Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
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a que le irrite todo lo que dicen o hacen ; o puede llegar con<br />
ellos a tal grado de cercanía que, por falta de objetividad,<br />
acaben desconcertándole. Así como a menudo somos capaces<br />
de prever cómo se comportarán en determinada situación<br />
nuestros conocidos y, sin embargo, cuando se trata de nosotros<br />
mismos o de aquéllos con quienes más intimamos no<br />
sabríamos qué decir, los escritores suelen tener una idea más<br />
clara de sus personajes cuando la novela aún no ha dejado de<br />
<strong>ser</strong> una idea nueva que cuando, meses después, su escritura<br />
está avanzada y los personajes son como de la familia. Yo<br />
mismo me quedo helado cuando no se me ocurre cómo<br />
afrontaría un personaje la situación que se le presenta. Y si<br />
se trata de una situación trivial, la perplejidad en que uno cae<br />
puede alcanzar cotas enloquecedoras. A mí me ocurrió cuando<br />
escribía Mickelsson's Ghosts que, en determinado momento,<br />
me resultó imposible resolver si la protagonista de la<br />
novela aceptaba o no un canapé que le ofrecían. Forcé la<br />
situación y se lo hice rechazar; pero entonces me quedé<br />
atascado. No importaba en absoluto lo que el personaje<br />
decidiera y, sin embargo, no hubo forma de pasar a la frase<br />
siguiente. «Esto es ridículo», me dije, y recurrí a una copita<br />
de ginebra..., pero en vano. Llegué a la conclusión de que no<br />
sabía nada de aquella mujer; ni siquiera estaba seguro de si<br />
habría ido a la fiesta. Yo, desde luego, no. La fiesta más<br />
estúpida de toda la literatura universal. Dejé de escribir,<br />
arrinconé el manuscrito y desahogué mi frustración en la<br />
ebanistería. Al cabo de una semana o así, mientras estaba<br />
<strong>ser</strong>rando, vi, como en una visión, que la mujer aceptaba el<br />
canapé. Seguía sin comprenderla, pero estaba convencido de<br />
lo que haría, y de lo que haría después, y después.<br />
Las novelas también se pueden empantanar porque el<br />
escritor llegue a un punto en que, por lo que a estructura<br />
general se refiere –ritmo, atención especial a ciertas cuestiones,<br />
etc.–, los árboles no le dejen ver el bosque. Yo he<br />
trabajado a menudo con absoluta concentración en un<br />
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