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Riviera di Rimini Travel Notes<br />

Provincia di Rimini<br />

Assessorato alla Cultura<br />

Assessorato al Turismo<br />

Presencias de arte en los edificios religiosos<br />

de Rímini y su provincia


Rímini<br />

Parroquia rural de San Salvatore<br />

Iglesia parroquial de San Giuliano<br />

Iglesia parroquial de San Fortunato<br />

Iglesia de Sant’Agostino<br />

Templo Malatestiano<br />

Iglesia de la Madonna delle Grazie<br />

Iglesia de la Madonna della Colonnella<br />

Iglesia de la Madonna della Misericordia /<br />

Iglesia de Santa Chiara<br />

Iglesia de los Servitas (llamada de los Siervos)<br />

Verucchio<br />

Parroquia rural de San Martino<br />

Iglesia de Santa Croce (Villa Verucchio)<br />

Colegiata de Verucchio<br />

San Giovanni in Marignano<br />

Iglesia de Santa Maria in Pietrafitta<br />

Iglesia parroquial de San Pietro<br />

Santarcangelo di Romagna<br />

Parroquia de Santarcangelo di Romagna<br />

Colegiata de Santarcangelo di Romagna<br />

Morciano di Romagna<br />

Abadía de San Gregorio<br />

Montescudo<br />

Iglesia parroquial de Santa Maria<br />

del Soccorso (Valliano)<br />

Montefiore Conca<br />

Santuario de la Madonna di Montefiore<br />

Capilla del Ospedale - Madonna<br />

della Misericordia<br />

Montegridolfo<br />

Capilla de San Rocco<br />

Santuario de la Beata Vergine<br />

delle Grazie (Trebbio)<br />

Saludecio<br />

Iglesia parroquial de San Biagio


Provincia di Rimini<br />

Assessorato alla Cultura<br />

Assessorato al Turismo<br />

Agenzia marketing turistico Riviera di Rimini<br />

Pier Giorgio Pasini<br />

Presencias de arte en los edificios religiosos<br />

de Rímini y su provincia<br />

en colaboración con


Coordinación:<br />

Valerio Lessi<br />

Proyecto gráfico:<br />

Relè - Leonardo Sonnoli<br />

Fotografías pertenecientes<br />

al archivo fotográfico<br />

de la Diputación Provincial de Rímini<br />

Se agradece la amable colaboración de los fotógrafos:<br />

L. Bottaro, P. Cuccurese, P. Delucca,<br />

S. Di Bartolo, L. Fabbrini, R. Gallini,<br />

L. Liuzzi, G. Mazzanti, T. Mosconi,<br />

Paritani, V. Raggi, E. Salvatori,<br />

R. Sanchini, F. Taccola, R. Urbinati<br />

Traducción:<br />

Maria Pilar Roca-Alsina,<br />

Link-Up, Rímini<br />

Actualización a cargo de:<br />

Marino Campana, Caterina Polcari<br />

Paginaciones y sistemas de la prensa:<br />

Litoincisa87, Rimini<br />

Licia Romani<br />

Primera edición 2003<br />

Reimpresión 2008


Índice<br />

Introducción ><br />

4 Una difusión capilar<br />

Itinerario 1 ><br />

7 Antiguas parroquias rurales<br />

Itinerario 2 ><br />

11 Monasterios<br />

Itinerario 3 ><br />

15 Conventos<br />

Itinerario 4 ><br />

19 Por las huellas de San Francisco<br />

Itinerario 5 ><br />

25 Iglesias marianas<br />

Itinerario 6 ><br />

31 Pequeñas catedrales<br />

Profundizaciónes ><br />

Bibliografía ><br />

37 Santos locales<br />

Arte y memoria<br />

38 Para saber más<br />

www ><br />

Antes de salir de viaje visítenos en<br />

www.riviera.rimini.it


Introducción > Una difusión capilar<br />

4<br />

La zona del interior de Rímini debe su variada conformación, con<br />

amplios y pintorescos valles, a la presencia de un conjunto de colinas<br />

y de dos ríos, el Marecchia y el Conca. Se trata de un territorio fértil,<br />

habitado por el hombre ya desde la prehistoria, especialmente en la<br />

parte donde los declives son más frecuentes y articulados; que cuenta<br />

con pequeños y grandes núcleos y que está recorrido por una tupida<br />

red de carreteras que lo acerca a las regiones vecinas. Debido a su<br />

posición geográfica - entre los Apeninos y el mar y frente a la llanura<br />

de Emilia - ha sido desde siempre una zona de paso y, por lo tanto,<br />

de encuentro entre culturas diferentes, así como de contiendas y<br />

enfrentamientos. El paisaje está fuertemente caracterizado, pues, por<br />

las características de tan singular posición.<br />

Son, sobretodo, los restos de un Medievo belicoso y fulgurante<br />

que se asoma aún desde el monte de San Marino y que corona todavía<br />

las colinas con sus ruinas de castillos, que ciñe pueblos con murallas<br />

derruidas y que señala con fragmentos de torres unos paisajes<br />

que fueron estratégicos. Pero el mismo aspecto de dichos vestigios,<br />

tan antiguos como pintorescos, demuestra ser el fruto de unos acontecimientos<br />

ya terminados y casi perdidos a través del tiempo.<br />

Menos vistosos, menos llenos de ruinas y, si bien se mira, más<br />

frecuentes, son unos testigos que cuentan con orígenes diferentes:<br />

los que se refieren a una religiosidad muy difundida, que a veces<br />

ahonda sus raíces en la antigüedad, tal como lo demuestra una cierta<br />

estratificación de elementos en el “lugar sagrado” y a veces en el<br />

mismo edificio, aún hoy lleno de vida; mezclados y, es más, estrechamente<br />

relacionados con los signos de una laboriosidad pacífica y<br />

secular. En las colinas, entre campos cultivados y junto a las carreteras<br />

locales, es fácil dar con unos pequeños altares votivos que la<br />

devoción popular renueva continuamente; en las afueras de los pueblos<br />

se encontrará, con frecuencia, unas capillas que antaño se levantaban<br />

junto a unos pequeños hospitales de peregrinos y, en los burgos<br />

y pueblos, parroquias de varia forma e importancia, o bien santuarios<br />

dedicados a la Virgen.<br />

La última guerra mundial afectó profundamente la zona, en los<br />

límites de la “Línea gótica”, causando innumerables víctimas y daños<br />

enormes a los núcleos urbanos y, naturalmente, a las construcciones<br />

de carácter religioso que, con frecuencia, custodiaban importantes<br />

testimonios; es más, ellas eran ya de por sí testimonio de historia y<br />

tradición, de fe y arte. También el abandono del trabajo en el campo,<br />

que registró su máxima intensidad a principios de los años sesenta,<br />

afectó la conservación de las construcciones de carácter religioso en<br />

todo el territorio. Pero a pesar de todo, todavía hoy los campanarios


5<br />

son elementos muy frecuentes y, en un cierto sentido, los más característicos<br />

del paisaje: subrayan la presencia de edificios de culto más<br />

o menos modestos y más o menos bien restaurados y protegidos.<br />

Quien desee visitar la zona encontrará en todas partes interesantes<br />

y, con frecuencia, agradables testimonios de arte religioso y a<br />

veces todas unas obras de arte, cuyo significado y belleza se ven exaltados<br />

por estar aún en sus lugares de origen y por atenerse todavía a<br />

su función original.


Itinerario 1 > Antiguas parroquias rurales<br />

Santarcangelo di Romagna<br />

Parroquia rural de<br />

San Michele<br />

via Celletta dell’Olio<br />

tel. 0541 626109<br />

visita a petición<br />

La parroquia rural bizantina<br />

de San Michele en<br />

Santarcangelo.<br />

7<br />

La difusión del Cristianismo en Rímini y su territorio se vio rodea da,<br />

como en muchas otras partes, de historias fantásticas y leyendas en las<br />

que es difícil distinguir lo verdadero de lo fantástico. Probablemente fue<br />

bastante precoz, si se tiene en cuenta el papel, no de segundo plano,<br />

que tuvo la ciudad y su puerto en los intercambios con Africa y oriente en<br />

época tardorromana: precisamente gracias a la importancia de la ciudad<br />

y su puerto Rímini fue designada por el emperador Constancio, en el año<br />

359, como sede de un Concilio que reunió a los obispos de occidente.<br />

Considerando luego las estrechas relaciones de la ciudad romana<br />

con el territorio que de ella dependía, se puede formular la hipótesis<br />

de una difusión bastante rápida del Cristianismo incluso en la<br />

zona del interior. En efecto, los documentos anteriores al s. X nos describen<br />

