strong> cuerpo de aqu<strong>el</strong> veci<strong>no</strong><br />

fal<strong>le</strong>cido, a <strong>quien</strong> su familia oraba para<br />

que tuviera un buen viaje.<br />

El coron<strong>el</strong> entró a la habitación donde se<br />

hallaban todas aqu<strong>el</strong>las personas, que al<br />

igual que él se habían compadecido d<strong>el</strong><br />

dolor de aqu<strong>el</strong>la familia de perder a un<br />

ser querido. Lentamente <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> se<br />

acerco donde la madre d<strong>el</strong> difunto y sin<br />

mucho escándalo <strong>le</strong> hizo saber a aqu<strong>el</strong>la<br />

señora lo conmovido que se encontraba<br />

ante semejante <strong>no</strong>ticia. La mujer irrumpió<br />

en llanto de lamento, <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> al ver<br />

lo triste que estaba esta mujer <strong>no</strong> tuvo<br />

más remedio que retirarse de manera<br />

respetuosa.


A la salida <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> se cruzó con<br />

Sabas, <strong>el</strong> padri<strong>no</strong> de su hijo, <strong>quien</strong><br />

había muerto ya hace un par de años,<br />

ambos continuaron <strong>el</strong> cami<strong>no</strong> juntos y<br />

mientras asistían la marcha d<strong>el</strong> difunto<br />

Sabas dirigió las siguientes palabras<br />

ante <strong>el</strong> coron<strong>el</strong>:<br />

- Compadre ¿cómo se encuentra <strong>el</strong> gallo?<br />

A lo que <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> contesto que este se<br />

encontraba en casa.<br />

Así es, <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> tenía un pequeño<br />

gallo de p<strong>el</strong>ea en su domicilio, era la<br />

única pertenencia y <strong>el</strong> único recuerdo<br />

que aún conseguía guardar de aqu<strong>el</strong><br />

entonces su difunto hijo.


Don Sabas acompañó al coron<strong>el</strong> a su hogar,<br />

pero don Sabas <strong>no</strong> dejo pasar por alto la<br />

tan desmejorada apariencia d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong>,<br />

<strong>quien</strong> <strong>no</strong>tab<strong>le</strong>mente se encontraba enfermo, a<br />

lo que Sabas sugirió:<br />

- Compadre, hágase ver d<strong>el</strong> médico.<br />

- No estoy enfermo, dijo <strong>el</strong> coron<strong>el</strong>. Lo que<br />

pasa es que en octubre me siento como si<br />

tuviera anima<strong>le</strong>s en <strong>el</strong> estómago.<br />

- Está bien, dijo don Sabas, despidiéndose<br />

d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong>.<br />

Días después los amigos de Agustín, <strong>el</strong><br />

difunto hijo d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> aprovecharon la<br />

oportunidad para visitar al gallo, <strong>el</strong> cual<br />

se encontraba en buenas condiciones, por lo<br />

cual se mostraron ciertamente entusiasmados<br />

por apostar a favor de este en una p<strong>el</strong>ea de<br />

gallos.


El coron<strong>el</strong> recordó que era viernes, día en <strong>el</strong><br />

cual visitaba la oficina de correos d<strong>el</strong><br />

puerto, con la esperanza de recibir alguna<br />

carta, la cual estaba esperando desde hacía<br />

más de 15 años. Así que se apuro, se puso sus<br />

ropas y salió corriendo para saber si <strong>le</strong><br />

había l<strong>le</strong>gado algún correo.<br />

Al l<strong>le</strong>gar a la oficina lo primero que hizo<br />

fue dirigirse a la casilla que <strong>le</strong><br />

correspondía en <strong>el</strong> alfabeto, pero realmente<br />

<strong>no</strong> encontró ninguna carta que fuese dirigida<br />

a él.<br />

El coron<strong>el</strong> se encontró con su médico, a quién<br />

miro con una cara desconsolada,<br />

-Yo <strong>no</strong> tengo <strong>quien</strong> me <strong>escriba</strong>, dijo <strong>el</strong><br />

coron<strong>el</strong>, dirigiéndose al médico, <strong>quien</strong> en un<br />

acto de genti<strong>le</strong>za <strong>le</strong> pidió que lo acompañará<br />

a su consultorio.


