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COLABORACIONES
en los procesos internos, personal o
sistemas, o como resultado de acontecimientos
externos. Se incluye el
riesgo legal pero no el estratégico ni el
de reputación.
Para calcular el capital de riesgo de
mercado, más propio de la Tesorería,
se relaciona con el grado de exposición
a factores de mercado como los tipos
de interés, las divisas o las bolsas, y es
proporcional a las métricas internas de
VAR (valor en riesgo).
El capital requerido en función de
los modelos internos dependerá para el
caso del riesgo de crédito, de las características
de riesgo de cada cliente, que
quedan refl ejadas en las herramientas
de scoring (negocios minoristas) y rating
(negocios mayoristas). Cuando se
plantea una nueva operativa con un
cliente, y en función de la información
disponible en el banco, o de la nueva
información que es necesario recabar,
se está determinando a través de los
modelos de riesgo (scoring o rating)
cuál es el nivel de perdida esperada
asociado a ese cliente, y cuanto capital
va a ser necesario para operar con él.
Así pues las entidades bancarias
pueden establecer según el riesgo que
incorpore un cliente (pérdida esperada
y consumo de capital) unos ingresos
mínimos para obtener una adecuada
rentabilidad, más conocida como Rentabilidad
Ajustada al Riesgo (Rar).
El pilar 2 hace mención a la revisión
Headquarters of Bank for International Settlements
supervisora, destinada a cubrir los riesgos
no cubiertos por el pilar 1 y, en particular,
en cuestiones relacionadas con
titulizaciones y con el ciclo económico.
Por último, el pilar 3 es un complemento
imprescindible de los dos
pilares anteriores. Establece una serie
de requerimientos que permiten a los
participantes en los mercados valorar
adecuadamente el perfi l de riesgos de
la entidad y su capitalización.
Con los modelos internos conseguiremos
no solo que el capital mínimo
exigido esté ligado a los riesgos reales
que hayamos asumido, sino también
un mejor conocimiento, cuantifi cación y
gestión tales riesgos.
Hay que destacar que no basta
con tener un sistema de rating/scoring
interno bien diseñado, sino que es necesario
tenerlo integrado en el proceso
diario de gestión de riesgo, así como
una estrategia y una valoración del nivel
y composición del capital a medio
y largo plazo.
Un camino aleatorio por el 2007-
2008
Actualmente nos encontramos en
momentos de incertidumbre debido a
factores exógenos como la desaceleración
de la economía norteamericana,
la crisis liquidez en el mercado interbancario,
la trayectoria alcista de los
precios del petróleo y la prolongación
del episodio de turbulencias
fi nancieras.
Las entidades de crédito
españolas han basado una
parte importante de su negocio
a lo largo de la reciente
fase de expansión en la concesión
de préstamos para la
promoción y adquisición de
viviendas. Muchos de esos
créditos han terminado transformándose
en instrumentos
fi nancieros negociables en
los mercados mediante un
proceso de titulización.
Aquí está la raíz de de los problemas
que han experimentado algunas
entidades de crédito. Es imprescindible
tener en cuenta las diferencias existentes
entre las entidades españolas y las
extranjeras, que han sufrido de manera
más severa los efectos de las turbulencias.
La primera diferencia radica en el
hecho de que las entidades españolas
han mantenido en sus balances los
riesgos de los préstamos que han titulizado.
En segundo lugar las entidades
españolas no han recurrido a la titulización
como un mecanismo para transferir
riesgos fuera de sus balances, sino
como un medio para captar recursos
en los mercados mayoristas de fi nanciación,
con el que poder atender adecuadamente
la demanda de préstamos
de las familias y las empresas. El objetivo
principal es captar fi nanciación y no
transferir riesgos, no es preciso recurrir
a la emisión de instrumentos fi nancieros
demasiado complejos.
Existe el debate por el cual la crisis
fi nanciera de Estados Unidos se podría
haber evitado en parte si las autoridades
y los bancos, grandes y pequeños,
hubieran tenido en funciones los
cambios regulatorios de BIS II. De haberse
aplicado en tiempo y en forma el
cambio legislativo fi nanciero que forma
parte del acuerdo, se habría, acotado
de alguna forma las perdidas de los
bancos.
Una mirada hacia el futuro
Es primordial la interacción de BIS
II con las nuevas normas contables.
La entrada en vigor de las normas IAS
en la UE en 2005 obliga a destinar una
atención preferente a la valoración de
activos y a las provisiones para riesgos
ya que afectan a la defi nición del capital
de las entidades. El Comité de Basilea
ha estado trabajando con el International
Accountancy Standard Board (IASB)
para asegurar la consistencia entre las
obligaciones de información y el cum-
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