Rímini Santuario Santa Chiara via Santa Chiara, 28 tel. 0541 785560 • apertura: 12:00-16:00 sa, copia, debida al pintor Giuseppe Soleri Brancaleoni, de una imagen también milagrosa gracias a un idéntico prodigio manifestado medio siglo antes, y que la Confraternita di San Girolamo (Cofradía de San Jerónimo) conserva aún en la capilla de San Giovannino. 30
Itinerario 6 > Pequeñas catedrales Rímini Iglesia de los Servitas (llamada de los Siervos) corso d’Augusto, 200 tel. 0541 27930 • apertura: 8:30-11:30/15:30- 17:30 31 El período barroco dejó muchas huellas en el arte religioso de Rímini. Mientras que en el s. XVII, gracias a una sincera exigencia piadosa y de adhesión a los dictados de la Contrarreforma, se renovaron casi todos los retablos, en el s. XVIII fueron enteramente transformados o reformados muchos edificios de culto, por lo regular con unas formas grandiosas y prestando siempre particular atención tanto a los motivos decorativos como a la elegancia. La pintura religiosa del siglo XVII al XVIII pasa de los fuertes acentos naturalistas de Cagnacci y Centino, que trabajaban en la primera mitad del s. XVII tanto en la ciudad como en sus alrededores, a los de inspiración clásica y a las piadosas composiciones de Guercino y de los pintores de escuela boloñesa, para llegar a las arcaizantes academias barrocas de Giovan Battista Costa, un pintor local muy activo hasta 1767; cuenta también con numerosas obras maestras importadas de Roma, Venecia y Urbino. Por lo que se refiere a la arquitectura, evita los excesos del barroco pletórico de fasto y fantasía, para seguir una línea romano - boloñesa con algún rasgo racionalista en la segunda mitad del s. XVII, si bien toda su obra tenga prácticamente por marco el s. XVIII. En el s. XVIII, en efecto, se renuevan las principales iglesias de los alrededores y de la ciudad. En Rímini surgió la iglesia de los Jesuitas, y fueron reconstruidas o profundamente modificadas, dotándolas con nuevos retablos y estucos, las de los Agustinos, los Carmelitas y los Siervos de María. Esta última, reconstruida con proyecto del boloñés Gaetano Stegani, entre 1777 y 1779 fue enriquecida por unos estupendos estucos rococó debidos a Antonio Trentanove, modelados y dorados en 1887; cuenta con unos cuadros de Francesco Albani (1621), Lucio Massari (1620), Ubaldo Gandolfi (1779) y Giovan Battista Costa (1440). Recorriendo la zona hay por doquier capillas de modestas dimensiones pero de elegantes proporciones y parroquias rurales extremamente pobres pero llenas de estucos y pinturas. La capilla llamada “de la escuela” en San Giovanni in Marignano, la iglesia parroquial de Mondaino y la de San Vito, la iglesia de las Monjas de Santarcangelo y la del sufragio de Verucchio, por ejemplo, son unos edificios deliciosos y unos monumentos de gran interés artístico gracias a su arquitectura y a las obras que arte que contienen. Pero enumerarlos todos sería demasiado largo y, en definitiva, inútil. Aquí hay que señalar el tentativo, realizado en el s. XVIII en los principales centros de la diócesis, de valorizar y racionalizar de algún modo el ejercicio del culto y la vida del clero reuniendo y reduciendo el número de los edificios religiosos con la creación de las iglesias colegiatas. En Savignano la Colegiata fue fundada en 1732, en