una red bastante tupida de parroquias rurales, por lo menos<br />

dieciséis, que velaban sobre los lugares más poblados e importantes.<br />

Pero todo testimonio, por lo que se refiere a monumentos, quedó<br />

destruido hace siglos; incluso se ha perdido la memoria topográfica<br />

de algunas parroquias rurales, mientras que de otras sólo tenemos<br />

unas reconstrucciones relativamente modernas. Es lo mismo que ha<br />

pasado con la ciudad, en la que todos los edificios religiosos más<br />

antiguos han desaparecido totalmente, incluso la catedral consagrada<br />

a Santa Colomba, profanada y arrasada en época napoleónica.<br />

De entre los edificios religiosos que han quedado, el más antiguo<br />

y con mayor encanto es el de la parroquia rural de Santarcangelo di<br />

Romagna, consagrado a San Miguel Arcángel. Se levanta a un kilómetro<br />

del pueblo, en una zona llana, y aparece como un edificio con una<br />

única nave muy bien proporcionada y un interior muy luminoso, con<br />

las características que son propias del arte bizantino de Ravenna del<br />

siglo VI; todo en ella, desde el ábside poligonal exterior, hasta la mampostería<br />

de ladrillos ligeros y la serie armoniosa de sus ventanas cimbradas,<br />

demuestra su pertenencia a la corriente artística de Ravenna.<br />

No hay que maravillarse por ello, ya que todo el territorio de Rímini<br />

estaba comprendido en la pentápolis bizantina, territorio que fue<br />

defendido por largo tiempo frente a la invasión de los bárbaros y también<br />

debido al hecho que la iglesia de Ravenna contó durante varios<br />

siglos con numerosas posesiones entre Romaña y Marche. Uno de las<br />

pocas huellas que han quedado de dicha condición es la presencia de<br />

la consagración de varias iglesias a santos bizantinos y longobardos,<br />

ya que incluso S. Miguel Arcángel es uno de esos santos. Nuestra<br />

parroquia rural se presenta hoy sin motivos decorativos pero unas<br />

recientes excavaciones arqueológicas han permitido recuperar unos<br />

fragmentos de los mosaicos que cubrían el suelo y unas incrustaciones<br />

de mármol que documentan una importante riqueza decorativa.


Rímini<br />

Iglesia de San Salvatore<br />

via San Salvatore, 24<br />

tel. 0541 730159<br />

visita a petición<br />

Verucchio<br />

Parroquia rural de<br />

San Martino<br />

via Marconi, 1<br />

tel. 0541 670197<br />

visita a petición<br />

Saiano di Torriana<br />

Iglesia de la Madonna<br />

di Saiano<br />

via Saiano, 14<br />

tel. 0541 675107<br />

• apertura: verano 8:30-<br />

19:00; invierno 8:30-17:00<br />

Arriba, a la izquierda, fachada<br />

de la iglesia románica de San<br />

Salvatore; a la derecha, el<br />

ábside de la parroquia rural<br />

de Verucchio. Abajo, la torre<br />

cilíndrica y la capilla de la<br />

Madonna di Saiano.<br />

8<br />

Son testigos de su utilización a través del tiempo, el campanario<br />

construido enfrente de la fachada en los siglos XII - XIII, una pintura al<br />

fresco desprendida que representa a San Sebastián (s. XV), un espléndido<br />

Crucifijo del siglo XIV, hoy en la Colegiata, y el hito sobre el que<br />

aún descansa la mesa del único altar: una escultura del alto Medievo<br />

con pámpanos de hojas y un ave rapaz que coge con sus garras a un<br />

pequeño cuadrúpedo, representados con un trazado esquemático y un<br />

corte brusco típicamente bárbaro.<br />

Las esculturas medievales tan antiguas son raras en el territorio<br />

de Rímini, si bien se pueden recordar, como mínimo, el bonito plúteo<br />

fragmentario de la iglesia de Santa Maria in Pietrafitta, en el término<br />

municipal de San Giovanni in Marignano, recientemente descubierto,<br />

y algunos capiteles de la parroquia rural de San Salvatore, en el término<br />

municipal de Rímini en dirección de Coriano: el primero es de los<br />

siglos VIII-IX y los otros quizás sean más tardíos, a pesar de que aparezcan<br />

sobre capiteles bizantinos de los que toman las formas y los<br />

motivos ornamentales. No hay que olvidar que la mejor colección de<br />

esculturas del alto Medievo y medievales, casi siempre fragmentarias y<br />

con frecuencia de origen incierto, se conservan en el Museo della Città.<br />

San Salvatore es una iglesia interesante que, si bien haya sido<br />

objeto de muchas reconstrucciones y restauraciones, conserva a pesar<br />

de todo un aspecto pintoresco, un aire de sólida iglesia “románica”,<br />

con sus formas sencillas y su mampostería desordenada, caracterizada<br />

por hileras de piedras y ladrillos, con unos pequeños arcos colgantes<br />

a los lados, unas ventanas pequeñas en forma de tronera y algún<br />

que otro fragmento de mármol de “recuperación”, incluso romano.<br />

En las colinas de la zona del interior del Rímini es posible hallar<br />

unos edificios que conservan algún vestigio verdaderamente antiguo,<br />

englobados en unas construcciones relativamente recientes. Pero para<br />

hallar enteros, por no decir intactos, unos monumentos de antigua arquitectura<br />

religiosa, es necesario llegar hasta el valle del Marecchia: dejando<br />

Villa Verucchio se puede admirar la parroquia rural de San Martino,<br />

con una rústica arquitectura románico - gótica, que se yergue en un declive<br />

salpicado por olivos umbrosos, a los pies del promontorio sobre el<br />

que se levanta Verucchio; algo más adelante se ve, pasado el río, la iglesia,<br />

con tres coros, de la Madonna di Saiano, que presenta una planta<br />

muy original con tres capillas que forman el ábside, extremamente pintoresca<br />

sobre un abrupto promontorio, y a cuyo lado se levanta una torre<br />

cilíndrica de piedra que recuerda mucho las torres bizantinas; más adelante,<br />

ya en territorio de Feltre, las iglesias de San Leo, con la parroquia<br />

rural y la catedral, y de Ponte Messa, que forman un precioso conjunto<br />

arquitectónico que probablemente data de los siglos XI al XIII.


Itinerario 2 > Monasterios<br />

Rímini<br />

Iglesia de San Giuliano<br />

via San Giuliano, 16<br />

tel. 0541 25761<br />

• apertura: 7:00-12:00/16:00-<br />

19:00<br />

Rímini<br />

Iglesia de San Fortunato<br />

via Covignano, 257<br />

tel. 0541 751761<br />

• apertura: verano 9:00-<br />

12:00/15:00-20:00; invierno<br />

9:00-12:00/15:00-18:00<br />

Arriba, el retablo de Paolo<br />

Veronese con el Martirio de<br />

San Giuliano (1587) de la<br />

iglesia de San Giuliano de<br />

Rímini. Abajo, a la izquierda,<br />

interior de la iglesia de San<br />

Fortunato al Covigliano de<br />

Rímini, antes abadía de los<br />

Monjes del Monte de los<br />

Olivos; a la derecha, el<br />

retablo de Giorgio Vasari con<br />

la Adoración de los Magos<br />

(1547) en el ábside de la<br />

iglesia de San Fortunato al<br />

Covignano de Rímini.<br />

11<br />

En los documentos del alto Medievo que se conservan en Rímini,<br />

es frecuente hallar citaciones de monasterios a pesar de que se trate,<br />

por lo regular, de pequeñas iglesias llamadas así por estar a cargo de<br />

un único sacerdote o, si estaban localizadas en el campo, de pequeños<br />

eremitorios. En los alrededores de Rímini, las primeras comunidades<br />

de monjes con una vida “regular” fueron benedictinas.<br />

Rímini contaba con dos importantes abadías benedictinas, situadas<br />

fuera de la ciudad, junto a sus dos puertas principales: la de San<br />

Pietro, al centro del pequeño burgo de San Giuliano, donde empezaba<br />

la Via Emilia, y la de San Gaudenzo, en las afueras del burgo de San<br />

Giovanni, al final de la Via Flamina. De la segunda, surgida junto a una<br />

antigua necrópolis pagana y cristiana, no quedó nada después de las<br />

demoliciones que siguieron a las supresiones napoleónicas. De la primera<br />

ha quedado la iglesia, hoy parroquial, bajo la advocación de San<br />

Giuliano: tiene un sabor véneto muy marcado y se caracteriza por una<br />

gran bóveda de medio cañón que da gran solemnidad al ambiente. Fue<br />

completamente reestructurada en el s. XVI por los monjes de San<br />

Giorgio in Alga, a quienes se debe el retablo de Paolo Veronese con el<br />

martirio del Santo (1587) que se conserva al centro de un importante<br />

marco arquitectónico de madera totalmente recubierto de oro. En la<br />

tercera capilla a la izquierda se puede admirar un espléndido políptico<br />

de Bittino da Faenza (1409) que narra la leyenda de San Giuliano y la<br />

traslación de su cuerpo, a un gran sarcófago romano situado detrás<br />

del altar, desde Istria hasta la costa de Rímini. En las otras capillas hay<br />

