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Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

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que la propia narración justifique su inconclusión. No hay en<br />

ella juegos absurdamente sutiles, como si su autor hubiera<br />

confundido el narrar con hacer rompecabezas. No «pone a<br />

prueba» al lector exigiéndole que posea algún tipo especial<br />

de conocimiento sin el cual los acontecimientos carecen de<br />

sentido. En resumen, busca satisfacer y agradar, pero sin<br />

rebajarse para conseguirlo. Tiene categoría intelectual y<br />

emotiva. Es elegante, y efectiva con concisión; es decir, no<br />

hay en ella más episodios, personajes, detalles físicos o<br />

recursos técnicos de los necesarios. Tiene intención, finalidad.<br />

Proporciona ese placer especial que sentimos cuando<br />

contemplamos con admiración algo bien hecho. En otras<br />

palabras, al darnos cuenta de los auténticos logros del escritor,<br />

nos sentimos bien tratados; «¡Qué fácil parece!», comentamos,<br />

conscientes de lo espléndidamente bien que ha superado<br />

las dificultades. Y por último, en toda historia estéticamente<br />

lograda tiene que intervenir, como en la vida, lo extraño, por<br />

ordinarios que sean sus ingredientes.<br />

Si el joven <strong>novelista</strong> concede a estas cualidades la<br />

importancia que tienen y aspira a que su obra las contenga,<br />

no hace falta hacer cábalas sobre su potencial: ya ha llegado.<br />

La mayoría de los jóvenes escritores, sin embargo, sólo<br />

tienen presentes algunas de ellas y puede incluso que<br />

nieguen que las otras sean importantes. Esto es en parte un<br />

efecto de la pérdida de la inocencia, cosa que el escritor<br />

debe recobrar. Todo niño sabe por intuición cuáles son los<br />

requisitos de las buenas historias (siempre que tenga alguna<br />

afición por ellas, claro, porque los hay que no la tienen),<br />

pero cuando llega a la enseñanza secundaria comienza a<br />

despistarse un poco, intimidado por sus profesores, que le<br />

obligan a leer cosas que en realidad no valen nada, convertido<br />

en objeto de mofa si lee un buen libro de cómics y<br />

amonestado si coge Crimen y castigo: «Harold, no tienes<br />

edad para leer estas cosas.» Y en los primeros años de<br />

universidad, lo más probable es que su despiste sea ya<br />

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