01.12.2014 Views

Florecer_en_el_yermo.. - Editorial Sal Terrae

Florecer_en_el_yermo.. - Editorial Sal Terrae

Florecer_en_el_yermo.. - Editorial Sal Terrae

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Florecer</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>yermo</strong>


Colección «EL POZO DE SIQUEM»<br />

193


Leonardo Boff<br />

<strong>Florecer</strong><br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>yermo</strong><br />

De la crisis de civilización<br />

a una revolución radicalm<strong>en</strong>te humana<br />

<strong>Editorial</strong> SAL TERRAE<br />

Santander – 2006


Título d<strong>el</strong> original <strong>en</strong> portugués:<br />

Responder florindo.<br />

Da crise da civilização a uma<br />

revolução radicalm<strong>en</strong>te humana<br />

© 2004 by Animus/Anima Produções Ltda.<br />

Petrópolis (RJ).<br />

Editado por<br />

Editora Garamond, Ltda.<br />

Rio de Janeiro (Brasil)<br />

Traducción:<br />

Jesús García-Abril<br />

Para la edición española:<br />

© 2005 by <strong>Editorial</strong> <strong>Sal</strong> <strong>Terrae</strong>.<br />

Polígono de Raos, Parc<strong>el</strong>a 14-I<br />

39600 Maliaño (Cantabria)<br />

Tfno.: 942 369 198<br />

Fax: 942 369 201<br />

E-mail: salterrae@salterrae.es<br />

www.salterrae.es<br />

Diseño de cubierta:<br />

Fernando Peón / <br />

Queda prohibida, salvo excepción prevista <strong>en</strong> la ley,<br />

cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública<br />

y transformación de esta obra sin contar con la autorización<br />

de los titulares de la propiedad int<strong>el</strong>ectual.<br />

La infracción de los derechos m<strong>en</strong>cionada<br />

puede ser constitutiva de d<strong>el</strong>ito contra la propiedad int<strong>el</strong>ectual<br />

(arts. 270 y s. d<strong>el</strong> Código P<strong>en</strong>al).<br />

El C<strong>en</strong>tro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org)<br />

v<strong>el</strong>a por <strong>el</strong> respeto de los citados derechos.<br />

Con las debidas lic<strong>en</strong>cias<br />

Impreso <strong>en</strong> España. Printed in Spain<br />

ISBN: 84-293-1661-2<br />

Dep. Legal: BI-1670-06<br />

Impresión y <strong>en</strong>cuadernación:<br />

Grafo, S.A. – Basauri (Vizcaya)


Índice<br />

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7<br />

1. Crisis de la civilización<br />

¿Qué es la crisis? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11<br />

La gravedad de la crisis: la exaltación de la viol<strong>en</strong>cia . . 15<br />

Drogas y crisis social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17<br />

La <strong>en</strong>fermedad de la civilización: <strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>talismo . . 20<br />

¿Choque de civilizaciones? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23<br />

Fin de la crisis: cambio o devastación . . . . . . . . . . . . . . . 26<br />

¿Qué es <strong>el</strong> terrorismo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29<br />

Terror de finales de Imperio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32<br />

Terror y solidaridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35<br />

¿Choque o diálogo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37<br />

Re-ligación, base de la nueva civilización . . . . . . . . . . . . 40<br />

2. La revolución<br />

Rescatar la idea de revolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45<br />

La revolución brasileña posible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48<br />

La ruptura instauradora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51<br />

¿Quién hará la revolución? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54<br />

El pueblo como actor político . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56<br />

Revolución de un humanismo radical . . . . . . . . . . . . . . . 60<br />

– 5 –


3. Ecología<br />

Lo que cu<strong>en</strong>ta es <strong>el</strong> futuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63<br />

¿Qué es <strong>el</strong> ser humano? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66<br />

Deuda ecológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65<br />

Qué es y qué no es desarrollo sost<strong>en</strong>ible . . . . . . . . . . . . . 72<br />

Por qué hemos llegado a esta situación . . . . . . . . . . . . . . 76<br />

La sost<strong>en</strong>ibilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79<br />

El marcapasos de la Tierra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81<br />

El agua, ¿fu<strong>en</strong>te de vida o de lucro? . . . . . . . . . . . . . . . . 88<br />

«Florestanía»: ciudadanía <strong>en</strong> la floresta . . . . . . . . . . . . . . 97<br />

«Florestanía»: la floresta como ciudadana . . . . . . . . . . . . 100<br />

Transgénicos: mercado, ética y visión d<strong>el</strong> mundo . . . . . . 103<br />

La solicitud de los grandes por los pequeños . . . . . . . . . 107<br />

La Tierra, cuerpo de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109<br />

4. Teología<br />

El «punto Dios» <strong>en</strong> <strong>el</strong> cerebro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113<br />

Un Dios para ateos de bu<strong>en</strong>a voluntad . . . . . . . . . . . . . . 116<br />

¿Qué es <strong>el</strong> espíritu? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120<br />

Espíritu creador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122<br />

El pobre, la nueva cosmología y la liberación . . . . . . . . . 125<br />

Contribución de la Iglesia brasileña a la Iglesia universal 144<br />

G<strong>en</strong>te bu<strong>en</strong>a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153<br />

Corazón leve . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156<br />

La recuperación d<strong>el</strong> p<strong>en</strong>sar sacram<strong>en</strong>tal . . . . . . . . . . . . . 160<br />

Un sacram<strong>en</strong>to: la v<strong>el</strong>a navideña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163<br />

Fin d<strong>el</strong> mundo: ¿desastre o pl<strong>en</strong>itud? . . . . . . . . . . . . . . . 166<br />

Conclusión<br />

Irradiar y florecer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171<br />

– 6 –


Introducción<br />

<br />

Son cuatro los ejes <strong>en</strong> torno a los cuales se articula <strong>el</strong> cont<strong>en</strong>ido<br />

de estas páginas: la crisis de la civilización, la revolución,<br />

la ecología y la teología.<br />

Parec<strong>en</strong> bloques yuxtapuestos, pero no lo son. Son<br />

partes orgánicas de un todo que subyace a dichas partes.<br />

El lector at<strong>en</strong>to seguram<strong>en</strong>te id<strong>en</strong>tificará ese todo, que no<br />

es sino la emerg<strong>en</strong>cia de una situación absolutam<strong>en</strong>te nueva<br />

de la Tierra y de la humanidad.<br />

El bloque «Crisis de la civilización» aborda la dramática<br />

situación que atraviesa la Humanidad. Está si<strong>en</strong>do desmant<strong>el</strong>ado<br />

un tipo de ord<strong>en</strong> que daba s<strong>en</strong>tido a la vida y a<br />

las sociedades, <strong>en</strong> cuanto que está irrumpi<strong>en</strong>do, <strong>en</strong> medio<br />

de auténticos dolores de parto, otro tipo de ord<strong>en</strong>, portador<br />

de una nueva esperanza y de un nuevo s<strong>en</strong>tido de ser.<br />

Se trata de una travesía p<strong>el</strong>igrosa, <strong>en</strong> la que hay riesgos<br />

reales de que se interrumpa la andadura, así como dest<strong>el</strong>los<br />

que muestran, a escala reducida, <strong>el</strong> futuro que ha de v<strong>en</strong>ir<br />

y que permite creer <strong>en</strong> <strong>el</strong> f<strong>el</strong>iz des<strong>en</strong>lace de la travesía.<br />

En este arco crítico se inscribe <strong>el</strong> terror, que remite a la<br />

imposibilidad de nuestra civilización de integrar a todos, y<br />

– 7 –


es por eso por lo que hace uso de la guerra y d<strong>el</strong> terror<br />

económico. Tal estrategia, que hace que crezcan <strong>el</strong> res<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to<br />

y la rabia ya exist<strong>en</strong>tes, se expresa por medio d<strong>el</strong><br />

terror, que crea inseguridad <strong>en</strong> todos y que constituye, desgraciadam<strong>en</strong>te,<br />

la única guerra que los débiles pued<strong>en</strong> librar<br />

y ganar.<br />

En <strong>el</strong> bloque «Revolución» tratamos de rescatar <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido<br />

positivo de la idea de revolución, r<strong>el</strong>egada, tiempo ha, al<br />

limbo de las discusiones políticas <strong>en</strong> razón de la crisis de<br />

las utopías y la falta de un horizonte de esperanza <strong>en</strong> <strong>el</strong> actual<br />

mom<strong>en</strong>to de la Humanidad.<br />

Ti<strong>en</strong>e que ver con <strong>el</strong> establecimi<strong>en</strong>to de un nuevo rumbo<br />

para <strong>el</strong> experim<strong>en</strong>to humano, dado que las virtualidades<br />

d<strong>el</strong> rumbo vig<strong>en</strong>te ya no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> capacidad de contrarrestar<br />

las contradicciones internas. La movilización política<br />

acaecida <strong>en</strong> los últimos tiempos <strong>en</strong> Brasil y <strong>en</strong> todo <strong>el</strong><br />

mundo ha creado la posibilidad de rescatar la categoría revolución<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> marco de una esperanza emerg<strong>en</strong>te.<br />

El bloque «Ecología» aborda las cuestiones más cand<strong>en</strong>tes<br />

d<strong>el</strong> viejo y <strong>el</strong> nuevo ord<strong>en</strong>. Ecología, como la propia<br />

palabra indica, dice r<strong>el</strong>ación al destino de la casa común<br />

(oikos) y de qui<strong>en</strong>es habitan <strong>en</strong> <strong>el</strong>la. No se trata sólo de def<strong>en</strong>der<br />

tal o cual especie am<strong>en</strong>azada de extinción, ni de<br />

gestionar recursos tan escasos como <strong>el</strong> agua potable. Se<br />

trata de introducir una nueva manera de ver las cosas y<br />

percibir que todas <strong>el</strong>las son interdep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. El fortalecimi<strong>en</strong>to<br />

o <strong>el</strong> destrozo de la red de interdep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias garantizará<br />

o imposibilitará <strong>el</strong> futuro común de la Tierra y de<br />

la Humanidad. En esta parte se estudia la categoría sost<strong>en</strong>ibilidad<br />

y se insiste especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong> m<strong>en</strong>cionado pro-<br />

– 8 –


lema d<strong>el</strong> agua dulce, uno de los bi<strong>en</strong>es más escasos <strong>en</strong> la<br />

naturaleza.<br />

El bloque «Teología» pret<strong>en</strong>de hacer tomar conci<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong><br />

eslabón que liga y re-liga todas las cosas, haci<strong>en</strong>do que<br />

form<strong>en</strong> un gran todo. Dicho eslabón está siempre pres<strong>en</strong>te<br />

y actúa <strong>en</strong> <strong>el</strong> universo haci<strong>en</strong>do que <strong>el</strong> caos g<strong>en</strong>ere nuevas<br />

complejidades y más <strong>el</strong>evados órd<strong>en</strong>es. En <strong>el</strong> ser humano,<br />

irrumpió <strong>en</strong> <strong>el</strong> niv<strong>el</strong> de la conci<strong>en</strong>cia y fue llamado<br />

con mil nombres, que se resum<strong>en</strong> <strong>en</strong> la palabra «Dios», <strong>el</strong><br />

cual, una vez acogido, permite ver <strong>el</strong> mundo y cada cosa<br />

como sacram<strong>en</strong>tos de su inefable pres<strong>en</strong>cia, abri<strong>en</strong>do <strong>el</strong><br />

espacio a la experi<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> hechizo y de la pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a<br />

un todo mayor.<br />

Todos estos textos son fruto de las reflexiones que v<strong>en</strong>imos<br />

haci<strong>en</strong>do ininterrumpidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los últimos tiempos.<br />

Nuestra pret<strong>en</strong>sión es que sean p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos g<strong>en</strong>eradores<br />

de otros p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos por parte de los lectores y<br />

lectoras. De esta forma crece y se robustece la acumulación<br />

de <strong>en</strong>ergía capaz de inaugurar <strong>el</strong> nuevo paradigma de<br />

civilización: <strong>el</strong> de una Humanidad unificada, por primera<br />

vez, d<strong>en</strong>tro de la Casa Común, <strong>el</strong> planeta Tierra.<br />