unos importantes ciclos de pintura del siglo XVII, entre los que destacan<br />

dos retablos de Elisabetta Sirani (La Anunciación) y de Pietro<br />

Ricchi (La entrega de las llaves a San Pedro, 1649).<br />

Bastante menos antigua era una tercera abadía benedictina, del<br />

“ramo” de los monjes del Monte de los Olivos, conocidos como “los<br />

monjes blancos”, que se levantaba sobre el collado de Covignano,<br />

cerca de Rímini; sólo ha quedado la iglesia que ahora es la parroquia<br />

de San Fortunato. Fue fundada a principios del s. XV por Carlo<br />

Malatesta, y gracias a la protección de esa familia, extendió rápidamente<br />

sus posesiones y derechos a otros muchos lugares de la zona,<br />

adquiriendo también el antiguo monasterio de San Gregorio in Conca<br />

con todas sus pertenencias. La iglesia, a través de los siglos, fue objeto<br />

de importantes transformaciones, si bien conserve aún la planta y la<br />

fachada del s. XV, un bonito techo renacentista y una capilla con excelentes<br />

pinturas al fresco de 1512, atribuibles al pintor Girolamo<br />

Marchesi da Cotignola: en el mismo año de 1512 y, en el monasterio<br />

situado junto a la iglesia, se recibió al pontífice Julio II. Pero no hay que<br />

olvidar a otro “huésped”: es decir el pintor Giorgio Vasari que residió


Arriba, restos de la abadía<br />

benedictina de San Giorgio in<br />

Conca en Morciano.<br />

Abajo, el ábside de la iglesia<br />

parroquial de San Giovanni in<br />

Marignano, antes de los<br />

Benedictinos.<br />

12<br />

en el mismo en 1547. Mientras un monje “literato” transcribía y corregía<br />

el manuscrito de las Vite de’ più eccellenti architetti, pittori, et scultori<br />

italiani, impreso luego en Florencia en 1550, el pintor, acompañado<br />

por numerosos ayudantes realizó para la iglesia abacial, que aún conserva<br />

el ábside del s. XVII, una espléndida Adoración de los Reyes<br />

Magos, quizás la obra maestra del artista y uno de los mejores cuadros<br />

del manierismo italiano. El origen benedictino de la iglesia es todavía<br />

perfectamente evidente gracias a la presencia de cuatro imponentes<br />

estatuas de santos, monjes del orden del Monte de los Olivos, que dan<br />

vida a la airosa nave y que fueron modeladas con estuco por el P.<br />

Tommaso da Bolonia en 1650, así como de dos hermosos retablos pintados<br />

a mediados del s. XVII por el P. Cesare Pronti y que representan<br />

a unos santos monjes vestidos de blanco y al mismo S. Benito.<br />

En esa zona, sólo el valle del Conca ha mantenido aún alguna<br />

huella de las numerosas abadías benedictinas que surgieron en el<br />

Medievo, a las que se debe el primer saneamiento y la primera organización<br />

del valle. De la más antigua, consagrada a San Gregorio y<br />

fundada por S. Pier Damiani hacia el año 1060, restan unas importantes<br />

y nobles ruinas, hoy casi ahogadas por modernas construcciones,<br />

en las afueras de Morciano. Este pueblo, con toda probabilidad, atribuye<br />

sus propios orígenes precisamente a la protección de la abadía<br />

y debido a que era lugar de mercado para todo el valle. Todavía hoy<br />

se celebra una gran feria en la semana de San Gregorio (12 de marzo).<br />

Entre las iglesias de origen monástico que han quedado en el<br />

valle, hay que señalar la parroquia de San Giovanni in Marignano,<br />

dedicada a San Pedro, que perteneció a los benedictinos negros, o<br />

“monjes de Cassino”, y que dependía del monasterio de San Vitale de<br />

Ravenna. Hoy se nos presenta bajo formas del s. XVIII y con buenas<br />

obras de arte; pero ha perdido su carácter monástico y todo recuerdo<br />

benedictino, a excepción del retablo del segundo altar a la izquierda,<br />

que representa a los Santos Benito y Mauro, pintado por Gian Andrea<br />

Lazzarini en 1753.<br />

Los hechos napoleónicos condujeron a la supresión, a finales del<br />

s. XVIII y principios del XIX, de todas las comunidades religiosas de<br />

Romaña: no se reconstruyó ningún monasterio benedictino de la provincia<br />

de Rímini cuando se procedió a la restauración y ello fue debido<br />

incluso al hecho de que los edificios habían sido demolidos rápidamente<br />

o transformados de raíz, vendiéndose o destruyéndose los<br />

objetos que contenían. Incluso otras muchas órdenes religiosas, antes<br />

muy florecientes y numerosas, no regresaron a la zona de Rímini.


Itinerario 3 > Conventos<br />

Rímini<br />

Iglesia de Sant’Agostino<br />

via Cairoli, 14<br />

tel. 0541 781268<br />

• apertura: invierno 9:00-<br />

12:00/15:30-17:30; verano<br />

9:00-12:00/15:30-18:30<br />

Verucchio<br />

Iglesia de Sant’Agostino<br />

via Sant’Agostino<br />

Arriba, la iglesia de San<br />

Giovanni Evangelista (llamada<br />

de Sant’Agostino) en Rímini.<br />

Abajo, a la izquierda detalle<br />

de un fresco del s. XIV en el<br />

ábside de Sant’Agostino de<br />

Rímini; a la derecha, detalle<br />

de otro fresco del s. XIV con el<br />

Juicio Universal procedente<br />

de la iglesia de Sant’Agostino<br />

de Rímini, ahora en el Museo<br />

della Città.<br />

15<br />

Entre las órdenes religiosas más importantes presentes en<br />

Rímini a lo largo de todo el siglo XVIII hay que señalar la de los<br />

Agustinos, que se habían asentado ya a mediados del s. XIII, y que<br />

contaban con una gran iglesia situada en el centro de la ciudad, junto<br />

a la que estaban reconstruyendo un imponente convento precisamente<br />

por los años en los que el ejército napoleónico invadió las legaciones<br />

y cuando el gobierno italiano procedió a su supresión. La iglesia<br />

está dedicada a S. Juan Evangelista, pero generalmente se conoce<br />

por S. Agustín. Es una de las mayores de la ciudad y conserva en el<br />

ábside y en la capilla del campanario los principales y mejores testigos<br />

de aquella “escuela” pictórica de Rímini que constituye uno de<br />

los movimientos artísticos más importantes del s. XIV de Italia del<br />

norte y que tuvo como a sus precursores al miniaturista Neri y a los<br />

pintores Giuliano y Giovanni da Rímini. Se trata de unos frescos dedicados<br />

a la Vida de la Virgen y la Vida de San Juan Evangelista, y además,<br />

en la pared del fondo del ábside, a las representaciones de<br />

Jesucristo y la Virgen en majestad. A los mismos pintores se debe un<br />

Crucifijo pintado sobre tabla de madera, situado en la pared a la derecha<br />

de la nave, y una escena grandiosa con el Juicio Universal, que<br />

antes estaba sobre el arco de triunfo y ahora se encuentra en el<br />

Museo della Città. Fue objeto de importantes reestructuraciones a lo<br />

largo de los siglos XVII y XVIII y, actualmente, es de estilo barroco.<br />

Además de los numerosos retablos del s. XVIII destacan las estatuas<br />

de estuco de Carlo Sarti, aproximadamente de 1750, y el hermoso<br />

techo plano de Ferdinando Bibiena con unas pinturas de Vittorio<br />

Bigari (1722) y, sobre todo, en el primer altar a la derecha, una interesante<br />

