Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
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las virtudes y defectos de cada <strong>ser</strong> humano. Y puesto que no<br />
reivindica su visión particular sino la omnisciencia, no puede,<br />
por principio, amar a algunos de sus personajes y despreciar<br />
a otros.<br />
Lo que más nos asombra de la obra de quienes pertenecen<br />
a esta superior categoría de <strong>novelista</strong>s –Tolstoi, Dostoievski,<br />
Mann, Faulkner– es el talento que demuestran para poner en<br />
palabras las impresiones y sentimientos de numerosos personajes<br />
distintos, y que puede permitirles incluso introducirse<br />
en la mente de los animales (caso de Tolstoi). El <strong>novelista</strong><br />
principiante que tenga el don de saber introducirse en la piel<br />
de otras personas es quizá el que mayores posibilidades tiene<br />
de triunfar.<br />
El escritor que carece de esta facultad, si decide que la<br />
necesita, puede adquirirla en cierto grado, aunque también es<br />
cierto que si es persona de amores y odios irracionales<br />
profundos, éstos se lo impedirán siempre. (Nadie admite de<br />
buenas a primeras que sus odios sean irracionales. Empecinarse<br />
en que uno tiene razón en menospreciar a la mayoría<br />
de la gente puede <strong>ser</strong> un obstáculo en sí. Los defectos de<br />
carácter que se alimentan de la autoalabanza son los más<br />
difíciles de superar.) Una vez admitido que el <strong>novelista</strong> tiene<br />
que <strong>ser</strong> capaz de abogar por toda clase de personas, de ver<br />
por sus ojos, de sentir por sus nervios, de aceptar sus más<br />
arraigadas opiniones, por estúpidas que sean, como hechos<br />
manifiestos (para ellas), se trata simplemente de comenzar a<br />
hacerlo; y a fuerza de insistir en ello –de releer, de volver a<br />
reflexionarlo, de revisarlo minuciosamente– se acaba haciéndolo<br />
bien.<br />
La capacidad de ver el mundo como otros lo ven se puede<br />
potenciar mediante ciertos trucos y ejercicios. Cada escritor<br />
encuentra su propio método. Habrá seguramente quien estudie<br />
gruesos volúmenes de astrología, pero no para buscar<br />
consuelo en ellos o prevenir una catástrofe, sino para indagar<br />
en las complejidades de la naturaleza humana (un carácter<br />
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