El coron<strong>el</strong> hizo caso a la sugerencia d<strong>el</strong><br />

médico, así que ambos l<strong>le</strong>garon al consultorio<br />

donde <strong>el</strong> médico obsequió al coron<strong>el</strong> un par de<br />

periódicos para que <strong>le</strong>yera.<br />

De regreso a su domicilio <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> escucho<br />

las campanas de la ig<strong>le</strong>sia las cua<strong>le</strong>s<br />

advertían que ya eran las 7 de la <strong>no</strong>che, su<br />

mujer abrió la puerta y ambos se sentaron a<br />

hablar por un momento. Su esposa comentaba al<br />

coron<strong>el</strong> lo <strong>no</strong>stálgica que la ponía <strong>el</strong> hecho de<br />

que ya a nadie d<strong>el</strong> pueblo gustara de nada, ni<br />

siquiera de las buenas p<strong>el</strong>ículas, a lo que <strong>el</strong><br />

coron<strong>el</strong> <strong>no</strong> dijo nada, se retiró a su<br />

habitación, y antes de acostarse a <strong>le</strong>er los<br />

periódicos, amarró <strong>el</strong> gallo a la pata de la<br />

cama.


El coron<strong>el</strong> terminó de <strong>le</strong>er una hora mas tarde<br />

y se quedo dormido, pero después de un rato<br />

de profundo sueño se despertó sudando frio;<br />

<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> tenía fiebre.<br />

Al día siguiente la esposa d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> <strong>le</strong><br />

informó la tan mala <strong>no</strong>che que éste hombre<br />

había pasado debido a la tan intensa fiebre<br />

que estaba padeciendo; pero <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> <strong>le</strong><br />

dijo que solo había sido un mal sueño, una<br />

pesadilla.<br />

Su mujer asustada decidió cambiar <strong>el</strong> orden de<br />

la habitación, movió los mueb<strong>le</strong>s de lugar a<br />

excepción d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj y <strong>el</strong> cuadro de una ninfa.<br />

Fue inevitab<strong>le</strong> acordarse de su difunto hijo<br />

Agustín, a lo que <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> la vio <strong>le</strong> dijo:<br />

-Si quieres cantar, canta, eso es bue<strong>no</strong> para<br />

la salud.


U<strong>no</strong>s pequeños golpes en la puerta<br />

interrumpieron la conversación d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> y<br />

su esposa, era <strong>el</strong> médico <strong>quien</strong> había ido a<br />

hacer<strong>le</strong> u<strong>no</strong>s exámenes de salud a la mujer d<strong>el</strong><br />

coron<strong>el</strong>, <strong>quien</strong> ya se encontraba lista para<br />

realizarse dichos exámenes.<br />

Antes de hacer<strong>le</strong> los exámenes a su mujer <strong>el</strong><br />

médico entrego al coron<strong>el</strong> otro periódico, en<br />

<strong>el</strong> cual daban información a cerca de la tan<br />

esperada carta que mantenía tan angustiado al<br />

coron<strong>el</strong>.<br />

El doctor salió de la habitación con la esposa<br />

d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> alardeando lo bien que habían<br />

salido los exámenes y que todo estaba en<br />

orden, antes de que éste se fuera <strong>el</strong> coron<strong>el</strong><br />

<strong>le</strong> entrego <strong>el</strong> periódico, pero él se lo<br />

devolvió y <strong>le</strong> pidió <strong>el</strong> favor que se quedara<br />

con <strong>el</strong>.


El médico sacó un lápiz y un pap<strong>el</strong> para a<strong>no</strong>tar<strong>le</strong><br />

a la mujer d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> los medicamentos que debía<br />

tomarse, claro que él los <strong>le</strong>yó en voz alta, pues<br />

estaba segura que nadie lograría descifrar su<br />

<strong>le</strong>tra.<br />

La esposa d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> <strong>no</strong> perdió oportunidad<br />

alguna para contar<strong>le</strong> al doctor la tan angustiante<br />

<strong>no</strong>che que su marido había tenido, pero <strong>el</strong> coron<strong>el</strong><br />

volvió a negar su fiebre y prefirió <strong>no</strong> hablar más<br />

de lo ocurrido.<br />

Al atardecer la mujer d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> se encontraba<br />

en su ventana contemplando <strong>el</strong> sol, y en su regazo<br />

reposaban un par de t<strong>el</strong>as de distintos colores,<br />

las que llamaron la atención d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong> <strong>quien</strong> <strong>le</strong><br />

dijo que parecía un pavo real, y con un poco de<br />

gracia se atrevió a decir<strong>le</strong> que ya <strong>no</strong> necesitaba<br />

disfraz para <strong>el</strong> carnaval.