estatua de madera del s. XIII de Jesús depuesto en la Cruz, y<br />

que en origen debía de formar parte de un Calvario, procedente de la<br />

antigua catedral de Santa Colomba.<br />

Siempre de los Agustinos, en la zona han quedado el monasterio<br />

y la iglesia de Verucchio, construidos en una estupenda posición<br />

panorámica, en el límite del promontorio sobre el que se levanta el<br />

pueblo. El convento, ahora de propiedad municipal, se caracteriza por<br />

una arquitectura limpia y sencilla, recientemente restaurada para acoger<br />

el importante museo cultural de Villa Verucchio; la iglesia situada<br />

al lado, en espera de ser restaurada, es muy agradable gracias a sus<br />

estucos barrocos y las fantasiosas hornacinas doradas que enmarcan<br />

los interesantes lienzos de los siglos XVII y XVIII.<br />

También los Dominicos, a partir del s. XII, tuvieron en Rímini un<br />

convento importante con una gran iglesia dedicada a San Cataldo,<br />

ahora completamente destruida. De una de sus capillas procede la<br />

elegante tabla de Ghirlandaio que se conserva en el Museo della


Città, que representa a los Santos Vicente Ferrer, Sebastián y Roque<br />

venerados por Pandolfo IV Malatesta con su familia (1494).<br />

Pertenecía a los Dominicos de Rímini la modesta iglesia parroquial<br />

de Valliano, Santa María del Socorro, solitaria y escondida<br />

entre los pliegues de un pequeño valle aislado entre Coriano y<br />

Montescudo. Su ábside está decorado con unas importantes pinturas<br />

al fresco de estilo renacentista que representan a Vírgenes con el<br />

Niño Jesús y a santos y doctores de la Iglesia, realizados en el último<br />

decenio del s. XV por un artista toscano cuyo lenguaje se ha convertido<br />

en agradable y accesible gracias a las inflexiones populares. Junto<br />

al ábside, dos frescos votivos, pintados por otro artista, que representan<br />

a San Antonio Abad y el Desposorio místico de Santa Catalina.<br />

Arriba, la iglesia de los<br />

Agustinos de Verucchio.<br />

Abajo, las pinturas al fresco<br />

de los últimos años del s. XIV<br />

con los Doctores de la Iglesia,<br />

en la iglesia de Valliano.<br />

16


Itinerario 4 > Por las huellas de San Francisco<br />

Villa Verucchio<br />

Convento franciscano<br />

e iglesia de Santa Croce<br />

via del Convento, 150<br />

tel. 0541 678417<br />

• apertura: 7:00-12:00/15:00-<br />

18:00<br />

Arriba, el claustro del<br />

convento franciscano de Villa<br />

Verucchio, con el ciprés de<br />

San Francisco. Abajo,<br />

Crocifissione, pintura al<br />

fresco de escuela de Rímini<br />

del s. XIV en la iglesia<br />

franciscana de Santa Croce,<br />

siempre en Villa Verucchio.<br />

19<br />

Mejor enraizado en la sociedad local y más en consonancia con<br />

la mentalidad y la devoción populares, el movimiento franciscano<br />

logró conservar, o reconquistar, muchos de los conventos que poseía<br />

antes de las supresiones. Por otra parte, el mensaje franciscano en la<br />

zona cuenta con raíces profundas y recuerda siempre la presencia de<br />

San Francisco: según la tradición el santo visitó estos lugares en<br />

mayo de 1213, bajando por el valle del Marecchia después de haber<br />

recibido en San Leo, de parte de messer Orlando de’ Cattanei da<br />

Chiusi, la donación del Monte de la Verna. Durante su camino hacia<br />

Rímini se detuvo en un bosque situado a los pies del collado de<br />

Verucchio, donde se levantaba un pequeño eremitorio consagrado a<br />

la Santa Cruz y allí obró algunos milagros: es decir, ordenó a los pájaros<br />

que, con su canto, no le distrajeran de sus rezos, hizo brotar una<br />

fuente de agua con propiedades curativas, plantó e hizo florecer su<br />

seco bordón de ciprés. Bien pronto el pequeño eremitorio se transformó<br />

en convento y a su lado surgió una iglesia bajo la advocación de la<br />

Santa Cruz, que todavía existe en Villa Verucchio y que es la fundación<br />

más antigua de la Provincia Franciscana de Bolonia. El paraje, por<br />

su aislamiento y debido a la presencia de olivos y cipreses, todavía<br />

hoy es muy sugestivo; cerca del mismo brotan unas aguas curativas<br />

que recuerdan el milagro del manantial, mientras que en el claustro<br />

del convento se puede admirar el ciprés plantado por San Francisco:<br />

un colosal y raro monumento vegetal que los botánicos, confrontando<br />

la leyenda seráfica, estiman que pueda tener por lo menos setecientos<br />

años. Además del ciprés, cuya altura actual, después de la caída<br />

de su punta el 6 de diciembre de 1980, es de unos 25 m y la circunferencia<br />

máxima del tronco es de 7,37 m; en el ámbito del convento se<br />

indica el lugar en que, según la tradición, se levantaba la cueva de<br />

San Francisco. Pero no hay que olvidar la iglesia, con su bonito portal<br />

del s. XIV, un amplio interior neoclásico y un elegante coro renacentista<br />

de madera tallada; y, en la pared de la izquierda, entre los arcos del<br />

s. XIX, hay que prestar atención a una pintura al fresco de tenues<br />

colores en la que aparecen muchas figuras: representa la Crucifixión y<br />

fue pintada en la primera mitad del s. XIV por un excelente artista de<br />

la “escuela de Rímini”.<br />

Prosiguiendo en su camino hacia Rímini, el Santo se detuvo a<br />

pasar la noche después haber recorrido unas pocas leguas: este lugar<br />

ha sido individuado como Vergiano; se puede reconocer fácilmente<br />

gracias a dos hileras de cipreses que bordean un breve sendero que<br />

desde la carretera lleva hasta una casa de campo, en cuya fachada<br />

destacan algunos elementos pseudomedievales que corresponden a<br />

una antigua morada. La modesta iconografía franciscana, agradable y


Santarcangelo di Romagna<br />

Iglesia Colegiata<br />

piazza Balacchi, 7<br />

tel. 0541 626109<br />

• apertura: 7:30-12:00/15:00-<br />

19:00<br />

Rímini<br />

Templo Malatestiano<br />

via IV Novembre, 35<br />

tel. 0541 51130 (sacristía)<br />

0541 439098 (secretaría<br />

diocesana)<br />

www.diocesi.rimini.it<br />

diocesi@diocesi.rimini.it<br />

Es la Catedral de la Diócesis<br />

de Rímini.<br />

• apertura: laborables 8:30-<br />

12:30/15:30-19:00; festivos<br />

9:00-13:00/15:30-19:00<br />

Arriba, Jacobello di Bonomo,<br />

políptico de 1385 procedente<br />

de la iglesia, destruida, de<br />

San Francesco y ahora en la<br />

Colegiata de Santarcangelo.<br />

Abajo, la fachada del Templo<br />

Malatestiano de Rímini<br />

(1450), obra de Leon Battista<br />

Alberti.<br />

20<br />

pintoresca, es de 1925.<br />

En la región de Rímini, entre Verucchio, Rímini, Santarcangelo,<br />

Montefiore y Cattolica, se cuenta con la presencia de los Franciscanos<br />

en sus tres órdenes: Conventuales, Menores y Capuchinos; naturalmente,<br />

todos los conventos cuentan con unas iglesias interesantes<br />

tanto por su arquitectura como por los objetos de culto. Entre las iglesias<br />

