19.11.2014 Views

Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

sitaria, no leen novelas únicamente por leer palabras. Abren<br />

una novela esperando encontrar una historia, confiando en<br />

que aparezcan personajes interesantes, posiblemente algún<br />

paisaje atrayente aquí y allá y, como mínimo, alguna que otra<br />

idea –y un abundante y sugestivo cargamento de ideas como<br />

máximo–. Aunque hay excepciones, la principal preocupación<br />

del buen <strong>novelista</strong>, por regla general, no es la brillantez<br />

lingüística –por lo menos, en su forma más llamativa y<br />

evidente–, sino contar su historia de forma que provoque<br />

reacciones en el lector, que le haga reír o llorar o sentirse<br />

intrigado, lo que sea que dicha historia concreta, explicada<br />

de la mejor manera posible, le incite a hacer.<br />

Cuando llevamos leídas cinco palabras de la primera<br />

página de una buena novela, nos olvidamos de que estamos<br />

leyendo palabras impresas en una página y comenzamos a<br />

ver imágenes: un perro husmeando entre cubos de basura, un<br />

avión volando en círculo sobre las montañas de Alaska, una<br />

señora mayor lamiendo furtivamente su <strong>ser</strong>villeta en una<br />

fiesta... Nos deslizamos en un sueño y olvidamos la habitación<br />

en que nos encontramos o que es hora de comer o de ir al<br />

trabajo. Reproducimos, con mínimos cambios y nimios en su<br />

mayor parte, el sueño vívido y continuo que el escritor forjó<br />

en su imaginación (revisándolo una y otra vez hasta que<br />

consigue plasmarlo con exactitud) y encerró en el lenguaje<br />

para que otras personas pudieran abrir su libro y volver a tener<br />

ese sueño siempre que quisieran. Si el sueño ha de <strong>ser</strong> vívido,<br />

las señales del lenguaje del escritor –las palabras, los ritmos,<br />

las metáforas y demás– han de <strong>ser</strong> nítidas y suficientes; si son<br />

vagas, descuidadas, confusas, o si no bastan para hacemos<br />

ver claramente lo que se nos presenta, nuestro sueño <strong>ser</strong>á<br />

nebuloso, desconcertante, y acabará molestándonos y aburriéndonos.<br />

Y si el sueño tiene que <strong>ser</strong> continuo, tenemos que<br />

poder leerlo con atención y no vernos obligados a releer las<br />

palabras impresas porque el lenguaje empleado nos distrae.<br />

Así, por ejemplo, si el escritor comete una falta gramatical,<br />

32

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!