Petrópolis, 19 de marzo de 1004<br />

En la festividad de San José,<br />

<strong>el</strong> que, vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> la oscuridad,<br />

fue <strong>el</strong> primero <strong>en</strong> ver la Luz.<br />

– 9 –


¿Qué es la crisis?<br />

1<br />

Crisis de la civilización<br />

<br />

Nuestra civilización y <strong>el</strong> mundo globalizado se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran<br />

hoy sumidos <strong>en</strong> una profunda crisis que no es únicam<strong>en</strong>te<br />

coyuntural, sino también estructural, pues pone <strong>en</strong> <strong>en</strong>tredicho<br />

nuestro s<strong>en</strong>tido de la vida y nuestro futuro.<br />

Dicha crisis puede repres<strong>en</strong>tar una tragedia cuyo des<strong>en</strong>lace<br />

puede ser devastador, como <strong>en</strong> <strong>el</strong> teatro griego,<br />

o puede ser un drama con un final f<strong>el</strong>iz, como <strong>en</strong> la liturgia<br />

cristiana que c<strong>el</strong>ebra la resurrección posterior a la<br />

crucifixión.<br />

De nosotros y de la capacidad de decidir que t<strong>en</strong>ga la<br />

propia Humanidad dep<strong>en</strong>derá que sea una cosa o la otra.<br />

Sin embargo, cada vez hay mayor conci<strong>en</strong>cia de que se<br />

acerca <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que la decisión no podrá seguir<br />

si<strong>en</strong>do diferida, porque, de lo contrario, la crisis podría dejar<br />

de ser un drama para convertirse <strong>en</strong> una tragedia colectiva<br />

de consecu<strong>en</strong>cias imprevisibles, tanto para <strong>el</strong> planeta<br />

Tierra como para la Humanidad. La Carta de la Tierra<br />

1 insiste <strong>en</strong> afirmar:<br />

1. La Carta de la Tierra, un docum<strong>en</strong>to basado <strong>en</strong> los principios y valo-<br />

– 11 –


«Los fundam<strong>en</strong>tos de la seguridad global están si<strong>en</strong>do<br />

am<strong>en</strong>azados. Estas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias son p<strong>el</strong>igrosas, pero no<br />

inevitables. La <strong>el</strong>ección es nuestra: formar una sociedad<br />

global para cuidar la Tierra y cuidar unos de otros, o<br />

arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de la<br />

diversidad de la vida».<br />

Profundicemos <strong>en</strong> la naturaleza de la crisis. Desde la<br />

aparición d<strong>el</strong> exist<strong>en</strong>cialismo, y <strong>en</strong> especial con Sör<strong>en</strong><br />

Kierkegaard, la vida es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida como un proceso perman<strong>en</strong>te<br />

de crisis y superación de crisis. En un famoso <strong>en</strong>sayo<br />

de 1942, titulado Esquemas de las crisis, Ortega y<br />

Gasset mostró cómo la historia, con sus rupturas y sus recomposiciones,<br />

posee la estructura de la crisis. Ésta obedece<br />

a la sigui<strong>en</strong>te lógica:<br />

1. El ord<strong>en</strong> imperante deja de hacer realidad un s<strong>en</strong>tido<br />

evid<strong>en</strong>te.<br />

2. Se anuncia la percepción de que se alza un muro<br />

fr<strong>en</strong>te a nosotros, por lo que reinan la duda, <strong>el</strong> escepticismo<br />

y una crítica g<strong>en</strong>eralizada.<br />

3. Urge tomar una decisión que dé orig<strong>en</strong> a nuevas<br />

certezas y a un s<strong>en</strong>tido distinto. Pero ¿cómo decidir<br />

cuando no se ve con claridad? Ahora bi<strong>en</strong>, sin<br />

decisión no hay salida a la crisis.<br />

4. Una vez tomada la decisión, aun arriesgada, se abre<br />

un nuevo camino y un espacio distinto para la libertad.<br />

Se ha superado la crisis, y puede com<strong>en</strong>zar<br />

un nuevo ord<strong>en</strong>.<br />

res fundam<strong>en</strong>tales que deb<strong>en</strong> ori<strong>en</strong>tar a las personas y a los Estados <strong>en</strong><br />

r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> desarrollo sost<strong>en</strong>ible, es una especie de código ético<br />

planetario.<br />

– 12 –


La crisis significa purificación y oportunidad de crecimi<strong>en</strong>to.<br />

Y no necesitamos recurrir al ideograma chino de<br />

la crisis para conocer dicho significado. Nos bastará con<br />

recordar <strong>el</strong> sánscrito, matriz de nuestra l<strong>en</strong>gua.<br />

En sánscrito, crisis provi<strong>en</strong>e de kir o kri, que significa<br />

purificar y limpiar. De kri provi<strong>en</strong><strong>en</strong> «crisol», <strong>el</strong>em<strong>en</strong>to<br />

químico con <strong>el</strong> que se limpia <strong>el</strong> oro de todo tipo de ganga,<br />

y «acrisolar», que significa depurar y decantar. La crisis<br />

repres<strong>en</strong>ta, pues, un proceso crítico de depuración d<strong>el</strong> núcleo:<br />

sólo queda lo verdadero y sustancial, mi<strong>en</strong>tras que lo<br />

accid<strong>en</strong>tal y agregado desaparece.<br />

Alrededor y a partir de ese núcleo se construye un ord<strong>en</strong><br />

distinto que repres<strong>en</strong>ta la superación de la crisis, la<br />

cual se traducirá <strong>en</strong> un curso difer<strong>en</strong>te de las cosas. Después,<br />

sigui<strong>en</strong>do la lógica de la crisis, ese ord<strong>en</strong> también<br />

<strong>en</strong>trará <strong>en</strong> crisis a su vez y permitirá, después de un proceso<br />

crítico de acrisolami<strong>en</strong>to y purificación, la emerg<strong>en</strong>cia<br />

de un nuevo ord<strong>en</strong>. Y así sucesivam<strong>en</strong>te.<br />

La crisis posee también una dim<strong>en</strong>sión personal, que es<br />

la gran crisis individual que repres<strong>en</strong>ta <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to de la<br />

muerte. Y, además, una dim<strong>en</strong>sión cósmica, que es <strong>el</strong> final<br />

d<strong>el</strong> universo, que para nosotros no desemboca <strong>en</strong> la muerte<br />

térmica y <strong>en</strong> <strong>el</strong> vacío absoluto, sino <strong>en</strong> una inconm<strong>en</strong>surable<br />

explosión e implosión hacia <strong>el</strong> interior de Dios.<br />

Sin embargo, ningún proceso de purificación se produce<br />

sin cortes y rupturas. De ahí la necesidad de la de-cisión.<br />

La de-cisión efectúa una «cisión» (ruptura) con lo<br />

anterior e inaugura lo nuevo. En esto puede ayudarnos <strong>el</strong><br />

s<strong>en</strong>tido griego de la palabra «crisis».<br />

En griego, krisis significa la decisión tomada por un<br />

juez o un médico. El juez pesa y sopesa los pros y los contras,<br />

y <strong>el</strong> médico conjuga los distintos síntomas de la do-<br />

– 13 –


l<strong>en</strong>cia. Sobre la base de este proceso, uno y otro toman sus<br />

decisiones <strong>en</strong> función d<strong>el</strong> tipo de s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia que hay que<br />

emitir o <strong>el</strong> tipo de <strong>en</strong>fermedad que hay que combatir. Este<br />

proceso de decisión es lo que se d<strong>en</strong>omina «crisis».<br />

En <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io de Juan aparece treinta veces la palabra<br />

«crisis» <strong>en</strong> <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido de decisión, aunque la mayoría<br />

de los traductores, ins<strong>en</strong>sibles a la riqueza de dicha palabra,<br />

la traduc<strong>en</strong> por «juicio». Jesús, sin embargo, aparece<br />

como «la crisis d<strong>el</strong> mundo», pues obliga a las personas a<br />

decidirse <strong>en</strong> favor o <strong>en</strong> contra de su m<strong>en</strong>saje y su persona.<br />

Brasil lleva siglos perpetuando sus crisis, porque sus líderes<br />

carec<strong>en</strong> de la osadía histórica de tomar decisiones<br />

que cort<strong>en</strong> de raíz las r<strong>el</strong>aciones con un pasado perverso.<br />

Siempre se recurre a conciliaciones negociadas, ap<strong>el</strong>ando a<br />

la gobernabilidad. De esta forma se preservan sutilm<strong>en</strong>te<br />

los privilegios de las <strong>el</strong>ites, y las grandes mayorías son<br />

nuevam<strong>en</strong>te cond<strong>en</strong>adas a seguir <strong>en</strong> la marginalidad social.<br />

La crisis d<strong>el</strong> capitalismo es notoria, pero nunca se<br />

efectúan cortes estructurales que d<strong>en</strong> paso a un nuevo ord<strong>en</strong><br />

económico. Siempre se recurre a ajustes que preservan<br />

la lógica explotadora de base, permiti<strong>en</strong>do tan sólo<br />

políticas pobres para los pobres. «Las cosas grandes sólo<br />

acontec<strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> caos, <strong>en</strong> la krisis». Con la de-cisión, <strong>el</strong> caos<br />

y la crisis desaparec<strong>en</strong>, y nace una nueva esperanza.<br />

Entonces se inicia un nuevo <strong>en</strong>sayo civilizacional que<br />

esperamos sea más integrador, más humanitario y más respetuoso<br />

de la naturaleza.<br />

– 14 –


La gravedad de la crisis: la exaltación de la viol<strong>en</strong>cia<br />

Los hechos históricos de la crónica cotidiana remit<strong>en</strong> a estructuras<br />

más profundas donde se determinan los rumbos<br />

y los s<strong>en</strong>tidos de las sociedades humanas hoy, de la geosociedad<br />

emerg<strong>en</strong>te, y que <strong>en</strong>carnan t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias que apuntan<br />

a un cierto futuro de la Humanidad. Y ese futuro no se<br />

pres<strong>en</strong>ta nada al<strong>en</strong>tador.<br />

Hay un hecho de una evid<strong>en</strong>cia aplastante: la proliferación<br />

de la viol<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> todos los ámbitos de la conviv<strong>en</strong>cia<br />

humana. La propia r<strong>el</strong>igión, de la que podrían esperarse<br />

actitudes b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>tes, se convierte, por causa d<strong>el</strong><br />

fundam<strong>en</strong>talismo, <strong>en</strong> matriz de una viol<strong>en</strong>cia aún mayor.<br />

Los instrum<strong>en</strong>tos de muerte se hac<strong>en</strong> cada vez más devastadores.<br />

Un solo portaaviones norteamericano equivale a<br />

toda la pot<strong>en</strong>cia bélica de la Segunda Guerra Mundial.<br />

Añádanse a <strong>el</strong>lo las bombas int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>tes, la nueva bomba<br />

<strong>el</strong>ectromagnética que inutiliza todos los circuitos <strong>el</strong>éctricos<br />

y <strong>el</strong>ectrónicos d<strong>el</strong> <strong>en</strong>emigo, y las minibombas nucleares<br />

d<strong>el</strong> tamaño de una maleta. Y hay espíritus dem<strong>en</strong>tes y<br />

b<strong>el</strong>icistas que, <strong>en</strong> caso de s<strong>en</strong>tirse <strong>en</strong> p<strong>el</strong>igro, am<strong>en</strong>azan<br />

con emplear todas esas armas.<br />

Lo más grave, sin embargo, es la magnificación de la<br />

viol<strong>en</strong>cia por todos los medios, llegando a extremos ridículos<br />

d<strong>el</strong> tipo «Terminator». Y semejante exceso despierta p<strong>el</strong>igrosam<strong>en</strong>te<br />

los demonios adormecidos que nos habitan.<br />

Este t<strong>en</strong>ebroso esc<strong>en</strong>ario ti<strong>en</strong>e una función anticipadora,<br />

pues desv<strong>el</strong>a lo que está fraguándose, a un niv<strong>el</strong> estructural<br />

y arquetípico, <strong>en</strong> <strong>el</strong> inconsci<strong>en</strong>te colectivo de la<br />

Humanidad. Estamos y<strong>en</strong>do al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de una viol<strong>en</strong>cia<br />

desconocida hasta ahora sobre la faz de la Tierra y que ya<br />

forma parte de nuestro paradigma civilizacional, cuyo eje<br />

– 15 –


lo constituy<strong>en</strong> la voluntad, <strong>el</strong> poder como dominación y<br />

la exacerbación de todas las fuerzas productivas, que <strong>en</strong><br />

realidad son fuerzas destructivas de la naturaleza y de las<br />

personas.<br />

Según los más reputados expertos, <strong>el</strong> planeta está al límite<br />

de su sost<strong>en</strong>ibilidad. Estamos acercándonos a algo extremadam<strong>en</strong>te<br />

am<strong>en</strong>azador, que no significará ciertam<strong>en</strong>te<br />

<strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> mundo, pero que sí podrá significar <strong>el</strong> fin de este<br />

tipo de mundo, que, <strong>en</strong> su lógica irrefr<strong>en</strong>able, está someti<strong>en</strong>do<br />

a toda la biosfera a una t<strong>en</strong>sión insoportable y am<strong>en</strong>azando<br />

de extinción a la especie homo sapi<strong>en</strong>s/dem<strong>en</strong>s.<br />

No sabemos si lo que v<strong>en</strong>drá a continuación será una<br />

regresión inimaginable o una fase superior de la evolución,<br />

como la antropogénesis de millones de años sugiere.<br />

Las crisis siempre han hecho crecer y diversificarse a la<br />

Humanidad y a la naturaleza, y creemos que esta vez no<br />

ha de ser difer<strong>en</strong>te.<br />

C.G. Jung, <strong>en</strong> sus Recuerdos, sueños y p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos<br />

(Seix Barral, Barc<strong>el</strong>ona, 8ª ed.: 1996), refiere cómo previó<br />

las dos guerras mundiales, con visiones de sangre y fuego<br />

que caían sobre Europa destruy<strong>en</strong>do ciudades y ll<strong>en</strong>ándolas<br />

de cadáveres. Y dice que se trataba de sueños persist<strong>en</strong>tes<br />

y <strong>en</strong>igmáticos.<br />

Cuando estalló la Gran Guerra, <strong>en</strong> agosto de 1914, todo<br />

quedó muy claro para él: «La experi<strong>en</strong>cia personal estaba<br />

ligada a la experi<strong>en</strong>cia colectiva». Lo mismo ocurrió<br />

con la Segunda Guerra Mundial, con sueños que le perseguían<br />

desde 1918. Cuando Alemania ocupó Francia, su<br />

sueño se convirtió <strong>en</strong> una triste realidad: «El año fatídico<br />

era 1940». C.G. Jung había percibido la brutalidad a partir<br />

d<strong>el</strong> inconsci<strong>en</strong>te colectivo, que, como se sabe, ti<strong>en</strong>e una<br />

función anticipadora.<br />

– 16 –


No t<strong>en</strong>emos necesidad de sueños visionarios, pues t<strong>en</strong>emos<br />

la realidad ante nuestros ojos. Y esa realidad es que<br />

la viol<strong>en</strong>cia campa a sus anchas por <strong>el</strong> mundo y que padecemos<br />

un liderazgo norteamericano b<strong>el</strong>icista, auténtico<br />

fascismo tecno-burocrático, que pret<strong>en</strong>de a toda costa utilizar<br />

la guerra como forma de solucionar los problemas<br />

d<strong>el</strong> mundo, contra todos los preceptos de la más mínima<br />

ética y contra <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tir de una inm<strong>en</strong>sa mayoría de la Humanidad,<br />

que recorre las calles portando banderas blancas<br />

y gritando proclamas <strong>en</strong> favor de la paz.<br />

Si grande es <strong>el</strong> riesgo, mayor será la posibilidad de salvación:<br />

ésa es nuestra inv<strong>en</strong>cible esperanza.<br />

Drogas y crisis social<br />

La crisis g<strong>en</strong>eral de nuestra civilización se muestra a escala<br />

reducida <strong>en</strong> la crisis de la seguridad ciudadana. todos nos<br />

s<strong>en</strong>timos indignados ante <strong>el</strong> poder de los narcotraficantes,<br />

que ocasionan <strong>el</strong> caos social <strong>en</strong> los grandes c<strong>en</strong>tros urbanos.<br />

Y todos exigimos que se tom<strong>en</strong> medidas drásticas. Sin<br />

embargo, las medidas que se toman, más que drásticas, son<br />

bastante demagógicas: meses después, la viol<strong>en</strong>cia vu<strong>el</strong>ve<br />

a hacer su aparición, y esta vez con una mayor osadía y una<br />

mejor organización por parte de los traficantes.<br />

A excepción de unos cuantos observadores más agudos<br />

y vali<strong>en</strong>tes, los análisis de la viol<strong>en</strong>cia su<strong>el</strong><strong>en</strong> ser conv<strong>en</strong>cionales<br />

y escasam<strong>en</strong>te clarificadores. Pero si queremos<br />

superar la viol<strong>en</strong>cia, es necesario ir a la raíz d<strong>el</strong> problema<br />

y afrontar la verdad con honradez.<br />

¿Cuál es la verdad que no hay que callar, que, una vez<br />

pronunciada, nos acusa y que, por eso mismo, t<strong>en</strong>demos a<br />

– 17 –


ocultar? S<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te, que la viol<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eralizada <strong>en</strong><br />

las grandes ciudades y fuera de <strong>el</strong>las es fruto de unas opciones<br />

políticas que desde siempre estigmatizan a nuestro<br />

país.<br />

Hemos hecho un pacto social que no incluye a todos.<br />

Hemos creado un ord<strong>en</strong> social, un Estado, unas políticas y<br />

unas leyes que únicam<strong>en</strong>te son válidos para nosotros, los<br />

incluidos <strong>en</strong> <strong>el</strong> sistema. Pero <strong>en</strong> ese pacto no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> cabida<br />

al m<strong>en</strong>os cuar<strong>en</strong>ta millones de brasileños. Peor aún: estamos<br />

obligando a esos excluidos a integrarse <strong>en</strong> nuestro<br />

ord<strong>en</strong> y a respetar nuestras leyes. Y muchos de <strong>el</strong>los se<br />

preguntan: ¿por qué respetar, si no somos respetados?<br />

¿Por qué la comunicación con nosotros se realiza casi exclusivam<strong>en</strong>te<br />

mediante la viol<strong>en</strong>cia, obligándonos a obedecer<br />

y a funcionar como actores siempre secundarios y<br />

uncidos, a nuestro pesar, a un proyecto que únicam<strong>en</strong>te<br />

ati<strong>en</strong>de a los intereses de qui<strong>en</strong>es no nos conced<strong>en</strong> la m<strong>en</strong>or<br />

importancia?<br />

T<strong>en</strong>gamos un mínimo de sinceridad: ¿qué se está haci<strong>en</strong>do<br />

realm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> términos de políticas públicas, <strong>en</strong> favor<br />

de los millones de personas que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> las fav<strong>el</strong>as y<br />

<strong>en</strong> las zonas más deprimidas de nuestro país? Hay <strong>en</strong>tre <strong>el</strong><br />

pueblo mucha rabia y mucha decepción con respecto a la<br />

clase política y al Estado excluy<strong>en</strong>te. La aus<strong>en</strong>cia culposa<br />

d<strong>el</strong> Estado ha creado un vacío que está si<strong>en</strong>do ll<strong>en</strong>ado por<br />

los narcotraficantes, los cuales ofrec<strong>en</strong> trabajo y medios<br />

económicos a miles de jóv<strong>en</strong>es a qui<strong>en</strong>es <strong>el</strong> Estado y la sociedad<br />

no ofrec<strong>en</strong> ninguna alternativa dec<strong>en</strong>te. Y <strong>en</strong>tre<br />

<strong>el</strong>los se ha organizado otro pacto social tácito, otro ord<strong>en</strong>,<br />

otras leyes: <strong>el</strong> «Estado» bandido, con unos líderes que dictan<br />

sus propias normas y que, para imponerlas, crean un<br />

clima de coerción g<strong>en</strong>eralizada y comet<strong>en</strong> toda clase de<br />

– 18 –


asesinatos.<br />

Dicho sin eufemismos: lo que está produciéndose <strong>en</strong><br />

este mom<strong>en</strong>to es <strong>el</strong> <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to de los dos órd<strong>en</strong>es. El<br />

otro ord<strong>en</strong> ha tomado conci<strong>en</strong>cia de lo injusto, corrupto e<br />

hipócrita que es <strong>el</strong> ord<strong>en</strong> oficial imperante, <strong>el</strong> nuestro. Y es<br />

<strong>en</strong> nombre de este ord<strong>en</strong> como los policías, <strong>en</strong> su inm<strong>en</strong>sa<br />

mayoría proced<strong>en</strong>tes de las capas más pobres de la sociedad,<br />

sub<strong>en</strong> a las fav<strong>el</strong>as, derriban sus puertas, sacan afuera,<br />

golpean y humillan a las personas, <strong>en</strong> su mayoría trabajadoras<br />

e inoc<strong>en</strong>tes.<br />

Para nuestro escándalo, no era precisam<strong>en</strong>te eso lo que<br />

decía la Carta do Tráfico, publicada <strong>el</strong> 25 de febrero de<br />

2003 y <strong>en</strong> la que se afirma lo que todos sabemos y tememos<br />

reconocer: que los auténticos marginales...<br />

«...no están <strong>en</strong> las fav<strong>el</strong>as ni <strong>en</strong>tre rejas, sino <strong>en</strong> los más<br />

altos escalones de la política... ¿Acaso hay <strong>en</strong>tre los presos<br />

de este país algui<strong>en</strong> que haya cometido un crim<strong>en</strong><br />

más hediondo que <strong>el</strong> que supone matar de hambre y de<br />

miseria a toda una nación? ¡Ya basta! Sólo queremos<br />

nuestros derechos».<br />

Y la carta manifiesta su confianza <strong>en</strong> <strong>el</strong> nuevo presid<strong>en</strong>te<br />

Lula, pues confiesa que «las personas humildes y<br />

pobres sólo cu<strong>en</strong>tan con él para salir de este lodazal».<br />

¿Y si lo que d<strong>en</strong>uncian es cierto? ¿Y si ti<strong>en</strong><strong>en</strong> razón?<br />

Todos nos s<strong>en</strong>timos aliviados cuando la policía deti<strong>en</strong>e<br />

a conocidos traficantes, y todos acogemos con satisfacción<br />

las duras p<strong>en</strong>as que se les impon<strong>en</strong>. Pero la nuestra<br />

puede ser una satisfacción p<strong>el</strong>igrosa, porque nos hace desviar<br />

la at<strong>en</strong>ción sobre nosotros mismos, que somos la causa<br />

principal, aunque no única, de la desgracia social que<br />

– 19 –


produce la marginalidad y a los narcotraficantes.<br />

Si no hacemos otro pacto social que incluya a todos,<br />

es decir, si no hay justicia social y formas incluy<strong>en</strong>tes de<br />

participación, seguiremos padeci<strong>en</strong>do de vez <strong>en</strong> cuando <strong>el</strong><br />

caos social y <strong>el</strong> paral<strong>el</strong>ismo de los dos órd<strong>en</strong>es, ambos<br />

igualm<strong>en</strong>te perversos, que escind<strong>en</strong> de arriba abajo <strong>el</strong> único<br />

país que t<strong>en</strong>emos.<br />

La <strong>en</strong>fermedad de la civilización: <strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>talismo<br />

Tres tipos de fundam<strong>en</strong>talismo dominan la esc<strong>en</strong>a mundial:<br />

<strong>el</strong> d<strong>el</strong> p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to único, repres<strong>en</strong>tado por la globalización<br />

imperante; <strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>talismo suicida de los musulmanes,<br />

cuyo principal repres<strong>en</strong>tante es Osama Bin Lad<strong>en</strong>;<br />

y <strong>el</strong> d<strong>el</strong> Estado terrorista de la guerra prev<strong>en</strong>tiva, personificado<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> presid<strong>en</strong>te de los Estados Unidos, George<br />

W. Bush, y <strong>en</strong> <strong>el</strong> primer ministro de Isra<strong>el</strong>, Ari<strong>el</strong> Sharon.<br />

Como es sabido, <strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>talismo no es una doctrina,<br />

sino una manera excluy<strong>en</strong>te de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der una doctrina.<br />

El fundam<strong>en</strong>talista está absolutam<strong>en</strong>te conv<strong>en</strong>cido de que<br />

su doctrina es la única verdadera, y que todas las demás<br />

son falsas. Por eso a estas últimas no les asiste derecho alguno,<br />

y pued<strong>en</strong> y deb<strong>en</strong> ser combatidas. Cuando algui<strong>en</strong><br />

se considera portador de una verdad absoluta, no puede tolerar<br />

ninguna otra verdad, y su destino natural es la intolerancia,<br />

que deg<strong>en</strong>era <strong>en</strong> desprecio d<strong>el</strong> otro, agresividad y,<br />

finalm<strong>en</strong>te, la guerra. Es justam<strong>en</strong>te lo que está ocurri<strong>en</strong>do<br />

hoy <strong>en</strong> <strong>el</strong> mundo.<br />

Para <strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>talismo d<strong>el</strong> p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to único, <strong>el</strong><br />

modo de producción capitalista –con su mercado globalizado–<br />

y la ideología política d<strong>el</strong> neoliberalismo –con su<br />

– 20 –


democracia <strong>el</strong>ectoral y d<strong>el</strong>egaticia– constituy<strong>en</strong> la única<br />

forma razonable de organizar <strong>el</strong> mundo. Pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te conv<strong>en</strong>cido<br />

de <strong>el</strong>lo, los países de Occid<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong> especial los<br />