franciscanas arrasadas hay que recordar, por lo menos, la de los<br />

Conventuales de Santarcangelo, con su enorme mole y sus muchas<br />

obras de arte; de ella procede el suntuoso políptico que ahora se<br />

encuentra en el ábside de la Colegiata de Santarcangelo, una obra de<br />

arte que goza de justa fama debida al veneciano Jacobello di Bonomo<br />

(1385): dentro de unos marcos góticos finamente entallados encierra<br />

dieciséis tablas en las que se representan, sobre fondo dorado, la<br />

Crucifixión y la Virgen con el Niño, junto a varias figuras de santos.<br />

Entre las memorias franciscanas de Rímini, muchas de ellas se<br />

refieren a San Antonio de Padua, que en la ciudad hizo el milagro de<br />

los peces y el de la mula para confundir y convertir a los Patarini. En<br />

recuerdo de este último milagro, en el s. XVI, se levantó el templete<br />

de San Antonio en la plaza mayor de la ciudad, la actual piazza Tre<br />

Martiri. Pero sin lugar a dudas el edificio franciscano más célebre es<br />

el Templo Malatestiano, dedicado exclusivamente a San Francisco<br />

antes de que se convirtiera en catedral, en época bastante reciente,<br />

por voluntad de Napoleón (1809).<br />

Construido durante el s. XIII, pronto acogió las tumbas de los<br />

personajes más ilustres de los Malatesta, que eran muy devotos de<br />

San Francisco y propiciaban la acción pacificadora de los<br />

Franciscanos. A finales del s. XIII o a principios del sucesivo, Giotto<br />

pintó al fresco el ábside, por encargo de los Malatesta, según cuenta<br />

Vasari: de la obra del gran pintor toscano ha quedado sólo un gran<br />

Crucifijo pintado sobre tabla y mutilado en sus extremos. En 1447<br />

Sigismondo Malatesta hizo construir dos capillas patricias y funerarias,<br />

para sí y para su amante, luego su esposa, Isotta degli Atti; en<br />

1448 hizo voto de renovar el templo y, en 1450 o poco después,<br />

empezaron las obras según proyecto de Leon Battista Alberti para la<br />

parte exterior, pero continuando con el estilo gótico tradicional de las<br />

dos primeras capillas por lo que se refiere a la parte interior, bajo la<br />

supervisión de Matteo de’ Pasti y de Agostino di Duccio. El edificio,<br />

que debía terminar con una gran rotonda rematada por una cúpula,<br />

quedó por acabar como consecuencia de la excomunión (1461), la<br />

derrota (1463) y la muerte de Sigismondo (1468). El ábside actual es<br />

fruto de las obras conclusivas del s. XVIII y de la reconstrucción hecha<br />

después de la guerra, ya que los bombardeos causaron importantes


De arriba a abajo y de<br />

izquierda a derecha. Detalle<br />

del interior del Templo<br />

Malatestiano: Arca de los<br />

antepasados, columna con<br />

elefantes, bajorrelieve de<br />

Agostino di Duccio, retrato de<br />

Sigismondo por Piero della<br />

Francesca (1451), Stimmate di<br />

San Francesco por Giorgio<br />

Vasari (1548), Crocifisso de<br />

Ghiotto (hacia 1300) en el<br />

ábside.<br />

23<br />

daños al Templo, destruyendo el ábside, el tejado, las sacristías y<br />

arrancando el paramento lapídeo exterior.<br />

A pesar de que no esté terminado, es uno de los monumentos<br />

más conocidos e importantes del primer renacimiento, tanto por su<br />

arquitectura exterior, que se inspira en la antigüedad, como por su<br />

rico interior ornado por unas esculturas de elegante factura de<br />

Agostino di Duccio. Al igual que los antiguos monumentos romanos,<br />

está revestido con piedra clara. La fachada, formada por tres arcos<br />

con medias columnas a los lados, es muy solemne y muestra un profundo<br />

conocimiento del Arco Romano de Rímini. Los lados, extremamente<br />

severos y armoniosos en su misma sencillez, están formados<br />

por una serie de pilares y arcos bajo los cuales hubieran debido colocarse<br />

los sepulcros de las más ilustres personalidades de la corte, si<br />

bien el proyecto se realizó sólo por la parte derecha. Entre los pilares<br />

y la pared del Templo se puede ver una especie de crujía y la escasa<br />

correspondencia con los huecos: falta de exactitud, en ésta y en otras<br />

ocasiones, ya desaprobada por Pasti, a quien Alberti escribía en<br />

1454: “Quanto al fatto del pilastro nel mio modello, ramentati ch’io ti<br />

dissi, questa faccia chonvien che sia opera da per sé, perché queste<br />

larghezze et altezze delle chappelle mi perturbano... vuolsi aiutare<br />

quel ch’è fatto, e non guastare quello che s’abbia a fare. Le misure et<br />

proportioni de’ pilastri tu vedi onde elle nascono: ciò che tu muti si<br />

discorda tutta quella musica” (“En cuanto al hecho de la columna de<br />

mi proyecto, acuérdate que yo te dije que esta parte conviene que sea<br />

obra ya de por sí, porque estos anchos y la altura de las capillas me<br />

preocupan … hay que ayudar lo que se ha hecho ya y no echar a perder<br />

lo que queda por hacer. Las medidas y proporciones de las columnas<br />

ves donde nacen: lo que se cambia quita armonía al conjunto”).<br />

Son unas frases que confirman la clara visión de los problemas arquitectónicos<br />

de Alberti y su concepción de la arquitectura en cuanto<br />

lógica armonía. Otros fragmentos de la misma carta contienen unas<br />

declaraciones explícitas sobre su fe en la razón y en lo ejemplar de la<br />

arquitectura clásica.<br />

Todo el edifico se levanta sobre un podio coronado por una faja<br />

en la que aparecen muchos elementos heráldicos malatestianos, que<br />

encontramos también y con profusión el interior: desde el escudo de<br />

armas de la familia, con unas bandas ajedrezadas, hasta el que lleva<br />

el monograma de Segismondo (S e I), alternados a escudos con la<br />

rosa de cuatro pétalos y el elefante. En el interior del templo, el elefante<br />

se utiliza así mismo como base de pilares y sarcófagos, para<br />

rematar los escudos tradicionales y para formar el escaño de la estatua<br />

de San Sigismondo: animal simbólico al que se atribuyen muchos


24<br />

significados, fue uno de los preferidos de Sigismondo y su hermano<br />

Malatesta Novello, que lo acompañó con el lema: “Al elefante indio<br />

no le dan miedo los mosquitos”.<br />

Es muy probable que Leon Battista Alberti hubiera dado importantes<br />

consejos incluso por lo que se refiere a la decoración interior<br />

del edificio, de los que quedaron totalmente excluidas las pinturas al<br />

fresco, ya que en parte corresponden a su concepción decorativa,<br />

hecha explícita en el tratado de arquitectura que estaba escribiendo<br />

precisamente por aquellos años. La misma es, de todos modos, de<br />

gusto marcadamente gótico.<br />

Las capillas malatestianas están encerradas por altas balaustradas<br />

y se caracterizan por unos pilares de mármol; en la primera a la<br />

izquierda se encuentra el sarcófago “de los Antepasados y los<br />

Descendientes”; la segunda a la derecha es la de Isotta; el sepulcro<br />

de Sigismondo se encuentra en la tumba junto a la puerta, entrando a<br />

la derecha. Las capillas más admiradas son las llamadas de los<br />

Planetas, o del Zodíaco y de las Artes Liberales (o de las Musas), en<br />

origen dedicadas a los santos Jerónimo y Agustín. Dentro de la Celda<br />

de las Reliquias, entre la primera y la segunda capilla a la derecha, se<br />

conserva encima de la puerta la célebre pintura al fresco que representa<br />

a Sigismondo arrodillado ante San Sigismondo, firmado por<br />

Piero della Francesca y fechado en 1451. Entre las obras posteriores<br />

al período malatestiano, reviste particular importancia un gran lienzo<br />

en el que Giorgio Vasari pintó a San Francisco recibiendo los estigmas<br />

(1548), en la última capilla de la izquierda, pero ya en el altar<br />

mayor, donde ahora se encuentra el Crucifijo de Giotto.


Itinerario 5 > Iglesias marianas<br />

Rímini<br />

Santuario Madonna<br />

delle Grazie<br />

via delle Grazie, 10<br />

tel. 0541 751061<br />

• apertura: 7:00-12:30/16:00-<br />

18:30<br />

Montefiore Conca<br />

Santuario Madonna<br />

di Bonora<br />

via Santuario, 116<br />

tel. 0541 980053<br />

• apertura: 8:00-19:00<br />

25<br />

Muchas iglesias franciscanas están dedicadas a la Virgen y es<br />

franciscano el santuario mariano más antiguo de la diócesis y de los<br />

alrededores de Rímini. Se trata de la iglesia de la Madonna delle<br />

Grazie, que se levanta cerca de Rímini, en la colina de Covignano. Sus<br />

orígenes están rodeados, como en muchos otros casos, de milagros y<br />

leyendas. En 1286 un pastorcillo, que apacentaba su rebaño en la colina,<br />

esculpió en un tronco de árbol una Virgen cuyo rostro terminaron<br />

los ángeles debido a la escasa pericia del improvisado artista - pastor.<br />

La imagen, tan prodigiosamente acabada, si hizo a la mar y llegó a<br />

Venecia, donde se venera aún en la iglesia de San Marcial como la<br />

“Madonna di Rimini”. En la colina de Covignano, en el lugar del milagro,<br />

se construyó una capilla y luego una iglesia (1391) bajo la advocación<br />

de la Madonna dalle Grazie, ampliada, mejor dicho “redoblada”<br />

en el s. XVI. En el altar mayor hay una bonita Anunciación obra del pintor<br />

umbro Ottaviano Nelli de principios del s. XV y que hasta poco se<br />

atribuía a Giotto. Tanto el Santuario como el Convento delle Grazie se<br />

vieron gravemente afectados durante la última guerra mundial, pero<br />

el pequeño claustro, si bien reconstruido, conserva el candor y el calor<br />

de toda la sencilla arquitectura franciscana y la nave de la izquierda<br />

de la iglesia - cubierta con un bonito techo aquillado de sabor véneto -<br />

es de quieta belleza y cuenta con notables obras de arte y una interesante<br />

serie de tablillas votivas. La fachada es un importante legado de<br />

la construcción primitiva, bajo el pórtico del s. XVII, con un portal gótico<br />

