Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
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dementes y charlatanes están por todas partes: escuelas de<br />
crítica donde privan la estupidez, la ignorancia y la falta<br />
de gusto, que publican gruesas revistas y se reúnen en<br />
solemne cónclave para interpretar al revés a los grandes<br />
escritores o alabar a vulgares imitadores a los que ni siquiera<br />
un penco se dignaría a prestar atención; u otras que, llenándose<br />
la boca de Heidegger, sostienen que nada de lo<br />
escriben los escritores tiene significado, que la existencia<br />
misma de sus páginas no pasa de <strong>ser</strong> un gracioso accidente,<br />
que sus palabras son mera cháchara delirante (a pesar de<br />
todos los esfuerzos del escritor), que puesto que el lenguaje<br />
es por naturaleza falso y engañoso, vale más leer las páginas<br />
de abajo arriba. (Incluso la Divina Comedia, sostienen los<br />
críticos Harold Bloom y Stanley Físh, cada uno a su manera,<br />
no es más que materia prima para practicar «el arte de la<br />
crítica».) En una cultura literaria donde la noción misma<br />
de «obra maestra» se considera corrientemente una barbaridad,<br />
donde a la buena literatura se la tacha de reaccionaria<br />
o de autolimitadora, y donde se admira por sistema a los<br />
peores escritores (eso le parece al desalentado <strong>novelista</strong>, y<br />
la lista de los libros más vendidos y de las selecciones del<br />
Book-of-the-Month Club de los últimos veinte años le darían<br />
la razón), ¿quién va a decir que el grado de maestría<br />
laboriosamente alcanzado por el escritor más valiente y<br />
disciplinado no es charlatanería y celo exagerado? (Aun en<br />
el desaliento el escritor se aferra a su retórica y al diccionario.)<br />
Pero la inseguridad (la sensación de que su honor y su<br />
determinación <strong>ser</strong>án pisoteados en la ciega estampida del<br />
«rebaño» de Nietzsche), aunque interviene, no es el motivo<br />
último de que el <strong>novelista</strong> deteste el arte falso. De la práctica<br />
de leer y escribir novela, como del ejercicio de abogacía o<br />
de la medicina, se obtienen recompensas cuyas repercusiones<br />
en la calidad de vida y en la visión de las cosas sólo quien<br />
se entrega a dicha práctica está en condiciones de evaluar<br />
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