19.11.2014 Views

Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

valor de los programas de asistencia social. Pero sea cual<br />

fuere la causa, no parece descabellado afirmar que hay gente<br />

incapaz de hacerse cargo de los sentimientos de sus semejantes,<br />

o al menos de hacerlo con la seguridad y claridad que se<br />

requiere para llegar a <strong>ser</strong> <strong>novelista</strong> a la manera de Tolstoi.<br />

Estas personas, si desean convertirse en <strong>novelista</strong>s, no tienen<br />

otra elección que la de <strong>ser</strong> portavoces de una visión particular<br />

e idiosincrática del mundo.<br />

El escritor psicológicamente apto para entrar a formar<br />

parte de la que antes he llamado superior categoría de<br />

<strong>novelista</strong>s debe <strong>ser</strong> capaz no sólo de comprender a quienes<br />

son distintos que él, sino de sentirse cautivado por ellos. Debe<br />

tener el suficiente amor propio como para que la desigualdad<br />

no le reste firmeza, el suficiente calor humano e interés por<br />

los demás, y el suficiente deseo de <strong>ser</strong> justo, como para no<br />

desdeñar a quienes son diferentes; y, finalmente, debe tener,<br />

creo yo, la suficiente fe en la bondad de la vida como para<br />

estar dispuesto no sólo a tolerar que el mundo esté hecho de<br />

diferencias, conflictos y oposiciones, sino a congratularse por<br />

ello.<br />

Tanto el <strong>novelista</strong> de visión idiosincrática como el que<br />

adopta una actitud más desapasionada pueden conferir más<br />

vida a su literatura aprendiendo a ver a sus personajes a la<br />

luz de sus equivalencias metafóricas, aunque en un caso el<br />

personaje resultante <strong>ser</strong>á alguien visto desde fuera, pero<br />

pintado a través de los prejuicios del escritor, y en el otro el<br />

personaje puede <strong>ser</strong> alguien tan real y complejo como nosotros<br />

mismos. Tal vez el mejor ejercicio para acrecentar las<br />

dotes que uno tiene para descubrir tales equivalencias es el<br />

juego del «humo». El jugador que piensa el personaje y lo<br />

encarna da a los demás la pista con que se inicia el juego –<br />

«americano vivo», «asiático muerto» o lo que sea– y cada<br />

jugador le hace por turno una pregunta del tipo: «¿Qué clase<br />

de ----- eres?» (Qué clase de humo, qué clase de vegetal, qué<br />

clase de fenómeno meteorológico, edificio, parte de cuerpo,<br />

64

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!