enmarcado por fragmentos de pinturas al fresco que representan la<br />

Anunciación, probablemente de Ottaviano Nelli.<br />

El santuario de la Virgen de Montefiore, el más famoso del valle<br />

del Conca, también estuvo bajo los Franciscanos durante más de dos<br />

siglos. Sus orígenes se remontan a los primeros años del s. XV, cuando<br />

un tal Bonora Ondidei hizo pintar al fresco en una pared de la<br />

celda que había levantado entre los bosques una imagen de la Virgen<br />

que amamanta a Jesús. En 1409 el ermitaño dejó a los Franciscanos<br />

su pequeña construcción de la que ha quedado la pared con la imagen<br />

religiosa que todavía hoy se llama la Virgen de Bonora. El santuario<br />

surgió lentamente alrededor de esta imagen, solemnemente coronada<br />

en 1926, si bien el mismo haya sido restaurado y transformado<br />

radicalmente en los primeros decenios de nuestro siglo.<br />

En el Valle del Conca, atravesado por un camino frecuentado por<br />

los peregrinos que iban a Loreto, abundan las iglesias dedicadas a la<br />

Virgen; con frecuencia se trata de construcciones modestas, pero que<br />

revelan siempre la gran difusión del culto mariano en la zona. En el<br />

mismo Montefiore, por ejemplo, también la pequeña iglesia del hospital<br />

fundado en s. XV a las afueras del pueblo, está dedicada a la


Montegridolfo<br />

Iglesia de San Rocco<br />

via Borgo<br />

tel. 0541 855059<br />

• apertura: 8:00-12:00/14:00-<br />

18:00<br />

Arriba, detalle de la<br />

Annunciazione de Ottaviano<br />

Nelli, en el ábside de la iglesia<br />

de la Madonna delle Grazie<br />

al Covignano de Rímini.<br />

Abajo, a la izquierda, detalle<br />

del fresco del s. XV en la<br />

iglesia del Ospedale en<br />

Montefiore; a la derecha,<br />

retablo de Guido Cagnacci<br />

(hacia 1629) de la iglesia de<br />

San Rocco en Montegridolfo.<br />

27<br />

Virgen, que aquí se invoca bajo el título “de la Misericordia”: el<br />

ambiente conserva amplios fragmentos de las pinturas al fresco que<br />

recubrían todas las paredes de la nave y del ábside y que representaban<br />

el Juicio universal, la Resurrección de los muertos, el Infierno, el<br />

Paraíso y los Cuatro Evangelistas: fueron realizadas hacia 1475-80<br />

por un buen pintor de la escuela de Urbino. Desde el ábside, dominaba<br />

el pequeño ambiente un retablo que representaba a la Virgen de la<br />

Misericordia con los santos protectores del pueblo, de 1485, probablemente<br />

pintado por el mismo artista de las pinturas al fresco: fue<br />

atribuido a Giovanni Santi, luego a Bartolomeo di Gentile y recientemente<br />

a Bernardino Dolci; desde la posguerra se encuentra en el<br />

altar mayor de la iglesia parroquial, que de su estructura original gótica<br />

conserva, sobre todo, el precioso portal de piedra y entre los objetos<br />

de culto antiguos un gran Crucifijo pintado sobre una tabla con<br />

bordes irregulares, obra de un pintor ignoto de Rímini en el s. XIV.<br />

En las colinas del sur de Rímini, al otro lado del Valle del Conca y<br />

ya en vistas del Foglia y del confín territorial con Marche,<br />

Montegridolfo es motivo de interés por lo que se refiere al culto<br />

mariano. También aquí, en las afueras del pueblo, hay una pequeña<br />

iglesia que, por su situación y por el hecho de estar dedicada a San<br />

Roque, debería de surgir junto a un hospital para peregrinos. En la<br />

segunda mitad del s. XV, un pintor de Marche pintó al fresco en su<br />

ábside una Virgen con el Niño entre S. Roque y S. Sebastián; un siglo<br />

después, los fieles quisieron renovar completamente la imagen, que<br />

fue rehecha sobre la anterior, siempre con la técnica de la pintura al<br />

fresco y sin cambiar la iconografía, pero mayor y con unas formas que<br />

seguían los dictados del clasicismo del s. XVI, obra de un pintor de<br />

Umbria - Marche; la operación se repitió por tercera vez un siglo después<br />

y la imagen contó con unas formas adecuadas a la devoción del<br />

s. XVII por obra de Guido Cagnacci, que la pintó sobre lienzo añadiendo<br />

otro santo, San Jacinto, a los anteriores y modificando sensiblemente<br />

las relaciones entre las figuras. Con una delicada operación de<br />

separación, los frescos han sido recientemente recuperados, restaurados<br />

y valorizados: ahora las tres obras se pueden admirar en la pequeña<br />

iglesia y, además de mostrarse en toda su armoniosa belleza, ofrecen<br />

más de un momento de reflexión sobre la preexistencia del culto,<br />

sobre la función de las imágenes, sobre la sutil variación de la iconografía<br />

con relación a la devoción, sobre el cambio de gustos y estilos.<br />

Siempre en Montegridolfo, en la localidad de Trebbio, se levanta<br />

un santuario mariano consagrado a la Beata Vergine dalle Grazie.<br />

Sus orígenes se relacionan con la aparición de la Virgen a Lucantonio<br />

di Filippo el 25 de junio de 1548 y a Antonia Ondidei el 7 de julio del


Trebbio di Montegridolfo<br />

Santuario Beata Vergine<br />

delle Grazie<br />

via B.V. delle Grazie, 13<br />

tel. 0541 855037<br />

• apertura: 9:00-18:00<br />

Rímini<br />

Iglesia de la Madonna<br />

della Colonnella<br />

via Flaminia<br />

tel. 0541 384545<br />

• apertura: 8:00-12:00/16:00-<br />

18:00<br />

Arriba, detalle del retablo<br />

de Pompeo Morganti (1549)<br />

en la iglesia de la Beata<br />

Vergine delle Grazie de<br />

Montegridolfo. Abajo, interior<br />

y detalle de la iglesia del<br />

s. XVI de Santa Maria della<br />

Colonnella de Rímini.<br />

28<br />

mismo año; pocos meses después una bula de Pablo III autorizaba la<br />

construcción de una capilla que luego fue reconstruida y ampliada<br />

gracias a la participación de numerosos fieles. De la construcción primitiva<br />

ha quedado bien poco, pero sobre el altar mayor aún se puede<br />

admirar la pintura realizada por el pintor Pompeo Morganti, nacido<br />

en el valle de Fanes (Dolomitas) en 1549, sobre la narración de los<br />

dos videntes: representa La aparición de la Virgen a Antonia, una<br />

mujer de sesenta años; sobre un fondo, verdaderamente bello y en el<br />

que aparece un retrato fiel de Montegridolfo y del paisaje rural de la<br />

zona, y narra también el milagroso encuentro de Lucantonio con “la<br />

piu’ bella donna che io abbia visto, et era de statura grande” (“la<br />

mujer más bella que nunca he visto y muy alta”).<br />

Montegridolfo no es el único santuario mariano del territorio de<br />

Rímini erigido en el s. XVI para conmemorar un milagro. En efecto, se<br />

levantaron varios más, incluso en Fiumicino, en el término municipal<br />

de Savignano (1524) reconstruido y ampliado en 1729 y en la posguerra,<br />

en Casale di San Vito, en el ayuntamiento de Santarcangelo<br />

(1593), ampliado en 1603 y completamente destruido durante la guerra<br />

y reconstruido con formas modernas, y en la Colonnella, en la Vía<br />

Flaminia aproximadamente a un kilómetro de Rímini.<br />

La iglesia de la Virgen de la Colonnella es, desde un punto de<br />

vista cronológico, el primero de los grandes santuarios marianos del<br />

s. XVI, ya que fue construido por el ayuntamiento hacia 1510 en honor<br />

de una imagen de la Virgen con el Niño pintada (1483) en una pequeña<br />

hornacina junto al camino, y convertida en milagrosa en 1506 por<br />

haber salvado de la horca a un peregrino acusado injustamente de<br />

homicidio. El edificio sufrió graves daños durante la guerra pero ha<br />

sido perfectamente restaurado. Se trata de una verdadera obra maestra<br />

del Renacimiento gracias a la armonía de su planta arquitectónica<br />

y a la mesurada riqueza de los motivos ornamentales, formados por<br />

lesenas y aleros de barro cocido finamente adornados con decoraciones<br />

grutescas. Estas últimas son de Bernartino Gueritti, de Ravenna,<br />

que construyó también unos edificios de Forlí proyectados o directamente<br />

inspirados en Marco Palmezzano, a cuyo arte armonioso y<br />

ornamentado puede remitirse la ideación arquitectónica del conjunto.<br />

En Rímini, también dentro de su casco antiguo, hay un importante<br />

santuario mariano dedicado a la Virgen bajo el título “de la<br />

Misericordia”. Es uno de los más recientes, puesto que se fundó después<br />

del prodigioso movimiento de los ojos de la imagen de la Virgen,<br />

advertido por vez primera en 1850. La iglesia, conocida como “Santa<br />

Chiara”, es ecléctica y se debe al arquitecto de Rímini Giovanni<br />

Benedettini: en el centro del ábside se encuentra la imagen milagro-


Rímini<br />

Santuario Santa Chiara<br />

via Santa Chiara, 28<br />

tel. 0541 785560<br />

• apertura: 12:00-16:00<br />

sa, copia, debida al pintor Giuseppe Soleri Brancaleoni, de una imagen<br />

también milagrosa gracias a un idéntico prodigio manifestado<br />

medio siglo antes, y que la Confraternita di San Girolamo (Cofradía de<br />

San Jerónimo) conserva aún en la capilla de San Giovannino.<br />

30


Itinerario 6 > Pequeñas catedrales<br />

Rímini<br />

Iglesia de los Servitas<br />

(llamada de los Siervos)<br />

corso d’Augusto, 200<br />

tel. 0541 27930<br />

• apertura: 8:30-11:30/15:30-<br />

17:30<br />

31<br />

El período barroco dejó muchas huellas en el arte religioso de<br />

Rímini. Mientras que en el s. XVII, gracias a una sincera exigencia piadosa<br />

