Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
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que me comportara con menos diligencia que mi amigo, que,<br />
libre de condicionamientos literarios, probablemente no pensaba<br />
tales cosas; de hecho, es posible que me comportara con<br />
mayor diligencia, según el modelo de escena noble que me<br />
creaba en la mente. No obstante, lo que sobre todo sentí fue<br />
repugnancia ante mi distanciamiento mental, ante mi inhumana<br />
fascinación por la forma en que la sangre salía a<br />
borbotones, en lo instantáneamente que la carne de alrededor<br />
de una herida se convierte en tejido granulado, es decir, se<br />
pone protuberante, etcétera. En ese momento, con literatura<br />
y todo, hubiera preferido <strong>ser</strong> más inocente.<br />
<strong>Para</strong> bien o para mal, la práctica de la literatura cambia a<br />
la persona. El verdadero <strong>novelista</strong> sabe cosas que otro hombre,<br />
especializado en otra cosa, no sabe y podría no querer<br />
saber. El falso literato, por otro lado, sabe menos que nada.<br />
No sólo puede decirse que la realidad le resulta oscura; debido<br />
a las malas técnicas que emplea –lo que ha aprendido mal<br />
(pensemos en el escritor antioptimista de ficción científica)-<br />
tiene una visión distorsionada de las cosas, y ve falsamente.<br />
El verdadero <strong>novelista</strong> menosprecia al falso porque éste se<br />
engaña a sí mismo, ya que manipula a los personajes en lugar<br />
de intentar comprenderlos, y porque no enseña nada (en el<br />
mejor de los casos) a sus lectores.<br />
Lo que el <strong>novelista</strong> hace además de menospreciar las falsas<br />
novelas es intentar escribir novelas auténticas. En otras<br />
palabras, atina las dispersas capacidades de su compleja<br />
inteligencia para concebir una historia satisfactoria. No se me<br />
ocurre mejor manera de concretar este punto que hablar de<br />
los requisitos que debe cumplir la buena narrativa.<br />
Como he dicho antes, la buena narrativa origina en la<br />
mente del lector un sueño vívido y continuo. Es «generosa»<br />
en el sentido de que es completa y autónoma: responde,<br />
explícita o implícitamente, cualquier pregunta razonable que<br />
el lector se pueda plantear. No nos deja en el aire, a menos<br />
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