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COLABORACIONES
Daniel J. M. Caridad y López del Río
BBVA. Antiguo Alumno del Máster en Banca y Finanzas 2003-2004
Un paseo concluyente
por Basilea
En un mundo cada vez más globalizado,
donde el Derecho y la
Economía ocupan un lugar destacado
en, la sociedad, a muchas de
las personas que comiencen a leer el
artículo les será familiar el termino Basilea
II. A otros no les sonará de nada,
pero realmente el éxito o fracaso de
esta lectura se resume fácilmente en
si somos capaces de contestar a las
siguientes preguntas: ¿Qué es Basilea
II (BIS II)? ¿A quién afecta? ¿Cuál es la
importancia de Basilea II?
El “Plan Young”. Banco de Pagos
Internacionales
Para conocer realmente en qué
consiste la normativa Basilea, tenemos
que remontarnos a la ciudad de Basilea
(Suiza) en 1930, donde se fundó el
Banco de Pagos Internacionales (Bank
for International Settlements). Su origen
está vinculado al “Plan Young” de 1929,
que estableció una forma de pagos en
las reparaciones alemanas tras la Primera
Guerra Mundial. A partir de 1931
abandonó su objetivo fundacional y
participó hasta 1939 en apoyo a bancos
centrales. Después de la Segunda
Guerra Mundial pasó a estar ligado
a las organizaciones internacionales
como el FMI, la OCDE o la Comunidad
Económica Europea.
Actualmente es el banco central de
bancos centrales. Pero realmente, ¿a
qué se debe la existencia de bancos
centrales?
Las entidades bancarias tienen
unas características especiales, que
justifi can la existencia de un marco regulatorio
y de un supervisor específi co.
La primera de estas características es
la función de producción de liquidez
para la economía, por la cual se transforman
los depósitos de los clientes en
préstamos. La segunda característica
es la existencia de información asimétrica
entre los depositantes y los gestores
del banco. La quiebra de una entidad
de crédito puede provocar en casos
extremos la quiebra de todo el sistema
bancario con el resultado del colapso
completo del sistema de pagos.
Por tanto, uno de los aspectos más
relevantes en la regulación bancaria son
los recursos propios que han de mantener
los bancos. Un nivel adecuado
de capital puede contribuir a: corregir
parcialmente la asunción de riesgos excesivos
por parte de las entidades; asegurar
un “colchón” para hacer frente a
impactos negativos en sus resultados;
facilitar la obtención de fondos para
hacer frente a impactos de liquidez; y,
fi nalmente, hacer frente a pérdidas inesperadas.
Los orígenes. Basilea I
En 1988 el Comité de Basilea, compuesto
por los gobernadores de los
bancos centrales de Alemania, Bélgica,
Canadá, España, EE. UU., Francia,
Italia, Japón, Luxemburgo, Holanda,
Reino Unido, Suecia y Suiza publicó
el primero de los Acuerdos de Basilea,
un conjunto de recomendaciones alrededor
de una idea principal: establecer
un techo para calcular el valor de los
créditos que puede conceder una en-
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