3 sumario.indd, page 1 @ Normalize - Centro de Estudios Garrigues

COLABORACIONES
tidad bancaria en función de su capital
propio.
Este acuerdo era una recomendación
por la cual cada uno de los países
signatarios, así como cualquier otro
país, quedaba libre de incorporarlo en
su ordenamiento regulatorio con las
modifi caciones que considerase oportunas.
El objetivo de Basilea I era, por un
lado, reforzar la solvencia después de
un periodo en el que se había producido
una rápida desregulación y liberalización
de los sistemas fi nancieros
y ,por otro lado, equilibrar el terreno de
juego competitivo de los bancos internacionalmente
activos. El acuerdo estableció
un ratio mínimo de capital del 8
% de los activos ponderados, con una
defi nición armonizada de capital y de
las ponderaciones del activo.
Una de las principales ventajas del
acuerdo es su simplicidad, que ha contribuido
de forma notable a la armonización
de la regulación bancaria en más
de 100 países, mejorando la igualdad
competitiva y reforzando la estabilidad
del sistema fi nanciero internacional mediante
un aumento en los ratios de capital
mantenidos por las entidades.
A pesar de los efectos positivos del
acuerdo, en los años siguientes se produjo
una revolución en los productos
bancarios y en los mercados, cuyo
resultado fue la cada vez menor
comparabilidad de los ratios de capital.
Esto hizo que se plantease la
necesidad de revisar el acuerdo de
1988.
El sistema crediticio y los órganos
reguladores. Basilea II
El segundo tratado de Basilea
II surge como respuesta al cambio
en la regulación que se ha producido
en los últimos 20 años en todo el
mundo. Se trata de una nueva forma
de regulación y supervisión bancaria
basada en las buenas prácticas de
gestión de los riesgos. Dichos acuerdos
consisten en recomendaciones sobre
la legislación y regulación bancaria
y son emitidos por el Comité de Supervisión
Bancaria de Basilea.
El propósito de Basilea II, publicado
inicialmente en junio del 2004, es la
creación de un estándar internacional
que sirva de referencia a los reguladores
bancarios, con objeto de establecer
los requerimientos de capital necesarios
para asegurar la protección de las
entidades frente a los riesgos fi nancieros
y operativos.
Por tanto, los objetivos del nuevo
acuerdo continúan siendo la promoción
de la solvencia de los sistemas bancarios
y el fomento de la igualdad para
competir, así como una mejor cobertura
de los riesgos. Se busca vincular mucho
más estrechamente los requerimientos
de capital al riesgo incurrido y convertirse
en estimulo de las entidades que
mejoren la gestión de sus riesgos.
Este acuerdo acaba de entrar en vigor
en España el pasado mes de junio
del, 2008 después de intensos trabajos
y debates en la industria. Supone un
cambio en el cálculo del capital regulatorio.
Si bien con Basilea I el capital
mínimo se calculaba de acuerdo a reglas
sencillas, con la nueva normativa
el cálculo va a depender del modelo
Headquarters of Bank for International Settlements
adoptado por cada banco, que posteriormente
deberá aprobar el Banco de
España.
El nuevo acuerdo se estructura en
torno a tres pilares
El pilar 1 contempla los requisitos
de capital mínimo para cubrir las tres
categorías de riesgos: riesgo de crédito,
riesgo de mercado y riesgo operacional.
Se producen cambios sustanciales
en el tratamiento del riesgo
de crédito y el tratamiento explícito de
riesgo operativo. En ambos casos hay
tres posibles opciones, cada una de
las cuales incrementa la sensibilidad al
riesgo y la sofi sticación de los métodos
de medición para que cada banco
escoja el más adecuado.
Se puede diferenciar entre el enfoque
estándar y enfoque de los modelos
internos de rating (IRB) con dos
variantes, enfoque básico y avanzado.
El enfoque estándar establece una
mayor sensibilidad al riesgo mediante
el uso de los rating externos. Asimismo
establece carteras (soberanos, bancos,
empresas no fi nancieras y negocio
minorista) con ponderaciones que
dependen de los rating externos y de
la existencia o no de garantías hipotecarias.
Adicionalmente, se mejora el
tratamiento de las técnicas de compensación
de riesgos (garantías, derivados
de crédito, etc.).
En el enfoque IRB la diferencia
fundamental es que el cálculo de los
requerimientos de capital se basa
en la medición del los factores de
riesgo (probabilidad de impago PD,
pérdida en caso de impago LGD, exposición
en el momento de impago
EAD y vencimiento M) proporcionados
por la propia entidad y resultado
de sus modelos internos utilizados
para la medición y gestión de sus
riesgos.
El riesgo operacional se defi ne
como la probabilidad de incurrir en
pérdidas por inadecuación o fallos
11