Las campanas de las 6 interrumpieron la<br />

conversación, a lo que <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> salió<br />

alimentar <strong>el</strong> gallo mientras los niños d<strong>el</strong><br />

pueblo contemplaban su b<strong>el</strong><strong>le</strong>za, a lo que<br />

recordó que ya <strong>no</strong> <strong>le</strong> quedaba comida al gallo<br />

para <strong>el</strong> otro día.<br />

Los días van pasando y cada día la mujer d<strong>el</strong><br />

coron<strong>el</strong> se encuentra más enferma y <strong>el</strong> coron<strong>el</strong><br />

más angustiado, las discusiones <strong>no</strong> cesan, las<br />

cosas se <strong>le</strong>s tornan un poco difíci<strong>le</strong>s, a pesar<br />

de las victorias d<strong>el</strong> gallo y d<strong>el</strong> entusiasmo de<br />

los amigos de Agustín la esposa d<strong>el</strong> coron<strong>el</strong><br />

sigue insistiendo con vender <strong>el</strong> gallo, al cual<br />

acusa de todas las desgracias por las que han<br />

tenido que pasar después de la muerte de su<br />

hijo Agustín.


El coron<strong>el</strong> <strong>no</strong> pierde las esperanzas de que<br />

algún día l<strong>le</strong>gue por fin la tan anh<strong>el</strong>ada carta<br />

que dará solución a todos sus prob<strong>le</strong>mas, pero<br />

todo esto es en va<strong>no</strong> pues la carta sigue sin<br />

l<strong>le</strong>gar, por lo que <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> toma la decisión<br />

de contratar a otro abogado, pues piensa que a<br />

lo mejor su abogado <strong>no</strong> ha sido lo<br />

suficientemente bue<strong>no</strong> para conseguir lo que <strong>el</strong><br />

coron<strong>el</strong> por tantos años a esperado.<br />

Días después <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> empieza a redactar una<br />

carta donde convierte en hecho <strong>el</strong> cambio de<br />

abogado.<br />

La situación sigue igual de mal, la esposa d<strong>el</strong><br />

coron<strong>el</strong> sigue insistiendo con que venda <strong>el</strong><br />

gallo, o si <strong>no</strong> se van a morir de hambre, ya que<br />

la siempre poca comida que tenían se la daban<br />

al gallo para que este <strong>no</strong> se muriera, porque si<br />

l<strong>le</strong>gase a morir <strong>el</strong> gallo todos sus esfuerzos<br />

serían en va<strong>no</strong>.


El coron<strong>el</strong> busca otra solución al prob<strong>le</strong>ma que <strong>no</strong><br />

sea vender <strong>el</strong> gallo, y de las poquitas cosas que<br />

<strong>tiene</strong> en su casa que podría vender se encuentra<br />

<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj y un cuadro antiguo, <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> se los<br />

l<strong>le</strong>va al sastre d<strong>el</strong> pueblo, ya que a él <strong>le</strong> gusta<br />

co<strong>le</strong>ccionar todas esas cosas antiguas. El coron<strong>el</strong><br />

se da cuenta que <strong>el</strong> sastre <strong>tiene</strong> ahora un r<strong>el</strong>oj<br />

mejor, más nuevo que brilla en la oscuridad para<br />

poder ver la hora de <strong>no</strong>che, así que mejor se<br />

retira y emprende cami<strong>no</strong> de regreso a su hogar.<br />

El coron<strong>el</strong> en <strong>el</strong> cami<strong>no</strong> se encuentra a don Sabas,<br />

<strong>quien</strong> bien sabía <strong>el</strong> motivo de por qué <strong>el</strong> coron<strong>el</strong><br />

estaba cargando su r<strong>el</strong>oj, pues si era <strong>el</strong> gallo,<br />

lo estaba vendiendo para dar<strong>le</strong> comida al gallo y<br />

su esposa; don Sabas <strong>le</strong> propuso que mejor<br />

vendiera <strong>el</strong> gallo, pues así podía conseguir <strong>no</strong><br />

solo 40 pesos, si <strong>no</strong> 900 pesos, ¡que cifras tan<br />

hermosas! Pensó <strong>el</strong> coron<strong>el</strong>…


El coron<strong>el</strong> l<strong>le</strong>ga a casa y <strong>le</strong> cuenta a la mujer lo<br />

que don Sabas <strong>le</strong> había dicho, y <strong>el</strong>la se emociona,<br />

con todo ese dinero <strong>no</strong> tendrían que volver a<br />

pasar necesidades durante un buen tiempo, por lo<br />

me<strong>no</strong>s hasta que la carta que <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> tanto<br />

esperaba l<strong>le</strong>gara.<br />

La mujer <strong>no</strong> pierde oportunidad, <strong>le</strong> dice a su<br />

esposo <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> que vaya de inmediato donde don<br />

