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Seguridad vial Seguridad vial - Revista Profesiones

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cultura<br />

Carmen Laforet y las pioneras<br />

Javier García-Mauriño<br />

Premio Lope de Vega de Teatro<br />

El 29 de febrero de 2004 fallece Carmen Laforet. Había<br />

nacido en 1921. Al hilo de su muerte se plantean una<br />

serie de reflexiones acerca de la soledad de la mujer<br />

frente al hecho profesional y creativo. Laforet, con<br />

sólo 23 años, inicia una prometedora carrera en el mundo de<br />

la literatura al lograr el premio Nadal con su novela NADA<br />

en 1944. Sola frente a la nada debió sentirse Carmen Laforet<br />

cuando en plena juventud obtiene uno de los más prestigiosos<br />

premios literarios y se abre ante ella la dura tarea de iniciar<br />

una carrera a contracorriente, no sólo por lo duro de la tarea<br />

en sí misma, sino por el hecho añadido de ser mujer.<br />

Durante el franquismo, en el año 1938, se “libera a la mujer<br />

casada del taller y del trabajo”. Esta “liberación” va acompañada<br />

de primas por maternidad y la prohibición expresa del ejercicio<br />

de profesiones liberales. El código civil de la época fija en<br />

25 años la mayoría de edad lo que obliga a las mujeres a permanecer<br />

en el hogar familiar hasta el momento de casarse o ingresar<br />

en la vida religiosa; no se contempla la independencia de<br />

la mujer como ser autónomo capaz de vivir y mantenerse por sí<br />

misma.<br />

La situación profesional de la mujer en la época queda<br />

patente en la divertida obra de Miguel Mihura “Sublime decisión”<br />

escrita en 1955, en la que se narran las dudas y alarma<br />

familiar que provoca la decisión de una joven de ponerse<br />

a trabajar en una oficina como mecanógrafa, rodeada de<br />

hombres.<br />

La mujer no se resigna a un papel pasivo, toma conciencia<br />

de su valor como individuo y de la importancia que para su<br />

propio desarrollo vital supone abrir nuevas vías en el ámbito<br />

de las profesiones. Es lamentable que las labores domésticas o<br />

la prostitución sean las únicas actividades que se le reconocen<br />

a la mujer como propias de su sexo y condición.<br />

La mujer toma conciencia de su valor<br />

como individuo y de la importancia<br />

que para su propio desarrollo vital<br />

supone abrir nuevas vías en<br />

el ámbito de las profesiones<br />

Aparecen las pioneras, dispuestas a romper con esta situación;<br />

se abren camino en medio de críticas, incomprensión y la<br />

perplejidad de quienes no acaban de verlas como competidoras<br />

profesionales. Las mujeres se rebelan y buscan su propio sitio<br />

en actividades que parece impensable, puedan llevar a cabo.<br />

Así, en el ámbito de la abogacía, Victoria Kent (1898-1987),<br />

la figura femenina más prestigiosa de la Segunda República,<br />

fue la primera mujer que en el mundo actuó ante un Tribunal<br />

Supremo. O Matilde Ucelay, la primera arquitecta española.<br />

Nace en 1912.<br />

No existían vocaciones universitarias, entre otras cosas,<br />

porque las mujeres tenían prohibido el acceso a las aulas.<br />

Otra pionera, Pilar Careaga, que sería alcaldesa de Bilbao. A<br />

principios de los 30 se atrevió a estudiar Ingeniería Industrial<br />

y en el marco de sus prácticas obligatorias, en el último<br />

curso de su carrera, se convirtió en la “primera maquinista<br />

española”.<br />

María Elena Maseras, Dolores Aleu y Martina Castells<br />

fueron las pioneras en acceder a los estudios de medicina en<br />

España de forma oficial y normalizada. Es a principios del siglo<br />

XX cuando en la sociedad occidental irrumpe un modelo<br />

nuevo de mujer definido por su incorporación a sectores culturales<br />

y profesionales hasta entonces reservados a los hombres.<br />

La incorporación de la mujer a las esferas profesionales<br />

es un hecho irreversible y en constante aunque lento aumento.<br />

Sin embargo aún falta camino por recorrer. La mujer ha<br />

pasado de no poder hacer nada a conquistar espacios que le<br />

han permitido alcanzar algo, que es el estado en el que se encuentra<br />

en la actualidad, en su camino hacia el todo, que supondría<br />

la perfecta equiparación profesional de sexos con los<br />

mismos derechos, emolumentos y consideraciones, sin otra limitación<br />

que la que se deriva de la formación y la experiencia<br />

personal de cada individuo sin atender a cualquier otra circunstancia.<br />

P<br />

Marzo-Abril 2004 <strong>Profesiones</strong> |61

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