Estados Unidos, tratan de globalizar su visión d<strong>el</strong> mundo,<br />

<strong>el</strong> proyecto de la tecnoci<strong>en</strong>cia y sus propios valores, gustos<br />

e ideales. Concretam<strong>en</strong>te, la llamada «globalización»<br />

ti<strong>en</strong>e más que ver con la occid<strong>en</strong>talización d<strong>el</strong> mundo que<br />

con cualquier otra cosa. Lo que Bush pret<strong>en</strong>de imponer<br />

por su propia cu<strong>en</strong>ta al Irak que él mismo ha destrozado<br />

traduce crudam<strong>en</strong>te ese fundam<strong>en</strong>talismo.<br />

El fundam<strong>en</strong>talismo suicida musulmán parte d<strong>el</strong> conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to<br />

de que Occid<strong>en</strong>te, su <strong>en</strong>emigo histórico desde<br />

los tiempos de las cruzadas d<strong>el</strong> siglo XII, es <strong>el</strong> Gran Satán,<br />

porque es ateo práctico, materialista, imperialista y sexista.<br />

Por eso debe ser combatido <strong>en</strong> todos sus fr<strong>en</strong>tes, tratando,<br />

con la b<strong>en</strong>dición d<strong>el</strong> Altísimo, de producir <strong>en</strong> sus poblaciones<br />

e instituciones <strong>el</strong> mayor número de víctimas posible. Y<br />

están tan conv<strong>en</strong>cidos de <strong>el</strong>lo que aceptan gustosam<strong>en</strong>te<br />

convertirse <strong>en</strong> hombres-bomba. Según su cre<strong>en</strong>cia, qui<strong>en</strong><br />

muere de esa manera es un mártir destinado a disfrutar de<br />

inmediato de todas las d<strong>el</strong>icias d<strong>el</strong> paraíso de Alá.<br />

El fundam<strong>en</strong>talismo d<strong>el</strong> Estado terrorista, propio d<strong>el</strong><br />

sionismo más exacerbado, está motivado por <strong>el</strong> conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to<br />

de que los judíos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> derecho, por <strong>en</strong>cima de<br />

cualquier otro derecho de los palestinos, a un Estado de<br />

Isra<strong>el</strong> de las mismas dim<strong>en</strong>siones que t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> tiempos d<strong>el</strong><br />

rey David, hace cerca de tres mil años. Por eso está empeñado<br />

<strong>en</strong> proseguir con las colonizaciones y, <strong>en</strong> la medida<br />

<strong>en</strong> que no consiga realizar tal propósito histórico, boicoteará<br />

cualquier proyecto de paz.<br />

El fundam<strong>en</strong>talismo d<strong>el</strong> Estado terrorista a lo George<br />

W. Bush ti<strong>en</strong>e unas profundas raíces r<strong>el</strong>igiosas que, a su<br />

– 21 –


vez, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> bastante que ver con su trayectoria biográfica.<br />

Durante veinte años, padeció dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> alcohol,<br />

hasta que <strong>en</strong> 1984, a instancias de su amigo Don Evans,<br />

actual Secretario de Comercio, com<strong>en</strong>zó a frecu<strong>en</strong>tar <strong>el</strong><br />

círculo bíblico de los fundam<strong>en</strong>talistas evangélicos. Al cabo<br />

de dos años, ya no estaba ebrio de alcohol, sino de la<br />

ideología salvacionista de dichos fundam<strong>en</strong>talistas, ampliam<strong>en</strong>te<br />

difundida <strong>en</strong>tre las filas d<strong>el</strong> Partido Republicano<br />

y según la cual <strong>el</strong> «destino manifiesto» de los Estados<br />

Unidos consiste hoy <strong>en</strong> mejorar <strong>el</strong> mundo <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong><br />

que consiga impregnarlo de los valores de la cultura norteamericana:<br />

libertad, democracia y libre mercado.<br />

Cuando Bush hijo colaboró <strong>en</strong> la campaña para la re<strong>el</strong>ección<br />

de su padre como presid<strong>en</strong>te de los Estados Unidos,<br />

se pres<strong>en</strong>taba piadosam<strong>en</strong>te como «un hombre que<br />

lleva a Jesús <strong>en</strong> su corazón».<br />

El experto <strong>en</strong> temas brasileños Ralph d<strong>el</strong>la Cava, gran<br />

especialista <strong>en</strong> la figura d<strong>el</strong> P. Cícero de Juazeiro, y <strong>el</strong><br />

teólogo J. Stam refier<strong>en</strong> que años más tarde, al postularse<br />

él mismo como candidato, Bush reunió a los pastores de la<br />

zona y les dijo: «He escuchado la llamada [de Dios]». Acto<br />

seguido, se realizó <strong>el</strong> ritual de «imposición de manos»,<br />

consagrándolo prev<strong>en</strong>tivam<strong>en</strong>te como presid<strong>en</strong>te.<br />

Esta pre-historia es importante para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der <strong>el</strong> furor<br />

fundam<strong>en</strong>talista que se apoderó de Bush a raíz de los at<strong>en</strong>tados<br />

d<strong>el</strong> 11 de septiembre de 2001 y que le movió a combatir<br />

<strong>el</strong> mal con <strong>el</strong> mal, am<strong>en</strong>azando con la guerra prev<strong>en</strong>tiva<br />

a todos los países d<strong>el</strong> «eje d<strong>el</strong> mal». Y la verdad es que<br />

lo dejó muy claro: «Qui<strong>en</strong> no está con nosotros está contra<br />

nosotros» y es un terrorista. La oración y la lectura de<br />

la Biblia son fundam<strong>en</strong>tales para Bush y su gabinete. Hay<br />

muchas fotos <strong>en</strong> las que aparece <strong>en</strong> oración junto con –¿se<br />

– 22 –


lo imaginan?– Donald Rumsf<strong>el</strong>d y Condoleeza Rice.<br />

Antes de lanzar <strong>el</strong> ultimátum a Saddam Hussein, Bush<br />

pidió a sus asesores que «lo dejaran solo durante diez minutos».<br />

Cual nuevo Moisés, quería consultar con Dios. Y<br />

<strong>en</strong> una <strong>en</strong>trevista concedida al New York Times de 26 de<br />

abril de 1003, declaró: «T<strong>en</strong>go una misión que realizar, y<br />

pido de rodillas al bu<strong>en</strong> Dios que me ayude a cumplirla<br />

con sabiduría».<br />

¡Pobre Dios...! ¿Cómo salvaremos a la Humanidad de<br />

estos locos? ¿Cómo fr<strong>en</strong>arlos, disponi<strong>en</strong>do como dispon<strong>en</strong><br />

de una máquina mortífera <strong>en</strong> sus manos? Son <strong>el</strong>los<br />

qui<strong>en</strong>es fr<strong>en</strong>an las <strong>en</strong>ergías que podrían sust<strong>en</strong>tar un nuevo<br />

tipo de civilización bu<strong>en</strong>a para todos.<br />

¿Choque de civilizaciones?<br />

La crisis de civilización puede producir un tipo de guerra<br />

muy singular: la guerra <strong>en</strong>tre civilizaciones. Samu<strong>el</strong> T.<br />

Huntington, director de Estudios Estratégicos de la Universidad<br />

de Harvard, <strong>en</strong> su controvertido libro El choque<br />

de civilizaciones y la reconfiguración d<strong>el</strong> ord<strong>en</strong> mundial<br />

(Paidós, Barc<strong>el</strong>ona 1996), sust<strong>en</strong>ta la hipótesis de que las<br />

guerras, <strong>en</strong> la nueva era de la historia mundial, serán sobre<br />

todo guerras de civilizaciones, marcadas fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te<br />

por las r<strong>el</strong>igiones. Según él, <strong>el</strong> primer <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to<br />

sería <strong>en</strong>tre Occid<strong>en</strong>te y <strong>el</strong> islam. Las guerras de 1991 y de<br />

2003 contra Irak parec<strong>en</strong> confirmar su hipótesis.<br />

Poco importa que las motivaciones sean místicas,<br />

económicas o políticas; lo cierto es que <strong>el</strong> presid<strong>en</strong>te Bush<br />

pret<strong>en</strong>de establecer la pax americana y uniformizar <strong>el</strong><br />

– 23 –


mundo de acuerdo con <strong>el</strong> estilo de vida americano. Después<br />

d<strong>el</strong> 11 de septiembre 2 , decidió que <strong>el</strong>lo se hará utilizando<br />

la fuerza. Y nadie podrá oponerse a su pret<strong>en</strong>sión, so<br />

p<strong>en</strong>a de experim<strong>en</strong>tar de inmediato <strong>el</strong> avasallador poderío<br />

de los Estados Unidos. De este modo, Bush prolonga y lleva<br />

a sus últimas consecu<strong>en</strong>cias la marca intrínseca d<strong>el</strong> paradigma<br />

occid<strong>en</strong>tal: la voluntad de someter a todo <strong>el</strong> mundo,<br />

es decir, de implantar un imperio universal. Concretam<strong>en</strong>te,<br />

la llamada «globalización» no es otra cosa que la<br />

occid<strong>en</strong>talización u occid<strong>en</strong>toxicación d<strong>el</strong> mundo.<br />

¿Por qué <strong>el</strong> primer <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to se está produci<strong>en</strong>do,<br />

fatalm<strong>en</strong>te, con <strong>el</strong> islam? Porque <strong>el</strong> islam es <strong>el</strong> único<br />

que, objetivam<strong>en</strong>te, desafía a Occid<strong>en</strong>te y a Bush <strong>en</strong> los<br />

dos puntos fundam<strong>en</strong>tales de su pret<strong>en</strong>sión: <strong>el</strong> r<strong>el</strong>igioso y<br />

<strong>el</strong> económico.<br />

En lo r<strong>el</strong>igioso, <strong>el</strong> islam se pres<strong>en</strong>ta como una r<strong>el</strong>igión<br />

superior, porque surgió después que <strong>el</strong> judaísmo y <strong>el</strong> cristianismo,<br />

sintetizando y –según su interpretación– mejorando<br />

ambos. Tal pret<strong>en</strong>sión cuestiona la legitimidad última<br />

de Occid<strong>en</strong>te, que, aun secularizado, sigue todavía sintiéndose<br />

portador de la única r<strong>el</strong>igión verdadera y superior,<br />

<strong>el</strong> cristianismo, como reafirmó <strong>el</strong> todavía card<strong>en</strong>al<br />

Ratzinger, <strong>en</strong> nombre d<strong>el</strong> Vaticano, <strong>en</strong> <strong>el</strong> docum<strong>en</strong>to Dominus<br />

Jesus, con un evid<strong>en</strong>te tufo a fundam<strong>en</strong>talismo<br />

católico. La r<strong>el</strong>igión islámica ha inspirado históricam<strong>en</strong>te<br />

una cultura de reconocida grandeza, a pesar d<strong>el</strong> patológi-<br />

2. El 11 de septiembre de 2001, las torres gem<strong>el</strong>as d<strong>el</strong> World Trade<br />

C<strong>en</strong>ter de Nueva York cayeron derribadas como resultado d<strong>el</strong> impacto<br />

de s<strong>en</strong>dos aviones contra <strong>el</strong>las. El ataque a los principales edificios de<br />

los Estados Unidos, que fue t<strong>el</strong>evisado y transmitido <strong>en</strong> directo al<br />

mundo <strong>en</strong>tero, es considerado <strong>el</strong> mayor at<strong>en</strong>tado de los últimos tiempos.<br />

(N. d<strong>el</strong> Ed.).<br />

– 24 –


co fundam<strong>en</strong>talismo de importantes sectores de la misma.<br />

En dicha cultura se unifican política y r<strong>el</strong>igión, cosas que<br />

Occid<strong>en</strong>te ha sabido distinguir perfectam<strong>en</strong>te, para escándalo<br />

de los musulmanes, que por eso lo consideran ateo.<br />

En lo económico, <strong>el</strong> mundo islámico y árabe desempeña<br />

un pap<strong>el</strong> decisivo, porque allí se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran los mayores<br />

yacimi<strong>en</strong>tos de petróleo d<strong>el</strong> mundo. Puede que<br />

Occi-d<strong>en</strong>te y, <strong>en</strong> especial, los Estados Unidos t<strong>en</strong>gan <strong>el</strong><br />

control de la producción d<strong>el</strong> capital y d<strong>el</strong> saber técnico y<br />

ci<strong>en</strong>tífico: pero ningún tanque se mueve, ningún avión levanta<br />

<strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o y ninguna bomba int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te puede ser lanzada<br />

sin <strong>el</strong> petróleo árabe. De ahí la presión y vigilancia<br />

de las pot<strong>en</strong>cias occid<strong>en</strong>tales sobre los países árabes, a los<br />

que divide y manti<strong>en</strong>e bajo un severo control.<br />

Existe un clima de profunda decepción e incluso de rabia<br />

<strong>en</strong>tre los países árabes y musulmanes fr<strong>en</strong>te a Occid<strong>en</strong>te<br />

y los Estados Unidos. A pesar de su c<strong>en</strong>tralidad <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

funcionami<strong>en</strong>to d<strong>el</strong> sistema mundial, dichos países si<strong>en</strong>t<strong>en</strong><br />

que no influy<strong>en</strong> para nada a la hora de dar forma a la globalización<br />

y al futuro d<strong>el</strong> mundo. Y su r<strong>el</strong>igión –la mejor y<br />

la más <strong>el</strong>evada, según <strong>el</strong>los– es vista desde fuera únicam<strong>en</strong>te<br />

como un foco de fundam<strong>en</strong>talismo y de terrorismo.<br />

En <strong>el</strong> pasado, <strong>el</strong> islam am<strong>en</strong>azó <strong>en</strong> dos ocasiones a<br />

Occid<strong>en</strong>te: <strong>en</strong> 1529 y <strong>en</strong> 1683. Hoy, tal como lo ve Bush,<br />

la am<strong>en</strong>aza está de nuevo pres<strong>en</strong>te con <strong>el</strong> fantasma de las<br />

armas de destrucción masiva y d<strong>el</strong> terrorismo más despiadado.<br />

De ahí la necesidad de hacerle fr<strong>en</strong>te militarm<strong>en</strong>te.<br />

Es importante percibir estas estructuras ocultas para compr<strong>en</strong>der<br />

mejor las razones de la guerra con que Occid<strong>en</strong>te<br />

ha asolado Irak y Afganistán y la respuesta dada por <strong>el</strong> terrorismo<br />

de Al-Qaeda. No se puede negar que está verificándose<br />

la hipótesis d<strong>el</strong> estratega Huntington de un cho-<br />

– 25 –


que de civilizaciones.<br />

Fin de la crisis: cambio o devastación<br />

El actual choque de la civilización occid<strong>en</strong>tal con la civilización<br />

islámica y la crisis civilizacional g<strong>en</strong>eralizada nos<br />

hac<strong>en</strong> p<strong>en</strong>sar... y hacer ciertas conjeturas.<br />

Tomemos como punto de partida la guerra de 2003<br />

contra Irak. Montada sobre la m<strong>en</strong>tira de que Irak poseía<br />

armas de destrucción masiva capaces de alcanzar Europa<br />

<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os de una hora, dicha guerra <strong>en</strong>tra d<strong>en</strong>tro de la lógica<br />

d<strong>el</strong> imperialismo global occid<strong>en</strong>tal y norteamericano.<br />

Puede que no sea sino <strong>el</strong> comi<strong>en</strong>zo de un proceso de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to<br />

aún mayor y que, de ese modo, des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>e<br />

procesos tal vez incontrolables, capaces de provocar catástrofes<br />

de dim<strong>en</strong>siones aterradoras para <strong>el</strong> destino de Gaia y<br />

de sus hijos e hijas. Una de esas catástrofes fue la d<strong>el</strong> fatídico<br />

11 de marzo de 2004 <strong>en</strong> Madrid, donde una serie de<br />

at<strong>en</strong>tados contra unos tr<strong>en</strong>es de cercanías acabaron con la<br />

vida de casi dosci<strong>en</strong>tas personas e hirieron a más de mil<br />

quini<strong>en</strong>tas.<br />

Invoco aquí a dos importantes analistas de la política<br />

global –uno liberal, Samu<strong>el</strong> P. Huntington, y otro marxista,<br />

Eric J. Hobsbawm– para dar consist<strong>en</strong>cia a las m<strong>en</strong>cionadas<br />

conjeturas.<br />

En su conocida obra La era de los extremos (conocida<br />

también como Historia d<strong>el</strong> siglo XX, Crítica, Barc<strong>el</strong>ona<br />

1998), dice Hobsbawm <strong>en</strong> la última página:<br />

«No sabemos hacia dónde vamos. [...] Con todo, una<br />

cosa está clara: si la humanidad quiere t<strong>en</strong>er un futuro<br />

reconocible, no puede ser a base de prolongar <strong>el</strong> pasado<br />

o <strong>el</strong> pres<strong>en</strong>te. Si tratamos de construir <strong>el</strong> tercer mil<strong>en</strong>io<br />

– 26 –


sobre esa base, fracasaremos. Y <strong>el</strong> precio d<strong>el</strong> fracaso,<br />

es decir, la alternativa a un cambio de sociedad, es la<br />

oscuridad».<br />

Bush y sus aliados están prolongando la lógica d<strong>el</strong> pasado<br />

y, consigui<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, sumiéndonos <strong>en</strong> la oscuridad.<br />

Una oscuridad que augura <strong>en</strong> un tono verdaderam<strong>en</strong>te<br />

dramático uno de los principales expertos norteamericanos<br />

<strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias políticas y consejero d<strong>el</strong> P<strong>en</strong>tágono,<br />

Samu<strong>el</strong> P. Huntington, al final de su célebre libro El choque<br />

de civilizaciones (1996). Según él, hacia 2010 estallará<br />

una guerra <strong>en</strong>tre civilizaciones de alcance global, <strong>en</strong><br />

la que estarán implicados dos grandes estados-núcleos de<br />

civilización: de una parte, los Estados Unidos de América<br />

y sus estados-miembros (Europa y Rusia) y, de otra, la<br />

China y sus estados-miembros (Japón, Pakistán e Irán). La<br />

devastación g<strong>en</strong>eral que habrá de producirse <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>los a<br />

causa d<strong>el</strong> uso de las armas, conv<strong>en</strong>cionales o nucleares,<br />

será de tales dim<strong>en</strong>siones que arrastrará a los cont<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes<br />

a un drástico declive de su poderío económico, demográfico<br />

y militar. La hegemonía global, que durante siglos<br />

ha pert<strong>en</strong>ecido al Norte, pasará al gran Sur, donde<br />

–siempre según Hunting-ton– quedarán la India e<br />

Indonesia, que se librarán de la terrible devastación. Yo<br />

añadiría también a Brasil, la principal pot<strong>en</strong>cia de los trópicos,<br />

dotada de recursos estratégicos para la Humanidad,<br />

como agua potable, biomasa y biodiversidad, junto a una<br />

razonable acumulación de masa crítica. Brasil podrá un<br />

día desempeñar una función c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la remod<strong>el</strong>ación de<br />

la Tierra bajo otro paradigma, que ya no será <strong>el</strong> de ningún<br />

imperio. América Latina, según Huntington, promoverá<br />

un «plan Marshall» para sacar de su postración a los<br />

Estados Unidos de América. ¿Quién iba a decirlo, después<br />

– 27 –


de décadas <strong>en</strong> las que Amé-rica Latina se ha limitado a ser<br />

<strong>el</strong> patio trasero de las estrategias norteamericanas?<br />

Este esc<strong>en</strong>ario podrá parecer fantasmagórico, pero<br />

quizá no lo sea tanto. El detonante de la guerra global se<br />

<strong>en</strong>contraría <strong>en</strong> <strong>el</strong> Estado-núcleo occid<strong>en</strong>tal, irremediablem<strong>en</strong>te<br />

interv<strong>en</strong>cionista, porque sus dirig<strong>en</strong>tes cre<strong>en</strong> que la<br />

civilización occid<strong>en</strong>tal es la más exc<strong>el</strong>sa y racional de todas.<br />

Ha sido <strong>el</strong>la –dic<strong>en</strong>– la que ha introducido <strong>el</strong> cristianismo,<br />

<strong>el</strong> valor d<strong>el</strong> individuo, los derechos humanos y <strong>el</strong><br />

imperio de la ley y la democracia. Por eso debe ser llevada<br />

como opción única a todos los rincones de la tierra y<br />

configurar la globalización. Así lo expresó <strong>el</strong> primer ministro<br />

italiano, Silvio Berlusconi, tan falto de luces y de<br />

escrúpulos. No hace falta recordar que <strong>en</strong> Occid<strong>en</strong>te han<br />

nacido también las ideologías más terribles, que han propiciado<br />

guerras causantes de millones y millones de muertos,<br />

como <strong>el</strong> colonialismo, <strong>el</strong> nazi-fascismo, <strong>el</strong> socialismo<br />

de Estado, <strong>el</strong> consumismo y, antes de los tiempos modernos,<br />

la Inquisición de la iglesia católica.<br />

Lo cierto es que la pret<strong>en</strong>sión de universalismo de la<br />

cultura occid<strong>en</strong>tal conduce de manera inevitable al imperialismo,<br />

que ha adquirido aún más cuerpo y más fuerza<br />

con Bush, <strong>el</strong> cual, con su interv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> Irak, pret<strong>en</strong>de rediseñar<br />

toda la política de Ori<strong>en</strong>te Medio, de matriz musulmana,<br />

garantizando además <strong>el</strong> necesario suministro de<br />

petróleo para Occid<strong>en</strong>te. Éste es <strong>el</strong> detonante de la guerra<br />

y <strong>el</strong> orig<strong>en</strong> d<strong>el</strong> odio a Occid<strong>en</strong>te, matriz de futuros con-<br />

3. Al dar a la impr<strong>en</strong>ta <strong>el</strong> original <strong>en</strong> portugués de este libro no se habían<br />

producido aún los at<strong>en</strong>tados d<strong>el</strong> Metro de Londres, de 7 de julio de<br />

2005, que sin duda <strong>el</strong> autor habría reseñado. (N. d<strong>el</strong> Trad.).<br />

– 28 –


flictos y de más terrorismo global, manifestado ya <strong>en</strong> los<br />

at<strong>en</strong>tados de Casablanca <strong>en</strong> 2003 y <strong>en</strong> <strong>el</strong> ya referido d<strong>el</strong> 11<br />

de marzo de 2004 <strong>en</strong> Madrid 3 .<br />

¿Qué es <strong>el</strong> terrorismo?<br />

El terrorismo político está am<strong>en</strong>azando a los países c<strong>en</strong>trales,<br />

y <strong>el</strong> terrorismo de la droga está apoderándose de los<br />

grandes c<strong>en</strong>tros urbanos de muchas metrópolis. En poco<br />

tiempo se vieron alcanzados los símbolos d<strong>el</strong> ord<strong>en</strong> capitalista:<br />

las torres gem<strong>el</strong>as de Nueva York, <strong>en</strong> lo económico;<br />

<strong>el</strong> P<strong>en</strong>tágono, <strong>en</strong> lo militar; y la Casa Blanca, <strong>en</strong> lo<br />

político (aunque <strong>el</strong> avión a <strong>el</strong>la destinado se estr<strong>el</strong>ló antes<br />

de llegar a su destino. En pocos minutos, unos tr<strong>en</strong>es son<br />

rev<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> Madrid, causando un gran número de muertos.<br />

Las razones aducidas por los autores de tales hechos<br />

son que se trata de una respuesta a la guerra injusta que los<br />

musulmanes están sufri<strong>en</strong>do por culpa de las pot<strong>en</strong>cias<br />

occid<strong>en</strong>tales.<br />

Durante horas, unos narcotraficantes se <strong>en</strong>señorean de<br />

la ciudad, imponi<strong>en</strong>do sus comandos y haci<strong>en</strong>do visibles<br />

los signos inequívocos de su poder. Sus cabecillas alegan<br />

que tratan de v<strong>en</strong>garse, por una parte, d<strong>el</strong> terror que la policía<br />

emplea con determinadas comunidades y, por otra, de<br />

la corrupción g<strong>en</strong>eralizada de la política.<br />

En Nueva York, un árabe solicita una información a un<br />

policía, y éste lo deti<strong>en</strong>e, p<strong>en</strong>sando que se trata de un terrorista.<br />