Sabas que seguramente <strong>el</strong> <strong>le</strong> compraría <strong>el</strong> gallo<br />

por todo ese dinero.<br />

Al otro día <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> va a visitar a don Sabas<br />

<strong>quien</strong> se encontraba donde <strong>el</strong> médico, <strong>el</strong> coron<strong>el</strong><br />

<strong>le</strong> propone a don Sabas la compra d<strong>el</strong> gallo por<br />

los 900 pesos que él <strong>le</strong> había dicho que seguro <strong>le</strong><br />

daban por <strong>el</strong> gallo, pero que sorpresa la que se<br />

l<strong>le</strong>va <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> al decir<strong>le</strong> que si ha de<br />

comprárs<strong>el</strong>o, se lo compraría por 400 pesos, una<br />

cantidad mucho me<strong>no</strong>r a la que anteriormente <strong>le</strong><br />

había dicho.


Don Sabas <strong>le</strong> pide al coron<strong>el</strong> que hab<strong>le</strong>n después,<br />

la otra semana, pues ya se debe ir porque va de<br />

viaje. El coron<strong>el</strong> sin poner resistencia acepta;<br />

don Sabas se va…<br />

El coron<strong>el</strong> queda a solas en la habitación con <strong>el</strong><br />

médico <strong>quien</strong> <strong>no</strong> puede evitar dar su opinión acerca<br />

de lo que acaba de escuchar:<br />

-Coron<strong>el</strong> usted bien sabe que alguien más <strong>le</strong> podría<br />

dar una cantidad mayor a la que don Sabas <strong>le</strong> acaba<br />

de ofrecer, además de que muy seguramente si se lo<br />

l<strong>le</strong>ga a comprar, él se lo vendería a otra persona<br />

a un precio mayor para quedarse con más dinero.<br />

El coron<strong>el</strong> ref<strong>le</strong>xiona y considera muy cierto lo<br />

que <strong>el</strong> médico <strong>le</strong> dijo, así que se va a casa un<br />

poco desilusionado, pero seguro de que <strong>el</strong> gallo <strong>no</strong><br />

se lo venderá a nadie, por lo me<strong>no</strong>s <strong>no</strong> hasta que<br />

sea enero.


El coron<strong>el</strong> l<strong>le</strong>ga a casa, y comunica la <strong>no</strong>ticia a<br />

la mujer, <strong>el</strong>la se siente decepcionada al ver que<br />

aún van a tener que seguir cuidando d<strong>el</strong> gallo, por<br />

lo que <strong>le</strong> dice al coron<strong>el</strong>:<br />

-Tantos años sufriendo, tanto tiempo teniendo que<br />

soportar la muerte de nuestro hijo y a este gallo<br />

que sólo <strong>no</strong>s ha traído prob<strong>le</strong>mas, <strong>no</strong> puedo<br />

soportarlo más. Dijo <strong>el</strong>la, con una lagrima a punto<br />

de salir de su ojos.<br />

El coron<strong>el</strong> nunca se había sentido tan mal, ya que<br />

<strong>el</strong>la era una mujer muy fuerte y nunca se <strong>le</strong> veía<br />

mal, pensó que ya <strong>no</strong> quedaba nada más que hacer,<br />

ya había perdido las esperanzas de que la carta<br />

algún día l<strong>le</strong>gará y de que <strong>el</strong> gallo pudiera<br />

sobrevivir hasta enero. Pobre hombre ya <strong>no</strong><br />

encontraba que más decir<strong>le</strong> a su mujer, ya <strong>no</strong> podía<br />

mentir<strong>le</strong>, porque al igual que él, <strong>el</strong>la también<br />

había perdido toda esperanza.


Era <strong>el</strong> momento de tomar una decisión, ya los tres<br />

<strong>no</strong> podían seguir viviendo más de la esperanza de<br />

que aqu<strong>el</strong>la carta algún día l<strong>le</strong>gara, y mucho<br />

me<strong>no</strong>s iban a poder sobrevivir hasta enero sin al<br />

me<strong>no</strong>s un poco de comida.<br />

El coron<strong>el</strong> <strong>no</strong> perdió <strong>el</strong> tiempo, y a penas don<br />

Sabas regresó de viaje fue a buscarlo, para<br />

decir<strong>le</strong> que aceptaba aqu<strong>el</strong>la pequeña suma que <strong>le</strong><br />

había ofrecido por <strong>el</strong> gallo, don Sabas contento<br />

de que <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> aceptara su propuesta <strong>le</strong> invito<br />

a su casa a tomar una taza de café, para<br />

finalmente dar<strong>le</strong> los 400 pesos al coron<strong>el</strong>, los<br />

cua<strong>le</strong>s tanto esperaba y <strong>le</strong> hacían falta.