y de adhesión a los dictados de la Contrarreforma, se renovaron<br />

casi todos los retablos, en el s. XVIII fueron enteramente transformados<br />

o reformados muchos edificios de culto, por lo regular con unas<br />

formas grandiosas y prestando siempre particular atención tanto a los<br />

motivos decorativos como a la elegancia. La pintura religiosa del siglo<br />

XVII al XVIII pasa de los fuertes acentos naturalistas de Cagnacci y<br />

Centino, que trabajaban en la primera mitad del s. XVII tanto en la ciudad<br />

como en sus alrededores, a los de inspiración clásica y a las piadosas<br />

composiciones de Guercino y de los pintores de escuela boloñesa,<br />

para llegar a las arcaizantes academias barrocas de Giovan<br />

Battista Costa, un pintor local muy activo hasta 1767; cuenta también<br />

con numerosas obras maestras importadas de Roma, Venecia y<br />

Urbino. Por lo que se refiere a la arquitectura, evita los excesos del<br />

barroco pletórico de fasto y fantasía, para seguir una línea romano -<br />

boloñesa con algún rasgo racionalista en la segunda mitad del s. XVII,<br />

si bien toda su obra tenga prácticamente por marco el s. XVIII.<br />

En el s. XVIII, en efecto, se renuevan las principales iglesias de<br />

los alrededores y de la ciudad. En Rímini surgió la iglesia de los<br />

Jesuitas, y fueron reconstruidas o profundamente modificadas, dotándolas<br />

con nuevos retablos y estucos, las de los Agustinos, los<br />

Carmelitas y los Siervos de María. Esta última, reconstruida con proyecto<br />

del boloñés Gaetano Stegani, entre 1777 y 1779 fue enriquecida<br />

por unos estupendos estucos rococó debidos a Antonio<br />

Trentanove, modelados y dorados en 1887; cuenta con unos cuadros<br />

de Francesco Albani (1621), Lucio Massari (1620), Ubaldo Gandolfi<br />

(1779) y Giovan Battista Costa (1440).<br />

Recorriendo la zona hay por doquier capillas de modestas<br />

dimensiones pero de elegantes proporciones y parroquias rurales<br />

extremamente pobres pero llenas de estucos y pinturas. La capilla llamada<br />

“de la escuela” en San Giovanni in Marignano, la iglesia parroquial<br />

de Mondaino y la de San Vito, la iglesia de las Monjas de<br />

Santarcangelo y la del sufragio de Verucchio, por ejemplo, son unos<br />

edificios deliciosos y unos monumentos de gran interés artístico gracias<br />

a su arquitectura y a las obras que arte que contienen. Pero enumerarlos<br />

todos sería demasiado largo y, en definitiva, inútil.<br />

Aquí hay que señalar el tentativo, realizado en el s. XVIII en los<br />

principales centros de la diócesis, de valorizar y racionalizar de algún<br />

modo el ejercicio del culto y la vida del clero reuniendo y reduciendo<br />

el número de los edificios religiosos con la creación de las iglesias<br />

colegiatas. En Savignano la Colegiata fue fundada en 1732, en


Santarcangelo di Romagna<br />

Iglesia Colegiata<br />

piazza Balacchi, 7<br />

tel. 0541 626109<br />

• apertura: 7:30-12:00/15:00-<br />

19:00<br />

Verucchio<br />

Iglesia Colegiata<br />

via San Martino<br />

tel. 0541 670197<br />

• apertura: 7:30-12:00/15:00-<br />

19:00<br />

Arriba, interior de la iglesia<br />

de los Siervos (s. XVIII) de<br />

Rímini, obra de Gaetano<br />

Segati. Abajo, detalle de la<br />

iglesia llamada de la Scuola di<br />

San Giovanni en Marignano.<br />

33<br />

Santarcangelo en 1744 y en Verucchio en 1796, pero debido a toda<br />

una serie de retrasos y dudas, no se edificó hasta 1865 y 1874. Estas<br />

iglesias fueron concebidas casi como unas catedrales, no sólo por la<br />

constante presencia del coro de los canónigos, sino por sus importantes<br />

dimensiones y sus formas aúlicas.<br />

La Colegiata de Santarcangelo es uno de los edificios del s. XVIII<br />

más importantes de toda la zona de Rímini; construida entre 1744 y<br />

1758 por Giovan Francesco Buonamici, arquitecto de cámara y también<br />

arquitecto de la catedral de Ravenna, cuenta con un interior<br />

grandioso y elegante, que recuerda con sobriedad las formas romanas<br />

y boloñesas. En la amplia cuenca del ábside hay un hermoso retablo<br />

que representa a los santos protectores del pueblo, obra de<br />

Giovan Gioseffo Dal Sole; en la sombra discreta de las capillas laterales,<br />

sobre los altares de varias cofradías, con unos doseles del s. XVIII<br />

de escayola policromada, se pueden admirar unos retablos de notable<br />

belleza, por ejemplo, el del segundo altar a la izquierda, realizado<br />

para la cofradía de carpinteros y herreros por Guido Cagnacci en<br />

1635: representa a San José, Jesús y San Eloy. En la capilla a la derecha<br />

se conserva un Crucifijo pintado sobre tabla por un desconocido<br />

pintor de Rímini en el segundo cuarto del s. XIV y procedente de la<br />

parroquia rural. También cabe destacar el exterior de esta iglesia,<br />

privo de adornos y con una calibrada estereometría.<br />

Más rebuscada y afectada, pero siempre imponente y solemne,<br />

es la colegiata de Verucchio, construida muy tarde por una serie de<br />

circunstancias desfavorables, entre las que cabe contar la ocupación<br />

napoleónica y los hechos del Risorgimento italiano, con sus muchas<br />

supresiones y consecuencias relativas a problemas internos y a las<br />

dificultades para recuperar los bienes patrimoniales indispensables<br />

para su construcción. El proyecto de esta iglesia es de Antonio<br />

Tondini, natural de Verucchio, artista erudito con gustos elécticos y<br />

arquitecto aficionado: el proyecto, en efecto, fue firmado en 1863 por<br />

Giovanni Morolli, de Rímini, ya que Tondini no disponía del “permiso”<br />

necesario. La planta se inspira en los motivos barrocos y renacentistas<br />

y, en origen era azul y blanca, con unos motivos decorativos<br />

dorados: es decir, tenía una apariencia mucho más neoclásica y más<br />

“de estilo imperio” que ahora; los modernos repintados han acabado<br />

por alterar incluso el sentido del espacio, exaltado gracias al frío<br />

reflejo de la luz sobre el enlucido de color y los perfiles pronunciados.<br />

En la colegiata se recogen varios retablos y objetos de culto procedentes<br />

de las iglesias de Verucchio; entre todos ellos cabe destacar el<br />

lienzo del altar mayor San Martino que da su capa al pobre de Giovan<br />

Francesco Nagli, llamado el Centino, (1650, aproximadamente).


Saludecio<br />

Iglesia de San Biagio<br />

piazza Beato Amato<br />

tel. 0541 982100<br />

• apertura: 8:00-12:00/15:00-<br />

18:00<br />

Arriba, Guido Cagnaci, San<br />

Giuseppe, Gesù e Sant’Eligio<br />

(1635) de la Colegiata de<br />

Santarcangelo. Abajo, a la<br />

izquierda, interior de la<br />

Colegiata de Verucchio; a la<br />

derecha, Giovan Francesco<br />

Nagli, llamado el Centino, la<br />

Carità di San Martino (1650),<br />

retablo del altar mayor de la<br />

Colegiata de Verucchio.<br />

35<br />

Pero las verdaderas obras maestras de esta iglesia son dos<br />

Crucifijos pintados sobre unas tablas con molduras: el primero está<br />

colgado en el presbiterio y es de un artista desconocido, natural de<br />

Rímini, de la primera mitad del s. XIV, conocido como el “Maestro di<br />

Verucchio”; el segundo es una obra veneciana, de Catarino, por lo<br />

que se refiere a la carpintería de madera, y de Nicolò di Pietro, por la<br />

parte pictórica; la firma de Catarino y Nicolò, fechada 1404, aparece<br />

en la base de la cruz. La Colegiata de Verucchio fue concebida como si<br />

fuera la “catedral de Valmarecchia media”.<br />

Valconca cuenta también con una iglesia que puede ser considerada<br />

como la “catedral” del valle: se trata de la parroquia de<br />

Saludecio, dedicada a San Blas. Se construyó entre 1794 y 1802, es<br />

decir, en unos años verdaderamente difíciles, debido a la grave crisis<br />

económica y política, gracias al valor y la constancia de un ilustre<br />

párroco local, don Antonio Fronzoni, y al entusiasmo por la beatificación<br />

oficial (1776) de Amato Ronconi, venerado desde el s. XIV como<br />

protector del pueblo. Esta iglesia, proclamada “santuario” en 1930,<br />

presenta unas formas muy elegantes y armoniosas, fruto de una inteligente<br />

reelaboración y racionalización de unos esquemas centralizados<br />

de gusto barroco. Su autor es Giuseppe Achilli, natural de<br />

Cesena, y que en la misma dejó su obra maestra y quizás la obra<br />

maestra de toda la arquitectura los últimos años del s. XVIII de la<br />

zona de Rímini. Los estucos de la iglesia, colocados muy sobriamente<br />

para enriquecer la estructura arquitectónica, son del modelador<br />

Antonio Trentanove, nacido en Rímini, mientras que las pinturas pertenecen<br />

a buenos artistas de Romaña y Marche de los siglos XVII y<br />

XVIII. Entre ellos destacan dos espléndidos retablos de Guido<br />

Cagnacci que representan a San Sixto Papa y La procesión del<br />

Santísimo Sacramento (1628).<br />

En la sacristía se puede admirar una buena colección de paramentos,<br />

objetos de culto y cuadros, sobre todo de los siglos XVII y<br />

XVIII, procedentes de iglesias y capillas de la zona suprimidos a finales<br />

del s. XVIII, así como varios testimonios del culto al Beato Amato.


