Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
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apearse del autobús y al levantar la vista ve a una mujer<br />
sonriendo.<br />
Mejorar el vocabulario, pero no a la manera del Reader's<br />
Digest (que preconiza el uso de palabras largas y rebuscadas)<br />
sino copiando sistemáticamente del diccionario todas las<br />
palabras relativamente cortas y comunes que le parezca que<br />
no suele emplear, incluida su definición si es necesario, y<br />
forzándose después a usarlas como si se le ocurrieran espontáneamente;<br />
dicho de otra manera, a usarlas con la misma<br />
naturalidad con que se conversa en una fiesta.<br />
Leer libros y revistas poniendo atención en el lenguaje. Si<br />
lo que lee es malo (en general, puede contar con que los<br />
relatos que aparecen en las revistas femeninas lo son), debe<br />
subrayar o marcar de forma que destaquen las palabras y<br />
frases que le molesten por su trivialidad, su altisonancia, su<br />
sentimentalismo o cualquier cosa que apartaría al lector<br />
inteligente y sensible del sueño vívido y continuo. Si lo que<br />
lee es bueno (en general, puede confiar para ello en The New<br />
Yorker, al menos en lo que a registro lingüístico se refiere),<br />
busque las razones de la bondad del lenguaje empleado.<br />
Incluso recomendaría mecanografiar una obra maestra como<br />
«Los muertos» de James Joyce.<br />
Si el escritor prometedor sigue escribiendo –escribe día<br />
tras día, mes tras mes– y lee muy atentamente, empezará a<br />
«cogerle el truco». Llegar a este punto es tan importante en<br />
el arte como pueda <strong>ser</strong>lo en el atletismo. Las ciencias<br />
prácticas, entre las que se cuenta la ingeniería verbal que<br />
permite escribir novela comercial, se pueden enseñar y aprender.<br />
El arte, hasta cierto punto, también; pero, exceptuando<br />
ciertas cuestiones de técnica, el arte no se aprende, simplemente<br />
se le coge el truco.<br />
Si mi experiencia es representativa, diré que a lo que uno<br />
principalmente le coge el truco es al valor del trabajo esmerado<br />
– esmerado casi hasta rayar en lo ridículo–. Yo llevo<br />
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