La venta d<strong>el</strong> gallo después de tanto tiempo por fin<br />

se había vu<strong>el</strong>to realidad, <strong>el</strong> coron<strong>el</strong> y don Sabas<br />

firmaron un contrato donde decía que <strong>el</strong> gallo<br />

ahora era propiedad de don Sabas.<br />

El coron<strong>el</strong> muy entusiasmado se fue a casa a dar<strong>le</strong><br />

la buena nueva a su mujer, <strong>quien</strong> al saber tan<br />

exc<strong>el</strong>ente <strong>no</strong>ticia irrumpió en llanto de a<strong>le</strong>gría.<br />

Hubo un minuto de si<strong>le</strong>ncio en la habitación, se<br />

abrazaron y se sintieron mejor que nunca, ya <strong>no</strong><br />

tenían que cargar con <strong>el</strong> peso de aqu<strong>el</strong> pasado tan<br />

tormentoso.<br />

Días después tocaron la puerta, era <strong>el</strong> cartero,<br />

<strong>quien</strong> al parecer venía muy afanado, la mujer d<strong>el</strong><br />

coron<strong>el</strong> lo hizo pasar y <strong>le</strong> invito a que tomara con<br />

<strong>el</strong>los <strong>el</strong> desayu<strong>no</strong>.


El buen hombre tomo asiento, espero a que todos,<br />

incluido <strong>el</strong> terminaran de desayunar para<br />

comunicar<strong>le</strong> al coron<strong>el</strong> que la carta que hacía más<br />

de quince años esperaba por fin había l<strong>le</strong>gado.<br />

El coron<strong>el</strong> y su mujer se entusiasmaron, pues<br />

desde que vendieron <strong>el</strong> gallo las cosas parecían<br />

haber mejorado <strong>no</strong>tab<strong>le</strong>mente.<br />

El coron<strong>el</strong> dio las gracias al mensajero, que<br />

<strong>quien</strong> después de cumplir con la entrega y aceptar<br />

la invitación se dispuso a seguir trabajando.<br />

El coron<strong>el</strong> y su mujer <strong>no</strong> podían creerlo, estaban<br />

más que f<strong>el</strong>ices, estaban mejor que nunca, ahora<br />

sólo quedaba un paso más por cumplir.


El coron<strong>el</strong> y su esposa ahora se iban a vivir<br />

fuera d<strong>el</strong> pueblo, a una pequeña hacienda que <strong>el</strong><br />

gobier<strong>no</strong> <strong>le</strong> otorgó al coron<strong>el</strong> por todos los años<br />

que trabajo por su país y por la seguridad que <strong>le</strong><br />

brindo a todos los ciudada<strong>no</strong>s.<br />

Ambos empacaron una ligera ma<strong>le</strong>ta, donde sólo<br />

l<strong>le</strong>vaban un par de ropas por si acaso, porque<br />

sabían que de ahora en ad<strong>el</strong>ante nunca <strong>le</strong>s<br />

faltaría nada más, pues se tenían <strong>el</strong> u<strong>no</strong> al otro.<br />

La recompensa de mantener la esperanza viva<br />

durante tantos años, era que ahora todo <strong>el</strong><br />

trabajo invertido en mantenerse unidos y con <strong>el</strong><br />

amor d<strong>el</strong> u<strong>no</strong> hacía <strong>el</strong> otro cada vez más fuerte<br />

tendría su mayor fruto, <strong>el</strong> de disfrutar juntos lo<br />

que durante tantos años habían luchado.


(Aracataca, Colombia, 1928) Nov<strong>el</strong>ista colombia<strong>no</strong>.<br />

Afincado desde muy joven en la capital de<br />

Colombia, Gabri<strong>el</strong> García Márquez estudió derecho y<br />

periodismo en la universidad Nacional e inició sus<br />

primeras colaboraciones periodísticas en <strong>el</strong> diario<br />

El Espectador.<br />

A los veintisiete años publicó su primera <strong>no</strong>v<strong>el</strong>a,<br />

La hojarasca, en la que ya apuntaba los rasgos más<br />

característicos de su obra de ficción, l<strong>le</strong>na de<br />

desbordante fantasía.<br />

En 1972 Gabri<strong>el</strong> García Márquez obtuvo <strong>el</strong> Premio<br />

Internacional de Nov<strong>el</strong>a Rómulo Gal<strong>le</strong>gos, y pocos<br />

años más tarde regresó a América Latina, para<br />

residir alternativamente en Cartagena de Indias y<br />

Ciudad de México, debido sobre todo a la<br />

inestabilidad política de su país.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!