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Diferencia sexual en los videojuegos - Educar en igualdad

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El investigador de la Universidad Iberoamericana de Puebla, José Fernando Huerta<br />

Riojas, qui<strong>en</strong> realizó su tesis de postgrado sobre el tema, asegura que <strong>los</strong> <strong>videojuegos</strong><br />

resaltan la viol<strong>en</strong>cia como una forma de masculinidad y con ello exacerban la<br />

discriminación hacia las mujeres. El m<strong>en</strong>saje de <strong>los</strong> <strong>videojuegos</strong> para las personas<br />

adolesc<strong>en</strong>tes es asesinar al vulnerable, que g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te es repres<strong>en</strong>tado por<br />

mujeres, negros y tras la invasión de Estados Unidos a Irak, por árabes y soldados<br />

iraquíes. Los juegos virtuales reafirman la idea de que para lograr el éxito, las<br />

mujeres deb<strong>en</strong> ser similares a <strong>los</strong> hombres ya que “las mujeres virtuales” de <strong>los</strong><br />

<strong>videojuegos</strong> ti<strong>en</strong><strong>en</strong> características masculinas y por ello “son aptas para combatir”.<br />

Califica <strong>los</strong> <strong>videojuegos</strong> como una nueva y moderna forma de exclusión y<br />

viol<strong>en</strong>cia de género con la que las personas jóv<strong>en</strong>es se id<strong>en</strong>tifican<br />

(Cimacnoticias.com, 23 de abril de 2003).<br />

“Se trata de un problema social y, como tal, impregna todos <strong>los</strong> subsistemas del<br />

simbólico establecido de manera subliminal. Es, por lo tanto, un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o estructural<br />

al que Galtung d<strong>en</strong>omina ‘viol<strong>en</strong>cia cultural’ porque se manifiesta legitimada<br />

a través del l<strong>en</strong>guaje, la historia, la fi<strong>los</strong>ofía, el arte, la ci<strong>en</strong>cia, la economía, la<br />

política, etc., y, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, se vive como un elem<strong>en</strong>to propio y natural de<br />

las relaciones humanas. Se transmite oculta <strong>en</strong> <strong>los</strong> respectivos procesos de<br />

socialización. En el proceso masculino se transmite mediante la sutil asociación<br />

<strong>en</strong>tre virilidad-patriotismo-guerra. El imaginario colectivo la configura a<br />

través de la figura del héroe, cuya máxima exaltación se halla <strong>en</strong> la guerra,<br />

que se convierte así <strong>en</strong> el clímax del rito id<strong>en</strong>titario masculino, es decir, <strong>en</strong> ‘la<br />

máxima expresión de la hombría’, tal y como acostumbramos a ver <strong>en</strong> el cine,<br />

<strong>en</strong> el resto de las artes, <strong>en</strong> la televisión, vídeos, <strong>videojuegos</strong>, etc.” (Muñoz<br />

Luque, 2003, 10).<br />

Se les hace p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> la guerra como una av<strong>en</strong>tura. Jugar con juguetes bélicos es<br />

una diversión que no conlleva dolor. Se considera que la guerra es una forma<br />

aceptable de resolver <strong>los</strong> conflictos o de acceder al poder. De hecho, como ya<br />

com<strong>en</strong>tamos, no hay ni una sola guerra moderna que no t<strong>en</strong>ga su versión <strong>en</strong> algún<br />

videojuego. Y cada vez se retrocede más <strong>en</strong> el tiempo para ir completándolas:<br />

Napoleón, Julio César y sus conquistas, etc.<br />

La difer<strong>en</strong>cia <strong>sexual</strong> <strong>en</strong> el análisis de <strong>los</strong> <strong>videojuegos</strong><br />

359<br />

“Hay una idealización de la guerra a través de <strong>los</strong> juguetes bélicos, <strong>los</strong> libros, las<br />

películas, <strong>los</strong> <strong>videojuegos</strong>, <strong>los</strong> programas de la televisión y la excesiva importancia<br />

que se da a la competición, a la victoria y al sacrificio <strong>en</strong> el deporte, prepara a <strong>los</strong><br />

jóv<strong>en</strong>es para que años después sacrifiqu<strong>en</strong>, demasiadas veces sus cuerpos y sus<br />

vidas <strong>en</strong> la guerra” (Miedzian, 1991, 90).<br />

Desde la antropología se ha observado que <strong>en</strong> la mayoría de las culturas la difundida<br />

práctica de la guerra explicaría el complejo de supremacía masculina y la<br />

actitud de dominio. La práctica constante de la guerra explicaría el <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to<br />

de <strong>los</strong> varones <strong>en</strong> la combatividad y la correlación <strong>en</strong>tre ésta y la formación de<br />

su id<strong>en</strong>tidad: “la virilidad”.

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