Luego se comprueba que es un simple ciudadano<br />

absolutam<strong>en</strong>te inoc<strong>en</strong>te.<br />

Un avión despega de Houston <strong>en</strong> dirección a Dallas.<br />

Unos pasajeros imaginan que hay hombres armados a bordo,<br />

y eso basta para hacer saltar las alarmas y para que<br />

unos cazabombarderos F-16 escolt<strong>en</strong> al avión y le obli-<br />

– 29 –


gu<strong>en</strong> a regresar.<br />

Con frecu<strong>en</strong>cia, <strong>el</strong> gobierno norteamericano alarma a<br />

la nación anunciando la inmin<strong>en</strong>cia de supuestos at<strong>en</strong>tados,<br />

los cuales, aun cuando no se produzcan, acaban alim<strong>en</strong>tando<br />

la paranoia g<strong>en</strong>eralizada.<br />

Todos estos f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os pon<strong>en</strong> de manifiesto la singularidad<br />

d<strong>el</strong> terrorismo, que no es otra que <strong>el</strong> hecho de apoderarse<br />

de las m<strong>en</strong>tes. En las guerras y <strong>en</strong> la guerrilla, hay<br />

que ocupar <strong>el</strong> espacio físico para obt<strong>en</strong>er la victoria. En <strong>el</strong><br />

terror no hay nada de eso. Basta con ocupar las m<strong>en</strong>tes, activar<br />

la imaginación, internalizar <strong>el</strong> miedo. Los norteamericanos<br />

ocuparon físicam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> Afganistán de los talibanes,<br />

pero éstos han ocupado psicológicam<strong>en</strong>te las m<strong>en</strong>tes<br />

de los norteamericanos, haci<strong>en</strong>do de los Estados Unidos<br />

una nación ocupada por <strong>el</strong> miedo, desde <strong>el</strong> gobierno hasta<br />

<strong>el</strong> último de los ciudadanos.<br />

¿Quién sale v<strong>en</strong>cedor? Ciertam<strong>en</strong>te, <strong>el</strong> que consiga<br />

mant<strong>en</strong>er al otro como rehén de su estrategia. V<strong>en</strong>ce, por<br />

tanto, qui<strong>en</strong> logra dominar las m<strong>en</strong>tes, no qui<strong>en</strong> se limita<br />

a conquistar <strong>el</strong> espacio. Desgraciadam<strong>en</strong>te, la «profecía»<br />

lanzada por Osama Bin Lad<strong>en</strong> <strong>el</strong> 8 de octubre de 2002 se<br />

ha hecho realidad: «Los Estados Unidos de América jamás<br />

t<strong>en</strong>drán seguridad, jamás vivirán <strong>en</strong> paz».<br />

¿Cómo desmontar este mecanismo? De mom<strong>en</strong>to, nos<br />

interesa tan sólo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la naturaleza d<strong>el</strong> terror y su eficacia.<br />

No necesitamos leer a Camus ni al teórico d<strong>el</strong> terror,<br />

<strong>el</strong> francés Georges Sor<strong>el</strong> (1847-1922), para saber cómo<br />

funciona. Nos basta con observar <strong>el</strong> f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o actual.<br />

El terrorismo responde a la sigui<strong>en</strong>te estrategia:<br />

1. Los hechos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ser espectaculares; de lo contrario,<br />

no produc<strong>en</strong> una conmoción g<strong>en</strong>eralizada;<br />

– 30 –


2. los hechos, a pesar de ser odiosos, deb<strong>en</strong> provocar<br />

admiración, debido a la sagacidad con que se<br />

realizan;<br />

3. los hechos deb<strong>en</strong> sugerir que han sido minuciosam<strong>en</strong>te<br />

preparados;<br />

4. los hechos deb<strong>en</strong> ser imprevistos, a fin de dar la impresión<br />

de que son incontrolables;<br />

5. los autores de los hechos deb<strong>en</strong> permanecer <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

anonimato, porque, cuanto mayor sea <strong>el</strong> número de<br />

posibles sospechosos, tanto mayor es <strong>el</strong> miedo;<br />

6. los hechos deb<strong>en</strong> provocar un miedo perman<strong>en</strong>te;<br />

7. los hechos deb<strong>en</strong> distorsionar la percepción de la<br />

realidad: cualquier cosa «difer<strong>en</strong>te» puede configurar<br />

<strong>el</strong> terror. Basta con ver a un árabe para imaginarse<br />

a un terrorista; basta con ver bi<strong>en</strong> vestido a un<br />

individuo de baja extracción social para p<strong>en</strong>sar que<br />

puede tratarse de un narcotraficante.<br />

Precisemos: terrorismo es toda viol<strong>en</strong>cia espectacular<br />

ejercida con <strong>el</strong> fin de que <strong>el</strong> miedo y <strong>el</strong> pavor se adueñ<strong>en</strong><br />

de las m<strong>en</strong>tes. Lo importante no es la viol<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> sí, sino<br />

su carácter espectacular, capaz de dominar las m<strong>en</strong>tes de<br />

todos. De ahí la importancia, para los terroristas, de que se<br />

difundan imág<strong>en</strong>es de cuerpos despedazados, cadáveres<br />

por todas partes y c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ares de heridos ingresando <strong>en</strong> los<br />

hospitales.<br />

Recurr<strong>en</strong> al terror: a) grupos minoritarios que no cre<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong> la vía política: b) <strong>el</strong> crim<strong>en</strong> organizado y los traficantes<br />

de drogas o de armas, con <strong>el</strong> fin de castigar al sistema represivo;<br />

y c) aqu<strong>el</strong> Estado que carece de legitimidad y necesita<br />

<strong>el</strong> terror para imponerse. Todos <strong>el</strong>los utilizan <strong>el</strong> te-<br />

– 31 –


or como arma prefer<strong>en</strong>cial.<br />

Desde 1960 se han perpetrado <strong>en</strong> <strong>el</strong> mundo 138 hechos<br />

terroristas de gran repercusión. Tal vez sea ésta la guerra<br />

posible <strong>en</strong> un mundo globalizado, la única que puede ser<br />

ganada por los débiles y los de la periferia. ¿Cómo desmontar<br />

esta máquina de miedo?<br />

He ahí <strong>el</strong> desafío teórico y práctico al que todos nos<br />

<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tamos. La verdadera solución sólo se descubrirá<br />

cuando prevalezca un nuevo tipo de civilización que consiga<br />

acabar con la ira y <strong>el</strong> odio que subyac<strong>en</strong> al terror y lo<br />

alim<strong>en</strong>tan.<br />

Terror de finales de Imperio<br />

El terror d<strong>el</strong> 11 de marzo de 2004 <strong>en</strong> Madrid nos obliga a<br />

p<strong>en</strong>sar y nos remite a la caída d<strong>el</strong> Imperio romano, descrita<br />

con detalle por dos grandes historiadores, E Gibbon e Y.<br />

Momms<strong>en</strong>, que dejaron muy claro que dicha caída se debió<br />

principalm<strong>en</strong>te al desmant<strong>el</strong>ami<strong>en</strong>to, a lo largo de tresci<strong>en</strong>tos<br />

años, d<strong>el</strong> ord<strong>en</strong> jurídico-r<strong>el</strong>igioso-militar romano,<br />

al que contribuyó decisivam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> cristianismo (ésta es la<br />

tesis básica de Gibbon).<br />

La consecu<strong>en</strong>cia fue <strong>el</strong> terrorismo g<strong>en</strong>eralizado: <strong>el</strong> asesinato<br />

de casi todos los emperadores, la piratería <strong>en</strong> los<br />

mares y <strong>el</strong> bandolerismo <strong>en</strong> tierra firme, que dificultaban<br />

<strong>el</strong> comercio y acabaron con la seguridad de las comunicaciones<br />

que había proporcionado la extraordinaria red de<br />

caminos imperiales, ahora totalm<strong>en</strong>te abandonados a su<br />

suerte. Sólo los cristianos lograrían salvar al Imperio por<br />

la vía pacífica, asumi<strong>en</strong>do sus ideales <strong>en</strong> <strong>el</strong> marco de la visión<br />

cristiana de la historia.<br />

– 32 –


Los piratas y bandoleros de hoy son los terroristas. Son<br />

<strong>el</strong>los qui<strong>en</strong>es rev<strong>el</strong>an la crisis, autod<strong>en</strong>ominada globalización,<br />

d<strong>el</strong> Imperio occid<strong>en</strong>tal y de su civilización. Dicho<br />

imperio está marcado por tantas contradicciones que no<br />

consigue, si no es mediante la viol<strong>en</strong>cia militar y <strong>el</strong> terror<br />

económico, imponer su ord<strong>en</strong> a todos. Al no realizar las<br />

promesas de una era de bi<strong>en</strong>estar y de paz duradera, ha<br />

producido grandes frustraciones y una <strong>en</strong>orme y airada<br />

amargura <strong>en</strong> <strong>el</strong> mundo, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong> mundo musulmán,<br />

consci<strong>en</strong>te de poseer la «sangre» d<strong>el</strong> sistema (<strong>el</strong><br />

petróleo), pero que se ve excluido d<strong>el</strong> arco de fuerzas políticas<br />

responsables de su configuración. Además, se si<strong>en</strong>te<br />

discriminado e injustam<strong>en</strong>te tratado, concretam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lo<br />

refer<strong>en</strong>te al conflicto palestino-isra<strong>el</strong>í, ante <strong>el</strong> que los Estados<br />

Unidos y Occid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral han asumido una postura<br />

unilateral a favor de Isra<strong>el</strong> y sus estrategias de terror.<br />

En la Unión Europea, un 12% de la población está<br />

constituida por musulmanes, muchos de <strong>el</strong>los «ilegales»,<br />

que son explotados socialm<strong>en</strong>te (aus<strong>en</strong>cia de garantías sociales),<br />

discriminados culturalm<strong>en</strong>te (la cuestión d<strong>el</strong> «v<strong>el</strong>o»<br />

de las mujeres <strong>en</strong> Francia) y despreciados r<strong>el</strong>igiosam<strong>en</strong>te<br />

(sobre todo <strong>en</strong> la Italia de Berlusconi). Buscan apoyo<br />

<strong>en</strong> sus dirig<strong>en</strong>tes r<strong>el</strong>igiosos, mayoritariam<strong>en</strong>te fundam<strong>en</strong>talistas,<br />

y están expuestos a la influ<strong>en</strong>cia de los grupos<br />

extremistas, que los reclutan para sus estrategias.<br />

D<strong>el</strong> mismo modo que existe una globalización d<strong>el</strong> sistema<br />

de seguridad, primero financiera y después militar,<br />

existe también la globalización de qui<strong>en</strong>es se opon<strong>en</strong>. Una<br />

globalización que emplea medios pacíficos (Foro Social<br />

Mundial), y otra que busca la confrontación armada a<br />

través d<strong>el</strong> terror. El hecho es que los fuertes emplean la<br />

guerra prev<strong>en</strong>tiva, y los débiles <strong>el</strong> terror.<br />

– 33 –


Hemos def<strong>en</strong>dido la tesis de que la única guerra que<br />

los débiles pued<strong>en</strong> ganar es ésta, la d<strong>el</strong> terror, <strong>en</strong> la que son<br />

imbatibles, <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que aceptan morir llegando incluso<br />

a convertirse <strong>en</strong> hombres-bomba, contra los cuales<br />

no hay def<strong>en</strong>sa posible. Bajo la administración Bush, <strong>el</strong><br />

imperio ha definido una estrategia que es compr<strong>en</strong>sible,<br />

pero equivocada: ser igualm<strong>en</strong>te fundam<strong>en</strong>talista y pagar<br />

<strong>el</strong> mal con <strong>el</strong> mal, combati<strong>en</strong>do <strong>el</strong> terror con <strong>el</strong> terror.<br />

Los principales analistas ya han dicho que ninguna<br />

medida, después d<strong>el</strong> 11-S, ha conseguido <strong>el</strong>iminar la am<strong>en</strong>aza,<br />

ni siquiera reducirla, sino que más bi<strong>en</strong> se ha alim<strong>en</strong>tado<br />

la intolerancia musulmana con la intolerancia occid<strong>en</strong>tal.<br />

Y <strong>en</strong> esa dirección no hay salida posible.<br />

Si <strong>el</strong> problema d<strong>el</strong> terror es global, la solución debe ser<br />

igualm<strong>en</strong>te global y t<strong>en</strong>drá que pasar por <strong>el</strong> único organismo<br />

político global, que es la ONU, donde deb<strong>en</strong> c<strong>en</strong>tralizarse<br />

las estrategias globales para combatir <strong>el</strong> terror y suprimir<br />

las causas que lo alim<strong>en</strong>tan.<br />

A cada uno de los países compete ofrecer la mayor seguridad<br />

posible a sus ciudadanos y reforzar las estrategias<br />

globales. Todos <strong>el</strong>los deb<strong>en</strong> trabajar con un pie <strong>en</strong> <strong>el</strong> campo<br />

d<strong>el</strong> pres<strong>en</strong>te, y otro <strong>en</strong> <strong>el</strong> d<strong>el</strong> futuro. En <strong>el</strong> pres<strong>en</strong>te, la<br />

sociedad y <strong>el</strong> Estado se obligan a sofisticar sus mecanismos<br />

de seguridad, aun con la certeza de que su eficacia es<br />

limitada. En cuanto al futuro, es de vital importancia poner<br />

desde ahora los <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tos de un nuevo ord<strong>en</strong> político<br />

mundial <strong>en</strong> <strong>el</strong> que todos t<strong>en</strong>gan cabida, pero sin que haya<br />

una serie de pot<strong>en</strong>cias privilegiadas con derecho a veto,<br />

ni bloques de poder regional con pret<strong>en</strong>sión alguna de hegemonía<br />

sobre <strong>el</strong> conjunto. Han de buscarse c<strong>en</strong>tros de<br />

gobernanza global para todo lo que sea global, garantizando<br />

a todos un mínimo de equidad a la hora de partici-<br />

– 34 –


par <strong>en</strong> los escasos recursos d<strong>el</strong> planeta y <strong>en</strong> los bi<strong>en</strong>es de<br />

la cultura humana, así como <strong>en</strong> <strong>el</strong> cuidado colectivo de la<br />

