Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
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tenemos la sensación de que el escritor pone en los personajes<br />
menos sentimiento del que debería, puesto que nos<br />
parece que éstos tienen auténtica humanidad, lo llamamos<br />
«frío». Si afecta sentimiento, o eso nos parece a nosotros<br />
–sobre todo si intenta provocar sentimientos por medios<br />
insinceros (por ejemplo, sustituyendo el lenguaje, la «retórica»,<br />
por acontecimientos conmovedores)–, lo llamamos<br />
«sentimental».<br />
Así pues, una de las cosas que uno toma en consideración<br />
cuando se le pregunta si el joven escritor tiene lo que hace<br />
falta para llegar a <strong>ser</strong> un buen <strong>novelista</strong> es su sensibilidad<br />
para el lenguaje. Si es capaz de escribir de manera expresiva,<br />
aunque sólo sea a veces, y si su amor por el lenguaje no es<br />
tan exclusivo u obsesivo como para prevalecer por encima de<br />
todo lo demás, el joven escritor tiene posibilidades. Cuanto<br />
mayor sea su sensibilidad para el lenguaje y para conocer sus<br />
límites, más posibilidades tendrá. Y ciertamente grandes son<br />
las del escritor que tiene buen oído para el lenguaje y al que,<br />
además, le apasiona el material –personajes, acción, escenario–<br />
con que se construye la realidad ficticia. En tal caso<br />
puede llegar a convertirse en uno de esos virtuosos del estilo<br />
que, como Proust, el Henry James tardío o Faulkner, aúnan<br />
lo mejor de ambos aspectos.<br />
El escritor con menos posibilidades –ése a quien uno<br />
contesta en el acto: «No lo creo»– es aquél cuya sensibilidad<br />
para el lenguaje parece incorregiblemente pervertida. Su<br />
ejemplo más evidente es el del escritor que no consigue<br />
avanzar sin emplear frases como «con un gracioso parpadeo»<br />
o «los adorables gemelos», o «su risa franca, estentórea»,<br />
expresiones trilladas producto de la emoción fingida de quien<br />
no siente nada en su vida cotidiana o le falta algo de lo que<br />
estar lo suficientemente convencido como para encontrar su<br />
propia manera de decirlo, y ha de recurrir a cosas como<br />
«reprimió un sollozo», «amable sonrisa oblicua», «enarcando<br />
una ceja con ese aire suyo tan peculiar», «sus anchos hom-<br />
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