Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
cuando nos acercamos a los veinte años y hasta los treinta<br />
más o menos, no podamos por menos de considerar unos<br />
imbéciles, unos vendidos, a nuestros padres y a la mayoría<br />
de los adultos, o de sentirnos defraudados por ellos. Este<br />
desdén es en parte producto de la situación de desarrollo<br />
mental en que nos encontramos a dicha edad, del imperativo,<br />
tratado ya por Joyce, de que el animal joven afirme su fuerza<br />
y reemplace al adulto. No hay duda de que a menudo esto es<br />
un rasgo de clase: al niño de clase baja o media-baja se le<br />
exhorta tanto abierta como sutilmente a prosperar, pero sus<br />
bien intencionados padres y amigos no prevén que si su sueño<br />
de ascensión social se hace realidad, el niño puede acabar<br />
adoptando los prejuicios de la clase a la que accede y, con<br />
algo de aflicción neurótica, llegar a despreciar sus orígenes<br />
y a sí mismo en cierto grado, ya que cabe que la clase que ha<br />
invadido no le acepte por completo. Y no hay duda de que la<br />
arrogancia del joven también está relacionada con el proverbial<br />
idealismo de los profesores, los cuales insisten, no sin<br />
cierta razón, en los fracasos de la generación anterior y en<br />
que es tarea de la nueva salvar el mundo. Sea cual fuere la<br />
causa, al joven –al joven <strong>novelista</strong>– se le alienta a pensar que<br />
él es la esperanza, que él es el Mesías.<br />
Y no hay nada malo en ello. Es natural, y ningún artista<br />
ha llegado a <strong>ser</strong> grande traicionando sus más profundos<br />
sentimientos, por neuróticos que sean o erróneos debido a su<br />
falta de experiencia. No obstante, con la emoción del adolescente,<br />
por regla general, no se puede crear auténtico arte, pero<br />
si el joven <strong>novelista</strong> es consciente de esta inclinación puede<br />
evitar hacer mal uso de sus energías. Una de las grandes<br />
tentaciones de los escritores jóvenes es creer que todos<br />
aquéllos con quienes compartía la primera etapa de su vida<br />
eran unos estúpidos e hipócritas a quienes había que dar un<br />
buen rapapolvo. Pero a medida que vaya madurando, el<br />
escritor llegará a darse cuerna, con suerte, de que esas<br />
personas a las que desdeñaba tenían virtudes muy meritorias,<br />
76