Profundizaciones > Santos locales<br />

Está en curso el proceso de beatificación del beato Amato; pero<br />

no es el único beato de la zona, ya que casi cada pueblo cuenta con<br />

uno, más o menos antiguo y venerado, y más o menos reconocido oficialmente<br />

por la Iglesia: se pueden recordar, entre otros, a los beatos<br />

Giovanni Gueruli, Gregorio Celli y Bionda da Verucchio (de Verucchio),<br />

al beato Alessio Monaldi (de Riccione), al beato Simone Balacchi (de<br />

Santarcangelo), al beato Cipriano Mosconi (de Saludecio), al beato<br />

Enrico Ungaro (de Passano di Coriano).<br />

Pequeñas o grandes capillas o sencillos altares en las iglesias<br />

parroquiales de cada pueblo custodian sus reliquias y recuerdan su<br />

vida y sus prodigios. Con frecuencia su culto, muy limitado por lo que<br />

se refiere a la extensión territorial, se basa en leyendas ingenuas, en<br />

narraciones populares llenas de milagros con los que se entremezclan<br />

fe, poesía y fantasía. Lo mismo se puede decir de los antiguos santos<br />

de la ciudad, como Arduino y Chiara de Rímini, y de los más antiguos<br />

patronos, los santos Innocenza, Gaudenzo e Giuliano.<br />

También la edad moderna ha dado hombres con una vida ejemplar,<br />

cuyos ejemplos de santidad son bien conocidos y están bien<br />

documentados: entre los beatos modernos podemos recordar a fray<br />

Pío Campidelli y sor Elisabetta Renzi; también están en curso de beatificación<br />

los venerables Alberto Marvelli y Carla Ronci, laicos, y las<br />

religiosas Angela Molari, Faustina Zavagli y Bruna Pellesi.<br />

Arriba, interior de la iglesia<br />

parroquial de San Biagio en<br />

Saludecio, obra de Giuseppe<br />

Achilli. Abajo, Guido<br />

Cagnacci, detalle del cuadro<br />

Processione del Santissimo<br />

Sacramento (1628), Museo<br />

de Saludecio.<br />

37


Profundizaciones > Arte y memoria<br />

38<br />

Esta breve reseña quiere ser una sencilla invitación a descubrir<br />

Rímini y su provincia sobre las huellas de una religiosidad que ha<br />

dejado por doquier, en los edificios dedicados al culto, unos importantes<br />

y valiosos testimonios. La corriente elegida para el recorrido<br />

trazado no es tan sólo un pretexto exterior u ocasional; permite<br />

aunar, en efecto, historia, arte y cultura. Ni que decir tiene que dentro<br />

de dicho filón podrán hacerse unas distinciones y explicarse unas<br />

diferencias sobre todo por lo que se refiere a las temáticas artísticas.<br />

En todo caso, para poder vincular en un discurso histórico de una<br />

cierta envergadura unos elementos ya de por sí fragmentarios, será<br />

oportuno integrarlos recurriendo a lo conservado en Rímini en el<br />

Museo della Città, formado por obras casi enteramente procedentes<br />

de su provincia y casi todas de carácter religioso.<br />

Se podría sugerir aquí dos temas que forman una corriente cuyo<br />

interés artístico valdría la pena profundizar. El primero es, sin lugar a<br />

duras, el de la pintura de Rímini del s. XIV, y que representa un fenómeno<br />

de gran importancia en el marco de la pintura italiana del<br />

Medievo; unas obras significativas de dicha “escuela” se encuentran<br />

en Villa Verucchio y Verucchio, en Santarcangelo y Montefiore, en<br />

Misano y Rímini.<br />

El segundo tema es el formado por la pintura de Rímini del s.<br />

XVII, muy original y que tuvo un importante papel en el cuadro del<br />

naturalismo italiano gracias a la presencia de Guido Cagnacci y<br />

Giovan Francesco Nagli, llamado el Centino. Sus obras se encuentran<br />

en Saludecio y Montegridolfo, en Montefiore y Santarcangelo, en<br />

San Vito, en Verucchio y también en Rímini.<br />

Pero también nos podríamos dedicar, por ejemplo, a la búsqueda<br />

de los reflejos del Renacimiento elaborado en los centros principales,<br />

desde Venecia hasta Florencia y Roma, o bien a individuar las tendencias<br />

procedentes de otras ciudades y también la influencia de las<br />

capitales del arte barroco, como Roma y Bolonia.<br />

De todos modos, no hay que olvidar que, ya en la ciudad y sus<br />

alrededores, tanto junto el mar como en la parte que ya empieza a<br />

encresparse porque está cerca de los Apeninos, o donde empieza a<br />

abrirse la gran cuenca del Po, las iglesias “son un amasijo gigantesco<br />

de trabajo e historia del trabajo, unos coágulos de piedad individual y<br />

colectiva, unos signos de devoción pero también de sublime norma<br />

estética”, tal como escribía Andrea Emiliani subrayando “la alta dignidad<br />

cultural y artística” que distingue los edificios de culto, tan frecuentes<br />

y tan llenos de recuerdos; y así “incorporados y encarnados<br />

en aquella trascendencia vital que los técnicos llaman territorio, pero<br />

que nosotros deberíamos más bien denominar ciudad y campo, diar-


39<br />

quía tan exquisitamente italiana, oposición de poderes y de funciones<br />

…” Precisamente teniendo en cuenta esa “consistencia” de memorias<br />

y su valor para conservar y valorizar las específicas identidades culturales,<br />

como adición y potenciación de las medidas llevadas a cabo por<br />

la Dirección General de Bellas Artes y la Diócesis, la Diputación de<br />

Rímini ha financiado toda una serie de restauraciones de las obras de<br />

arte que se encuentran en las iglesias del territorio, prestando particular<br />

atención a los pequeños centros.


Bibliografía > Para saber más<br />

A. Emiliani<br />

Chiesa città campagna<br />

Rapporto della Soprintendenza<br />

per i Beni Artistici e Storici,<br />

n. 27, Alfa ed., Bologna 1981<br />

Autori vari<br />

Figura Culto e Cultura, i dipinti<br />

votivi della diocesi di Rimini<br />

Coop. Supergruppo ed.,<br />

Ravenna 1981<br />

Autori vari<br />

Natura e cultura<br />

nella Valle del Conca<br />

Biblioteca Comunale<br />

di Cattolica e Cassa<br />

di Risparmio di Rimini,<br />

Rimini 1982<br />

C. Curradi<br />

Pievi del territorio riminese<br />

fino al Mille<br />

Luisè ed., Rimini 1984<br />

Autori vari<br />

Arte e santuari<br />

in Emilia Romagna<br />

Silvana ed., Milano 1987<br />

P. G. Pasini<br />

Guida per Rimini<br />

Maggioli ed., Rimini 1989<br />

Autori vari<br />

Storia illustrata di Rimini, I-IV<br />

Nuova Editoriale Aiep,<br />

Milano 1990<br />

P. G. Pasini<br />

La pittura del Seicento<br />

nella Romagna meridionale<br />

e nel Montefeltro,<br />

in La pittura in Emilia<br />

e in Romagna. Il Seicento<br />

Nuova alfa ed., Bologna 1992<br />

P. G. Pasini<br />

Arte in Valconca, I-II<br />

Silvana ed., Milano 1996-1997<br />

Autori vari<br />

Medioevo fantastico<br />

e cortese. Arte a Rimini<br />

fra Comune e Signoria<br />

a cura di P. G. Pasini,<br />

Musei Comunali, Rimini 1998<br />

P. G. Pasini<br />

Testimonianze d’arte<br />

fra XIV e XIX secolo,<br />

in Il Montefeltro, 2,<br />

Ambiente, storia, arte<br />

nell’alta Valmarecchia<br />

Pesaro 1999<br />

P. G. Pasini<br />

Arte e storia<br />

della Chiesa riminese<br />

Skira ed., Milano 1999<br />

E. Brigliadori, A. Pasquini<br />

Religiosità in Valconca<br />

Silvana ed., Milano 2000<br />

40

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