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Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

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etc.) A medida que se van acumulando respuestas, todos los<br />

participantes advierten que cada vez tienen una idea más clara<br />

del personaje cuyo nombre pretenden averiguar, y cuando<br />

finalmente alguien adivina la respuesta, el efecto que ésta<br />

produce tiene una intensidad parecida a la de una revelación<br />

mística. Nadie que haya jugado a este juego, aunque lo haya<br />

hecho con jugadores moderamente competentes –gente capaz<br />

de dejar en suspenso el intelecto y recurrir a la intuición–<br />

puede dudar de la eficacia de la metáfora a la hora de dar<br />

vida a un personaje.<br />

El escritor dotado de una «vista» verdaderamente aguda<br />

(y de un oído, un olfato, un tacto, etc., de pareja sensibilidad)<br />

aventaja al que carece de ella en que es capaz de contar su<br />

historia en términos concretos y no sólo mediante abstracciones,<br />

que, en lo que a vigor se refiere, nunca alcanzan<br />

las cotas de aquéllos. En lugar de escribir: «Se encontraba<br />

fatal», es capaz de comunicar –por medio de un ademán,<br />

una mirada o poniendo en boca del personaje determinado<br />

giro– los más sutiles matices del comportamiento de éste.<br />

Cuanto más abstracto es un escrito, menos vívido es el<br />

sueño a que da lugar en la mente del lector. Hay mil maneras<br />

de estar triste, feliz, aburrido o malhumorado, y el adjetivo<br />

abstracto no dice casi nada. El ademán preciso, sin embargo,<br />

refleja con toda exactitud el único sentimiento que corresponde<br />

al momento. A esto es a lo que se refieren los<br />

profesores de literatura cuando dicen que hay que «mostrar»<br />

en lugar de «decir», A esto y a nada más, habría que añadir.<br />

Los buenos escritores pueden «decir» casi todo lo que tiene<br />

lugar en la ficción que escriben, salvo los sentimientos de<br />

los personajes. Se le puede decir al lector que el personaje<br />

fue a una escuela privada (no hay necesidad de escribir un<br />

episodio que tenga lugar en la escuela privada si éste no<br />

es importante para el resto de la narración), o se le puede<br />

decir al lector que al personaje en cuestión no le gustan<br />

nada los espagueti; pero con raras excepciones, los senti-<br />

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