Tierra, como casa común que es, y de todos sus ecosistemas,<br />

además d<strong>el</strong> fortalecimi<strong>en</strong>to de una cultura de la paz<br />

imperecedera.<br />

Es difícil para <strong>el</strong> actual ord<strong>en</strong> mundial (que es desord<strong>en</strong><br />

para la mayoría de la Humanidad) <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que <strong>el</strong> terrorismo<br />

es, ante todo, consecu<strong>en</strong>cia, y sólo después causa<br />

de la inseguridad actual. Pero si persiste <strong>en</strong> su arrogancia<br />

y ceguera, Occid<strong>en</strong>te no va a t<strong>en</strong>er solución, cada vez<br />

más indef<strong>en</strong>so y cada vez más víctima d<strong>el</strong> terror. Si no<br />

presta at<strong>en</strong>ción, al final será cada vez más un mero accid<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> la nueva historia humana que comi<strong>en</strong>za con la<br />

globalización.<br />

Terror y solidaridad<br />

La escabechina de Madrid d<strong>el</strong> 11 de marzo de 2004 puede<br />

ser leída como una página de antropología concreta,<br />

dramática y trágica que rev<strong>el</strong>a quiénes somos: seres capaces<br />

de cometer auténticas salvajadas y barbaries, como ya<br />

había quedado demostrado <strong>en</strong> los at<strong>en</strong>tados d<strong>el</strong> 11 de septiembre<br />

de 2001 <strong>en</strong> los Estados Unidos. Y, al mismo tiempo,<br />

seres solidarios, como también se demostró maravillosam<strong>en</strong>te<br />

con ocasión de los mismos at<strong>en</strong>tados de Madrid,<br />

cuando toda España se solidarizó con las víctimas y se<br />

movilizó <strong>en</strong> su ayuda.<br />

Qui<strong>en</strong>es mataban y qui<strong>en</strong>es socorrían eran seres humanos.<br />

Y es que <strong>en</strong> nosotros coexist<strong>en</strong> una cosa y la otra.<br />

La sabiduría cristiana siempre ha afirmado que la contradicción<br />

habita <strong>en</strong> nuestros corazones. Por eso somos a la<br />

– 35 –


vez Adán y Cristo, áng<strong>el</strong>es y demonios.<br />

Ésa es la condición humana, sabia y dem<strong>en</strong>te, dramática<br />

y trágica. Dramática, cuando logramos mant<strong>en</strong>er <strong>el</strong><br />

difícil y siempre frágil equilibrio <strong>en</strong>tre una cosa y la otra,<br />

<strong>en</strong>tre lo sim-bólico y lo dia-bólico que hay <strong>en</strong> nosotros,<br />

dando la hegemonía a lo primero. Trágica, cuando permitimos<br />

que irrumpa la dem<strong>en</strong>cia y predomine lo dia-bólico.<br />

¿Quién v<strong>en</strong>ce: <strong>el</strong> drama o la tragedia? Las dos opciones<br />

son posibles, y ambas son profundam<strong>en</strong>te humanas.<br />

La primera dice que la historia ha demostrado cómo la<br />

fraternidad nunca fue duradera, y cómo las sociedades se<br />

han organizado siempre <strong>en</strong> r<strong>el</strong>aciones de fuerza y de dominación.<br />

Alzamos la vista al ci<strong>el</strong>o <strong>en</strong> busca de un poco de<br />

esperanza, pero <strong>el</strong> espectáculo de los cadáveres despedazados<br />

y los lam<strong>en</strong>tos de las víctimas nos impide ver y oír<br />

respuesta alguna que nos ilumine. La indifer<strong>en</strong>cia, <strong>el</strong> cinismo<br />

y <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido de la tragedia universal son reacciones<br />

humanas compr<strong>en</strong>sibles y, debido al sufrimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su orig<strong>en</strong>, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> también su dignidad.<br />

La segunda afirma que <strong>en</strong> medio de la tragedia siempre<br />

ha habido una mano que se ofrecía, un gesto que salvaba<br />

y un roce de pi<strong>el</strong> con pi<strong>el</strong> que devolvía la confianza.<br />

Lo que conmovió al mundo fue la solidaridad d<strong>el</strong> pueblo<br />

español, que superó la justa indignación y domesticó <strong>el</strong><br />

deseo de v<strong>en</strong>ganza. Hacer justicia y castigar, sí; pero no<br />

pagar <strong>el</strong> odio con otro odio aún más int<strong>en</strong>so. Se trata de<br />

transformar la tragedia <strong>en</strong> un drama humano, las r<strong>el</strong>aciones<br />

destructivas <strong>en</strong> t<strong>en</strong>sión fraterna y constructiva. Se trata,<br />

<strong>en</strong> suma, de creer que es posible una nueva forma de<br />

r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> otro, con la naturaleza y con <strong>el</strong> futuro. El<br />

Adán decad<strong>en</strong>te siempre estará ahí; pero <strong>el</strong> Cristo liberador<br />

que somos va adquiri<strong>en</strong>do hegemonía y asegurando<br />

– 36 –


que <strong>el</strong> futuro va <strong>en</strong> esta dirección y no <strong>en</strong> otra.<br />

¿Quién va a ganar? Humildem<strong>en</strong>te, confesamos que la<br />

solidaridad ti<strong>en</strong>e más futuro que la escabechina. Sin esa<br />

solidaridad, tal vez no habríamos dado <strong>el</strong> salto de la animalidad<br />

a la Humanidad ni habríamos llegado al día de<br />

hoy.<br />

El remedio para nuestra locura sólo puede ofrecérnoslo<br />

una nueva manera de mirar al otro. Ese otro ti<strong>en</strong>e una<br />

exist<strong>en</strong>cia propia y merece ser mirado con absoluto respeto<br />

y v<strong>en</strong>eración. En vez de dominarlo, subordinarlo o<br />

apropiárnoslo, podemos establecer con él una verdadera<br />

comunión fraterna. Podemos s<strong>en</strong>tirnos <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo plano<br />

que él, libres de la voluntad de dominación, vivi<strong>en</strong>do una<br />

humildad original, con la conci<strong>en</strong>cia de que <strong>el</strong> mismo humus<br />

(de donde deriva «humildad») que hay <strong>en</strong> él lo hay<br />

también <strong>en</strong> nosotros.<br />

Las r<strong>el</strong>igiones han ubicado <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o <strong>en</strong> <strong>el</strong> más allá.<br />

Conv<strong>en</strong>dría ubicarlo <strong>en</strong> <strong>el</strong> más acá: <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o como proceso<br />

de construcción humilde mediante <strong>el</strong> esfuerzo humano,<br />

secundado por la fuerza divina. Sólo al término de la historia<br />

conoceremos su pl<strong>en</strong>itud. Y <strong>en</strong>tonces Dios y nosotros<br />

podremos mirar hacia atrás y decir con gozo: «Todo era<br />

bu<strong>en</strong>o».<br />

¿Choque o diálogo?<br />

El mundo se hace cada vez más pequeño. La especie homo<br />

sapi<strong>en</strong>s/dem<strong>en</strong>s ya ha ocupado, y <strong>en</strong> parte ha depredado,<br />

<strong>el</strong> 83% d<strong>el</strong> planeta. Las r<strong>el</strong>aciones <strong>en</strong>tre las personas y<br />

las culturas se hac<strong>en</strong> directas y <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>sas.<br />

¿Cómo limitar la lucha de los egos y los intereses par-<br />

– 37 –


ticulares que se sobrepon<strong>en</strong> a los colectivos? ¿Cómo <strong>el</strong>aborar<br />

un cons<strong>en</strong>so básico que nos permita estar juntos?<br />

¿Cómo convivir con un mínimo de paz?<br />

Son dos las principales posturas: las de las llamadas<br />

escu<strong>el</strong>as «realista» y «ético-idealista».<br />

La primera está repres<strong>en</strong>tada por Samu<strong>el</strong> P. Huntington,<br />

<strong>el</strong> célebre politólogo de Harvard al que ya nos hemos<br />

referido, <strong>el</strong> cual, <strong>en</strong> su libro El choque de civilizaciones,<br />

sust<strong>en</strong>ta con todo tipo de datos y reflexiones la tesis de<br />

que nos <strong>en</strong>caminamos inexorablem<strong>en</strong>te hacia un choque<br />

global de civilizaciones y que, al final, Occid<strong>en</strong>te se verá<br />

<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado al resto d<strong>el</strong> mundo. Según él, t<strong>en</strong>drá lugar una<br />

fantástica devastación de la biosfera y de las riquezas de<br />

las naciones. El dramático esc<strong>en</strong>ario que esboza al final<br />

d<strong>el</strong> libro nos hace p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> la frase de Einstein: «No sé<br />

cómo será la tercera guerra mundial; sólo sé que la sigui<strong>en</strong>te<br />

se hará únicam<strong>en</strong>te con piedras y palos».<br />

La postura ético-idealista está repres<strong>en</strong>tada por Hans<br />

Küng, teólogo católico alemán y compañero de tribulaciones,<br />

pues también él sufrió las c<strong>en</strong>suras d<strong>el</strong> Vaticano. En<br />

su obra ya clásica, Una ética mundial para la economía y<br />

la política (1997), sust<strong>en</strong>ta la tesis contraria: o establecemos<br />

un diálogo <strong>en</strong>tre todas las r<strong>el</strong>igiones y culturas, buscando<br />

puntos <strong>en</strong> común, o nos <strong>en</strong>caminamos hacia un desastre<br />

como nunca se ha visto. Su tesis es: «Sin paz <strong>en</strong>tre<br />

las r<strong>el</strong>igiones no habrá paz <strong>en</strong>tre las naciones. Y no habrá<br />

paz <strong>en</strong>tre las r<strong>el</strong>igiones si no hay diálogo <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las».<br />

¿Por qué empezar por las r<strong>el</strong>igiones? Por algo bi<strong>en</strong><br />

s<strong>en</strong>cillo de constatar: <strong>en</strong> las principales áreas de conflicto<br />

subyace hoy una cuestión r<strong>el</strong>igiosa, ya sea <strong>en</strong> Kosovo, <strong>en</strong><br />

Irlanda, <strong>en</strong> Afganistán, <strong>en</strong> Cachemira o <strong>en</strong> cualquier otro<br />

lugar.<br />

– 38 –


El propio Huntington reconoce <strong>en</strong> su libro que «<strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

mundo moderno la r<strong>el</strong>igión es una fuerza c<strong>en</strong>tral, tal vez<br />

la fuerza c<strong>en</strong>tral que moviliza a las personas [...] Lo que<br />

cu<strong>en</strong>ta, <strong>en</strong> último término, no es la ideología política ni los<br />

intereses económicos, sino las convicciones de fe, la familia,<br />

la sangre y la doctrina, y es por estas cosas por las<br />

que las personas combat<strong>en</strong> y están dispuestas a dar su vida».<br />

Qui<strong>en</strong> hace esta constatación es un politólogo de la<br />

talla de Huntington, no una autoridad r<strong>el</strong>igiosa interesada<br />

tal vez <strong>en</strong> def<strong>en</strong>der <strong>el</strong> campo de su actuación.<br />

El camino de la paz mundial pasa, pues, por <strong>el</strong> diálogo<br />

<strong>en</strong>tre las r<strong>el</strong>igiones. En ese diálogo surg<strong>en</strong> los puntos comunes<br />

que ya fueron señalados <strong>en</strong> 1970, <strong>en</strong> la Confer<strong>en</strong>cia<br />

Mundial de las R<strong>el</strong>igiones <strong>en</strong> favor de la Paz, c<strong>el</strong>ebrada <strong>en</strong><br />

Kyoto. Esos puntos <strong>en</strong> común fueron formulados d<strong>el</strong> sigui<strong>en</strong>te<br />

modo:<br />

1. Existe una unidad fundam<strong>en</strong>tal de la familia humana<br />

<strong>en</strong> igualdad y dignidad de todos sus miembros.<br />

2. Todo ser humano es sagrado e intocable, especialm<strong>en</strong>te<br />

por lo que hace a su conci<strong>en</strong>cia.<br />

3. Toda comunidad humana repres<strong>en</strong>ta un valor.<br />

4. El poder no puede ser equiparado al derecho. El poder<br />

jamás se basta a sí mismo, nunca es absoluto y<br />

siempre ha de estar limitado por <strong>el</strong> derecho y <strong>el</strong> control<br />

de la comunidad.<br />

5. La fe, <strong>el</strong> amor, la compasión, <strong>el</strong> altruismo, la fuerza<br />

d<strong>el</strong> espíritu y la veracidad interior son, <strong>en</strong> última<br />

instancia, muy superiores al odio, la <strong>en</strong>emistad y <strong>el</strong><br />

egoísmo.<br />

6. Es obligado estar d<strong>el</strong> lado de los pobres y oprimidos<br />

– 39 –


y <strong>en</strong> contra de sus opresores.<br />

7. Alim<strong>en</strong>tamos la profunda esperanza de que al final<br />

triunfará la bu<strong>en</strong>a voluntad.<br />

Pacificadas las r<strong>el</strong>igiones –y aún queda mucho por hacer<br />

al respecto–, se crea la plataforma para la paz política,<br />

basada <strong>en</strong> una ética mínima de la solicitud por la Tierra y<br />

la biosfera, <strong>en</strong> la cooperación universal, <strong>en</strong> la corresponsabilidad<br />

de cara a nuestro futuro y <strong>en</strong> <strong>el</strong> profundo respeto<br />

por <strong>el</strong> misterio de la exist<strong>en</strong>cia.<br />

¿Por qué es inviable la propuesta de Huntington?<br />

Porque la maquinaria de muerte es de tal calibre que puede<br />

destruirlo todo y hacer abortar <strong>el</strong> futuro de la especie.<br />

Ya no podemos seguir haci<strong>en</strong>do las guerras como antiguam<strong>en</strong>te.<br />

Hoy sólo se hac<strong>en</strong> contra países débiles, como es<br />

<strong>el</strong> vergonzoso caso de la guerra contra Irak, pero no podrá<br />

hacerse lo mismo contra Rusia o China, que sí pose<strong>en</strong><br />

armas de destrucción masiva. Significaría <strong>el</strong> final de las<br />

civilizaciones.<br />

Tan sólo nos queda dialogar y apr<strong>en</strong>der unos de otros<br />

para evitar <strong>el</strong> choque total y darle una oportunidad a la paz<br />

perpetua, tan soñada por <strong>el</strong> filósofo Immanu<strong>el</strong> Kant al pres<strong>en</strong>tar<br />

uno de los primeros proyectos de globalización, que<br />

él <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día como una federación de repúblicas d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong><br />

único espacio político de la Tierra.<br />

Re-ligación, base de la nueva civilización<br />

El diálogo <strong>en</strong>tre las r<strong>el</strong>igiones, <strong>en</strong> busca de los puntos <strong>en</strong><br />

común y los intercambios <strong>en</strong>tre las civilizaciones, abre <strong>el</strong><br />

espacio necesario para que la crisis de civilización no sea<br />

– 40 –


una tragedia, sino una oportunidad de crecimi<strong>en</strong>to.<br />

Sin embargo, no son <strong>el</strong> diálogo y las converg<strong>en</strong>cias los<br />

únicos recursos con fuerza sufici<strong>en</strong>te para hacer sost<strong>en</strong>ible<br />

un nuevo <strong>en</strong>sayo civilizador. Para <strong>el</strong>lo se requiere una nueva<br />

espiritualidad, es decir, una nueva experi<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> ser<br />

y un nuevo sueño civilizacional. Es <strong>el</strong> sueño que manti<strong>en</strong>e<br />

<strong>el</strong> horizonte de esperanza siempre abierto, confiere s<strong>en</strong>tido<br />

a las prácticas humanas, personales y sociales y constituye<br />

<strong>el</strong> humus que permite continuam<strong>en</strong>te proyectar nuevas<br />

formas de conviv<strong>en</strong>cia social y un nuevo acuerdo con<br />

la naturaleza.<br />

Bi<strong>en</strong> supo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la importancia de los sueños <strong>el</strong> jefe<br />

pi<strong>el</strong>-roja Seattle cuando, <strong>en</strong> 1856, escribió al gobernador<br />

d<strong>el</strong> Estado de Washington, Stev<strong>en</strong>s, <strong>el</strong> cual le había<br />

obligado a v<strong>en</strong>der las tierras a los colonizadores europeos.<br />

El jefe, que no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día nada, se preguntaba perplejo:<br />

«¿Se puede comprar y v<strong>en</strong>der la brisa, <strong>el</strong> verdor de las<br />

plantas, la limpidez d<strong>el</strong> agua y <strong>el</strong> espl<strong>en</strong>dor d<strong>el</strong> paisaje?».<br />

Y concluía: los pi<strong>el</strong>es-rojas <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derían <strong>el</strong> porqué «si conocieran<br />

los sueños d<strong>el</strong> hombre blanco, si supieran qué esperanzas<br />

transmite éste a sus hijos e hijas y qué visiones<br />

de futuro ofrece para <strong>el</strong> día de mañana».<br />

¿Cuál es nuestro sueño? ¿Cuál es <strong>el</strong> sueño de la sociedad<br />

civil mundial que se visibilizó <strong>en</strong> los pueblos reunidos<br />

<strong>en</strong> Porto-Alegre, <strong>en</strong> Seattle y <strong>en</strong> Génova? 4<br />

Es <strong>el</strong> sueño de la inclusión de todos <strong>en</strong> la familia humana,<br />

habitando juntos <strong>en</strong> la misma y única casa común,<br />

4. Ciudades-símbolo de la lucha anti-globalización, por haber sido <strong>el</strong> esc<strong>en</strong>ario<br />

de las multitudinarias reivindicaciones <strong>en</strong> las calles y de <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros<br />

y debates para discutir posibles alternativas de un nuevo mod<strong>el</strong>o<br />

de globalización.<br />

– 41 –


la Tierra.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de la integración de todas las culturas, etnias,<br />

tradiciones y caminos r<strong>el</strong>igiosos y espirituales <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

patrimonio común de la Humanidad.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de una nueva alianza de los humanos con<br />

los restantes seres vivos de la naturaleza, vi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> <strong>el</strong>los<br />

verdaderam<strong>en</strong>te a hermanos y hermanas <strong>en</strong> la inm<strong>en</strong>sa cad<strong>en</strong>a<br />

de la vida, de la que formamos parte como un eslabón<br />

más.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de una economía política de lo sufici<strong>en</strong>te y<br />

lo dec<strong>en</strong>te y digno para todos, incluidos los demás organismos<br />

vivos.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de la solicitud de unos para con otros, con<br />

<strong>el</strong> fin de exorcizar definitivam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> miedo.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de la hospitalidad, la tolerancia, la conviv<strong>en</strong>cia<br />

y la com<strong>en</strong>salidad con todos los miembros de la familia<br />

humana, las cuatro virtudes-eje sin las que no es posible<br />

una globalización con rostro humano.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de la coexist<strong>en</strong>cia pacífica y alegre de las<br />

difer<strong>en</strong>cias, vi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> <strong>el</strong>las la riqueza de la realidad y no<br />

forma inferior alguna.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de la capacidad de perdón y reconciliación<br />

que permita recom<strong>en</strong>zar una historia libre de amarguras y<br />

res<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos, tal como Francia, Alemania y Polonia<br />

mostraron <strong>en</strong> la postguerra.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de un diálogo de todos con lo más profundo<br />

de sí mismos, de donde nac<strong>en</strong> inspiraciones de bi<strong>en</strong>quer<strong>en</strong>cia,<br />

cooperación y amorosidad.<br />

Es <strong>el</strong> sueño de una re-ligación de todos con todos y con<br />

la fu<strong>en</strong>te originaria de donde provi<strong>en</strong><strong>en</strong> los seres, ofreciéndonos<br />

la s<strong>en</strong>sación de acogida <strong>en</strong> un útero definitivo<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> que todas nuestras contradicciones serán resu<strong>el</strong>tas, y<br />

– 42 –


todas nuestras lágrimas <strong>en</strong>jugadas, para, a continuación,<br />

caer <strong>en</strong> los brazos de Dios-Padre-y-Madre de bondad infinita,<br />

descansar de tanto peregrinar y p<strong>en</strong>ar y, finalm<strong>en</strong>te,<br />

irradiar vida y más vida para siempre.<br />

Como se ve, se trata d<strong>el</strong> sueño de una civilización de<br />

la re-ligación universal que a todos incluye, desde la hormiga<br />

d<strong>el</strong> camino hasta la galaxia más distante reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

descubierta, que está a catorce mil millones de<br />

años-luz de la Tierra.<br />

Este anh<strong>el</strong>o ancestral de la Humanidad se ha visto<br />

arrumbado por <strong>el</strong> tipo de cultura que ha predominado <strong>en</strong><br />

los últimos siglos. V<strong>en</strong>imos de un <strong>en</strong>sayo civilizatorio,<br />

hoy mundializado, que ha hecho cosas extraordinarias, pero<br />

que es materialista y mecánico, lineal y determinístico,<br />

dualista y reduccionista, atomizado y compartim<strong>en</strong>tado,<br />

que ha separado materia y espíritu, ci<strong>en</strong>cia y vida, economía<br />

y política, masculino y fem<strong>en</strong>ino, Dios y mundo.<br />

Un <strong>en</strong>sayo que ha realizado una especie de lobotomía<br />

<strong>en</strong> nuestra m<strong>en</strong>te, pues nos ha dejado des<strong>en</strong>cantados,<br />

obtusos fr<strong>en</strong>te a las maravillas de la naturaleza e ins<strong>en</strong>sibles<br />

al respeto rever<strong>en</strong>cial que <strong>el</strong> universo debe suscitar <strong>en</strong><br />

nosotros.<br />

Esta civilización de la re-ligación de todo con todo<br />

dará c<strong>en</strong>tralidad a la r<strong>el</strong>igión, no tanto como institución<br />

cuanto como dim<strong>en</strong>sión antropológica, cual fuerza que se<br />

propone re-ligar todas las cosas <strong>en</strong>tre sí, con <strong>el</strong> ser humano<br />

y con <strong>el</strong> ser es<strong>en</strong>cial. Ella sirve de base para lo que la<br />

Carta de la Tierra proclama como <strong>el</strong> nuevo ideal civilizador:<br />

<strong>el</strong> modo sost<strong>en</strong>ible de vida. Es decir, se trata de mant<strong>en</strong>er<br />

un tipo de r<strong>el</strong>ación con la naturaleza marcado por <strong>el</strong><br />

reconocimi<strong>en</strong>to de la alteridad, la mutualidad y <strong>el</strong> respeto,<br />

que nos lleve a un uso responsable y solidario de los re-<br />

– 43 –


cursos de la naturaleza, no sólo para nosotros, sino para<br />

toda la cad<strong>en</strong>a de la vida.<br />

Entonces surgirá la civilización de la etapa planetaria,<br />

de la sociedad terr<strong>en</strong>al, la primera civilización de la Humanidad<br />

como Humanidad, al fin <strong>en</strong> comunión con todas<br />

las cosas.<br />

Pero no hemos de permitir que <strong>el</strong> sueño se quede <strong>en</strong><br />

puro sueño. Urge poner las bases para su implem<strong>en</strong>tación<br />

procesual <strong>en</strong> la cotidianeidad de nuestras vidas, haci<strong>en</strong>do<br />

las revoluciones moleculares y llevando la re-ligación al<br />

interior mismo de las complejas estructuras de la civilización<br />

contemporánea.<br />

De esta óptica podrá nacer una nueva ética, expresión<br />

d<strong>el</strong> nuevo estado de conci<strong>en</strong>cia de la Humanidad y de la<br />

realidad que poco a poco ha ido transmutándose hasta<br />

inaugurar la fase globalizada d<strong>el</strong> destino humano y de la<br />

Tierra.<br />

– 44 –

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!